Páginas

domingo, 22 de octubre de 2017

ENTREVISTA A ENRIQUE PÉREZ MESA EN SU DEBUT CON LA ORQUESTA SINFÓNICA NACIONAL DE LA REPÚBLICA DOMINICANA

Una entrevista de última hora

Yo me voy con una satisfacción muy grande, creo que fue un concierto maravilloso, y creo que la orquesta se entregó.

Yo creo que es una orquesta excelente, muy bien preparada, con sus desniveles como los hay en casi todas las orquestas latinoamericanas producto de las mismas escuelas, pero es una orquesta que puede tocar cualquier repertorio.

Enrique Pérez Mesa, director.
Henry Kramer, Piano.
Foto cortesía de David Soto.
El pasado miércoles 18 de octubre, el director invitado Enrique Pérez Mesa tuvo a su cargo el concierto de clausura de la Temporada 2017 de la Orquesta Sinfónica Nacional de la República Dominicana (OSN-RD). El Maestro, quien es Titular de la OSN de Cuba, presentó un programa que, curiosamente, en su totalidad resultó nuevo para la gran mayoría del público y los músicos de la orquesta.

La primera obra, El sueño de mi padre, para orquesta sinfónica y percusión folclórica, del compositor dominicano Manuel Tejada, fue un estreno mundial; y las dos obras gruesas, Concierto No. 1, en Re menor, Op. 15, para piano y orquesta, que dura 50 minutos aproximadamente, y la Sinfonía No. 3, en Fa Mayor, Op. 90 de unos 40 minutos, ambas de Johannes Brahms, pudieron haber pasado también como estrenos nacionales, porque el Concierto, que se estrenó aquí el 18 de abril de 1975[1] interpretado por el pianista dominicano Ramón Díaz, bajo la conducción de Jeff Holland Cook, no se había vuelto a tocar desde 1996 cuando Christopher Taylor lo interpretó bajo la conducción del Maestro Julio de Windt[2]; y la Sinfonía no había regresado a los atriles de la institución desde que en 1986 el Maestro Carlos Piantini[3] la estrenó en el país; y Danzón, la propina que cerró la velada -una pieza compuesta por Alejandro García Caturla originalmente para piano y flauta y que el Maestro Gonzalo Romeu arregló para orquesta sinfónica-, fue un estreno nacional.

Por otra parte, el pianista Henry Kramer, quien tuvo a su cargo la interpretación del concierto, se presentaba esa noche por primera vez con esta obra ante el público y para completar el contexto, la orquesta, que durante los últimos años ha tenido la oportunidad de trabajar durante ocho o nueve ensayos para preparar cada programa, esta vez solamente se pudieron hacer cuatro ensayos. Todos estos son retos que debió enfrentar principalmente el Director, quien lleva la máxima responsabilidad en la consumación del hecho musical, y con todos estos detalles en mente, me fui a ver al Maestro Pérez Mesa, unas horas antes de volar de regreso a su país, y le hice la siguiente entrevista:

AGS: Vamos a comenzar por el principio. Tú eres violinista. ¿Dónde y con quién estudiaste y qué tiempo tocaste en una orquesta sinfónica antes de decidir estudiar dirección orquestal?

EPM: Comencé mis estudios de violín en Matanzas, con el profesor Nelson Gómez y después con Alberto García, quien fue por muchos años el concertino de la Orquesta de la ciudad. En 1974 matriculé en la Escuela Nacional de Arte, en La Habana, donde me gradué en 1980 y entonces comencé a trabajar en la Sinfónica de Matanzas, y fue allí donde comencé de verdad mi carrera de músico. Allí tuve la oportunidad de trabajar con directores y solistas de primer nivel, muchos de Europa del Este y sobre todo con Reinol Álvarez Otero, un hombre muy sabio quien era entonces el Titular de aquella orquesta. Allí toqué por quince años, algo que entiendo que es una ventaja cuando uno se enfila hacia la carrera de la dirección orquestal. En una orquesta se aprende a construir la obra musical. Duchesne me decía que el director se prueba ensayando. Esa posibilidad de haber trabajado en en una de las mejores orquestas de Cuba y conocer un extenso repertorio, me ayudó mucho cuando comencé a dirigir esas obras.

AGS: ¿Dónde y con quién estudiaste dirección orquestal?

EPM: Cuando trabajaba como violinista comenzó a rondarme la idea de dirigir y matriculé en el Instituto Superior de Arte (ISA), donde estudié con el Maestro Guido López Gavilán y,  como yo era músico de orquesta, me atreví rápidamente a dirigir, así que desde el segundo año ya andaba por las orquestas de provincia.

AGS: ¿Cómo llegas a dirigir la Sinfónica de Matanzas?

EPM: En Matanzas comencé a dirigir a solicitud del Maestro Guenadi Dimitriak, quien debió ausentarse en algunos ensayos y me pidió que le hiciera la asistencia. Después Tomás Fortín, quien era el director Titular allí, terminó su contrato y fue sustituido por la Maestra Elena Herrera, con quien había hecho ópera y ballet, y ella pidió que yo fuera su Director Adjunto, un puesto en el que me desempeñé durante seis años, aprendiendo todo lo que podía aprender. Después Elena fue contratada en Brasil y me quedé en Matanzas como Titular.

AGS: ¿Cómo llegas a dirigir la OSN de Cuba?

EPM: Fue Jorge Luis Prats quien me invitó a dirigir la OSN, fue la primera vez que yo pude trabajar con la orquesta más importante del país y allí pude hacer un programa que incluyó la obertura de la ópera La forza del destino, la Sinfonía No. 1 de Brahms y arias de óperas que cantó la soprano Hilda del Castillo. Después estuve por doce años con la Orquesta de la Ópera y el Ballet y finalmente Alicia Perea, la directora del Instituto Cubano de la Música me llamó para pedirme que dirigiera cuatro conciertos con la Sinfónica Nacional, poco después, en el 2002, el Maestro Leo Brouwer, quien era entonces el Director Artístico, me pidió que me quedara trabajando allí como Adjunto y en 2006 me nombraron en el puesto de Director Titular.

AG: Del repertorio que interpretaste en tu debut ante la OSN-RD el pasado miércoles 18 de octubre ¿cuáles obras forman parte de tu repertorio habitual?

Enrique Pérez Mesa. Foto cortesía de David Soto.
EPM: La Sinfonía la dirigí por segunda vez aquí y el Concierto por primera vez, de hecho, cuando el Maestro Molina me propuso ese programa yo traté de negociar, pero él insistió y entonces pensé que la orquesta tenía que ser muy buena, porque tocar el No. 1 de Brahms no lo hacen muchas orquestas, además de eso, hacer el estreno mundial de una obra de un compositor dominicano vivo es una responsabilidad tremenda. Para mí prácticamente eran nuevas todas las obras del programa y solo el danzón lo conocía un poquito más.

AGS: Hablando en términos deportivos, hubo algunas jugadas en medio del concierto, sobre todo en el dificilísimo concierto para piano, en las que debiste intervenir y salvar algunos pases que no tuvieron total precisión. ¿Cómo lo haces?

EPM: Yo creo que la experiencia del atril es algo que va con uno siempre, esa es un arma que yo tengo. Yo pienso que una orquesta son muchos músicos y lo que trato de hacer para controlar esos deslices, que siempre pasan en los conciertos en vivo, es mantener la ecuanimidad, me estudio bien las partituras, y en este caso la parte del solista. Yo creo que la experiencia permite predecir dónde pueden estar esos «mareos musicales» y, aunque a veces me sorprenden, trato de focalizarlos con anterioridad. Pero entiendo que lo fundamental es saberse la obra… y si la orquesta se la sabe, como lo demostró por la rapidez con la que respondió en esos momentos, pues todo debe fluir. Ellos estaban haciendo música, pero en esos momentos supieron salvar la situación, eso también es posible por la experiencia de los jefes de fila, quienes realmente son muy buenos. Por eso pudimos salir bastante ilesos de esos momentos propios de los conciertos en vivo.

AGS: Tengo la impresión de que los músicos de la orquesta confiaron absolutamente en tus indicaciones. ¿Pudiste apreciar eso o me equivoco?

EPM: Yo creo que estás en lo cierto. Yo venía con unas expectativas muy altas, pero fueron superadas. Para mí el primer ensayo es fundamental y me parece que desde que bajé la batuta en el primer ensayo hubo una empatía musical completa, ellos se dieron cuenta de que yo dominaba el repertorio y ellos por supuesto lo tocaban. Ayer me decía uno de los músicos que le impresionó la respuesta de la orquesta cuando bajé la mano, parecía que me conocían desde hacía muchos años, y creo que eso ayudó muchísimo a que el trabajo fluyera, porque en tres ensayos hacer un programa tan difícil, tan extenso como ese, solo lo hacen pocas orquestas. Yo me voy con una satisfacción muy grande, creo que fue un concierto maravilloso, y creo que la orquesta se entregó.

Enrique Pérez Mesa y la OSN-RD.
Foto cortesía de David Soto
También, como yo salí del atril de una orquesta respeto mucho a los que están ahí, el director debe saber que del lado de allá hay músicos que saben tanto como el director y tienen mucha preparación, muchos estudios y eso hay que respetarlo y me parece que esta orquesta tiene eso, tiene ese impacto grande. Yo también, cuando estaba en el atril y me ponían a un director que no sabía, yo no lo miraba y creo que el cien por ciento de la orquesta estaba atento a todas mis entradas y con gran disposición y por eso hubo un resultado musical, incluso en el concierto se hicieron cosas que no se vieron en los ensayos, que son espontáneas y esa es una de las características más importantes que tiene el arte de la música. Hay cosas que se ensayan, pero luego la música tiene que fluir, son otras las emociones cuando uno ve el teatro lleno.

Yo creo que es una orquesta excelente, muy bien preparada, con sus desniveles como los hay en casi todas las orquestas latinoamericanas producto de las mismas escuelas, pero es una orquesta que puede tocar cualquier repertorio, que debe tocar más, que puede estar haciendo ciclos de compositores, que debería invitar más directores y solistas como sucedía en la época de Carlos Piantini, a quien no conocí pero por lo que he leído fue el director más estable en la orquesta y con quien se hacían entre cuarenta y cuarenta y cinco conciertos en el año. Yo creo que esa es una buena cifra, y creo también que esta es una buena orquesta porque ha tenido directores como Piantini, Villanueva y Julio de Windt, es por eso que tienen una orquesta. Me parece que no es una orquesta que salió de la nada, sino que hubo una semillita que se sembró y se desarrolló.

Yo me voy muy feliz, porque el mundo mío siempre es por América, a Europa voy poco, pero de las orquestas que he dirigido, con tan poco tiempo, es esta en la que me he sentido más cómodo.

AGS: Muchas gracias Maestro

EPM: Gracias a ti.



[1] Ver Apéndice a la memoria de la Orquesta Sinfónica Nacional, Correspondiente a los años 1966-1976. P.99
[2] Ver Incháustegui, Arístides y Blanca Delgado Malagón: Vida Musical en Santo Domingo (1966-1996).  Publicación especial del Banco de Reservas. 1998. P.494
[3] Ídem P. 434 

viernes, 13 de octubre de 2017

CRISTÓBAL COLÓN, EL DESCUBRIDOR DE AMÉRICA, SÍ SEÑOR.

No es casual que todos los anticapitalistas estén en contra del concepto «Descubrimiento de América», una hazaña clara y fundamental para el conocimiento en la Historia de la Humanidad. Condenar a Cristóbal Colón por el descubrimiento de América, es tan absurdo como condenar a Albert Einstein por el descubrimiento de la bomba atómica.

Monumento a Cristóbal Colón en el parque del mismo nombre
en Santo Domingo. ©ags
El 12 de octubre de 1492, Cristóbal Colón, el Gran Almirante de la Mar Océana, avistó nuevas tierras, cuentan que allí también incumplió la primera promesa de un europeo en tierras del Nuevo Mundo, al negarle a Rodrigo de Triana la primacía del avistamiento de aquella candelita que en la obscuridad de la noche dijo el Adelantado haber visto antes que desde el Palo Mayor se escuchara la atronadora voz de: ¡¡¡TIERRAAAAA!!!. 

La anécdota es conocida, pero la hazaña fue tan increíble que cada año da más de qué hablar.

El hecho que cambió el rumbo de la Humanidad para siempre se celebra en algunos países y en otros, al parecer, desde hace algunas décadas, se padece. Según El país, del pasado 31 de agosto, el Ayuntamiento de Los Ángeles -a donde nunca llegó Colón-, votó para cambiar el Columbus Day, que se celebra en los Estados Unidos, por  el Indigenous People´s Day, o Día de los Pueblos indígenas. En 2011, Evo Morales decretó el 12 de octubre como Día de la Descolonización y ayer a través de Twitter dijo: «En el Día de la Descolonización denunciamos la invasión europea del imperio español de 1492, que trajo muerte, saqueo y explotación en Abya Yala». Hugo Chávez cambió, mediante el Decreto N° 2.028  de 10 de octubre de 2002, el Día de la Raza, por el Día de la Resistencia Indígena, y Nicolás Maduro ha dicho ayer que «El rey de España lo que debe hacer es pedir perdón y hacer una indemnización histórica a los pueblos indígenas que masacraron los Borbones a lo largo y ancho de nuestra América». 

En Nicaragua se celebra el Dia de la Resistencia Indígena, Negra y Popular. El pasado día 9 el Parlamento de Navarra proclamó el día 12 de octubre como Día de los pueblos indígenas y de respeto a la diversidad cultural, y ayeren el atrio del Parlamento, Fanny Carrillo, la parlamentaria foral de Podemos, oriunda de Ecuador, dijo: «Quienes tenemos el privilegio de portar en nuestra identidad parte de la dignidad de las milenarias civilizaciones indígenas debemos recordar el 12 de octubre como el día del inicio del holocausto de nuestros abuelos. Y los días sangrientos ni se festejan ni, muchos menos, se agradecen».

Ruta del primer viaje de Cristóbal Colón al Nuevo Mundo.
Foto: Fuente externa
A pesar de todos estos dichos y hechos, Colón descubrió una región absolutamente desconocida para la Europa del siglo XV y completó así la geografía del planeta Tierra. Aunque según lo que han podido documentar sus biógrafos el genovés no se dio cuenta del tamaño de su hazaña y nunca entendió que había descubierto un nuevo continente, según las Cartas que anunciaron el descubrimiento de Las Indias en 1493, «había encontrado unas islas con gente sin número, y por sus Altezas plantó su bandera y tomó posesión de ellas sin que nadie se lo impidiera», y con esa idea murió en Valladolid, creyendo que estas eran unas islas, que según las descripciones de Marco Polo en el Libro de las Maravillas, preludiaban lo que él en realidad buscaba: Las Indias Orientales, el imperio mongol del Gran Kan, Cipango y Catay.

El Almirante no tuvo nada que ver con lo que vino después, ni siquiera el continente lleva su nombre, sino que fue adjudicado por Martin Walldseemüller a Américo Vespucio, quien sí comprendió la magnitud del descubrimiento. La crueldad de la conquista, el sometimiento al vencido y el saqueo eran entonces y aun lo siguen siendo en ciertas regiones del planeta y para ideologías como la marxista, actuaciones acordes con la moral, ¿o qué fueron los fusilamientos indiscriminados que ordenó Ernesto Guevara, alias el Che en 1959 en Cuba? ¿o qué fueron las Cruzadas? ¿y qué del dominio de los Mexicas sobre otros pueblos indígenas? ¿y qué de la alianza de los Totonacas y los Tlaxcaltecas con Hernán Cortés para conquistar Tenochtitlan? ¿qué fue de las rivalidades entre Tikal y Kalakmul? ¿cómo dominaron los Quiché a otros pueblos mayas? ¿fue Moctezuma un pacificador de las 450 poblaciones que conquistó entre 1503 y 1517? ¿y qué de la conquista musulmana de la península ibérica? ¿Cómo conservar rencor por lo que sucedió hace siglos y tratar de juzgarlo como cosa sucedida hoy? En mi opinión es un absurdo. 

Colón creyó llegar a Las Indias Orientales, esas islas que 
preludian el imperio mongol del Gran Kan, Cipango y Catay.
El Genovés fue el navegante más conocedor e intrépido de su época, pudo leer los más importantes documentos que existían entonces sobre navegación, geografía y astronomía, conoció las teorías sobre la redondez de la tierra de Eratóstenes, las teorías de Paolo dal Pozzo Toscanelli expuestas en una carta de 1497, que aún se conserva, destinada a Alfonso V de Portugal, conoció de las campañas de Enrique el Navegante, y cuando se dispuso a atravesar la Mar Océana ya había viajado por casi todas las rutas conocidas por los europeos. Así que no por azar se obsesionó con la búsqueda del oriente por el occidente, sino el más profundo conocimiento de la navegación del siglo XV, y esa obstinación le permitió probar la redondez de la tierra y la existencia de corrientes marinas en el Atlántico que permitían su navegación, conocimientos estos, que, de haber permanecidos ocultos al saber humano durante cien años más, el mundo de hoy no sería ni la sombra de lo que es.

Pero esa realidad, desde hace más de dos décadas, esa hazaña es negada por algunos grupos que entienden que aquello solo fue una gran matanza, una tragedia que originó la conquista, la colonización, el saqueo de las riquezas de esta parte del mundo y que no debería ser motivo de celebración, pero la Historia no se puede amoldar con los códigos morales de quien la estudia, no se pueden pasar por el tamiz de las ideologías las acciones de quienes se embarcaron en aquellas tres diminutas naves siguiendo a un «alucinado» Almirante, está muy claro para mí que toda esa desproporcionada «ofensiva revolucionaria» contra una gesta que completó la geografía del  planeta tiene un propósito: acarrear agua a los molinos de los antisistema, a quienes necesitan romper el tablero nuevamente para llegar al poder, no es casual que todos los anticapitalistas estén en contra del concepto «Descubrimiento de América», una hazaña clara y fundamental para el conocimiento en la Historia de la Humanidad. Condenar a Cristóbal Colón por el descubrimiento de América, es tan absurdo como condenar a Albert Einstein por el descubrimiento de la bomba atómica.