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domingo, 3 de octubre de 2021

LA XENOFOBIA y otras fobias, ese odio sutil que se sale del inconsciente

Todos somos únicos e irrepetibles como seres humanos, pero todos tenemos el deber y el derecho a ser iguales ANTE LA LEY.

Genoma Humano @ Fuente Externa

Ahora que las políticas globalistas y afines acuden en «defensa de las minorías» mediante herramientas como la «política de género», las «migraciones masivas» y las «políticas públicas igualitarias» para convertir a los grupos humanos en átomos en fisión, voy a mencionar una de las preguntas que se escapan del inconsciente y que en mi opinión tiene un alto contenido discriminatorio, y un cuestionamiento al que ningún «lenguaje inclusivo» es capaz de poner coto.

«¿Usted no es de aquí?» Es una pregunta que establece una contundente muralla entre el «nativo» y el «forastero», sea esto referido a cualquier geografía, sea el barrio o el país, da lo mismo, el hecho concreto es que esta pregunta establece una diferencia que da ventaja a quien la hace, estableciendo que el cuestionado, a consecuencia de no ser «nativo», «desconoce» las normas del lugar y por lo tanto no tiene «derechos».

«Lo que se ve no se pregunta», le respondió Juan Gabriel en una entrevista a Fernando del Rincón, y claro que no se pregunta lo que está a la vista porque es una ofensa, es una discriminación, es un muro que se establece entre quien inquiere y el inquirido, quien además, aunque no esté obligado a responder, sufre esa violencia sicológica de hacerle reconocer mediante esa pregunta que es distinto, que es diferente y que esas diferencias pudieran estar censuradas o ser censurables.

Fórmula de Einstein. @ Fuente externa.

Los seres humanos somos complejos porque todos somos únicos, no hay dos organismos idénticos en la faz de la tierra ni en sus alrededores conocidos, no somos ni podemos ser iguales, y esas teorías que pretenden «olvidar las diferencias», estableciendo «marcas», a través de campañas publicitarias, que solo consiguen establecer núcleos artificialmente afines, y que han creado una larguísima lista de grupos que crece cada día más ante la imposibilidad de abarcar las infinitas diferencias humanas, buscan la igualdad en sitios equivocados y por lo tanto defienden derechos tan espurios como los del «nativo» sobre el «forastero» o viceversa.

Todos somos únicos e irrepetibles como seres humanos, pero todos tenemos el deber y el derecho a ser iguales ANTE LA LEY. Defender los derechos del «nativo» en detrimento de los derechos del «forastero» o viceversa, genera una fisión de magnitudes incalculables, porque ese método, entre otras aberraciones, desplaza la atención de la IGUALDAD ANTE LAS LEYES hacia LA IGUALDAD ENTRE LOS SERES HUMANOS, una meta inalcanzable porque nunca todos seremos iguales, y si utilizamos esas desigualdades como campo de batalla, estaremos perdidos como especie. Hágase del culo un tambor, pero que su ruido no viole los derechos del prójimo.