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viernes, 17 de abril de 2009

RAÚL CASTRO: … PERO EN IGUALDAD DE CONDICIONES

Acertijos y prestidigitación.

Prestidigitando palabras no hay quien le gane a los Castro, su hermano, el ex presidente, nos tiene acostumbrados a esos acertijos, y ahora el más pequeño se nos muestra en su discurso del diá 16 en la reunión del ALBA con una frase que acapara los medios de información del mundo entero como si todos hubieran comprendido lo que quiso decir.

Mucho me temo que lo que significa para un sueco, por ejemplo, "discutir algo en igualdad de condiciones" no es ni por asomo lo que significa para Raúl Castro. Lo sé, por el lenguaje corporal que lució y por los muchos años descifrando las curvas discursivas de su hermano mayor.

Si se fijaron, su declaración fue echada a volar con rostro iracundo, entre manotazos al aire, e inclinaciones al frente en busca del combate cuerpo a cuerpo, algo que en el imaginario cubano remite, inevitablemente, a sobrecogedoras estampas de gallos finos dispuestos a pelear.

No tengo la menor duda de que esta declaración lleva la esencia de todas las anteriores con las que quiso hacernos creer que aportaría cambios a la depauperada economía cubana. A saber: que los cubanos compren celulares, DVD y alquilen habitaciones en los hoteles, entre otras medidas. Algo imposible de implementar porque los cubanos no tienen dinero para acceder a ninguno de estos artículos y servicios, y quienes lo tienen es fruto del enriquecimiento ilícito, una figura jurídica capaz de demoler a “macetas” y ministros.

Así que la frase “en igualdad de condiciones”, en la mente de Raúl Castro significa que como Obama fue electo en elecciones libres, él también lo es; que si Obama es el presidente de un país en el que existe la libertad de prensa, él también; que si Obama es el presidente de un país en el que las leyes promueven el respeto a los derechos humanos, él también; que si Obama es el presidente de un país en el que no hay presos políticos, él también.

En fin, que en el universo ideológico de Raúl Castro, no hay nada de qué discutir con él, porque él y su país son iguales al resto del mundo e incluso mejores.

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