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miércoles, 26 de septiembre de 2012

EL PRIETO HUMO DE TONTAS HUMORADAS o la Polka que hay que bailar


Declaraciones de Abel Prieto reproducidas por el órgano oficial del PCC

No es verdad que Abel Prieto hace el ridículo por ignorante o ingenuo, no hay casualidad en actos como este.

Decir una mentira de ese tamaño es tan evidente que ni a Pinocho se le hubiera ocurrido.

El Granma acaba de publicar una crónica en la que se describe la participación del ex ministro de Cultura, Abel Prieto, en la tertulia “Miércoles de Sonrisas” que se realiza periódicamente en La Habana, y sus declaraciones han levantado una gran humareda y una gran humorada, fíjense si no: Según Abel, "En los cubanos no hay un solo chiste que aluda a la Revolución, ni a delaciones ni a presos de conciencia, ni a personajes escindidos, más bien apuntan a las carencias o a la emigración de forma benevolente, perdonadora, sin rencor ni hiel".

Según se describe en Diario de Cuba, y a juzgar por los comentarios de los lectores, la noticia se ha regado como incendio de pólvora y ha concitado las más variopintas opiniones, incluso se han recordado algunos de los cuentos populares que contradicen al ex ministro.

Pero todo eso está un poco raro, porque una pieza como él, que mienta de manera tan evidente, y que el órgano oficial del PCC lo haga público, concita mucho más a la suspicacia que a la risa ingenua, irresponsable y displicente.

Abel Prieto ha transitado un larguísimo terreno, minado centímetro a centímetro y a su alrededor se han visto caer viejos robles y jóvenes promesas. A ratos, se han rumorado achaques de “salud” augurándole tiempos tempestuosos; a ratos, también se le ha colocado al centro del conflicto cubano como la posible pieza para equilibrar el tablero.

En el imaginario colectivo, aparece con destellos aquel supuesto o real altercado público que tuvo con el Comandante, si mal no recuerdo en un Congreso de la UNEAC, donde ya lucía su pelo largo, tan fuera de moda que desentonaba. Pero su aureola no se opacó por haberle “torcido el brazo” al Comandante, sino que siguió creciendo, y desde su “trinchera”, como Presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) constituyó un gran pilar en el equilibrio social de la isla durante las últimas décadas.

A través de él, se hizo realidad, en el momento preciso, la apertura de una válvula de escape, por la que salió luna buena parte de la enorme presión que se había acumulado en la intelligentzia cubana, producto de los muchos años de dictadura, miserias económicas y que para muchos tuvo en el fusilamiento de Arnaldo Ochoa y tres de sus colaboradores más cercanos, la gota que colmó el vaso. 

La década de los 90´s se inauguró con una gran resaca que necesitaba alguna medicina, había que contrarrestar la amenaza real que representaban las ideas de cientos de intelectuales y artistas desempleados, y aturdidos por las necesidades inauditas que provocó la crisis total, en el mal llamado “período especial”; ideas, que amenazaban con establecer una gran oposición al estatu quo y servir de asidero ideológico a una explosión social, o al menos a un movimiento telúrico que sacara del poder a la clase dominante.

Pero justamente en ese momento y gracias al incondicional apoyo de Abel Prieto, se produjo el más numeroso éxodo de artistas e intelectuales de la Historia de Cuba. Cientos fueron a parar a los cuatro puntos cardinales, y la gran mayoría; hoy, permanecen en un exilio multicolor; hoy, cuando no han encontrado solución los conflictos políticos, sociales y económicos que nacieron en los 60´s y se magnificaron en los 90´s, hay cientos de intelectuales y artistas cubanos que permanecen en la emigración, algunos de ellos apoyan desde lejos al régimen, otros no dicen nada y remesan por obligaciones contractuales con el Ministerio de Cultura, y otros, se manifiestan abiertamente a favor de las libertades ciudadanas y por un cambio radical en el sistema socio-político-económico en Cuba, pero todos están fuera de la isla, todos están fuera del tablero… y casi todos remesan. Esta es la obra del ex ministro de Cultura.

No es verdad que Abel Prieto hace el ridículo por ignorante o ingenuo, no hay casualidad en actos como este. Todos los cubanos, de todas las generaciones conocen cientos de cuentos que demuestran la falsedad de estas declaraciones, cientos de historias que utilizando el humor van directamente contra eso que él llama “revolución”. Decir una mentira de ese tamaño es tan evidente que ni a Pinocho se le hubiera ocurrido.

Al parecer la respuesta hay que encontrarla en la Historia, quizás por eso inmediatamente después de leer la crónica de Granma me vinieron a la mente dos apellidos: Fouché y JrushchovEl primero supo transitar por todas las marañas de la Revolución Francesa, hacerse invisible, ridículo, ignorante e inofensivo para después, cuando le tocó su turno, usar el poder. El segundo, regordete, campesino, rústico, insignificante, capaz de bailar polkas con aquel cuerpo torpe y propicio para hacer reír consiguió que la mirada de Stalin se posara sobre él y que sus amigos y enemigos lo subestimaran lo suficiente como para que ninguno se le presentara como obstáculo en su camino al mando.

Este aparente ridículo que acaba de hacer el ex ministro no debe ser tomado tan a la ligera, un hombre como él no es poca cosa, sobre todo ahora que el hermano menor le pone a menudo la mano sobre el hombro y le escucha, quizás esta sea la polka que Prieto tiene que bailar para que sus amigos y enemigos lo subestimen y le permitan sortear todas las minas que le separan del poder.

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Nota: A propósito de los cuentos que según Abel no existen en Cuba, voy a hilar uno de ellos:

Una noche de diciembre, Pepito iba de La Habana a Nueva Paz, y unos pocos kilómetros antes de llegar al pueblo se encontró conque la autopista estaba cerrada y nadie le quería decir lo que estaba sucediendo. Pero Pepito es mucho Pepito y se fue escurriendo hasta que se enteró de que el Comandante acababa de sufrir un aparatoso accidente, y que después de dar muchas vueltas el vehículo en el que iba, cuando la escolta que le seguía en otros vehículos fue a socorrerle, el hombre no estaba. De tal modo que Pepito comenzó una ardua búsqueda. Pero como son las cosas, en la oscuridad de la noche, era casi imposible ver mucho, a pesar de los reflectores de los autos que apuntaban hacia el monte en el que se suponía estaba perdido el Comandante, era muy poco lo que se podía ver entre las malezas.

Pepito se había conseguido una pala, quién sabe dónde, para mejor investigar en aquel monte, que a ratos era cenagoso, pero también tenía isletas de marabú, verdolaga, romerillo y otras hierbas. Y quiso el destino o San Fan Con, que en medio de la intensa búsqueda, Pepito sintiera que una pierna se le quedaba trabada en vaya usted a saber qué cosa. Sería un hueco, un tronco, un perro jibaro que le atrapaba la pierna, pero al mismo tiempo Pepito sintió una voz, como de ultratumba, que decía:

  - Pepito, ayúdame que estoy mal herido.

Pepito miró bien, trato de remover la hierba que obstruía su visión, y descubrió, atorado, en unas arenas movedizas, el rostro del Comandante. Pepito se le acercó con cuidado, miró a todas partes y le dijo al oído:

 - ¿Así que mal herido? No jorobe compadre usted lo que está es mal enterrado -Y comenzó a sepultarlo completamente-.

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