Páginas

domingo, 27 de agosto de 2017

ARREAZA DENUNCIA AL «IMPERIO» EN SUS PROPIAS ENTRAÑAS

El lobo acusa a las ovejas y coloca la viga del ojo propio en el ajeno

Utilizando las gestiones del Canciller de Venezuela ante el Consejo de Seguridad de la ONU y las acusaciones hechas por este ante el Secretario General de esa institución, doy mi opinión en cuanto a la certera narrativa de los «sectarios marxistas» y la debilidad ante ellos de los defensores de la democracia, los DDHH y las leyes. Utilizo el término «sectarios marxistas» para definir a todos los que desde diferentes bases ideológicas colocan la defensa del pueblo y la creación de una sociedad socialista como pretexto para abolir el capitalismo y entronizarse de manera vitalicia en el poder.

Quienes tienen fe en los clásicos del marxismo, pueden encontrar en ellos las respuestas a todas las preguntas, y es por lo que un «sectario marxista» siempre sabe qué decir, es por lo que siempre su narrativa es coherente y certera. Incluso aunque sus afirmaciones estén completamente divorciadas de la «realidad objetiva» y de los mismos clásicos, ellos tienen la posibilidad de utilizar la Llave Universal de «las condiciones subjetivas», las que les permiten -si están al tanto de la palabra diaria en la «Batalla de Ideas»-, tener un guion infalible, una narrativa incontestable, una respuesta capaz de sortear todas las volubilidades de la realidad y, sobre todo: confundir al enemigo. Sin embargo, el resto de los mortales somos, a veces, incapaces de tener respuestas ante esas falacias sorprendentes.

Y todo esto viene a cuento por la sagaz respuesta del guionista en la puesta Maduro: esto de que el lobo vaya a acusar a las ovejas ante el pastor del rebaño demuestra maestría. Y no es un guion robado, no hay plagio alguno, es original, aunque sí utilice el tema y los clichés del género tal cual lo han hecho sus predecesores en todos los escenarios: esta vez el canciller de Maduro ha intentado colocar la viga del ojo propio en el ajeno.

El pasado 3 de agosto, Nicolás Maduro, según cita ABC Internacional, dijo: «He decidido nombrar ya como canciller titular, ministro de Relaciones Exteriores de la República Bolivariana de Venezuela, al compañero Jorge Arreaza, quien asumirá la titularidad a partir de hoy de la Cancillería». Este nombramiento, según la Constitución y las leyes venezolanas pudiera ser un crimen, porque proviene de  un Presidente que no aceptó el Referendo Revocatorio y porque convocó y creó la Asamblea Constituyente, un organismo inconstitucional; sin embargo, como digo, los dictadores no reparan en eso, Maduro ha desconocido a la legítima Asamblea y creó una Constituyente que no reconocen países que integran la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Organización de Estados Americanos (OEA). En estos casos, quienes están al tanto de la palabra diaria en la «Batalla de Ideas», actúan con toda celeridad y acomodan la realidad de las leyes a lo que dictan las «condiciones subjetivas» para perpetuarse en el poder.

Y lo interesante es que les ha dado resultado, les da resultado y al parecer les seguirá dando resultado, porque, cual si no pasara nada, legitimando a un funcionario que representa a un dictador y no a un estado democrático, el señor Antonio Guterres, Secretario General de la ONU, recibió el pasado viernes 25 de agosto, según informó TeleSur, al canciller de Maduro «para hablar sobre la situación de Venezuela y sobre las amenazas de una posible intervención militar por parte de Estados Unidos». 

Este rol debió corresponderle mucho antes al presidente de la Asamblea, Julio Borges, como supuse que debió suceder, basándome en el artículo 187 numeral 11 de la Constitución Bolivariana de Venezuela. El presidente de la Asamblea debió denunciar las violaciones del régimen de Maduro y solicitar la intervención humanitaria, pero el lobo actuó primero. Y lo hizo, a pesar de todas las evidencias en su contra, con donaire. Una vez más, por la timidez de las víctimas, los victimarios se libran de sus culpas y van adelante, ocupan el puesto de voceros y lanzan sus falacias sobre la mesa, en un momento en el que los lectores están ávidos de respuestas sobre las posibles formas de salir de la crisis venezolana, y por si alguien no pudo enterarse de primera mano, ahí dejó el canciller a la vista de todo el mundo una respuesta que es pan caliente para quienes tienen fe en el socialismo.

Justo en este momento, cuando se necesitan fórmulas creíbles, necesarias y practicables, las víctimas no tuvieron una narrativa que exponer, asediadas por los lobos quedaron inermes y, retomando la leyenda de David contra Goliat, los victimarios se colocaron en el puesto de las víctimas y depositaron la viga del ojo propio en el ajeno. Los «antimperialistas», como están al tanto de la «palabra diaria», acendrada por el castrismo antioccidental, dieron la respuesta con claridad, presentaron una narrativa coherente y certera, la que ahora aplauden tirios y troyanos por el tiquismiquis de la «injerencia extranjera», dando pie a la posibilidad cierta de continuar impunes y en el poder hasta las calendas.

El mundo está cambiando de manera irreversible a una velocidad nunca vista en la Historia de la Humanidad, por lo que se impone un nuevo orden en esta parte de la tierra también. Es necesario el acotejo de las leyes internacionales que nos vinculan en esta América Nuestra, en este continente con todos y para el bien de todos, en este hemisferio que por más fuerza que hagan los «sectarios marxistas» a las «condiciones subjetivas» continuará siendo occidental.

De tal modo que, en mi opinión, no es posible seguir usando las fórmulas del siglo pasado para solucionar crisis como la de Venezuela, simplemente porque ya los anticapitalistas le agarraron la seña: ellos saben que la invasión que no los mata los engorda y que quien les amaga y no da los hace impunes.

Artículos relacionados:



jueves, 10 de agosto de 2017

UN GESTO QUE VALIÓ POR MIL PALABRAS. Un sentido homenaje a Pavle Vujcic.

Crónicas dominicanas

Foto cortesía de David Soto
El pasado 28 de julio de 2017 falleció en esta capital, el violinista Pavle Vujcic. Su último concierto con la Orquesta Sinfónica Nacional de la República Dominicana, donde se desempeñó como concertino durante 32 años, había sido apenas unos días antes.
Anoche, 9 de agosto, en el concierto que ofreció la institución, primero después de su deceso, le tocó a su asistente, Zvezdana Radojkovic, ocupar su puesto; y ella, con tan solo un gesto, le rindió un sentido homenaje al músico, quien fuera su amigo y su cómplice desde los tiempos en que estudiaban en el Conservatorio de Belgrado.
Ella consiguió poner de pie al auditorio. Primero pensé que el público no se había dado cuenta del significado de lo que ella acababa de hacer, pero al prolongarse los aplausos, ponerse de pie todo el público y aplaudir con insistencia, supe que todos habían entendido la señal, el homenaje al querido amigo y al excelente músico.
Zvezdana, primero reverenció al público, y luego, en un sentido gesto, hizo lo mismo con la silla en la cual se iba a sentar, en la que desde temprano había colocado una rosa blanca con un crespón. El público pudo entender y sin que mediaran palabras ovacionaron largamente.



lunes, 7 de agosto de 2017

EL ESTRENO EN CUBA DE TRES VERSIONES SINFÓNICAS, DE JULIÁN ORBÓN

 Una entrevista exclusiva con el director Iván del Prado.

I.P: Julián Orbón necesita ser redescubierto en Cuba. En la academia, en las salas de conciertos y en la Historia.
Iván del Prado
Hoy es 7 de agosto, es el cumpleaños de Julián Orbón, un asturiano que fue tan cubano como español, un avilesino que por no comulgar con la llamada «revolución cubana», ha sido inhabilitado hasta el día de hoy, siendo su obra una pieza clave en la Cultura Cubana. Por esos pequeños y espasmódicos bostezos de la censura, el Maestro Iván del Prado, cuando fue Director Titular de la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba, pudo estrenar en 1997 las Tres Versiones Sinfónicas, una obra emblemática entre las compuestas por Orbón y que le valió un premio de composición en 1954 en Caracas. Alrededor de este suceso, este compositor y esta obra giran las preguntas que le hice a Iván en esta entrevista.

AGS: ¿Cómo conociste la obra Tres Versiones Sinfónicas?
IP: Lo primero que yo conocí fue la grabación y después fue que accedí a la partitura, pero, paradójicamente, lo primero que tuve en mis manos, sin saberlo, fue la partitura. Ahora te explico este enredo.
Un día, el compositor Juan Piñera me prestó el CD de Eduardo Mata, dirigiendo la Orquesta Simón Bolívar, justo para que yo escuchara Tres Versiones Sinfónicas. Claro, con toda seguridad Juanito tuvo la intención de sugerirme, muy sutilmente, con aquella propuesta para que escuchara tan señalada obra, que la tocara con la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba, una institución que yo dirigía entonces.
AGS: Vamos ahora a la partitura, ¿cómo la conociste?
Bien, pues mucho antes de esta audición de las Tres Versiones… durante un tiempo en el que yo tomé clases de armonía con el Maestro Alfredo Diez Nieto,  él me entregó un sobre y me aconsejó que revisara la partitura que había adentro. Él ni siquiera la sacó para mostrármela, tampoco me habló del autor o la obra, él solo me dio el sobre y me dijo: «estúdiatela». Yo tampoco vi la partitura y puse el sobre, tal como me lo entregó, en un librero, y allí estuvo por largo tiempo.
Después de haber escuchado la grabación que me sugirió Piñera, yo quedé fascinado con las Tres Versiones, y en una de las clases con el Maestro Diez Nieto le comenté de la extraordinaria obra que había conocido y él, con la tranquilidad y ecuanimidad que lo caracterizan, me dijo: «mijo, esa es la partitura que yo te di hace unos meses». Y su calma, a prueba de cualquier estudiante, le estampó una sonrisa en el rostro. De vuelta a casa, por fin saque la partitura del sobre y allí comenzó mi fascinación.
AGS: ¿En el trabajo de mesa para dirigir la obra, tuviste algún contacto con músicos que conocieron al compositor y que estaban al tanto de su estética?
IP: Aunque me relacionaba con Harold Gramatges, realmente no. Carlos Fariñas me habló un poco del Grupo de Renovación y de las motivaciones de José Ardevol, pero mi trabajo de mesa siempre ha sido tratar de entender la partitura.
AGS: ¿Antes de hacer el estreno en Cuba, pudiste escuchar otra versión además de esta de Eduardo Mata?
IP: El Maestro Diez Nieto me dejó escuchar la premier discográfica de la obra, una grabación de 1958 en un viejo Lp., en el que dirige Antal Dorati. Esa fue la premier en Estados Unidos y creo que la primer mundial. 

A.G: Después que te diste cuenta de que esa obra debías estrenarla en Cuba, ¿qué hiciste para programarla? ¿Alguien te apoyó en el intento, o tuviste algún «obstáculo burocrático» que vencer?

I.P: No tuvimos ningún obstáculo burocrático ni reuniones. Nadie nos preguntó ni nadie nos desaconsejo. También aprovechamos para programar la obra dentro de un homenaje que hacía La Casa de las Américas al grupo Orígenes.  Para estrenar Las Tres Versiones Sinfónicas tuve el apoyo de Cintio Vitier quien se sumó al esfuerzo leyendo unas palabras en el concierto antes de que sonáramos la primera nota. Yo estuve en su casa donde conversamos amplio sobre el grupo, en especial de Julián Orbón, quien fue su amigo. También estuvo con nosotros Jorge Luis Prats, en ese tiempo dedicado a renovar, mantener e impulsar la OSN.

AGS: Julián Orbón fue un compositor investigador, conocedor tanto de la música española, con todas sus influencias, y de las músicas que se sintetizaron luego para convertirse en parte de la cultura iberoamericana. Una parte de su estética y de sus ideas musicales quedaron en artículos dispersos, algunos de los cuales pudo recoger Julio Estrada, también su ex alumno, en un libro que lleva por título En la esencia de los estilos, que publicó la editora Colibrí en el año 2000. ¿Conoces esta obra?

IP: No tuve acceso a esa obra antes de estrenar las Tres Versiones…, pero sí tengo el libro. En el tiempo del estreno, Julián Orbón era un rara avis. Pocos sabían de él y en Cuba no había mucha información. Después me interesé y recopilé alguna información y literatura sobre él.
AGS: En el año 2014 se anunció que el disco producido por el sello Colibrí, dedicado a la obra de Julián Orbón, como parte de la colección Renovación Musical, había alcanzado el premio Cubadisco en la categoría Solista Concertante. Una de las obras que contiene este disco es Tres Versiones Sinfónicas. ¿Qué importancia pudiera tener para la música y los músicos cubanos, el descubrimiento de esta obra, partiendo de tus propias experiencias al enfrentarte a ella para su estreno en Cuba?
IP: No solo de esta obra sino también de toda la obra de Orbón. Julián fue considerado el más talentoso compositor de su generación. Incluso Ardevol, quien hizo bastante para desacreditarlo, se quejaba: «¡Qué lástima, tanto talento por gusto!». Esto se puede constatar leyendo el epistolario de Ardevol, lo consideraba el más talentoso de todos. Julián necesita ser redescubierto en Cuba. En la academia, en las salas de conciertos y en la Historia.
AGS: A partir de esta realidad te pregunto: ¿Existen algunas personas en Cuba que aún recuerdan el legado musical de Julián Orbón? ¿Quiénes y por qué?
IP: Imagino que hay personas informadas, que conocen ese legado. Ahora, que sea un legado «vivo», no lo creo. Y esto es válido no solo en el caso del Maestro Orbón, también pienso en Fariñas, Harold, Edgardo, Blanco, Barroso, el mismo Ardevol, Mantici, Diez Nieto y muchos otros. Yo no estoy en Cuba, no puedo asegurar nada, pero no creo que haya una presencia de la música cubana como debería ser. Por otra parte, yo encuentro en la música de Leo Brouwer influencias Orbonianas. No sé si por casualidad o Brouwer tuvo conciencia de ello.
AGS: Ahora te haré una pregunta especulativa o de metafísica como diría Pellón, mi maestro de filosofía (marxista). ¿Hubiera significado algo para el curso de la creación musical en Cuba, la permanencia de la estética orboniana y la vigencia de sus obras en los programas de conciertos?
IP: ¡Pellón! Mi maestro también. Yo creo que sí. Nos perdimos las enseñanzas de Julián Orbón. Pudo haber dado mucho a la enseñanza, la composición y la música de nuestro país. Toda ausencia es lamentable.
AGS: Si hay algo más que quieras decir, pues este es el momento.
IP: Quiero referirme a la afirmación que haces en la introducción de esta entrevista. Yo creo que hace un rato Orbón no tiene censura en Cuba, lo que pasa es que nadie lo conoce. La censura, el ostracismo hizo su trabajo y dio sus frutos. Tampoco se puede conseguir su obra con facilidad. Esa es mi opinión.
AGS: Muchas gracias por tu paciencia y tu tiempo.  


JULIÁN ORBÓN SOTO CUMPLIRÍA HOY 92 AÑOS

Una pieza indispensable en la Cultura Cubana

Hoy, 7 de agosto de 2017, Julián Orbón cumpliría 92 años, pero la muerte, intempestiva, se le atravesó en Miami el 21 de mayo de 1991. Él no estará más, pero su obra permanecerá ahí, mientras los Humanos disfrutemos con la música: una entre todas las artes que, al parecer, es inherente a la condición humana, una entre todas las artes que Orbón supo producir como el resultado de un profundo conocimiento de todas las músicas que le tocó vivir. Él había nacido asturiano, en Avilés, pero muy joven emigró a Cuba y allí se hizo parte de una generación fundamental en la Cultura Cubana.

Orbón se alimentó «de las raíces de la historia para propiciar la vivencia del pasado en el presente», afirma Julio Estrada en el prólogo del libro En la esencia de los Estilos, y es así como su obra es síntesis de todas las músicas: las antiguas y las modernas, las africanas, las cubanas y las españolas, las académicas y las populares. Un compositor que, según Eduardo Mata, fue el «único verdaderamente hispanoamericano de su tiempo, por la absoluta integración estilística de su música con los elementos más puros de ambas orillas»[1].

Él fue un compositor investigador, un intelectual que integró el Grupo de Renovación Musical y el Grupo Orígenes, «un erudito en varios órdenes» con amplios conocimientos que abarcaban «la filosofía, la religión, la historia, la política, la literatura o las artes». Pero todo ese conocimiento, en su gran mayoría, aún permanece disperso, y solamente se han recopilado los trabajos que aparecen en el ya mencionado libro, En la esencia de los estilos, que publicó la editora Colibrí en el año 2000.

Su obra es una pieza indispensable en el constructo de la Cultura Cubana, una pieza que, al haber permanecido inhabilitada por ser criminalizado el autor con la figura de «contrarrevolucionario» -condenado a perder todo su patrimonio  por desobedecer los mandatos de la llamada «revolución cubana» permaneciendo con su familia en el extranjero más tiempo del permitido[2]-, ha provocado un vacío en el curso del pensamiento musical cubano, pero como entre cielo y tierra no hay nada oculto, cada vez más, las nuevas generaciones de músicos e intelectuales cubanos van redescubriendo, poco a poco, a Julián Orbón de Soto.

El pasado 8 de junio de 2017 se cumplieron 56 años del estreno en público de la canción Guantanamera, compuesta por Julián Orbón (1925-1991), basada en la tonada que popularizó Joseíto Fernández, pero hasta hoy, esa pieza, que es un himno de cubanía, se le atribuye en los medios de toda Cuba solamente a Joseíto Fernández; incluso, cuando en la página EcuRed, algo así como la Wikipedia oficial del PCC, se reproduce la entrada dedicada a Orbón en el Diccionario Enciclopédico de la Música Cubana, donde se afirma que es el músico avilesino el autor de la Guantanamera. Pero en Cuba, pocos tienen acceso a la Internet y quien lo tiene no pierde el tiempo en «nimiedades» como esta.

En 1994, para celebrar el cincuentenario de la creación del Grupo Orígenes, al cual perteneció Orbón, se estrenó su Cuarteto de Cuerdas; años más tarde, en 1997, el Maestro Iván del Prado, siendo Director Titular de la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba, llevó a los atriles de esa institución Tres Versiones Sinfónicas[3]; en 2001 aparecieron sendos artículos en la revista Clave; uno, de Leonardo Acosta, bajo el título Homenaje a Julián Orbón; y otro, de Gina Picart Baluja, titulado Julián Orbón: la música inocente; en 2014 se anunció que el disco producido por el sello Colibrí, dedicado a la obra de Julián Orbón, como parte de la colección Renovación Musical, había alcanzado el premio Cubadisco en la categoría Solista Concertante; sin embargo, a estas alturas, tres años después de premiado el disco, aún no han podido fabricarlo y colocarlo en el mercado, un hecho que, en mi opinión, tiene como causas directas; por una parte, la ineficacia absoluta del sistema para producir nada; y por la otra, ser este producto la obra de un inhabilitado y desterrado por sus convicciones políticas; y lo más reciente que he podido conocer, ha sido un artículo publicado por la musicóloga Ana Casanova en el No. 2 de la revista Espacio Laical de 2016, bajo el título Julián Orbón: El silencio del exilio.      

No es ningún secreto que la vida y obra de Julián Orbón han sido censuradas en Cuba durante más de medio siglo, no ha formado parte del pensamiento académico durante varias generaciones porque se le inhabilitó por su abierta «resistencia a coincidir en todo con la Revolución Cubana», según afirma Julio Estrada en el prólogo del libro que mencioné; sin embargo, han aparecido estos chispazos que acabo de relacionar, furtivas presencias de la obra de Julián Orbón mientras la censura bosteza. 

Pero esta modorra tiene despertares violentos, porque la fundamentación jurídica, basada en una ideología monoteísta, está viva, así que no basta con rehabilitar a Julián Orbón, ni siquiera a toda la Cultura Cubana en el exilio, se impone denunciar a quienes inhabilitaron a miles de cubanos, es necesario condenar a quienes borraron una parte de la Historia de Cuba, es necesario sancionar a quienes cometieron tantos crímenes de lesa cultura y habitan este mundo con la impunidad que han impuesto a sangre y fuego, con la impunidad que les permite una dictadura constitucional.

Hoy, en su nonagésimo segundo aniversario, Julián, si pudiera ver, no estaría feliz con el mundo que nos rodea, no tendría mucho que celebrar, pero, no obstante, podría comprobar que su obra camina sola -algo que muy probablemente dudó-, que su obra se defiende de todos los avatares, que su legado estético y su música, como las grandes obras de arte, van convenciendo a todos los que, en Cuba, furtivamente, puedan encontrarla.

A pesar de todo, hoy es un día feliz porque es la fecha en la que nació un hombre bueno, como diría Martí, un músico que, cuando sea repuesto al lugar que le corresponde, completará el constructo de las culturas cubana, española e hispanoamericana.



[1]De la Torre, Ricardo, Pauta. Cuadernos de teoría y crítica musical, vol. 33, núm. 133, enero-marzo 2015, pp. 22-33. 
[2] «Según la Resolución 454 del Ministerio del Interior con fecha 29 de septiembre de 1961, los cubanos que abandonaban el país con rumbo a Estados Unidos tenían veintinueve días para regresar a Cuba; los que viajaban a otros lugares del hemisferio occidental tenían sesenta y nueve días para hacerlo, y los que viajaban a Europa tenían noventa días. Si los que viajaban no retornaban a Cuba dentro de dichos plazos se consideraría que habían abandonado definitivamente el país y sus propiedades quedarían sujetas a confiscación. Aunque la Ley No. 989 fue derogada por el Decreto-Ley 302 de 2012, aun los que deciden residir permanentemente en el extranjero pierden sus derechos hereditarios en la isla como lo establece el artículo 470 de la Ley No. 59 de 1987 (“Código Civil”) vigente». Anillo, Rolando. «Reclamaciones de propiedades expropiadas en Cuba», Cuba in Transition . ASCE 2014. [En línea] [Fecha de consulta 6 de agosto de 2017] Disponible en: http://http://www.ascecuba.org/c/wp-content/uploads/2015/01/v24-anillo.pdf
[3] Tres Versiones Sinfónicas es una de sus obras de juventud, y una de las más emblemáticas de su catálogo, le valió un premio de composición en 1954 en Caracas. En 1958 Antal Dorati la grabó y en 1992, Eduardo Mata, uno de sus exalumnos en México, la grabó otra vez en los Estados Unidos. 

jueves, 3 de agosto de 2017

LA INTERVENCIÓN DE LOS CASCOS AZULES EN VENEZUELA… ¿o el Comando Sur?

¿Debería la Asamblea de Venezuela solicitar públicamente la intervención de las Fuerzas de Paz de la ONU, o llamar en secreto al Comando Sur?

Esa solicitud es un gesto preciso para llamar la atención de la comunidad internacional, un gesto que, con el apoyo que ya tiene esa Asamblea en la Organización de Estados Americanos, pudiera sentar un precedente en el área y encaminar el debate hacia la conformación de una fuerza militar regional.

El pasado 28 de julio se consumó el golpe madurista y hay constituyente en Venezuela, así que en el poco tiempo que le queda a la Asamblea Nacional como instancia del poder democrático -antes que Maduro y su cohorte acabe por defenestrarlo también, y todos los miembros de la bancada opositora legítimamente elegidos por los venezolanos vayan a la cárcel, al destierro o a la tumba-, esa instancia, a través de su Presidente Julio Borges, tiene, como alternativa a estas horas, la posibilidad de solicitar formal y públicamente, al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, la intervención en Venezuela de los Cascos Azules, una fuerza militar que tiene entre sus funciones «Proteger a la población civil (dando medicinas y alimento a los más pobres) y realizar el mantenimiento de la ley y el orden».

Lo lento y azaroso de este proceso no garantiza en lo más mínimo su efectividad, y en las circunstancias actuales son pocas las posibilidades de materializarlo; sin embargo, esa solicitud es un gesto preciso para llamar la atención de la comunidad internacional, un gesto que, con el apoyo que ya tiene esa Asamblea en la Organización de Estados Americanos, pudiera sentar un precedente en el área y encaminar el debate hacia la conformación de una fuerza militar regional, dependiente de la OEA, como los Cascos Azules lo es de la ONU, una fuerza capaz de actuar con rapidez y poner freno a la destrucción del curso democrático de los países de América, un gesto que llame la atención sobre la necesidad de actualizar el concepto de «injerencia democrática» y reconsiderar el «principio de autodeterminación» de los pueblos, cuando estos, los pueblos, no son en realidad los que pueden determinar.

Entre las miles de resoluciones del Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas está la 2134 (2014), refrendada en su sesión 7103ª, del 28 de enero de 2014, que autoriza la permanencia de BINUCA en la República Centroafricana. Este documento expresa, entre sus fundamentaciones, la profunda preocupación de ese Consejo por el hecho de que siga deteriorándose la situación de seguridad en aquel país de África, un deterioro que se caracteriza, según expresa el escrito, por el colapso total del orden público, la ausencia del estado de derecho y los asesinatos.

¿Acaso  no es esto precisamente lo que ha estado sucediendo en Venezuela durante las últimas dos décadas?, ¿acaso no se ha dejado inermes a los votantes que son en definitiva el pueblo? ¿acaso no se impone una rápida intervención de fuerzas externas para recomponer el Estado que ha sido demolido con las eficaces herramientas de las dictaduras marxistas del siglo XXI?

Solicitar en secreto la intervención del Comando Sur sería muchísimo más rápido y efectivo; sin embargo, esa es tan improbable como la anterior, y yo diría que muchísimo menos, basado solamente en que esa variante es a la que apuntaron los medios de distracción masiva, con Telesur al frente. La teoría de la conspiración y el substrato ideológico «antimperialista», sirve de caldo de cultivo para que esta noticia haga efecto en esa gran masa indecisa -que vaga por nuestro continente haciendo aún parte del idiotismo latinoamericano, como dirían Plinio, Álvaro y Montaner-, y condene a la Mesa de la Unidad Democrática por conspirar con el «imperio».  


Es cierto, solicitar la intervención del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en el asunto, no arrienda las ganancias y mucho menos la del Comando Sur; pero entiendo, desde mi ordenador y mi más profundo sentimiento de impotencia, que, pensando en la historia pasada, cotejándola con el presente -y con Cuba en la memoria-, no concibo más camino que el uso de una fuerza internacional que detenga a los violadores, y Julio Borges, con la aprobación de la Asamblea, está a tiempo aún para hacer eso por todos nosotros. 

Ojalá que así sea. Ojalá.