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lunes, 13 de agosto de 2018

PA´LO QUE SEA LEONEL, PA´LO QUE SEA

(Este artículo lo escribí en 2010, hace dieciocho años, casi dos décadas, pero se quedó fuera de este blog por algún motivo que aún no descubro; sin embargo, a la luz de los hechos, está tan actualizado como si lo hubiera escrito hoy, así que ahí les va. Haga usted los pequeños ajustes temporales que correspondan)

Sea por maldición, destino manifiesto o fatalismo geográfico en nuestro continente los dictadores se dan más y mejor que la verdolaga, y tenemos a la vista una nueva ronda de ellos, un atado que a diferencia de los anteriores procede de la llamada izquierda.  


Foto: Fuente externa
Para quien ha sido adoctrinado por una dictadura, ha tenido la suerte de escapar de ella y la capacidad para desprogramarse es fácil discernir con claridad si las intenciones de un político son las de respetar las instituciones y así la democracia, o las de erigirse en un nuevo caudillo. Sobre todo, cuando esos políticos son poco originales, trillan caminos conocidos y se acercan en público y privado a los dictadores más notorios del momento; entre ellos, Fidel y Raúl Castro y el «adelantado» Hugo Chávez.

Por eso puedo ver que no son inocuos e inocentes los aprestos reeleccionistas de Leonel Fernández, sino los deseos de perpetuarse en el poder, de establecerse como uno más en el retablo de caudillos que ya se acomoda en el panorama futuro de nuestra América.

No son ingenuas las manifestaciones de apoyo irrestricto que el Presidente ha recibido de un puñado de aduladores que avergüenzan -«lambones» dijo el chofer del carro público cuando comentó la noticia-, quienes declaran sin ambages que apoyarán al Presidente tanto si decide reelegirse como si no.


Hay que tener muy pocos valores morales para declarar semejante cosa, algo que para oídos desprevenidos tiene poca importancia; sin embargo, es jugada clásica en la historia de las dictaduras, es, para la vida de las instituciones democráticas, un mazazo en donde más duele, un disparo a quemarropa a las libertades y al Estado de Derecho.

Sea por maldición, destino manifiesto o fatalismo geográfico en nuestro continente los dictadores se dan más y mejor que la verdolaga, y tenemos a la vista una nueva ronda de ellos, un atado que a diferencia de los anteriores procede de la llamada izquierda –dicho sea de paso, el ala política que más eficacia ha demostrado a través de la Historia para perpetuarse en el poder-, y entre ellos se deben amores que de contarlos rebasarían los fines de este post.

Foto: Fuente externa
Es muy fácil saber lo que viene después de esas consignas cuando se han vivido sus consecuencias, cuando a los gritos de «pa´lo que sea Fidel, pa´lo que sea», sucedieron tropelías inauditas, desde la cárcel, el destierro y el paredón para los opositores, hasta la intervención de tropas castristas en conflictos extraterritoriales; es fácil saber lo que viene después cuando se conoce que a la sombra de aquellos lemas se entrenaron en suelo cubano hombres y mujeres que esparcieron el terrorismo, que inocularon durante décadas en la juventud de los cinco continentes «la inmaculada» leyenda de «la lucha armada como único camino para alcanzar la verdadera libertad e independencia», cuando se sabe que aquella consigna fue el báculo ideológico para cometer crímenes de Estado y para intervenir en conflictos internacionales bajo el eufemístico acápite del «internacionalismo proletario».

Es atormentador escuchar esas consignas cuando están echadas las bases para perder de un porrazo las libertades de las que hoy gozamos. Y si sucede que no somos suficientes los ciudadanos con vocación para impedir la perpetuidad en el poder de los nuevos caudillos, los años por venir serán terribles. Ojalá que me equivoque, ojalá.






1 comentario:

  1. BIEN, TONY !!!!
    DEBEMOS DE ESTAR ALERTA Y ABRIR BIEN LOS OJOS !!!!
    NO VAYA A SER QUE NOS DEN UN PALO "ACECHAO" !!!!!!

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Están permitidos todos los argumentos, sobre todo los que están en contra de los expresados en este blog. No están permitidas las ofensas personales por innecesarias para defender una idea. Así que me tomaré el trabajo de censurarlas.