©ags
|
A
partir de hoy comenzaré a reeditar un montón de artículos que por algún quítame
allí esa paja, o por poner el dedo donde no va, se me quedaron fuera de este
blog, yendo a parar a la categoría de «programadas». Estas entradas salieron
del camino, dejaron de estar a la vista, incluso, algunas en las que recibí
piropos y regaños. Me imagino que quienes escribieron los primeros se habrán
sentido defraudados y me habrán calificado de malagradecido al borrarlos junto
con el artículo, y los segundos rápidamente pensaron que los había censurado
por intolerante.
He
titubeado en cómo dar solución a este asunto, pensé primero que no valdría la
pena reeditar lo que ya había estado en el blog, lo que ya habían leído los que
suben a este Tren; sin embargo, casi
todos los artículos conservan algo que debe atraer nuevamente al lector, algo
que puede interesar aún, algo de Historia reciente.
Como los
he tenido que leer todos de nuevo, encontré, que en muchos casos, conservan plena
actualidad, incluso, en algunos de ellos, lamentablemente, no me
equivoqué, mis pronósticos pesimistas se cumplieron.
Y esto no me agrada, y aunque parezca una pose no lo es, ya no me agrada para nada tener que decir: «te lo dije», es una
sentencia en la que quizás me regodeé cuando me creía sabio, en aquella lejana
edad de la adolescencia, donde casi todos, hasta los genios, adolecemos de lo
que nos provee la vida cuando la observamos por mucho tiempo y muy detenidamente:
intuición, y no me daba cuenta que los errores y horrores del prójimo acaban siempre por tocarme.
Claro,
que ni es tanta la intuición que he podido acumular, porque si así lo fuera,
hubiera escapado de detrás de este contrabajo que me secuestró y estaría por
ahí dando cátedras con «intuición», estaría entre ese grupo élite que tanto
admiro y hacen parte de las letras más leídas en la actualidad… o mejor aún,
alguien me hubiera visto claramente, incluso, detrás del… palo iba a
decir, pero debe ser detrás del contrabajo. En fin, y para que este cuento no
te parezca largo, volveré a contarte algunas de las historias que ya habían subido
a El Tren, ahí las iré dejando, me
gustaría que te gusten y me gustaría saberlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Están permitidos todos los argumentos, sobre todo los que están en contra de los expresados en este blog. No están permitidas las ofensas personales por innecesarias para defender una idea. Así que me tomaré el trabajo de censurarlas.