sábado, 28 de diciembre de 2019

GRITOS DE ABAJO FIDEL, RAÚL Y CANEL EN SANCTI SPÍRITUS




Y los frutos de la piscicultura en Cuba

Un testigo que pudo escuchar aquellos comprometedores alaridos y que participó en la Misa, relató que cuando salió de la Iglesia se encaminó hacia su casa por la calle Máximo Gómez y poco antes de llegar a la Pancho Jiménez se armó la pelotera.

En la madrugada del pasado día 24 de diciembre, en la ciudad de Sancti Spíritus, en la región central de Cuba, se reportó un extraño caso que mantuvo en ascuas a los espirituanos durante más de 6 horas. Según un medio independiente, poco después de finalizada la Misa de Gallo en La Iglesia Parroquial Mayor, en el silencio de las primeras horas de la madrugada comenzó a escucharse un insistente grito de ¡ABAJO FIDEL!, que por momentos alternaba con el de ¡ABAJO RAÚL! y ¡ABAJO CANEL!

Cuenta la crónica que aquel alarido que retumbaba en el silencio de la noche -y que en principio se tomó como protesta por la sustitución del pollo por claria en las carnicerías-, provocó una gran polvareda entre los agentes de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), los del Ministerio del Interior (MININT) y los «revolucionarios» que seguían de cerca a los atónitos feligreses que salían de la Parroquia y se iban retirando a sus hogares.

Un testigo que pudo escuchar aquellos comprometedores alaridos y que participó en la Misa, relató que cuando salió de la Iglesia se encaminó hacia su casa por la calle Máximo Gómez y poco antes de llegar a la Pancho Jiménez se armó la pelotera con el primer grito, «vaya, se armó la de Dios es Cristo con aquella especie de graznido o chillido que sonaba como una cotorra, un loro o un ser humano imitando algún ave».

Inmediatamente las fuerzas represivas se dieron a la tarea de irle arriba a los que como él estaban en la calle a esa hora, y según supo mientras permaneció retenido en la estación de policía, en la otra cuadra, donde está la Casa de La Trova, hicieron un allanamiento y se llevaron a cuatro o cinco que todavía a esa hora empinaban el codo y cantaban la legendaria canción de Eusebio Delfín, Y Tú Qué Has Hecho; «lo mismo hicieron en la Plaza Honorato, donde levantaron a todos los que andaban por allí».

Cuenta el reporte, que después de una desesperada búsqueda en un área de unos cuatro o cinco kilómetros a la redonda, donde fueron allanadas casas, parques, hoteles, museos, iglesias y patios apareció, a eso de las siete de la mañana, en una de las salas del Museo de Arte Colonial, ante los ojos atónitos de los perseguidores que buscaban a un opositor que alteraba el orden público y se resistía al arresto, una enorme claria batrachus, la que no contuvo sus gritos ni por la presencia de los aguerridos policías, ni por los perros que le ladraban, solamente se le pudo callar con un disparo en la cabeza.

Según declaraciones de uno de los académicos que acudió al lugar y quien no quiso ser identificado, el suceso insólito será investigado a profundidad por un equipo multidisciplinario de la Academia de Ciencias de Cuba, porque, según su hipótesis, «la claria puede estar evolucionando hacia alguna de las especies de aves prehistóricas, es decir, regresando al pasado remoto, haciendo un retorno a la semilla».

miércoles, 25 de diciembre de 2019

JOSÉ DE JESÚS LORA REYES

José de Jesús Lora Reyes (1923-2013)

El siglo XX dominicano. Los 100 músicos del siglo

José de Jesús Lora Reyes nació en Puerto Plata el día 25 de diciembre del año 1923. A los siete años de edad comenzó a estudiar violín con el Maestro Alberto Zeller, en su ciudad natal, y cinco años después pasó a recibir clases de violín y armonía musical con el Maestro puertorriqueño José M. Rodríguez Arresón, a través de quien obtuvo una beca para continuar estudios de violín en Colombia con el Maestro Laredo, gran concertista de la época; pero dicha beca no pudo ser disfrutada por Lora dada su corta edad. Poco después continuó sus estudios con el virtuoso violinista dominicano Gabriel del Orbe. A los trece años de edad tocó su primer concierto en público, en la ciudad de Puerto Plata, y estuvo acompañado al piano por el Maestro Vicente Grisolía.

En 1943 ingresó en la Orquesta Sinfónica Nacional y formó parte de los maestros fundadores de dicha institución, la que entonces dirigía el Maestro español Casal Chapí. En 1945 le fue otorgada una licencia sin sueldo en la prestigiosa institución musical para que se desempeñara como violinista de la orquesta de La Voz del Yuna, que había sido inaugurada en Bonao. Cuando la emisora radial trasladó sus instalaciones para la ciudad de Santo Domingo, pudo compartir sus labores en ambas empresas.

Durante 19 años se desempeñó como violín primero de la Super Orquesta San José, en los tiempos que esta fue dirigida por los Maestros Julio Gutiérrez, Avelino Muñoz, Luis Rivera y Papa Molina. Fue también primer violín de la Orquesta Ravelo y de la Orquesta de Tangos de los Maestros Leo Cortez y Ángel Bussi. En el año 1960 fue Director de la Orquesta de Cuerdas de la emisora radial del Gobierno HIX, la cual tenía como cantante al tenor dominicano Salvador Martí Otero. Por casi diez años fue profesor de violín y teoría musical del Conservatorio Nacional de Música, y en 1960 tuvo la oportunidad de colaborar con miembros de la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico, bajo la dirección del Maestro Pablo Casals. Fue por esa época que el Maestro Pepito Figueroa le ofreció la plaza de primer violín de la Orquesta del Radio City Music Hall, empleo que, por cuestiones personales, el Maestro Lora no aceptó.

El profesor José Lora Reyes fue concertino de la Orquesta Sinfónica Nacional por espacio de cinco años, cargo que desempeñó hasta 1979, cuando fue jubilado. Sin embargo, esa jubilación quedó cancelada a solicitud del entonces director titular de la institución, el Maestro Carlos Piantini, y no se ha hecho efectiva aún. El Maestro Lora ha venido prestando sus servicios en la Orquesta Sinfónica Nacional desde hace cincuenta y seis años, lo que le convierte en el músico que ha permanecido durante más años ininterrumpidamente en una agrupación musical dominicana.

José Lora se ha desempeñado también desde muy joven como luthier, y es prácticamente la única persona que en la República Dominicana se ha ocupado de aprender, de manera autodidacta, ese oficio.

Después de una larga carrera como violinista, el Maestro falleció en la ciudad de Santo Domingo el día 3 de mayo de 2013. El último concierto en el que participó fue en el Concierto de Semana Santa en la Catedral de Santo Domingo, el viernes 29 de marzo, integrando la orquesta del Coro de la Catedral.

Artículos relacionados:


Tomado del libro Los 100 Músicos del Siglo. Elaborado por AGS para la editora Caña Brava en el año 2000.

IVONNE HAZA

Ivonne Haza (1938)

El siglo XX dominicano. Los 100 Músicos del Siglo

Ivonne Haza del Castillo nació en San Pedro de Macorís el día 25 del mes de diciembre del año 1938. Inició sus estudios musicales en Santo Domingo y fue al Conservatorio de Santa Cecilia, en Roma, para perfeccionar sus conocimientos.

En tanto profesional del canto lírico, se ha destacado como solista con la Orquesta Sinfónica Nacional, bajo la dirección de los Maestros dominicanos Manuel Simó, Jacinto Gimbernard, Carlos Piantini, Rafael Villanueva, Julio de Windt, Manuel Marino Miniño, José Antonio Molina, y muchos otros. También ha sido invitado por los Maestros Roberto Caggiano, Carlos Chávez, Enrique García Asencio, Paul Engel y Robert Carter Austin.

La soprano Ivonne Haza posee un extenso repertorio, que incluye obras de Ravel, Villalobos, Lukas Foss, Ravelo, Brouwer, Marchena y otros. Se ha desempeñado con éxito en los roles principales de óperas como Cavallería Rusticana, Payasos, y las zarzuelas Luisa Fernanda, La leyenda del beso y El cafetal. Posee además un extenso repertorio de leaders, canciones y música operática. Con la orquesta de cámara Ars Nova, conducida por Francois Bahuaud, ha actuado en innumerables conciertos, con la presentación de programas de diversos géneros.

En los Estados Unidos ha actuado en las salas Avery Fisher y Alice Truly, del Lincoln Center; en el Antillian College, de Mayagüez, y en el auditorio de Bellas Artes, en San Juan, Puerto Rico. En Cuba actuó en las ciudades de Santiago de las Vegas, Holguín, Pinar del Río, y se presentó con gran éxito en la Sala Ernesto Lecuona, del Gran Teatro de La Habana.

Junto al pianista Manuel Rueda se presentó en el Festival Latinoamericano de las Artes, en San Juan, Puerto Rico, en Texcoco, México, y en el Teatro Nacional de Panamá. Representó por primera vez a la República Domincana en el Festival Cervantino, en 1988, en México, y lo hizo acompañada por la pianista María de Fátima Geraldes.

La soprano Ivonne Haza se ha presentado con éxito en muchos otros países, tanto en recitales como en conciertos sinfónicos y de cámara. Ha recibido muchas distinciones a lo largo de su carrera, entre las que están la Condecoración de la Orden de Duarte Sánchez y Mella en el Grado de Caballero, que le otorgó el Gobierno dominicano; el Reconocimiento al Mérito Cívico, por su labor cultural, galardón que le fue conferido por la Academia de Ciencias de la República Domincana. También el gobierno italiano la condecoró al otorgarle la Orden del Mérito en el Grado de Caballero.

Su labor en la difusión de la música dominicana ha sido notable, tanto dentro como fuera del país. En la confección de los programas presentados por ella las obras de sus coterráneos han tenido un lugar principal.

Se ha desempeñado como profesora por varios años en el Conservatorio Nacional de Música. Durante cinco años fue directora artística del Teatro Nacional. Ha sido además directora de los Cantantes Líricos de Bellas Artes.

En 1988 grabó tres discos compactos: Entrega, Joyas de Navidad, y Sueños, producciones que abarcan diferentes géneros musicales, lo que da una idea de la universalidad de su repertorio.

Tomado del libro Los 100 Músicos del Siglo. Elaborado por AGS para la editora Caña Brava en el año 2000.


domingo, 22 de diciembre de 2019

QUÉ HUBIERA SIDO DE PANAMÁ CON EL DICTADOR NORIEGA #MiraEsto #Panama #ElChorrillo


A 30 años de la operación «Causa Justa»

Es una perversidad deplorar la intervención armada en Panamá, que resultó ser la consecuencia, y olvidarse de las dos décadas de dictadura, que fue una de las causas de la invasión. Sin deplorar los crímenes cometidos por el General Manuel Antonio Noriega es una vileza acusar las violaciones a los derechos humanos del ejército norteamericano.

Soldados norteamericanos transportan los cadáveres de las víctimas de la
invasión a Panamá. Foto: Fuente Externa

Cierto, como el «hubiera» no existe, entraría en el campo de la metafísica si intento adivinar qué sería hoy de Panamá si el dictador Manuel Antonio Noriega hubiera fallecido impune, si hubiera estado dictando hasta su muerte, el 29 de mayo de 2017, los destinos de los panameños, si hubiera completado un periodo que, «marcado por decisiones dictatoriales», comenzó con el primer decreto que él firmó en 1983, en el que ordenó cambiar el nombre de la Guardia Nacional por el de Fuerzas de Defensa de Panamá. Un periodo durante el cual, el dictador o agente encubierto de la CIA fue girando hacia el narcotráfico como sustento económico, hacia la izquierda como marco ideológico -aparente o real, por convicción u oportunismo estratégico-, y hacia la represión de las libertades democráticas como medio de control de toda la sociedad; sin embargo, para acercar lo que no ocurrió a lo que «hubiera» podido ocurrir, los que saben han utilizado la Historia Comparada, es decir, «la comparación de las distintas sociedades que existieron durante un mismo período o compartieron condiciones culturales similares». Eso es lo que trataré de hacer, esforzándome lo más que pueda en no manchar los hechos con las tintas de las ideologías.

Batallones de la Dignidad
Como en todas las guerrillas que se despliegan por
América Latina se aprecia la participación de menores
de edad. Foto: Fuente Externa

De tal modo, que a 30 años de la invasión, ocurrida el 20 de diciembre de 1989, cuando se contabilizan las pérdidas y se esquiva mencionar lo que ganó Panamá y también el continente americano, es imprescindible presentar las causas de esas pérdidas de vidas inocentes, descubrir quienes fueron víctimas de la metralla de las Fuerzas de Defensa de Panamá y quienes cayeron por la metralla del Ejército de los Estados Unidos, conocer por qué los comandantes estadounidenses no previeron la salvaguarda de los civiles y evitaron los desórdenes, el vandalismo y los saqueos en los que se produjeron víctimas e incontables pérdidas materiales.

Es justo investigar por qué Manuel Antonio Noriega, el capo buscado por las tropas invasoras, se acantonó en el Cuartel Central de las Fuerzas de Defensa Panameña, en pleno barrio El Chorrillo, donde contaba con el apoyo de civiles armados y organizados en los llamados Batallones de la Dignidad que habían sido entrenados por las Fuerzas de Defensa y que hicieron resistencia a las tropas norteamericanas durante más de 130 horas, contadas a partir del inicio de las acciones[1].

Los Batallones de la Dignidad, fueron
capaces de apalear en la vía pública a
Billy Ford y asesinar a su escolta, que
no harían durante la invasión.
Foto: Fuente Externa
Es imprescindible conocer cuántos civiles murieron en acciones de guerra enfrentando a las tropas invasoras con las armas en la mano, es imprescindible, que quienes están dedicando sus esfuerzos a investigar estas incógnitas no manchen los resultados con las tintas ideológicas y carguen, por ejemplo, todas las víctimas a «civiles panameños indefensos» y se olviden de cuantificar los civiles armados que echaron el pecho adelante para defender a su General, quien pretendió mimetizarse con la patria. No todos los civiles murieron indefensos, porque, de los 10,000 entrenados por las Fuerzas de Defensa, muchos murieron, imbuidos por el honor, en el combate.

Es justo investigar por qué Colin Powell, quien presidía entonces el Estado Mayor Conjunto de los Estados Unidos, no pudo hacer que sus tropas, que disponían de armamento con tecnología de punta, minimizaran las bajas de civiles; por qué cientos de civiles presumiblemente desobedecieron el toque de queda que ordenaba a las tropas norteamericanas disparar a todo lo que se moviera; investigar por qué Noriega no depuso su beligerancia y por el contrario, unos días antes de la invasión, hizo una declaración de guerra contra los Estados Unidos.

Es mucho lo que se debe investigar en un campo de batalla y sobre todo llegar a conocer si se pudo evitar la guerra. En este caso, si el General Manuel Antonio Noriega hubiera sido capaz de privilegiar las vidas humanas de sus compatriotas por encima de sus intereses personales y se hubiera entregado a quienes le habían forjado un destino de «intocable» y ahora tocaban a sus puertas con fuego de artillería para atraparlo con la vara de las leyes y las vendettas, se hubiera evitado la guerra, pero el dictador, como casi todos los dictadores, optó por ser el líder de un nacionalismo que se constituyó en dictadura militar y que al final no pudo resistir la intervención armada[2].

Fidel Castro y Omar Torrijos.
Foto: Fuente Externa
Dicho esto, es lícito intuir que si el General hubiera continuado en su laberinto del poder hasta que las parcas decidieran llevarlo en andas, jamás hubiera mirado a los Estados Unidos como un socio comercial y se lo hubiera comprado como enemigo. Si el dictador panameño hubiera obtenido la «segunda derrota del imperialismo en América» y del Chorrillo hubiera nacido el mito que Castro consiguió en Playa Girón, Cara de Piña hubiera jugado hasta el fin la carta del enemigo imperialista.

Sus relaciones con Castro y los intríngulis en que ambos se metieron por el narcotráfico, sus vaselinas a la CIA en cuanto a las guerrillas de Centro América y su romántico romance con el Frente Sandinista de Liberación Nacional de Nicaragua, herencia que le dejara su antecesor Omar Torrijos[3], dilecto amigo del dictador cubano y de los Sandinistas, me hacen suponer que por esa vía hubiera estrechado lazos con Ortega, el guerrillero vencedor; con Chávez, otro golpista, nacionalista, antiyanqui y narco gobernante con quien compartía muchas afinidades; después hubiera desplegado sus agradecimientos a todos esos que, como él, resistían e insistían en el poder vitalicio con el mazo dando, y, entonces, la entrada al Socialismo del Siglo XXI (SS-XXI) hubiera sido como bola por tronera.

Ciudad de Panamá.
Foto: Fuente Externa
Y cuando el fin estuviera cerca, las parcas anunciaran su llegada y todos estuvieran esperando la carrosa, él hubiera nombrado con su índice a un secuaz que continuara su «obra», algo así como un Maduro señalado por un Chávez; un Castro señalado por otro Castro; un Stalin señalado por un Lenin; o un Kim señalado por otro Kim.

Entonces hoy, todas las consecuencias de esta Historia Comparada estarían a ojos vista y sin el más mínimo temor a equivocarme, Panamá con Noriega no sería ni la sombra de lo que es hoy, tan próspera y pujante que no serán suficientes los rezos por su salud económica y por su democracia, que no serán suficientes los azabaches para librarla del mal de ojos y protegerla de las perretas que esos éxitos provocan en la izquierda apocalíptica.

Largas filas en Venzuela para conseguir
algún alimento. Foto: Fuente Externa
Comparado con los países del SS-XXI (Bolivia, Nicaragua, Cuba, Venezuela, Corea del Norte, Viet Nam y China), y con los que integran el ALBA (Dominica, Granada, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y Granadinas, Haití), son pocos los rubros en los que Panamá exhibe cifras inferiores. Pero no hay paraísos en la tierra, por eso Panamá tiene muchísimos estribos por donde pueden montarla los jinetes del apocalipsis anticapitalista, y uno de ellos es repetir una y mil veces que la invasión del 20 de diciembre de 1989 dejó un saldo de cientos de civiles muertos, pero esa Historia está por ser esclarecida, lo que sí está a ojos vista es la diferencia entre Panamá y todos los países socialistas entre los que estuvo a punto de caer y eso hay que remarcarlo con tintas indelebles.

Es una perversidad deplorar la intervención armada en Panamá, que resultó ser la consecuencia, y olvidarse de las dos décadas de dictadura, que fue una de las causa de la invasión. Sin deplorar los crímenes cometidos por el General Manuel Antonio Noriega es una vileza acusar las violaciones a los derechos humanos del ejército norteamericano.

La invasión de Estados Unidos a Panamá no puede desvincularse de los 21 años de régimen dictatorial que se estableció en Panamá a partir del 11 de octubre de 1968. Además, del apoyo y cooperación que la comunidad internacional, principalmente Estados Unidos de América, brindaron a dicho régimen. De la inacción de la Organización de Estados Americanos y de la actitud desafiante y provocadora de Manuel Antonio Noriega, una vez producida su escisión con Estados Unidos. (Ramírez 1999, 77)

Paz eterna a todos los que murieron en aquella guerra que comenzó el 20 de diciembre de 1989, que se indemnice a las familias lastimadas, que se condenen las violaciones a los derechos humanos cometidas por la larga dictadura del General Manuel Antonio Noriega y las que cometieron las tropas norteamericanas, que la bandera hondee a media asta en señal de duelo, pero que todo esto nos sirva como un golpe fuerte en el rostro, como un latigazo en la espalda que nos recuerde cuánto nos puede costar, si lo permitimos, que los jinetes que conculcan nuestras libertades cabalguen por nuestra América.  


[1] Cfr.: Beluche, Olmedo. 2004. La verdad sobre la invasión. Panamá: Manfer, S.A, 56
[2] Según documentos desclasificados por la CIA recientemente, la Agencia solicitó a algunos líderes latinoamericanos que persuadieran a Noriega para que abandonara el poder, pero la gestión diplomática no prosperó. Cfr.: Panamá: Prospects for Latin American Mediation [En línea] [Fecha de consulta 21 de diciembre de 2019] Disponible en: https://drive.google.com/file/d/19tZfBr44tOe6hJZdhh0WZw61NUC3HrDh/view
[3] Cfr.: Ramírez, Sergio. 1999. Adiós Muchachos. México: Aguilar, 129-135

sábado, 14 de diciembre de 2019

APUNTES PARA UNA HISTORIA DE AGUADA DE PASAJEROS

Jóvenes aguadenses en el Casino Español de Aguada de Pasajeros. Primeros
años de la década del 50. Foto: Estudio Sol.

Contada por sus casas

Estos catorce jóvenes aguadenses de la década del 50 del siglo XX y millones como ellos que comenzaban a escalar en la clase media, crearon las riquezas que hicieron de la isla de Cuba una de las más prósperas en el concierto de las naciones.

Entre las fotos que atesoraron mis padres durante su larga vida, encontré algunas que me llamaron poderosamente la atención debido al valor documental que en ellas se encierra. En una de las que más llamó mi atención, aparecen catorce jóvenes aguadenses de la década del 50 vestidos con tanta elegancia que inmediatamente me asaltó una duda: ¿A qué se dedicaban y cuánto ganaban estos veinteañeros para exhibir, en un pueblo de campo en Cuba, tanta elegancia como la que podemos ver en las revistas de modas de la época y en decenas de películas de Hollywood?

Estas eran las modas femeninas
de los 50´s en las grandes urbes.
Y aunque responder a esa pregunta llevaría una investigación para la que no estoy preparado lo intentaré, porque la historiografía oficial no lo ha hecho y no lo hará atendiendo a estas fuentes, porque durante más de seis décadas, cuando el poder de dominación de la sociedad cubana pasó a manos de un solo hombre llamado Fidel Castro Ruz y en la isla se estableció una dictadura constitucional, institucionalizada a través de organismos que borraron todo rastro de independencia de los poderes del Estado y abolieron la prensa libre, la Historia de Cuba dejó de ser una ciencia para los historiadores y se convirtió en sustento ideológico del proselitismo político del poder hegemónico que ejerce el Partido Comunista de Cuba (PCC-Único), y la cultura se convirtió en un medio de adoctrinamiento. De hecho y valga como ejemplo, el museo de Aguada, sito en la calle Maceo No. 178, a pesar del esmero de quienes lo atienden, es un altar de propaganda comunista, como debe de ser en una dictadura constitucional.

Estas eran las modas masculinas de los
50´s en las grandes urbes.
Entre 1959 y 1975, Castro dictó las bases de lo que sería la Historia de Cuba. Antes había implicado a José Martí en su ataque al Cuartel Moncada en 1953 con la injuriosa afirmación de que el Apóstol había sido el autor intelectual de aquella aventura. En 1968 se apropió de las dos Guerras de Independencia al declarar que «su revolución» era la continuidad de aquellas, y ya en 1976, cuando dominaba el país a sangre y fuego, había devastado la economía con sus expropiaciones, arruinado a la clase media, demolido cualquier posibilidad de oposición y los dominados admitían el estado de cosas como algo «normal», convocó su «Constituyente», de la que salió el primer documento que institucionalizó la dictadura castrista. Basada en principios comunistas bien amoldados a sus intereses, tal cual una secta castro-marxista, la «Carta Magna» dictó en su artículo 5 que: «El Partido Comunista, […] es la fuerza dirigente de la sociedad y el Estado, que organiza y orienta los esfuerzos comunes hacia […] la construcción del socialismo […] y la sociedad comunista»[1]. Los demás, los que piensan diferente a callar, a la cárcel o al destierro[2].

En conclusión, la Historia de Cuba, durante los últimos 60 años ha sido un instrumento de adoctrinamiento en manos del PCC, «vanguardia» que ejerce la hegemonía sobre la sociedad cubana; por eso, cuando los dominados abordan desde las academias el estudio de la Historia de Cuba deben cumplir con lo establecido por el Partido y si el objeto de estudio es el pasado republicano, lo han hecho, hasta ahora, de un modo despectivo, utilizando frecuentemente los epítetos Período Neocolonial, República mediatizada o Pseudo República[3].

En primer plano yo, vestido de pelotero 
en el campo deportivo de la Logia Soles 
de Martí, en segundo plano la casa sito 
en la calle Quintín Banderas e/ Céspedes 
y Maceo. Al fondo la línea del ferrocarril 
y después las casas de la calle Céspedes. 
Pero este apunte no pretende ser un artículo académico, esto no es más que una ocurrencia ante mis dudas y la curiosidad. Y se me ocurre que, para un artículo, utilizaría las propias casas, porque parafraseando a Martí, en estos tiempos no hay libros que cuenten las cosas que el Partido no quiere.[4]

Como en aquel artículo titulado «La Historia del Hombre Contada por sus Casas», que escribió el Apóstol en el vol. 1, Núm. 2, de agosto de 1889, en la revista La Edad de Oro, la Historia de Aguada de Pasajeros también se puede contar por sus casas, descubriendo quiénes vivieron en ellas y cuándo fueron construidas. Se puede contar por los edificios que se construyeron para el comercio, los centrales azucareros, investigando quiénes los construyeron y por qué un pueblo de unos pocos miles de habitantes pudo construir tres centrales azucareros, un paseo que lleva el nombre del mambí Valentín Menéndez y frente a ese paseo decenas de establecimientos comerciales.

El niño soy yo en 1955, al fondo
las casas de la calle Maceo,
esquina Quintín Banderas
Se puede contar la Historia de Aguada de Pasajeros sobre todo por el ferrocarril, porque la Historia del Ferrocarril en Cuba lleva una parte de la Historia de Aguada de Pasajeros, investigar cuáles fueron las causas del súbito «crecimiento de la población, la mejora de los caminos vecinales por los que se transportaba la caña de azúcar, el carbón para las locomotoras y los polines para las líneas férreas extraídos de la Ciénaga de Zapata, y el ganado entre otros rubros de la economía»[5], y también se puede documentar una investigación historiográfica utilizando fotos de aquellos aguadenses que participaron con su trabajo en la producción de aquellas riquezas.

Todavía están en pie la mayoría de las edificaciones que en la «Calle Real» fueron el corazón del comercio, si al historiador se le ocurriera comenzar su investigación por la tienda La Perla, y terminar allá por la tabaquería que estaba al final del paseo Valentín Menéndez, tendría un panorama bastante completo de lo que fue Aguada en los pocos años que duró la República, una investigación que comenzara en 1930, cuando la crisis económica mundial hacía de las suyas y Gerardo Machado, prorrogando sus poderes, metió al país en otra crisis, esta vez en una crisis política, y terminara en 1958, cuando los centrales Perseverancia y Covadonga molían a todo tren, la próspera industria ganadera permitía que en la mañana casi todos los aguadenses tuvieran en la puerta de su casa un litro de leche y en las carnicerías no faltara ningún corte de carne, cuando el arroz y el carbón vegetal de la Ciénaga eran productos habituales en las cocinas de los aguadenses, los bodegueros podían enviar en triciclo los mandados a sus clientes y el municipio vivía una época de prosperidad.

Cafetería en los portales del
cine Aguada.
Estoy seguro que un Historiador oficial, un académico adscrito a una institución del Estado que dirige el PCC-único, no tendría esa ocurrencia, y si la tuviera la desecharía por «contrarrevolucionaria», eso pensaría porque el partido hegemónico domina su mente y lo ha fanatizado; sin embargo, si usted, que vive en Aguada de Pasajeros, y las dudas le asaltan cuando lee la Historia oficial, preste atención a las casas que le rodean, averigüe con sus mayores, investigue quienes y cuándo las construyeron, cuando vea un comercio o las ruinas que pudieran quedar de él, investigue quién fue su dueño y qué productos vendía, entonces se podrá enterar de la Historia verdadera, la Historia de Aguada contada por sus casas y también pudiera partir por esta foto, en la que como dije, están catorce jóvenes que como muchos otros aportaron sus esfuerzos a la creación de las riquezas que hicieron de Aguada un pueblo acogedor, por el que pasaron cientos de pasajeros con rumbo a oriente o a occidente, chóferes, viajantes o turistas que se hospedaban en sus tres hoteles y una o dos casas de huéspedes y saciaban su apetito en más de media docena de restaurantes y cafeterías.

Y para no hacer este cuento demasiado largo, voy a mencionar la ocupación de algunos de los que aparecen en la foto, por supuesto que me faltan muchísimos datos que el historiador pudiera encontrar en los archivos. Pero antes, quiero agradecer al ilustre aguadense Julio Naranjo, quien me ayudó a identificar a la gran mayoría de los que aparecen en la foto.

Banco Agrícola e Industrial, sito en la calle Calixto García
No. 53, e/ Martí y Maceo
Dos de ellos trabajaron en el Banco Naranjo, el Banco Bartal y en el Banco Agrícola e Industrial; una de las damas fue la propietaria de una farmacia que estuvo entre el Hotel Jardín y el cine Victoria; otra de las damas fue maestra; entre los caballeros uno de ellos fue el dueño de la tienda América; y otro era hermano del dueño de la heladería que estaba al lado del cine Victoria; las dos damas y el caballero que están a la derecha de la foto no pudimos identificarlos.

El historiador aquí tiene algunos datos importantes de las casas y sus habitantes para comenzar la Historia. Hubo al menos tres bancos privados en Aguada, el Naranjo, sito en Calixto García 18; el Bartal; y el Agrícola e Industrial, sito en Calixto García No. 53, al lado de la casa del dueño del cine Victoria, datos que pueden llevarle a conocer la importancia de la banca y el cine en el municipio, las facilidades de préstamos a los agricultores, industriales y comerciantes y la cultura cinematográfica de los aguadenses a quienes les llegaban las películas con relativa rapidez debido al tren que traía los rollos del valioso celuloide.

Empleados del Banco Agrícola e Industrial en plana faena.
Para una Historia de Aguada de Pasajeros el investigador puede meterse en los archivos y descubrir que un Cajero pagador-recibidor en cualquiera de los tres bancos podía ganar un salario mensual que oscilaba entre los $75.00 y $120.00 mensuales, y un contador $150.00, esto cuando el peso cubano y el dólar se cotizaban a la par, un café expreso costaba $0.03 y la entrada al cine $0.10. Muy probablemente los comerciantes que aparecen en la foto tuvieran una entrada mayor, pero si se observa bien la foto, todos exhiben una elegancia comparable a la de cualquier urbe del mundo, incluso dos mujeres llevan abrigos de pieles y en una silla reposa una elegante chaqueta que parece ser de lana.

Uno de los más importantes estudios
fotográficos del municipio.
Esta foto fue tomada por Sol Quintero, muy probablemente, durante los primeros años de la década del 50 y, según la observación de Naranjo, en el patio de El Casino Español de Aguada de Pasajeros. Estos catorce jóvenes aguadenses de la década del 50 del siglo XX y millones como ellos que comenzaban a escalar en la clase media, crearon las riquezas que hicieron de la isla de Cuba una de las más prósperas en el concierto de las naciones, así que, en conclusión, si al historiador le asaltaran las dudas y la curiosidad le empujara a investigar lo que cuentan las casas de Aguada de Pasajeros y los otros tres asentamientos que componen el municipio: Covadonga, Real Campiña y Perseverancia, encontraría entre las piedras y las maderas machihembradas, los hierros y las ruinas de los centrales azucareros los documentos que confirman las cuantiosas riquezas que durante la primera mitad del siglo XX salieron de lo que alguna vez fuera Nuestra Señora de Belén.



[1] El contenido de este artículo, con algunos adornos, se mantiene en la Constitución que refrendaron en 2019 algunos cubanos residentes en la isla, que son quienes tienen el derecho al voto.
[2] «El destierro». Este es un tema que merece más atención, porque si bien es cierto que la figura jurídica no la contemplan las leyes de la dictadura castrista, sí existe la «repatriación».
[3] Me llamó la atención que en las campañas publicitarias por el 500 aniversario de la fundación de La Habana, Eusebio Leal y otros, definieran la época como «La República», sin apelativos despectivos.
[4] Martí, José. 1898. La Edad de Oro. [En línea] [[Fecha de consulta 21 de noviembre de 2019] Disponible en: http://biblioteca.udea.edu.co:8080/leo/bitstream/123456789/31/1/MartiJose_2017_LeerReleer.pdf
[5] Cfr.: Aguada de Pasajeros. [En línea] [[Fecha de consulta 14 de diciembre de 2019] Disponible en: https://www.ecured.cu/Aguada_de_Pasajeros

jueves, 21 de noviembre de 2019

UN CAPITOLIO PARA DOS DICTADURAS

En el cumpleaños 500 de La Habana

El Capitolio de La Habana, el más lujoso obsequio que recibió la capital cubana por sus 500 años de fundada, fue el envase restaurado que alguna vez contuvo uno de los poderes del Estado democrático, donde se engendraron efímeras dictaduras y largas libertades, donde radicó el Congreso de la República de Cuba, mismo que Fidel Castro demolió después de 1959.

Capitolio de La Habana, espectáculo de clausura de las celebraciones del
500 aniversario de la fundación de La Habana
Por más de medio mundo las publicitarias que manejan las cuentas del departamento de propaganda del Partido Comunista de Cuba (PCC), han divulgado durante los últimos meses una estupenda campaña por la celebración del quinto centenario de la fundación de la ciudad de La Habana, una campaña que, a juzgar por la calidad y tiempo en pantalla que ocupó en CNN en Español y otros medios, debió costar una millonada de dólares.

La celebración fue a todo trapo, como dicen por allá, con decenas de conciertos, actividades artísticas y culturales de todo tipo, con la legendaria vuelta a la ceiba de El Templete, la real visita de los Reyes de España y cientos de invitados de un montón de países, y, como prenda suprema en la corona de la Noble Habana, la reapertura de una joya arquitectónica que en Cuba se conoce como El Capitolio de La Habana a los pies de la cual se presentó una súper producción sin parangón en la isla, y tanto o más elegante, costosa y perfecta que las habitualmente presentadas en Hollywood, París, Londres o New York. 

Y es ahí donde la lista no me juega con el billete, donde la Historia se me encabrita, donde las doctrinas, las ideologías, las glorias que se han vivido se me retuercen, se me agolpan unas a otras y la realidad se me vuelve truculenta más que mágica, pero como no es literatura sino la vida en vivo, directo y a todo color, yo, lo que me siento es estafado una vez más, como cuando los cerdos de Rebelión cambian a escondidas las normas.

Para un turista desprevenido o para un cubano que nunca supo el significado de El Capitolio de La Habana en la Historia de la República quizás pase inadvertido el hecho de que después de «56 años de República mediatizada (1902-1958)», como le han calificado los historiadores del régimen, y «60 de revolución socialista (1959-2019)», sea elegido un símbolo de la «seudo república» para celebrar el cumpleaños de La Habana.


A mí este obsequio me parece otra estafa porque el Capitolio de La Habana es el símbolo de todo lo que destruyó la «revolución cubana», porque en Cuba se adoctrina con la especie de que antes de 1959 en Cuba hubo una seudo república, una república mediatizada, una «república neocolonial burguesa» propiedad de los yanquis, que los yanquis se meaban en el monumento a Martí del Parque Central y que intervenían en nuestro país cada vez que les daba la gana gracias a la bendita Enmienda Platt y todo esto sucedía porque había en Cuba unos políticos corruptos, venales y chanchulleros que se los permitían, y todo esto sucedía dónde, pues en El Capitolio de La Habana, que fue «construido en 1929, bajo la dirección del arquitecto Eugenio Raynieri Piedra por encargo del entonces presidente cubano Gerardo Machado y estuvo destinado a albergar y ser sede de las dos cámaras del Congreso o cuerpo legislativo de la república de Cuba»[1].

Ya los muy diestros ideólogos del PCC, como siempre y antes de que surjan las dudas que ellos saben van a aparecer inmediatamente después de sus acciones, aclararon que no era el cumpleaños de la revolución, sino de La Habana. Sin dudas un buen intento, tanto así que es el mejor argumento para justificar que no sea una obra de la revolución la que festeje a La Habana en sus 500 años de fundada, sino una creación de una época que los revolucionarios desprecian, denigran y que afirman fue «borrada, cancelada»[2], «abolida, liquidada, anulada, derogada, archivada y borrada de la memoria»[3].

Pudieron, para festejar a la noble Habana, concluir algunas de las obras fallidas de la revolución, proyectos que fueron ruinas antes que obras; entre ellas, la tan mentada Escuela Nacional de Arte, el proyecto arquitectónico más fantástico concebido jamás y nunca llevado a término; o el magnífico edificio del CAME que iban a instalar frente al Ministerio de Comunicaciones y al lado de la Biblioteca Nacional; o el metro de La Habana, que hubiera sido de más utilidad para los habaneros que el Capitolio; o cualquiera de las obras de una larga lista que recordar no puedo.

La única línea conductora entre El Capitolio de La Habana y La Habana de los revolucionarios es la dictadura, la prórroga de poderes, la violación de las Constituciones. Así como Machado quiso llevar su mandato más allá de lo que le permitían las leyes y «presionó al Congreso en 1928 para que autorizara una reforma de la Constitución que legalizara la prórroga de poderes, de la que resultó reelecto sin contrario»[4], los revolucionarios, comandados por su máximo líder, arrasaron con todo vestigio de democracia en Cuba y han superado con mucho a aquella efímera dictadura.

Machado se mantuvo en el poder desde 1925 hasta 1933, y la dictadura del proletariado o revolución socialista, ya dura seis décadas, el Partido Comunista de Cuba se autoproclamó vanguardia de toda la sociedad y ejerce la hegemonía sobre toda la sociedad, abatiendo por adoctrinamiento y/o la fuerza a cualquier otro partido, idea, gesto o signo que contradiga en parte o en todo sus dictados, y así lo hizo consignar en su Constitución en el artículo 5 del Título I, en el que dicta que el PCC (único) es la «fuerza política dirigente superior de la sociedad y del Estado, que organiza y orienta los esfuerzos comunes en la construcción del socialismo y el avance hacia la sociedad comunista y que trabaja por preservar y fortalecer la unidad patriótica de los cubanos y por desarrollar valores éticos, morales y cívicos»[5].

El Capitolio de La Habana, el más lujoso obsequio que recibió la capital cubana por sus 500 años de fundada, fue el envase restaurado que alguna vez contuvo uno de los poderes del Estado democrático, donde se engendraron efímeras dictaduras y largas libertades, donde radicó el Congreso de la República de Cuba, mismo que Fidel Castro demolió después de 1959.

Ojalá que antes de que sea necesario demolerlo por la incapacidad, la desidia y el desinterés de la «fuerza superior de toda la sociedad» para mantenerlo operando y en óptimas condiciones, resurja allí el espíritu de la libertad, el pluripartidismo y la restauración de una nación con todos y para el bien de todos. Ojalá que este Capitolio nacido y renacido entre dos dictaduras, vea algún día realizados los sueños de todos los cubanos y no el de una parte de ellos.



[1] Cfr. Capitolio de La Habana, [En línea] [Fecha de consulta 21 de noviembre de 2019] Disponible en: https://es.wikipedia.org/wiki/Capitolio_de_La_Habana
[2] Cfr. R. Rodríguez. 2002. «La República nació en Guáimaro», Granma, edición del 7 de mayo. [En línea] [Fecha de consulta 21 de noviembre de 2019] Disponible en: http://www.granma.cu/granmad/2002/05/07/nacional/articulo03.html
[3] F. C. Sáinz de Robles. 1978. Diccionario español de sinónimos y antónimos. La Habana. Citado por Armando Cuba de la Cruz, y Hernel Pérez Concepción en: Abreu Cardet, José y otros. 2013. Historia de Cuba. Santo Domingo: Archivo General de la Nación Vol. CLXXXVI, 183.
[4] Portuondo, Fernando. 1950. Historia de Cuba. La Habana: Minerva. 606
[5] Constitución de la República de Cuba. [En línea] [Fecha de consulta 21 de noviembre de 2019] Disponible en: http://www.granma.cu/file/pdf/gaceta/Nueva%20Constituci%C3%B3n%20240%20KB-1.pdf

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