lunes, 24 de abril de 2017

LA DEMOCRACIA SEGÚN SAN CARLOS…

A Maduro se le permitió ser vocero de las quejas de ciudadanos panameños en territorio panameño, porque eso es lo que el mandatario extranjero consideró correcto y le fue permitido gracias a la democracia, esa democracia que Chávez y ahora él han demolido en Venezuela.

Ecos de la VII Cumbre de las Américas

Los políticos que persiguen el poder, y que en última instancia se inspiran en el marxismo leninismo, cuando son cuestionados acerca de sus ideas democráticas y tratan de definir el concepto, no dudan en mentir, cambiar la conversación o torpedear la noción aceptada desde la antigüedad y protegida por la Carta Democrática Interamericana, y no tornan de esas definiciones cantinflescas hasta que han acumulado la suficiente cantidad de poder en sus manos como para decir, sin ambages ni eufemismos, que la democracia representativa, tal como la conocemos, hay que demolerla y erigir en su lugar la llamada “dictadura del proletariado”, y esta se ha de aplicar en cualquiera de sus variantes; es decir, de acuerdo a la “realidad objetiva” de cada país, o lo que es lo mismo, dependiendo de la secta marxista de la que se trate, sea maoísta, estalinista, castrista, chavista etc., y nadie tiene el derecho a meterse en eso, so pena de ser llamado injerencista.

Así, es posible ver y escuchar al entonces Primer Ministro Dr. Fidel Castro, decir en 1959 que no era comunista y que convocaría a elecciones libres nueve meses después de alcanzar el poder, como lo había prometido en el programa del M26-7; al Comandante Chávez decir en 1998 que es un demócrata, que no se perpetuará en el poder, calificar como una dictadura a la llamada “revolución cubana” y que él no es socialista; al Presidente Rafael Correa, decir que en Cuba hay democracia porque hay elecciones, obviando que en la isla, durante 56 años, se presenta a esas elecciones la misma opción del único partido permitido, como lo manda la “dictadura del proletariado”; así es posible ver y escuchar a Evo Morales, el presidente de Bolivia, como se insulta e interrumpe iracundo una entrevista al ser cuestionado sobre el tema; y ver y escuchar al malogrado José Manuel “Mel” Zelaya -cuando andaba en sus coqueteos con las sectas marxistas de América-, declarando que en Cuba había una democracia “distinta”.

Como una vívida expresión del modo y la proporción en la que estos políticos usufructúan las libertades democráticas de las que gozan otros y que ellos suprimen en sus países, llama la atención el hecho de que el pasado día 10 de abril, Nicolás Maduro visitó la región del Chorrillo, zona en la  que se encontraba instalado el Cuartel Central de la Guardia Nacional del General Manuel Antonio Noriega y que en diciembre de 1989 fuera bombardeado por las fuerzas de los Estados Unidos, en lo que se conoce como la invasión estadounidense a Panamá.

En ese acto, el presidente Maduro no fue molestado ni agredido, como sí lo fueron los cubanos opositores al régimen de La Habana al intentar colocar una ofrenda floral en el monumento al apóstol cubano José Martí en un parque panameño. Maduro no fue golpeado, como sí lo fueron los opositores cubanos por tropas de respuesta rápida guiadas por miembros de la Seguridad del Estado de Cuba. Maduro no fue detenido por la policía panameña, como lo fueron los opositores cubanos. Maduro no fue declarado persona non grata, Maduro, y pocos de sus pares en la VII Cumbre de las Américas, condenó a la dictadura castrista por abusar de las libertades democráticas panameñas, llevando a aquel país la violencia y la intolerancia que impera en la isla hace más de medio siglo. Donde impera la llamada “dictadura del proletariado”.

A Nicolás Maduro se le permitió, como debe ser en una democracia representativa, asumir posturas que en Venezuela son definidas como injerencistas, golpistas, antichavistas y que son reprimidas brutalmente. A Maduro se le permitió ser vocero de las quejas de ciudadanos panameños en territorio panameño, porque eso es lo que el mandatario extranjero consideró correcto y le fue permitido gracias a la democracia, esa democracia que Chávez y ahora él han demolido en Venezuela. Gracias a esa democracia que existe en Panamá y que en Venezuela ha sido devastada, Maduro pudo abogar sin el más mínimo inconveniente, por un grupo de panameños en el propio suelo de Panamá y en el marco de un evento internacional en el que no era más que un invitado.

Sin embargo, Nicolás Maduro, quien sí ha sabido usufructuar bien las libertades democráticas panameñas y las que existían en Venezuela hace 15 años, nos muestra su “combatividad” e “intransigencia revolucionaria” inmaculada, cuando de negar esas libertades se trata.

Nicolás Maduro no admite la más mínima mención en su contra, porque echa a volar insultos e improperios de todo tipo, insultos imperdonables en un ciudadano presidente de una república democrática. Maduro reprime y encarcela a todo aquel que se le oponga, y ahora, en su más reciente acto dictatorial, eleva el listón superándose a si mismo y declara persona no grata a Felipe González cuando este se dispone a defender a Antonio Ledezma y a Leopoldo López.

Este acto, además de demostrar con hechos el concepto de democracia que tienen estos políticos que, en última instancia, persiguen el poder vitalicio por la vía del marxismo, nos dejan sin lugar a dudas una idea: La democracia, según “San Carlos Marx”, es la vía más expedita para la dictadura vitalicia, porque es un dogma dialéctico, se aplica como evangelio divino, pero es un dogma mutante que cada dictador utiliza como mejor le convenga, y, según ha quedado dicho en la VII Cumbre de Panamá, nadie se puede meter, so pena de ser acusado de injerencista. Nadie puede utilizar la Carta Democrática Interamericana para defender la democracia en América. La OEA y las Cumbres de las Américas pierden su razón de ser.

PE.: Fidel Castro ostentó el poder en Cuba desde 1959 hasta 2008 cuando le cedió el puesto a su hermano Raúl, quien aun está en el poder.

Hugo Chávez desde 1999 hasta su muerte en 2013, cuando propició pasar su poder a Nicolás Maduro.

Rafael Correa, en el poder desde 2007.

Evo Morales, en el poder desde 2006.

Daniel Ortega, tuvo un primer mandato que duró entre 1985 y 1990, actualmente está en el poder desde 2007

Por cierto, haciendo uso de las libertades democráticas que gozan los hondureños hasta hoy, el ex presidente Zelaya, se encuentra en su país, cual si no hubiera sucedido nada, dispuesto a enrolarse de nuevo en los comicios presidenciales.


Eduardo Galeano se involucra en protestas en España, gozando de los derechos democráticos que tienen todos los españoles y extranjeros que visiten ese país.

lunes, 17 de abril de 2017

SKETCHBOOK OF A JOURNEY: LIGHT OF BUTTERFLIES IN A BOTTLE THROWN TO THE OCEAN


Album’s title: “Sketchbook of a Journey”. Sketchbook of a Journey (2015) Track-1: I. Port Seagull; T-2: II. Night at the sea With Stars: T-3: III. Mediterranean Reflections; T-4: IV. Winds of Andalucía; T-5: V. The Cloister of San Esteban; T-6: VI. The Garden of Dreams; T-7: VII. Returning; T-8: From a Chinese Waterfall (2011). Florentine Preludes (for solo guitar) (2004-2011) T-9: Prelude No. 1; T-10: Prelude No. 2; T-11: Prelude No. 3; T-12: Prelude No. 4; T-13: Prelude No. 5; T-14: Prelude No. 6; T-15: Prelude No. 7. Sonata for Harp and Guitar (2014) T-16: I. The Glass Vase with Butterflies; C-17: II. A Portrait of Parsifal; C-18: III. Chalice of Mystery; C-19: IV. Light Dark Light; C-20: V. Returning to Future´s Past. Vero Duo: Gretchen Chell Cover, harp; Miguel Bonachea, guitar. Music for harp and guitar by Anthony Sidney. Tracking engineer: Aaron Gandia. Mastering engineer: Christopher Willis; (1) Assistant engineers: Elliot Glen, Ry Kovalevich, Jay Jerkes. Harp Salvi Apollo 16885; Guitar Diego Valencia, Colombia, South America. Cover art: Boat with Blue Seals by Odilon Redon. Recorded at Phat Planet Studios, Orlando, FL., 2016


The work, the composer, and the interpreters
Sketchbook of a Journeywas released on March 18, 2017. It is available online through CDBaby, iTunes, Amazon, CDBaby, Spotify, and other streaming services. The album contains the premier recording of four works by composer, concert artist, and instructor Anthony Sidney (1952), who was born in New York, studied music at the Conservatory of Florence, Italy, and Stage Design at the Academy of Fine Arts in the same city. The recording artists featured in the album are Gretchen Chell Cover, harp and Miguel Bonachea, guitar. Gretechen Chell Cover studied harp with recognized instructors Clementine White at the University of Florida, and Jeanne Chalifoux. Currently, she lives in Vero Beach Florida and performs as a freelance harpist. Miguel Bonachea is a classical guitarist and educator who has performed at major stages in Europe and Latin America, and has been a guest soloist of several symphony and chamber orchestras. He served for more than 20 years as a professor at universities in Cuba and Colombia.

Genesis
When Miguel Bonachea moved to Vero Beach, FL, in 2012, a friend introduced him to Gretchen. When they were invited to play together for an event, they were so thrilled by the sonority of the duo that they decided to build up a repertoire with pieces they found pretty much at hand. Later, when they found a recording of Anthony Sidney’s From A Chinese Waterfall in YouTube, they contacted the composer to obtain its score. After some public performances, they wanted to do a recording. They commissioned a piece from Sidney that became Sonata for Harp and Guitar. They further commissioned a second piece by him that gave the title to the album, too: Sketchbook of a Journey. To complete the recording project, they asked to the composer pieces for solo guitar, and he suggested Florentine Preludes. (2)

A peaceful work
Sometimes, it happens that a piece of music or a work provides me a very a few words to characterize it. That, I have thought, could be due to two reasons: one, that I’m completely wrong about it; other, that the work is so compact on its own way that it does not allow divagations, that it is a total work with a solid unity from the beginning through the end. The latest is what I have experienced with the album “Sketchbook of a Journey”.

“Peaceful” was the first word provided to me from the whole listening of the disc. The metaphors that it suggests do not go around stormy episodes, they do not threaten with pain, wrath, or unrest because the melodies precisely rest, breath, and the harmonic sequences solve quietly or at least without ruptures that announce danger. The timbers –there are many, and they are suggestive- the melodies, and the harmonic thread bring me images that have their own genesis on the pieces’ titles. The metaphors that Sidney conceived begin with the title; they pose a riddle that the public can solve along the listening experience. For now, I am going to comment about just a few of them for each listener may enjoy the solution to the enigmas, create its own metaphors, images, and; therefore, get excited.

Night at Sea with Stars: I can feel the title and, as a suggestive text but not a programmatic one, build the ocean as a metaphor. Why? Because the composer, while making a fair use of his techniques of composition, employs melodies that undulate over the accompaniment in arpeggios that bring up an upper waving line into the speech. The harmonies rest, but as they are built over modal scales, they induce a sensation of controlled instability as that of a calm sea.

Mediterranean Reflections: The composer, by using a well-known melody, compels me to create images of a specific region in the crossroads of two continents with multiple cultures, diverse, but at the same time united by a simple song, a common lullaby to all Mediterranean countries. For some it can be Fray Santiago, for others Frère Jacques, they are diverse but essentially human.

Winds of Andalucía: To the wind, but it also refers to the musical airs and songs, to the signs that identify this region of Spain.

Returning: Here it is possible to feel the dance, perhaps from Ibero- American origin, zarabanda that may elicit images of wanted returns to the motherland, aesthetical and philosophical returning or rebirths, a come back to the basics, to the inner peace of the human being.

And, to reinforce my idea that Sidney is absolutely committed to his audience, I want to annotate that he brings in texts to the scores that serve as a guide, an aesthetic North to the interpreters. He understands that in order to achieve a better comprehension of his work, he may have the absolute complicity of the interpreter, who is at the same time, the very first listener of his music.

Thus, in the score of From a Chinese Waterfall, dedicated to Adriano and Sabina, he writes: “This is the musical story of a watercolor painting of a Chinese Waterfall that enclosed in a bottle in China traveled by rivers and seas, and was found by two lovers on the coasts of Ireland many years later” Referring to Sonata for Harp and Guitar, dedicated to Gretchen Cover and Miguel Bonachea, he emailed to the harpist: “…as a flower that is hidden and suddenly stands out and shows off its beauty. Looking away would be impossible.” (3).

In the Florentine Preludes which are dedicated to significant persons in the composer’s life, he states phrases such as “Because I’ve seen your smiling eyes” (No. 1), “San Gersolè” (No. 2), and “Short Stories of Florence” (no. 4) among others.

The interpretation
At the end, all of this has been possible to be built because of the perfect inflections on the delivering of the speech, the precision that both artists exhibit, the complicity in the pulse, in the agogics, in the game with the colors, and the suggestive brushstrokes -impressionistic? - announced since you see the cover art. And, over all –in this digital world in which the technological hurdle is placed higher every time- it has been possible also because of a perfect recording and sound engineering work that allows the instruments to sound in a splendid way.

Postmodern Renaissance?
Cuban composer and guitarist Eduardo Martin told me that perhaps one day he and other composers whom he had never had contact with would be catalogued in a same box because they had written works marked by similarities, a reflection of him that I find very assertive. Up to the moment, I know the music of at least three guitarist composers: Roland Dyens, Eduardo Martin, and Anthony Sidney who share a style (Renaissance? Postmodern?, Global Postmodernism?) that has its foundations in signs clearly intelligible which make our imagination to hover over themes, harmonies and timbers that are decipherable by means of the taste and the reason that passes throughout those different musics of the world. That is a style in which the composers make use of sonorities from the past to be enjoyed in the present, to bring excitement to their contemporaries.

What I listen to in this album reassures me. This is a magnificent work and a very respectable letter of introduction to Vero Duo and Anthony Sidney. (4)

Footnotes:
(1) Christopher Willis has been awarded 4 Grammys. He serves as a sound engineer for the Chicago Symphony Orchestra and Lyric Opera of Chicago.
(2) Taken from an email from Miguel Bonachea to the author.
(3) Idem as on note 2.

(4) Translated from the original in Spanish by Miguel Bonachea.



SKETCHBOOK OF A JOURNEY: LUZ DE MARIPOSAS EN UNA BOTELLA LANZADA AL MAR



SKETCHBOOK OF A JOURNEY. Sketchbook of a Journey (2015) Corte-1: I Port Seagull; C-2: II Nigth at the sea With Stars: C-3: III Mediterranean Reflections; C-4: IV Winds of Andalucía; C-5: V The Cloister of San Esteban; C-6: VI The Garden of Dreams; C-7: Returning. C-8: From a Chinese Waterfall (2011). Florentine Preludes (para guitarra sola) (2004-2011) C-9: Prelude No. 1; C-10: Prelude No. 2; C-11: Prelude No. 3; C-12: Prelude No. 4; C-13: Prelude No. 5; C-14: Prelude No. 6; C-15: Prelude No. 7. C-16: Sonata for Harp and Guitar (2014) C-17: I The Glass Vase with Butterflies; C-18: II A Portrait of Parsifal; C-19: III Chalice of Mystery; C-20: IV Light Dark Light; C-21: V Returning to Future´s Past. Vero Duo: Gretchen Chell Cover, arpa; Miguel Bonachea, guitarra. Música para arpa y guitarra de Anthony Sidney. Ingenieros: Aaron Gandia y Christopher Willis;([1]) Ingenieros asistentes: Elliot Glen, Ry Kovalevich y Jay Jerkes. Arpa Salvi Apollo 16885; guitarra Diego Valencia, Colombia S.A. Portada: Bote Rojo con Velas azules, de Odilon Redon; Grabado en Phat Planet Studio, Orlando, FL., 2016.

La obra, el compositor y los intérpretes
Sketchbook of a Journey, salió al mercado el 18 de marzo de 2017 y se puede adquirir en las tiendas online iTunes, Amazon y CDBaby. La pieza contiene la premier discográfica de cuatro obras del compositor, concertista y profesor Anthony Sidney (1952), quien nació en New York, estudió música en el Conservatorio de Florencia, Italia, y Diseño Escenográfico en la Academia de Bellas Artes de esa misma ciudad.

Los intérpretes que aparecen en el fonograma son Gretchen Chell Cover, quien estudió arpa con las renombradas maestras Clementine White en la Universidad de la Florida, y con Jeanne Chalifoux. Actualmente reside en Vero Beach, Florida y actúa como arpista independiente.

Miguel Bonachea es concertista y profesor, y se ha presentado en importantes escenarios de Europa y América Latina. Ha participado en recitales y como solista invitado de orquestas sinfónicas y de cámara, también ha sido, durante más de veinte años, profesor de guitarra en universidades de Cuba y Colombia.

Génesis
Cuando el Maestro Bonachea llegó a residir en Vero Beach, Fl., conoció a Gretchen a través de un amigo común quien les invitó a tocar juntos en un evento. A ambos les agradó tanto la sonoridad del dúo, que decidieron hacer un repertorio con piezas que encontraron a mano. Luego hallaron una versión de From a Chinese Waterfall de Anthony Sidney y lo contactaron para obtener la música. Después de algunos ensayos y presentaciones públicas decidieron grabar un disco, para lo cual le comisionaron una obra a Sidney, de donde salió Sonata para arpa y guitarra y finalmente surgió la idea de hacer la grabación solamente con música del compositor neoyorquino, por lo que le encargaron una segunda obra y esta fue la que da título al álbum: Sketchbook of a Journey. Finalmente, para completar la producción, le pidieron algunas piezas para guitarra sola y entonces llegaron los Preludios Florentinos para guitarra sola.[2]

Una obra apacible
A veces me sucede que una obra me proporciona muy pocas palabras para poder caracterizarla y esto, he pensado, pudiera tener dos causas; una, que yo esté completamente errado; y otra, que la obra sea tan compacta en su discurso, que no permita divagaciones, que sea una obra total, con una unidad sólida de principio a fin. Y esto me ha sucedido con el fonograma Sketchbook of a Journey.

«Apacible» fue la primera palabra que me proporcionó la escucha total del disco, las metáforas que me sugiere no rondan episodios tormentosos, no me conminan al dolor, la ira o el desasosiego porque las melodías reposan, respiran, y las secuencias armónicas resuelven tranquilamente o al menos sin rupturas que anuncien peligro. Los timbres, que son muchos y sugestivos, las melodías y el tejido armónico me proporcionan imágenes que tienen su génesis en los títulos de las obras, las metáforas que Sidney concibió comienzan en el título, proponen un acertijo que el público puede resolver en el transcurso de la escucha. Por ahora, solamente comentaré unas pocas para que cada cual pueda disfrutar la solución de los enigmas y crear sus propias metáforas, sus propias imágenes y, a causa de estas, emocionarse.

Night at Sea with Stars (Noche en el mar con estrellas): Puedo partir del título y, como un texto sugestivo y no programático, construir el mar como metáfora. ¿Por qué?, pues porque el compositor, haciendo justo uso de sus técnicas compositivas, utiliza melodías que ondulan sobre acompañamientos arpegiados, propiciando una línea ondulante en el discurso. Las armonías reposan, pero al estar construidas sobre escalas modales provocan esa sensación de inestabilidad controlada, como de mar tranquilo.

Mediterranean Reflections (Reflejos mediterráneos): El compositor, utilizando una melodía muy conocida, me estimula a construir imágenes de una región muy específica, en medio de dos continentes, con múltiples culturas, diversa, pero, sin embargo, unida por una sencilla canción, por una nana común a todos los países mediterráneos. Para unos puede ser Fray Santiago, para otros Frère Jacques, diversos y esencialmente humanos.

Winds of Andalucía (Aires de Andalucía): Al viento, pero también refiere a los aires sonoros, a los signos que identifican esta región de España.

Returning (Regresando): Es posible sentir la danza, el baile de origen quizás iberoamericano, zarabanda que puede evocar imágenes de deseados retornos al lar de origen, de regresos o renacimientos estéticos y filosóficos. Retorno a lo básico, a lo sosegado del ser humano.

Y para reforzar mi idea de que Sidney está absolutamente comprometido con el público, quiero anotar que él aporta al intérprete, en las partituras, textos que sirven de guía, de norte estético. Entiende que para lograr la mejor comprensión de su obra debe contar con la absoluta complicidad del intérprete, quien es a su vez el primer escucha de su música.

En la obra From a Chinese Waterfall, dedicada a Adriano y Sabina, escribe: «Esta es la historia musical del dibujo en acuarela de una cascada china, la que, encerrada en una botella, viajó por los mares y fue encontrada por dos amantes en las costas de Irlanda muchos años después».

Refiriéndose a la Sonata for Harp and Guitar, dedicada a Gretchen Cover y Miguel Bonachea, el compositor escribió en un correo electrónico dirigido a la arpista: «Cuando una flor que ha estado escondida se levanta de repente a exhibir su belleza, es imposible mirar a otra parte».[3]

En los Preludios Florentinos, dedicados a personas significativas en la vida del compositor, aparecen indicaciones tales como: (No. 1) «Porque he visto tus ojos sonrientes»; (No. 2) «San Gersolè»; (No. 4) «Cuentos cortos de Florencia».

La interpretación
Pero todo esto es posible construirlo por la perfecta dicción en el discurso, la precisión digital que exhiben ambos artistas, la complicidad en el pulso, en las agógicas, en el juego con los colores y las sugestivas pinceladas - ¿impresionistas? anunciadas desde la portada del disco-, y, sobre todo -en este mundo digital en el que cada vez el listón tecnológico se coloca más alto-, por un trabajo perfecto en la grabación, por una ingeniería de sonido excelente que permite a los instrumentos que portan sonar de manera espléndida. 

¿Renacimiento postmoderno?
Una vez Eduardo Martín me comentó que quizás algún día a él y a otros compositores, con los que nunca tuvo contacto, los catalogarían en un mismo cajón por haber escrito obras con marcadas similitudes, una reflexión que me parece muy válida. Por ahora, conozco la música de al menos tres compositores guitarristas: Roland Dyens, Eduardo Martín y Anthony Sidney quienes comparten un estilo (¿Renacentista? ¿postmoderno? ¿Renacentista postmoderno? ¿Modernismo global?) basado en un lenguaje de signos claramente inteligibles, que nos hacen volar la imaginación por sobre temas, armonías y timbres descifrables por el gusto y la razón, que transcurren a través de músicas del mundo. Un estilo en el que los compositores acuden a sonoridades pretéritas para disfrutar ahora, para emocionar a sus contemporáneos. Lo que escucho en este disco me reconforta, es una magnífica obra y una respetable carta de presentación para el dúo y el compositor.



[1] Christopher Willis ha ganado cuatro premios Grammy y actualmente es ingeniero de sonido en la Sinfónica y la Ópera de Chicago.
[2] Tomado de un correo-e de Miguel Bonachea al autor.
[3] Ídem nota 2



lunes, 10 de abril de 2017

EL DISCO CLÁSICOS DOMINICANOS VOL. 1, UNA FUENTE DOCUMENTAL DEL SINFONISMO Y EL CANTO CORAL EN SANTO DOMINGO

Desempolvando archivos patrimoniales

El fonograma contiene tres obras en las que se aprecian los elementos que caracterizaron el estilo compositivo de una generación de músicos dominicanos, que durante la primera mitad del siglo XX abordaron la creación musical sinfónica utilizando elementos del folklor nacional…

Después de la creación de la escritura musical, la invención de los registros fonográficos se convirtió en el acontecimiento más importante para la conservación de los sonidos y proporcionó a los investigadores fuentes documentales inequívocas para la conformación de juicios de valor acerca de determinados momentos en la historia de músicos, orquestas, compositores, directores y culturas.

La música sinfónica en la República Dominicana cuenta con registros que permiten valorar algunos momentos en su larga historia; entre ellos, los que grabó en estudio la Orquesta Sinfónica Nacional bajo la conducción de su entonces Director Titular, el Maestro Manuel Simó, los conciertos de temporada grabados en vivo durante los años en los que el Maestro Julio de Windt fue Titular de la institución; y, muy probablemente aún se conserven registros de audio y también vídeos en archivos privados y algunas televisoras nacionales.

Pero, ¿lo que suena en esos discos adquiere su valor por el mayor o menor grado de perfección en las interpretaciones?, ¿es acaso la modernidad en la estética de los compositores lo importante?, ¿se conserva en estos trabajos una parte del patrimonio musical de la nación?, ¿qué valores pudieran tener estos discos para la cultura nacional?, ¿deberían ser catalogados, conservados y difundidos como parte del patrimonio sonoro de la nación o deberían seguir en silencio?

Para responder estas preguntas analizaré el fonograma Clásicos Dominicanos Vol. 1, en el que se conserva una muestra del trabajo realizado en la República Dominicana por una agrupación musical, una agrupación coral, un grupo de compositores y un director de orquesta. El disco de Larga Duración -LP por su sigla en inglés-, está acompañado de un inserto firmado por Elila Mena de Rivera en el que aparecen datos biográficos de los compositores, directores, orquesta y coro. La carátula del fonograma está ilustrada por un lado con una obra del pintor dominicano Oviedo y por la otra con sendas fotos de la Orquesta y el Coro. Fue fabricado por Industria de Discos Salón Mozart en Santo Domingo, con el patrocinio del Banco de Reservas de la República Dominicana.

El disco contiene por la cara A: Suite Recuerdos de Infancia (1.- Mangulina y Carabiné Parte No. 13 Final / Autor: Luis E. Mena / Intérpretes: Orquesta Sinfónica Nacional, Manuel Simó, Dir. / Tiempo: 6´07); y Suite Folklórica (1.- Al Son de los Atabales / 2.- Canción Bucólica / 3.- Zarambo / Autor: Rafael Ignacio / Intérpretes: Orquesta Sinfónica Nacional, Manuel Simó, Dir. / Coro Nacional, José E. del Monte, Dir. / Tiempo: 18´32); y por la cara B Sinfonía No. 1 “Quisqueyana” (1.- Adagio – Allegro non troppo - Tiempo de merengue / 2.- Andante – A la media tuna- / 3.- Allegro giubiloso –rondó- / Autor: Juan Francisco García / Intérpretes: Orquesta Sinfónica Nacional, Manuel Simó, Dir. / Tiempo: 23´30)

Los intérpretes:
La Orquesta Sinfónica Nacional de la República Dominicana (OSN-RD), fundada por Ley 504, de 10 de julio de 1941, es una de las instituciones de su tipo más antiguas del continente americano y la única del país. (1) En su quehacer ininterrumpido la Orquesta se ha propuesto alcanzar uno de los objetivos para los que fue instituida: promover la creación musical entre los compositores nacionales y dar a conocer entre todos los públicos las obras sinfónicas nacionales y del repertorio universal.

En esta labor ha objetivado el patrimonio musical y estrenó cada una de las obras que se presentan en este fonograma. Solo durante los primeros 25 años de creada, interpretó 73 obras de compositores nacionales, de las cuales solo dos habían sido estrenadas en versiones para banda antes de 1941 (Memorias OSN, 1966 p. 8). La OSN-RD es además, por los fondos que la alimentan, patrimonio de los contribuyentes dominicanos.

El Coro Nacional de la República Dominicana (CN-RD) fue fundado en 1957 y al igual que la OSN-RD ha contribuido de manera directa en la difusión del repertorio universal y nacional. La Suite Folklórica que aparece en este disco fue versionada para coro y orquesta por el compositor, y su estreno tuvo lugar en enero de 1969, interpretada por la OSN-RD y el CN-RD bajo la dirección de Manuel Simó.

Manuel Simó (1916-1988) tomó clases de dirección y composición con Enrique Casal Chapí durante casi una década, primero en Santo Domingo y después en el Conservatorio Kolisher de Montevideo (Jorge 2010) entre 1947 y 1951 (Mena ¿?). Sus obras son representativas de una época en la música dominicana y continental, porque en ellas se amalgaman las vanguardias y los nacionalismos como sucedió en la música en casi toda Sudamérica.

Simó entendió con claridad el significado de las rupturas estéticas que se produjeron durante el s. XX, y estuvo al tanto de lo que producían los creadores en todas partes del mundo. Poseyó una vasta cultura musical y llevó a los atriles de la OSN-RD la música de su tiempo, siendo además un activo promotor de los compositores nacionales; entre ellos, Manuel Marino Miniño, Juan Francisco García y Enrique Mejía Arredondo, entre otros. (Gómez 2001).
Los compositores:
Luis Emilio Mena Perdomo tomó clases de composición y orquestación con Casal Chapí “lo cual le permitió trazarse metas más cualificadas en lo formal y estilístico” (Jorge 2010: p. 149). Compuso obras orquestales, de cámara y para piano entre otras, las que se dieron a conocer durante las décadas del 40 y 50 del siglo XX. Su obra Obertura se estrenó en el primer concierto de la OSN-RD en 1941 (Memorias OSN, 1966: p. 25) y su obra Tres preguntas, para orquesta de cuerdas, ha sido elogiada por la crítica y el público, manteniéndose como parte del repertorio de la OSN-RD hasta los últimos años del siglo XX cuando formaba parte del repertorio del entonces Director Titular Julio de Windt. La suite Recuerdos de Infancia, fue estrenada por la OSN-RD bajo la dirección del compositor en 1944 (Memorias OSN, 1966: p. 36).

Rafael Ignacio creó un catálogo de obras permeado por el folklor dominicano, «en el que ha vaciado un caudal de temas vernáculos los cuales ha elaborado con maestría enalteciendo la pureza y sencillez de la música criolla» (Mena ¿?). Sus orígenes como músico de orquestas de baile, le dieron la posibilidad de conocer desde las raíces los temas que después incorporó a sus obras sinfónicas.

Juan Francisco García es parte de ese grupo de compositores dominicanos que durante la primera mitad del siglo XX crearon un conjunto de obras en las que afloran los temas folklóricos y populares; entre sus obras más mencionadas en las bibliografías, están Cuarteto de cuerdas No. 1, compuesto en 1922, y la Sinfonía No. 1 «Quisqueyana» que se estrenó el 21 de marzo de 1941 por la Orquesta de la Sociedad Sinfónica de Santo Domingo bajo la dirección del autor (Mena ¿?). De este concierto la prensa dominicana comentó: «La música dominicana está en hora buena. Juan Francisco García acaba de abrirle una senda imperial al dirigir anoche […] su propia sinfonía» (2).

Las obras:
La Suite Recuerdos de Infancia consta de 13 partes y la que se registra en el fonograma es la última de ellas, Mangulina y Carabiné. Estas son dos danzas populares de la zona sur de la República Dominicana. Refiriéndose a esta obra la investigadora dominicana Flérida Nolasco escribió: «Ha tomado usted de la boca del pueblo sus motivos» (Mena ¿?).

Suite Folklórica fue concebida para banda en 1939 y se tituló Quisqueya lírica; en 1941, fue versionada para orquesta sinfónica y se estrenó en 1942 por la OSN-RD bajo la conducción de Enrique Casal Chapí, y posteriormente el autor le agregó las partes del coro, adaptación esta que se estrenó el 27 de enero de 1969, interpretada por la OSN-RD y el CN-RD bajo la dirección de sus respectivos titulares: Manuel Simó y José E. del Monte, siendo esta la primera obra sinfónico coral de un autor dominicano. El primer movimiento de esta obra «Al son de los atabales», fue interpretado en Radio Televisión Italiana, en Roma, bajo la conducción del Maestro Roberto Caggiano en 1955 (Mena ¿?). La obra evoca en el primer movimiento una danza ritual que se baila en las festividades del Espíritu Santo en los campos del Cibao del Este; en el segundo, melodías que se cantan en las noches de velación en las festividades de Nuestra Señora de las Mercedes; y en el tercero, un zapateado que se baila en los campos dominicanos (Mena ¿?). 

Sinfonía No. 1 «Quisqueyana», según su propio autor, contiene temas de fisonomía criolla, que recuerdan sábados de fiesta en alguna ciudad cibaeña o en algún campo monte adentro (Incháustegui, A. y Delgado M., B. 1998: p. 67) y de su estreno, el crítico musical del diario La Nación escribió que: «La Sinfonía quisqueyana nos parece marcar el primer paso para la creación de un arte nacional dominicano, inspirado en los temas folklóricos de nuestra tierra, pero no por eso desvinculado de la tradición del gran arte universal» (3). Esta fue sin dudas otra de las obras que marcó un hito en la creación musical dominicana, enmarcándose en lo que algunos autores definen como estilo romántico-nacionalista. (Jorge 2010: p. 149)

El valor patrimonial
Al momento de realizarse estas grabaciones ya Manuel Simó había dirigido la institución por más de una década, por lo que el sonido que aquí se guarda es representativo de la estética que él le imprimió a la OSN-RD. El Coro Nacional ya había interpretado la Suite Folklórica en su estreno, también bajo la dirección de José del Monte, por lo que esta institución había alcanzado un sonido y un entendimiento de la obra que debe ser conocido por intérpretes e investigadores como parte de la historia de la interpretación de este repertorio.

El fonograma contiene tres obras en las que se aprecian los elementos que caracterizaron el estilo compositivo de una generación de músicos dominicanos, que durante la primera mitad del siglo XX abordaron la creación musical sinfónica utilizando elementos del folklor nacional, conformando un estilo que Bernarda Jorge califica como nacionalismo musical, «integrado por obras sinfónicas en las cuales las peculiaridades rítmico-melódicas autóctonas alcanzaron un tratamiento técnico-musical y aliento expresivo remarcables» (Jorge 2010 p. 149), por lo que este registro sonoro es portador de valores patrimoniales; entre ellos, valor histórico, estético, musical y cultural que merecen ser rescatados, preservados, catalogados y difundidos.

La Constitución de la República define que el patrimonio cultural de la Nación, material e inmaterial, está bajo la salvaguarda del Estado (Cfr. Const. RD 2016 p. 23); por su parte, la Ley 41-00 que crea la Secretaría de Estado de Cultura define que el patrimonio cultural de la Nación incluye los bienes, valores y símbolos culturales tangibles e intangibles que son expresión de la Nación dominicana y que poseen un especial interés lingüístico, sonoro y musical.

La República Dominicana es signataria de la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, y está incluida en la lista de los Estados Partes (Cfr. Estados Partes 2003), los que, según el artículo 11 de la mencionada Convención, deben adoptar las medidas necesarias para proteger el patrimonio cultural inmaterial en sus territorios (Cfr. Convención 2003).

En este fonograma se pueden apreciar los resultados del trabajo realizado durante décadas por la OSN-RD, el CN-RD y sus directores y los estilos compositivos y las estéticas de algunas de las obras más reconocidas por la crítica y el público dominicano durante la primera mitad del siglo XX.  Este fonograma retrata un momento de la historia de la música dominicana y de su interpretación, por lo que hace parte del patrimonio musical de la nación.
En la actualidad, en algunos lugares del mundo existen archivos sonoros en los que se conservan, catalogan, protegen y difunden registros sonoros y audiovisuales pertenecientes al patrimonio musical; entre ellos, el Archivo Sonoro de Radio Televisión de España y el Registro Sonoro Musical de la Biblioteca Digital Hispánica, instituciones que trabajan para que el polvo y el desuso no sepulten en el olvido determinados momentos en la historia de músicos, orquestas, compositores, directores y culturas.

Notas:
([1]) Desde entonces hasta ahora la OSD-RD ha tenido diez Directores Titulares: Enrique Casal Chapí (1941-1945); Abel Eisenberg (1946-1950); Roberto Caggiano (1951-1959); Manuel Simó (1959-1981); Jacinto Gimbernard (1981-1984); Carlos Piantini (1984-1994); Rafael Villanueva (1994-1995); Julio de Windt (1995-2001); Álvaro Manzano (2001-2004) (2007-2009); José Antonio Molina (2009). 
(2) (La Nación, 28 mar., 1941, p. 7)
(3) Ídem.

Bibliografía:
Incháustegui, A. y Delgado M., B. (1998). Vida Musical en Santo Domingo (1940-1965) Santo Domingo: Publicación Especial de la Colección Banreservas, Corripio.

Jorge, Bernarda (2010). Caracterización del modernismo en la música dominicana: 1940-1945. Santo Domingo: Editora Nacional.

Mena, Elila (¿?). Clásicos Dominicanos. Datos biográficos acerca de los compositores, directores, orquesta y coro. Notas al disco.

ORQUESTA SINFÓNICA NACIONAL (1966). Memoria 25 años Orquesta Sinfónica Nacional. 1941-1966. Santo Domingo: Arte y Cine. C. por A.

ORQUESTA SINFÓNICA NACIONAL (1976). Memoria Orquesta Sinfónica Nacional correspondiente a los años 1966-1976. Santo Domingo: Editorial Arte y Cine. C. por A.

Gómez Sotolongo, Antonio (2000) Los Cien Músicos del Siglo. Santo Domingo: Caña Brava.

Webgrafía:
Gómez Sotolongo, Antonio (2001). Manuel Simó: un artista de vanguardia. Mundo Clásico. Recuperado el 20 de mayo de 2016 en:

Constitución de la República Dominicana (Const. RD 2016)
Recuperado el 15 de mayo de 2016 a partir de:

Los Estados Partes en la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial (2003) (Estados Partes 2003)
Recuperado el 22 de mayo de 2016 a partir de:

Texto de la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial (Convención 2003)Recuperado el 22 de mayo de 2016 a partir de:


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