Desempolvando archivos patrimoniales
El
fonograma contiene tres obras en las que se aprecian los elementos que caracterizaron
el estilo compositivo de una generación de músicos dominicanos, que durante la
primera mitad del siglo XX abordaron la creación musical sinfónica utilizando
elementos del folklor nacional…
Después de la creación de la escritura
musical, la invención de los registros fonográficos se convirtió en el
acontecimiento más importante para la conservación de los sonidos y proporcionó
a los investigadores fuentes documentales inequívocas para la conformación de
juicios de valor acerca de determinados momentos en la historia de músicos,
orquestas, compositores, directores y culturas.
La música sinfónica en la República
Dominicana cuenta con registros que permiten valorar algunos momentos en su
larga historia; entre ellos, los que grabó en estudio la Orquesta Sinfónica
Nacional bajo la conducción de su entonces Director Titular, el Maestro Manuel
Simó, los conciertos de temporada grabados en vivo durante los años en los que el
Maestro Julio de Windt fue Titular de la institución; y, muy probablemente aún
se conserven registros de audio y también vídeos en archivos privados y algunas
televisoras nacionales.
Pero, ¿lo que suena en esos discos
adquiere su valor por el mayor o menor grado de perfección en las
interpretaciones?, ¿es acaso la modernidad en la estética de los compositores
lo importante?, ¿se conserva en estos trabajos una parte del patrimonio musical
de la nación?, ¿qué valores pudieran tener estos discos para la cultura
nacional?, ¿deberían ser catalogados, conservados y difundidos como parte del
patrimonio sonoro de la nación o deberían seguir en silencio?
Para responder estas preguntas analizaré el
fonograma Clásicos Dominicanos Vol. 1,
en el que se conserva una muestra del trabajo realizado en la República
Dominicana por una agrupación musical, una agrupación coral, un grupo de
compositores y un director de orquesta. El disco de Larga Duración -LP por su
sigla en inglés-, está acompañado de un inserto firmado por Elila Mena de
Rivera en el que aparecen datos biográficos de los compositores, directores,
orquesta y coro. La carátula del fonograma está ilustrada por un lado con una
obra del pintor dominicano Oviedo y por la otra con sendas fotos de la Orquesta
y el Coro. Fue fabricado por Industria de Discos Salón Mozart en Santo Domingo,
con el patrocinio del Banco de Reservas de la República Dominicana.
El disco contiene por la cara A:
Suite Recuerdos de Infancia (1.- Mangulina
y Carabiné Parte No. 13 Final / Autor:
Luis E. Mena / Intérpretes: Orquesta
Sinfónica Nacional, Manuel Simó, Dir. / Tiempo: 6´07); y Suite Folklórica (1.- Al Son de los Atabales /
2.- Canción Bucólica / 3.- Zarambo / Autor: Rafael Ignacio / Intérpretes:
Orquesta Sinfónica Nacional, Manuel Simó, Dir. / Coro Nacional, José E. del Monte, Dir. / Tiempo: 18´32); y por la cara B Sinfonía No. 1 “Quisqueyana” (1.- Adagio – Allegro non troppo - Tiempo de
merengue / 2.- Andante
– A la media tuna- / 3.- Allegro giubiloso –rondó- / Autor: Juan Francisco
García / Intérpretes: Orquesta Sinfónica Nacional, Manuel Simó, Dir. / Tiempo:
23´30)
Los intérpretes:
La
Orquesta Sinfónica Nacional de la República Dominicana (OSN-RD), fundada por Ley
504, de 10 de julio de 1941, es una de las instituciones de su tipo
más antiguas del continente americano y la única del país. (1) En su
quehacer ininterrumpido la Orquesta se ha propuesto alcanzar uno de los
objetivos para los que fue instituida: promover la creación musical entre los
compositores nacionales y dar a conocer entre todos los públicos las obras
sinfónicas nacionales y del repertorio universal.
En esta labor ha objetivado el patrimonio
musical y estrenó cada una de las obras que se presentan en este fonograma.
Solo durante los primeros 25 años de creada, interpretó 73 obras de
compositores nacionales, de las cuales solo dos habían sido estrenadas en
versiones para banda antes de 1941 (Memorias OSN, 1966 p. 8). La OSN-RD es
además, por los fondos que la alimentan, patrimonio de los contribuyentes
dominicanos.
El Coro
Nacional de la República Dominicana (CN-RD) fue fundado en 1957 y al igual
que la OSN-RD ha contribuido de manera directa en la difusión del repertorio
universal y nacional. La Suite Folklórica
que aparece en este disco fue versionada para coro y orquesta por el
compositor, y su estreno tuvo lugar en enero de 1969, interpretada por la
OSN-RD y el CN-RD bajo la dirección de Manuel Simó.
Manuel Simó (1916-1988)
tomó clases de dirección y composición con Enrique Casal Chapí durante casi una
década, primero en Santo Domingo y después en el Conservatorio Kolisher de
Montevideo (Jorge 2010) entre 1947 y 1951 (Mena ¿?). Sus obras son
representativas de una época en la música dominicana y continental, porque en
ellas se amalgaman las vanguardias y los nacionalismos como sucedió en la
música en casi toda Sudamérica.
Simó
entendió con claridad el significado de las rupturas estéticas que se
produjeron durante el s. XX, y estuvo al tanto de lo que producían los
creadores en todas partes del mundo. Poseyó una vasta cultura musical y llevó a
los atriles de la OSN-RD la música de su tiempo, siendo además un activo
promotor de los compositores nacionales; entre ellos, Manuel Marino Miniño,
Juan Francisco García y Enrique Mejía Arredondo, entre otros. (Gómez 2001).
Los compositores:
Luis Emilio Mena
Perdomo tomó clases de composición y orquestación con
Casal Chapí “lo cual le permitió trazarse metas más cualificadas en lo formal y
estilístico” (Jorge 2010: p. 149). Compuso obras orquestales, de cámara y para
piano entre otras, las que se dieron a conocer durante las décadas del 40 y 50
del siglo XX. Su obra Obertura se estrenó en el primer concierto de
la OSN-RD en 1941 (Memorias
OSN, 1966: p. 25) y su obra Tres
preguntas, para orquesta de cuerdas, ha sido elogiada por la crítica y el
público, manteniéndose como parte del repertorio de la OSN-RD hasta los últimos
años del siglo XX cuando formaba parte del repertorio del entonces Director
Titular Julio de Windt.
La suite Recuerdos de Infancia, fue
estrenada por la OSN-RD bajo la dirección del compositor en 1944 (Memorias OSN, 1966: p. 36).
Rafael Ignacio creó un catálogo de obras permeado por el
folklor dominicano, «en el que ha vaciado un caudal de temas vernáculos los
cuales ha elaborado con maestría enalteciendo la pureza y sencillez de la
música criolla» (Mena ¿?). Sus orígenes como músico de orquestas de baile, le
dieron la posibilidad de conocer desde las raíces los temas que después
incorporó a sus obras sinfónicas.
Juan Francisco García es parte de ese grupo de compositores
dominicanos que durante la primera mitad del siglo XX crearon un conjunto de
obras en las que afloran los temas folklóricos y populares; entre sus obras más
mencionadas en las bibliografías, están Cuarteto
de cuerdas No. 1, compuesto en 1922, y la Sinfonía No. 1 «Quisqueyana» que
se estrenó el 21 de marzo de 1941 por la Orquesta de la Sociedad Sinfónica de
Santo Domingo bajo la dirección del autor (Mena ¿?). De este concierto la
prensa dominicana comentó: «La música dominicana está en hora buena. Juan
Francisco García acaba de abrirle una senda imperial al dirigir anoche […] su
propia sinfonía» (2).
Las obras:
La Suite Recuerdos de Infancia consta de 13 partes y la que se registra en el
fonograma es la última de ellas, Mangulina y Carabiné. Estas son dos
danzas populares de la zona sur de la República Dominicana. Refiriéndose a esta
obra la investigadora dominicana Flérida Nolasco escribió: «Ha tomado usted de
la boca del pueblo sus motivos» (Mena ¿?).
Suite Folklórica fue concebida para banda en 1939 y se
tituló Quisqueya lírica; en 1941, fue versionada para orquesta sinfónica y se estrenó en 1942 por la
OSN-RD bajo la conducción de Enrique Casal Chapí, y posteriormente el autor le
agregó las partes del coro, adaptación esta que se estrenó el 27 de enero de
1969, interpretada por la OSN-RD y el CN-RD bajo la dirección de sus
respectivos titulares: Manuel Simó y José E. del Monte, siendo esta la primera
obra sinfónico coral de un autor dominicano. El primer movimiento de esta obra
«Al son de los atabales», fue interpretado en Radio Televisión Italiana, en Roma,
bajo la conducción del Maestro Roberto Caggiano en 1955 (Mena ¿?). La obra
evoca en el primer movimiento una danza ritual que se baila en las festividades
del Espíritu Santo en los campos del Cibao del Este; en el segundo, melodías
que se cantan en las noches de velación en las festividades de Nuestra Señora
de las Mercedes; y en el tercero, un zapateado que se baila en los campos
dominicanos (Mena ¿?).
Sinfonía No. 1 «Quisqueyana», según su propio autor, contiene temas de
fisonomía criolla, que recuerdan sábados de fiesta en alguna ciudad cibaeña o
en algún campo monte adentro
(Incháustegui,
A. y Delgado M., B. 1998: p. 67) y de su estreno, el crítico musical del diario
La Nación escribió que: «La Sinfonía quisqueyana nos parece marcar
el primer paso para la creación de un arte nacional dominicano, inspirado en
los temas folklóricos de nuestra tierra, pero no por eso desvinculado de la
tradición del gran arte universal» (3).
Esta fue sin dudas otra de las obras que marcó un hito en la creación musical
dominicana, enmarcándose en lo que algunos autores definen como estilo
romántico-nacionalista. (Jorge 2010: p. 149)
El valor patrimonial
Al momento de realizarse estas grabaciones
ya Manuel Simó había dirigido la institución por más de una década, por lo que
el sonido que aquí se guarda es representativo de la estética que él le
imprimió a la OSN-RD. El Coro Nacional ya había interpretado la Suite Folklórica en su estreno, también bajo
la dirección de José del Monte, por lo que esta institución había alcanzado un
sonido y un entendimiento de la obra que debe ser conocido por intérpretes e
investigadores como parte de la historia de la interpretación de este
repertorio.
El fonograma contiene tres obras en las
que se aprecian los elementos que caracterizaron el estilo compositivo de una
generación de músicos dominicanos, que durante la primera mitad del siglo XX
abordaron la creación musical sinfónica utilizando elementos del folklor
nacional, conformando un estilo que Bernarda Jorge califica como nacionalismo
musical, «integrado por obras sinfónicas en las cuales las peculiaridades
rítmico-melódicas autóctonas alcanzaron un tratamiento técnico-musical y
aliento expresivo remarcables» (Jorge 2010 p. 149), por lo que este registro
sonoro es portador de valores patrimoniales; entre ellos, valor histórico,
estético, musical y cultural que merecen ser rescatados, preservados,
catalogados y difundidos.
La Constitución de la República define
que el patrimonio cultural de la Nación, material e inmaterial, está bajo la
salvaguarda del Estado (Cfr. Const. RD 2016 p. 23); por su parte, la Ley 41-00
que crea la Secretaría de Estado de Cultura define que el patrimonio cultural
de la Nación incluye los bienes, valores y símbolos culturales tangibles e
intangibles que son expresión de la Nación dominicana y que poseen un especial
interés lingüístico, sonoro y musical.
La República Dominicana es signataria de la Convención
para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, y está incluida en
la lista de los Estados Partes (Cfr. Estados Partes 2003), los que, según el
artículo 11 de la mencionada Convención,
deben adoptar las medidas necesarias para proteger el patrimonio cultural
inmaterial en sus territorios (Cfr. Convención 2003).
En este fonograma se
pueden apreciar los resultados del trabajo realizado durante décadas por la
OSN-RD, el CN-RD y sus directores y los estilos compositivos y las estéticas de
algunas de las obras más reconocidas por la crítica y el público dominicano
durante la primera mitad del siglo XX.
Este fonograma retrata un momento de la historia de la música dominicana
y de su interpretación, por lo que hace parte del patrimonio musical de la
nación.
En la actualidad, en algunos lugares del
mundo existen archivos sonoros en los que se conservan, catalogan, protegen y
difunden registros sonoros y audiovisuales pertenecientes al patrimonio musical;
entre ellos, el Archivo Sonoro
de Radio Televisión de España y el Registro
Sonoro Musical de la Biblioteca Digital Hispánica, instituciones que
trabajan para que el polvo y
el desuso no sepulten en el olvido determinados momentos en la historia de
músicos, orquestas, compositores, directores y culturas.
Notas:
([1]) Desde entonces hasta ahora
la OSD-RD ha tenido diez Directores Titulares: Enrique Casal Chapí (1941-1945); Abel Eisenberg (1946-1950); Roberto Caggiano
(1951-1959); Manuel Simó (1959-1981); Jacinto Gimbernard (1981-1984); Carlos Piantini (1984-1994); Rafael Villanueva (1994-1995); Julio de Windt (1995-2001); Álvaro Manzano (2001-2004) (2007-2009); José Antonio Molina (2009).
(2) (La
Nación, 28 mar., 1941, p. 7)
(3) Ídem.
Bibliografía:
Incháustegui, A. y Delgado
M., B. (1998). Vida Musical en Santo Domingo (1940-1965) Santo Domingo:
Publicación Especial de la Colección Banreservas, Corripio.
Jorge, Bernarda (2010). Caracterización del modernismo en la música
dominicana: 1940-1945. Santo Domingo: Editora Nacional.
Mena, Elila (¿?). Clásicos
Dominicanos. Datos biográficos acerca de los compositores, directores, orquesta
y coro. Notas al disco.
ORQUESTA SINFÓNICA NACIONAL
(1966). Memoria 25 años Orquesta Sinfónica Nacional. 1941-1966. Santo Domingo:
Arte y Cine. C. por A.
ORQUESTA SINFÓNICA NACIONAL
(1976). Memoria Orquesta Sinfónica Nacional correspondiente a los años
1966-1976. Santo Domingo: Editorial Arte y Cine. C. por A.
Gómez Sotolongo, Antonio
(2000) Los Cien Músicos del Siglo.
Santo Domingo: Caña Brava.
Webgrafía:
Gómez
Sotolongo, Antonio (2001). Manuel Simó:
un artista de vanguardia. Mundo Clásico. Recuperado el 20 de mayo de 2016
en:
Constitución de la República Dominicana (Const. RD 2016)
Recuperado el 15 de mayo
de 2016 a partir de:
Los Estados Partes en la Convención para
la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial (2003) (Estados Partes 2003)
Recuperado el 22 de mayo
de 2016 a partir de:
Texto de la
Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial (Convención
2003)Recuperado
el 22 de mayo de 2016 a partir de:
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