lunes, 24 de abril de 2017

LA DEMOCRACIA SEGÚN SAN CARLOS…

A Maduro se le permitió ser vocero de las quejas de ciudadanos panameños en territorio panameño, porque eso es lo que el mandatario extranjero consideró correcto y le fue permitido gracias a la democracia, esa democracia que Chávez y ahora él han demolido en Venezuela.

Ecos de la VII Cumbre de las Américas

Los políticos que persiguen el poder, y que en última instancia se inspiran en el marxismo leninismo, cuando son cuestionados acerca de sus ideas democráticas y tratan de definir el concepto, no dudan en mentir, cambiar la conversación o torpedear la noción aceptada desde la antigüedad y protegida por la Carta Democrática Interamericana, y no tornan de esas definiciones cantinflescas hasta que han acumulado la suficiente cantidad de poder en sus manos como para decir, sin ambages ni eufemismos, que la democracia representativa, tal como la conocemos, hay que demolerla y erigir en su lugar la llamada “dictadura del proletariado”, y esta se ha de aplicar en cualquiera de sus variantes; es decir, de acuerdo a la “realidad objetiva” de cada país, o lo que es lo mismo, dependiendo de la secta marxista de la que se trate, sea maoísta, estalinista, castrista, chavista etc., y nadie tiene el derecho a meterse en eso, so pena de ser llamado injerencista.

Así, es posible ver y escuchar al entonces Primer Ministro Dr. Fidel Castro, decir en 1959 que no era comunista y que convocaría a elecciones libres nueve meses después de alcanzar el poder, como lo había prometido en el programa del M26-7; al Comandante Chávez decir en 1998 que es un demócrata, que no se perpetuará en el poder, calificar como una dictadura a la llamada “revolución cubana” y que él no es socialista; al Presidente Rafael Correa, decir que en Cuba hay democracia porque hay elecciones, obviando que en la isla, durante 56 años, se presenta a esas elecciones la misma opción del único partido permitido, como lo manda la “dictadura del proletariado”; así es posible ver y escuchar a Evo Morales, el presidente de Bolivia, como se insulta e interrumpe iracundo una entrevista al ser cuestionado sobre el tema; y ver y escuchar al malogrado José Manuel “Mel” Zelaya -cuando andaba en sus coqueteos con las sectas marxistas de América-, declarando que en Cuba había una democracia “distinta”.

Como una vívida expresión del modo y la proporción en la que estos políticos usufructúan las libertades democráticas de las que gozan otros y que ellos suprimen en sus países, llama la atención el hecho de que el pasado día 10 de abril, Nicolás Maduro visitó la región del Chorrillo, zona en la  que se encontraba instalado el Cuartel Central de la Guardia Nacional del General Manuel Antonio Noriega y que en diciembre de 1989 fuera bombardeado por las fuerzas de los Estados Unidos, en lo que se conoce como la invasión estadounidense a Panamá.

En ese acto, el presidente Maduro no fue molestado ni agredido, como sí lo fueron los cubanos opositores al régimen de La Habana al intentar colocar una ofrenda floral en el monumento al apóstol cubano José Martí en un parque panameño. Maduro no fue golpeado, como sí lo fueron los opositores cubanos por tropas de respuesta rápida guiadas por miembros de la Seguridad del Estado de Cuba. Maduro no fue detenido por la policía panameña, como lo fueron los opositores cubanos. Maduro no fue declarado persona non grata, Maduro, y pocos de sus pares en la VII Cumbre de las Américas, condenó a la dictadura castrista por abusar de las libertades democráticas panameñas, llevando a aquel país la violencia y la intolerancia que impera en la isla hace más de medio siglo. Donde impera la llamada “dictadura del proletariado”.

A Nicolás Maduro se le permitió, como debe ser en una democracia representativa, asumir posturas que en Venezuela son definidas como injerencistas, golpistas, antichavistas y que son reprimidas brutalmente. A Maduro se le permitió ser vocero de las quejas de ciudadanos panameños en territorio panameño, porque eso es lo que el mandatario extranjero consideró correcto y le fue permitido gracias a la democracia, esa democracia que Chávez y ahora él han demolido en Venezuela. Gracias a esa democracia que existe en Panamá y que en Venezuela ha sido devastada, Maduro pudo abogar sin el más mínimo inconveniente, por un grupo de panameños en el propio suelo de Panamá y en el marco de un evento internacional en el que no era más que un invitado.

Sin embargo, Nicolás Maduro, quien sí ha sabido usufructuar bien las libertades democráticas panameñas y las que existían en Venezuela hace 15 años, nos muestra su “combatividad” e “intransigencia revolucionaria” inmaculada, cuando de negar esas libertades se trata.

Nicolás Maduro no admite la más mínima mención en su contra, porque echa a volar insultos e improperios de todo tipo, insultos imperdonables en un ciudadano presidente de una república democrática. Maduro reprime y encarcela a todo aquel que se le oponga, y ahora, en su más reciente acto dictatorial, eleva el listón superándose a si mismo y declara persona no grata a Felipe González cuando este se dispone a defender a Antonio Ledezma y a Leopoldo López.

Este acto, además de demostrar con hechos el concepto de democracia que tienen estos políticos que, en última instancia, persiguen el poder vitalicio por la vía del marxismo, nos dejan sin lugar a dudas una idea: La democracia, según “San Carlos Marx”, es la vía más expedita para la dictadura vitalicia, porque es un dogma dialéctico, se aplica como evangelio divino, pero es un dogma mutante que cada dictador utiliza como mejor le convenga, y, según ha quedado dicho en la VII Cumbre de Panamá, nadie se puede meter, so pena de ser acusado de injerencista. Nadie puede utilizar la Carta Democrática Interamericana para defender la democracia en América. La OEA y las Cumbres de las Américas pierden su razón de ser.

PE.: Fidel Castro ostentó el poder en Cuba desde 1959 hasta 2008 cuando le cedió el puesto a su hermano Raúl, quien aun está en el poder.

Hugo Chávez desde 1999 hasta su muerte en 2013, cuando propició pasar su poder a Nicolás Maduro.

Rafael Correa, en el poder desde 2007.

Evo Morales, en el poder desde 2006.

Daniel Ortega, tuvo un primer mandato que duró entre 1985 y 1990, actualmente está en el poder desde 2007

Por cierto, haciendo uso de las libertades democráticas que gozan los hondureños hasta hoy, el ex presidente Zelaya, se encuentra en su país, cual si no hubiera sucedido nada, dispuesto a enrolarse de nuevo en los comicios presidenciales.


Eduardo Galeano se involucra en protestas en España, gozando de los derechos democráticos que tienen todos los españoles y extranjeros que visiten ese país.

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