A Maduro se le permitió ser vocero de las quejas de ciudadanos panameños en territorio panameño, porque eso es lo que el mandatario extranjero consideró correcto y le fue permitido gracias a la democracia, esa democracia que Chávez y ahora él han demolido en Venezuela.
Ecos de la VII Cumbre de las Américas
Ecos de la VII Cumbre de las Américas
Los
políticos que persiguen el poder, y que en última instancia se inspiran en el
marxismo leninismo, cuando son cuestionados acerca de sus ideas democráticas y
tratan de definir el concepto, no dudan en mentir, cambiar la conversación o
torpedear la noción aceptada desde la antigüedad y protegida por la Carta Democrática Interamericana,
y no tornan de esas definiciones cantinflescas hasta que han acumulado la
suficiente cantidad de poder en sus manos como para decir, sin ambages ni
eufemismos, que la democracia representativa, tal como la conocemos, hay que
demolerla y erigir en su lugar la llamada “dictadura del proletariado”, y esta
se ha de aplicar en cualquiera de sus variantes; es decir, de acuerdo a la “realidad
objetiva” de cada país, o lo que es lo mismo, dependiendo de la secta marxista
de la que se trate, sea maoísta, estalinista, castrista, chavista etc., y nadie
tiene el derecho a meterse en eso, so pena de ser llamado injerencista.
Así,
es posible ver y escuchar al entonces Primer Ministro Dr. Fidel Castro, decir en 1959 que no
era comunista y que convocaría a
elecciones libres nueve meses después de alcanzar el poder, como lo había
prometido en el programa del M26-7; al Comandante Chávez decir en 1998 que es un demócrata, que no se
perpetuará en el poder, calificar como una dictadura a la llamada “revolución
cubana” y que él no es socialista; al Presidente Rafael Correa, decir que en Cuba hay democracia porque hay
elecciones, obviando que en la isla, durante 56 años, se presenta a esas
elecciones la misma opción del único partido permitido, como lo manda la
“dictadura del proletariado”; así es posible ver y escuchar a Evo Morales, el presidente de Bolivia, como se insulta e interrumpe
iracundo una entrevista al ser cuestionado sobre el tema; y ver y escuchar al
malogrado José Manuel “Mel” Zelaya -cuando andaba
en sus coqueteos con las sectas marxistas de América-, declarando que en Cuba había
una democracia “distinta”.
Como
una vívida expresión del modo y la proporción en la que estos políticos usufructúan
las libertades democráticas de las que gozan otros y que ellos suprimen en sus
países, llama la atención el hecho de que el pasado día 10 de abril, Nicolás
Maduro visitó la región
del Chorrillo, zona en la que se encontraba
instalado el Cuartel Central de la Guardia Nacional del General Manuel
Antonio Noriega y que en diciembre de 1989 fuera bombardeado por las
fuerzas de los Estados Unidos, en lo que se conoce como la invasión estadounidense a Panamá.
En
ese acto, el presidente Maduro no fue molestado ni agredido, como sí lo fueron
los cubanos opositores al régimen de La Habana al intentar colocar una ofrenda
floral en el monumento al apóstol cubano José Martí en un parque panameño.
Maduro no fue golpeado, como sí lo fueron los opositores cubanos por tropas de
respuesta rápida guiadas por miembros de la Seguridad del Estado de Cuba.
Maduro no fue detenido por la policía panameña, como lo fueron los opositores
cubanos. Maduro no fue declarado persona non grata, Maduro, y pocos de sus
pares en la VII Cumbre de las Américas, condenó a la dictadura castrista por
abusar de las libertades democráticas panameñas, llevando a aquel país la
violencia y la intolerancia que impera en la isla hace más de medio siglo.
Donde impera la llamada “dictadura del proletariado”.
A
Nicolás Maduro se le permitió, como debe ser en una democracia representativa,
asumir posturas que en Venezuela son definidas como injerencistas, golpistas,
antichavistas y que son reprimidas brutalmente. A Maduro se le permitió ser vocero
de las quejas de ciudadanos panameños en territorio panameño, porque eso es lo
que el mandatario extranjero consideró correcto y le fue permitido gracias a la
democracia, esa democracia que Chávez y ahora él han demolido en Venezuela. Gracias
a esa democracia que existe en Panamá y que en Venezuela ha sido devastada,
Maduro pudo abogar sin el más mínimo inconveniente, por un grupo de panameños
en el propio suelo de Panamá y en el marco de un evento internacional en el que
no era más que un invitado.
Sin
embargo, Nicolás Maduro, quien sí ha sabido usufructuar bien las libertades
democráticas panameñas y las que existían en Venezuela hace 15 años, nos
muestra su “combatividad” e “intransigencia revolucionaria” inmaculada, cuando
de negar esas libertades se trata.
Nicolás
Maduro no admite la más mínima mención en su contra, porque echa a volar insultos
e improperios de todo tipo, insultos imperdonables en un ciudadano presidente
de una república democrática. Maduro reprime y encarcela a todo aquel que se le
oponga, y ahora, en su más reciente acto dictatorial, eleva el listón
superándose a si mismo y declara
persona no grata a Felipe
González cuando este se dispone a defender a Antonio Ledezma y a Leopoldo López.
Este
acto, además de demostrar con hechos el concepto de democracia que tienen estos
políticos que, en última instancia, persiguen el poder vitalicio por la vía del
marxismo, nos dejan sin lugar a dudas una idea: La democracia, según “San
Carlos Marx”, es la vía más expedita para la dictadura vitalicia, porque es un
dogma dialéctico, se aplica como evangelio divino, pero es un dogma mutante que
cada dictador utiliza como mejor le convenga, y, según ha quedado dicho en la
VII Cumbre de Panamá, nadie se puede meter, so pena de ser acusado de injerencista.
Nadie puede utilizar la Carta Democrática Interamericana para defender la
democracia en América. La OEA y las Cumbres de las Américas pierden su razón de
ser.
PE.:
Fidel Castro ostentó el
poder en Cuba desde 1959 hasta 2008 cuando le cedió el puesto a su hermano Raúl, quien aun está
en el poder.
Hugo
Chávez desde 1999 hasta su muerte en 2013, cuando propició pasar su poder a
Nicolás Maduro.
Rafael Correa, en
el poder desde 2007.
Evo Morales, en el
poder desde 2006.
Daniel Ortega, tuvo un primer
mandato que duró entre 1985 y 1990, actualmente está en el poder desde 2007
Por
cierto, haciendo uso de las libertades democráticas que gozan los hondureños hasta
hoy, el
ex presidente Zelaya, se encuentra en su país, cual si no hubiera sucedido
nada, dispuesto a enrolarse de nuevo en los comicios presidenciales.
Eduardo Galeano se involucra en protestas en España, gozando de los derechos
democráticos que tienen todos los españoles y extranjeros que visiten ese país.
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