No digo que las estrellas,
sino que en este momento en el que tantas voces salen de Cuba para denunciar al
mundo los atropellos que comete la dictadura castrista, cuando Cuba quiere
decidir el 27N en San Isidro y un equipo de abogados le hace la vida imposible al régimen con la intención de recuperar lo que se han robado del erario público y desbancar a la
dictadura, se me ocurren un par de cosas.
Una: No todos los opositores
al castrismo se reconocen entre sí haciéndose parte de las demandas de los
otros, y dos: que mientras cartas van y cartas vienen, el castrismo, como
siempre, elige a sus enemigos y sus batallas, incluso crea sus propios teatros
para combatir.
Con estas dos ideas en mente
opino, y escribo para que no se me olvide, que la oposición cubana bien pudiera
dejar de ser una lluvia de ideas y convertirse de una vez por todas en un árbol
que, con todas sus ramas, tenga un solo tronco, con muchos frentes abiertos y con
un solo objetivo común, y este objetivo común se enfoque en sacar a la
dictadura de su zona de confort, y quien lo logre reciba el empuje de todos los
demás.
Muy probablemente, pudiera ser
de provecho unir las fuerzas de todos los opositores a quienes consigan dar
golpes que saquen a la dictadura de su zona de confort, probablemente esto
obligue a la dictadura a cometer errores y esos errores pudieran ser utilizados
para arrebatarles el poder a los tiranos.
Esto no puede ser no más que una opinión de amor, aunque quisiera fuera una declaración de unidad, y así lo escribo para que no se me olvide y por si acaso a alguien le sirve de algo.