viernes, 22 de junio de 2018

EL PRIMER CONCIERTO DE LA TEMPORADA SINFÓNICA 2010

(Este artículo lo escribí hace ocho años, pero se quedó fuera de este blog por algún motivo que aún no descubro; sin embargo, forma parte de la Historia de la OSNRD, así que está tan actualizado como si lo hubiera escrito hoy)

Foto: Fuente externa
10.02.10. Santo Domingo, R.D. Sala Carlos Piantini del Teatro Nacional Eduardo Brito. A. Ginastera, Danzas del Ballet “Estancia” IV Danza Final (Malambo). G. Gershwin, Concierto en Fa para piano y orquesta. J. A. Molina, Fantasía Merengue. Xiayn Wang, pianista. José Antonio Molina, Director Titular. Orquesta Sinfónica Nacional. Concierto No. 1812. Temporada Sinfónica 2010. Aforo: 90%.

Los discursos

La Gala, dedicada al Maestro Carlos Piantini, comenzó aproximadamente a las 8:30 pm con la interpretación del Himno Nacional. El Ministro de Cultura, José Rafael Lantigua, elogió a quien fuera Director del Teatro Nacional y Titular de la OSN, se proyectaron dos videos; uno, con una breve reseña biográfica del homenajeado y; otro, en el que Piantini agradeció los honores desde su casa en los Estados Unidos, donde permanece por quebrantos de salud. Los hijos del Maestro recogieron el pergamino que le extendiera el Ministerio de Cultura y agradecieron al auditorio las muestras de cariño expresadas hacia su padre.

La música
Si bien es cierto que el Malambo de Ginastera se ha escuchado aquí en múltiples oportunidades, conducida por Invitados y Titulares, esta vez lució más enérgica, a un tempo chispeante y virtuoso, rústica como lo pide su origen, enervante y lúdica.

También el concierto en Fa es de los favoritos del público y ha sido escuchado varias veces en esta misma sala. La pianista Xiayin Wang hizo una interpretación académicamente correcta, culta en todos los sentidos, con la dicción jazzística que piden los temas y con una buena dosis de swing. El sonido de ella es perfecto; sin embargo, no alcanza los fortes necesarios para llenar la sala Carlos Piantini del TN, que no tiene la mejor acústica para conciertos sinfónicos, pero que otros han podido llenar con un toque más robusto.

El final fue una fiesta dominicana, un destello seguro de sinfonismo nacional. La obra de Molina, que también pertenece al repertorio de la OSN desde su estreno hace casi dos décadas, estuvo trabajada esta vez con minuciosidad por el propio autor. Los múltiples elementos que la hacen lucir en todo su esplendor como una verdadera obra sinfónica dominicana salieron a flote y, lejos de quedarse en el superficial bamboleo del baile popular, destacaron los complicados vericuetos por los que se desplazan los temas harto conocidos, argumentos que se entrelazan como mosaicos y que por momentos adquieren, por la maestría en la orquestación, aires que festejan explícitamente la obra de otros compositores: Prokofiev, Haydn, Copland o Rachmaninof.

Mención aparte merece el dúo de güira y tambora que a manera de cadencia o descarga interpretaron los percusionistas invitados Juan de la Cruz (Chocolate) en la tambora y Rafael (Yapo) en la güira. Exuberantes polirritmias interpretadas con la íntima complicidad de dos virtuosos, capaces de alcanzar la perfección en el ensamble y arrancarle una gama extensísima de colores a dos instrumentos acústicamente limitados.

El concierto número 1812 de la OSN, fue un centelleo más en el camino que transita la institución desde que la administra el Ministerio de Cultura. La sala estuvo llena, y el público disfrutó la velada; sin embargo, aun los novatos siguen dando la nota mala, aplaudiendo antes de tiempo, en el lugar equivocado con el consiguiente trastorno en el ritmo del espectáculo, en la concentración de los músicos. Hace falta que en los programas se anoten las normas de conducta en un concierto, que no son tantas ni tan difíciles de adoptar y que pudieran resumirse en sólo dos: Una, permanecer en silencio mientras suena la música; y dos, aplaudir solamente cuando el director y el solista se vuelvan hacia el público y se inclinen en señal de agradecimiento a quienes escucharon la obra.

Por fin volvemos a tener Temporada Sinfónica en Santo Domingo, con buenos conciertos, buenos programas y un nutrido público. Ojalá que la gerencia no vuelva a trastabillar nunca más y de las altas cumbres no se despeñe tanto esfuerzo y entrega de la institución cultural más antigua del país.

viernes, 15 de junio de 2018

LOS PRÓCERES DE LA PATRIA NO PERTENECEN A NINGÚN PARTIDO

(Este artículo lo escribí en 2013, pero se quedó fuera de este blog por algún motivo que aún no descubro; sin embargo, forma parte de la historia reciente y sus consecuencias aún penden sobre nuestras cabezas como la espada de Damocles, está tan actualizado como si lo hubiera escrito hoy, así que ahí les va)

Leonel descalificó al PRD y se apropió del legado duartiano

“La patria necesita sacrificios. Es ara y no pedestal.
José Martí.


Fidel Castro y Hugo Chávez descalificaron a la oposición como Leonel lo hace ahora; ambos, son admirados por Leonel Fernández y los lazos entre ellos tres no se limitan al ámbito personal, sino al institucional y al económico.

Foto: Fuente externa
El pasado día 26 de enero se cumplieron doscientos años del natalicio del prócer dominicano Juan Pablo Duarte; y el domingo 27, se produjeron dos eventos de lesa democracia. Uno, en el local del PRD; y otro, justamente en el mausoleo que guarda los restos del patricio. Uno, en forma de batalla campal; y otro, en forma de disciplinada apropiación del patrimonio nacional. En uno, el pugilato por el poder se salió de madre y llegó a la violencia; y en otro, la disciplina y el orden propiciaron, con palabras, un golpe por obtener el poder vitalicio en un futuro cercano.

Es muy peligroso para la salud de la patria, que un partido quiera secuestrar a sus próceres y auto proclamarse como su único heredero. La bandera, el himno, la patria y sus héroes y mártires no le pertenecen a ningún partido, estos son patrimonio de todos los dominicanos. Es muy peligroso para la salud de la patria que Leonel Fernández descalifique al PRD, y con este a toda la oposición, porque ese puede ser un primer paso en la peligrosa senda del partido único, un trillo que lleva sin lugar a dudas a la pérdida de las libertades democráticas por las que lucharon precisamente los próceres de la nación.

En su discurso, Leonel utilizó como saeta los hechos de violencia que protagonizaron integrantes del más importante partido de oposición, pero esos deplorables disturbios entre dos facciones del PRD no justifican en lo absoluto la postura mesiánica del Presidente del PLD, no justifican para nada que éste se proclame como el único y legítimo heredero de Juan Pablo Duarte.

Esta vía ya la han experimentado muchos caudillos a través de la Historia, y dos de ellos -quienes exhiben lauros envidiados por todo aquel que desee con vehemencia el poder vitalicio y heredable-, mantienen, desde tiempos del génesis, una alarmante cercanía con el PLD y otras fuerzas que en la República Dominicana están sirviendo de recipiente a esas ideas.

Fidel Castro se apropió en 1968 -además de los últimos reductos de propiedad privada que quedaban en Cuba-, del patrimonio histórico de los cubanos. En la celebración del centenario del inicio de las Guerras de Independencia, él se auto proclamó como único heredero de aquellos próceres, y consolidó lo que había esbozado en 1953, cuando, dislocando el pensamiento martiano se apropió de él para justificar una acción que bañó de sangre a las familias cubanas.

Hugo Chávez, quien se ha mantenido en el poder por casi dos décadas en Venezuela, se auto proclamó como único heredero de Simón Bolívar, cambió el nombre al país y lo proclamó bolivariano, ha desmontado punto por punto las instituciones democráticas, y aun cuando su voz ha dejado de estar entre nosotros por varios meses, el poder chavista se impone por sobre todas las razones y leyes promulgadas por el mismo Hugo Chávez.

Ambos, Fidel Castro y Hugo Chávez descalificaron a la oposición como Leonel lo hace ahora; ambos, son admirados por Leonel Fernández y los lazos entre ellos tres no se limitan al ámbito personal, sino al institucional y al económico. Los aires del castrismo no han dejado de batir sobre la patria de Duarte, no terminaron con la última esperanza armada que Francisco Caamaño trajo desde Cuba el 3 de febrero de 1973, y las influencias del chavismo no se limitan al abastecimiento del petróleo, ni a la posesión de REFIDOMSA como accionista mayoritario.

Con estas premisas visibles y otras que deben existir fuera de la vista del ciudadano desprevenido, los vínculos entre el PLD y los “Maestros Fundadores del Socialismo del Siglo XXI” se perciben demasiado poderosos como para poder cortarlos, y se han convertido en una peligrosa premisa para la instauración en la República Dominicana de una democracia “de otro tipo”, como algunos ingenuos y oportunistas suelen llamarle eufemísticamente a las dictaduras de izquierda.

Ojalá que, como otras tantas veces, las malas palabras de Leonel en la celebración del doscientos aniversario del natalicio del prócer Juan Pablo duarte se las lleve el viento, y jamás esas ideas se conviertan en acciones despóticas y en alimento de gobiernos autoritarios. Ojalá.

PD: Es deplorable que actos como este sean liderados por el Presidente de un partido, transmitido en cadena de radio y televisión, y el Presidente de la República no esté ni siquiera en el país –y con esta van dos-. Los Partidos han de celebrar en sus recintos, pero el Altar de la Patria le pertenece a todos los dominicanos, no es propiedad de ningún partido, ni siquiera del que está en el poder. Le toca a Danilo Medina asumir estas responsabilidades, y convertir estas celebraciones, que son de todos los dominicanos, en una fiesta nacional, con todos los colores, con todas las banderas y con todas las ideologías, fue para eso que los electores votaron por él. ¿O no?

jueves, 14 de junio de 2018

EDUCAR ¿EN EL FRAUDE?


La Enciclopedia Dominicana SOS viola mis derechos de autor

Una de las reglas de oro del aprendizaje está en el conocimiento de los autores y las fuentes, y si estos son escamoteados, el educando sale dañado. Quien educa en estas normas enseña a irrespetar el conocimiento ajeno, enseña a hurtar y falsear documentos, educa en el fraude.

Foto: Fuente externa

En la Internet existe licencia para matar, aunque los editores no son agentes 007, así lo parecen. Agarran de aquí y de allá, sin importarles en lo más mínimo la ética, la decencia y la urbanidad. Y esto es innecesario, al menos en mi caso, porque lo único que exijo es que quienes reproduzcan en la Internet lo que publico bajo mi firma citen el autor y la fuente, y para publicaciones impresas soliciten por escrito mi consentimiento. Nada más.

En la página de Internet que lleva el título de Enciclopedia Dominicana SOS (E.D. SOS) se han publicado sin mi autorización artículos de los cuales soy el autor y de los que poseo todos los derechos. En días pasados envié dos correos electrónicos a la dirección de contacto que aparece en la página, solicitando se incluyeran los créditos al pie de mis artículos. Como estos correos electrónicos no fueron respondidos, envié una carta en la que detallé el significado de utilizar textos plagiados en un portal que dice ser educativo.

Como aún no he recibido respuesta, he decidido hacer público el contenido de la carta enviada el pasado 25 de mayo al correo de contacto de la página mencionada, con el interés de que si existen otros autores afectados por el plagio de esa página, acudan a hacer las reclamaciones correspondientes.

Le he solicitado mediante correos electrónicos a la dirección de contacto que realice las correcciones de lugar, pero aún no lo ha hecho y el fraude se mantiene. Esto de plagiar para educar, en mi opinión, es contradictorio y lesivo, porque esta página pretende ser una herramienta para la educación, un medio de instrucción; sin embargo, los valores morales que se transmiten a través de la educación son esenciales, son inherentes al proceso de enseñanza-aprendizaje, es una regla imprescindible en la pedagogía.

Y una de las reglas de oro del aprendizaje está en el conocimiento de los autores y las fuentes y si estos son escamoteados, el educando sale dañado. Quien educa en estas normas enseña a irrespetar el conocimiento ajeno, enseña a hurtar y falsear documentos, educa en el fraude.


Foto: Fuente externa

Espero que quien o quienes administran esta página lo tomen en serio, que aprendan que tienen en sus manos una herramienta poderosísima, tanto para construir como para destruir, esta es una ventana que se abre para que el mundo tenga acceso a la cultura dominicana, y si lo hacen a la brigandina tarde mal y nunca nos conocerán.

Soy el autor del texto que publica la E.D.SOS  en la entrada Eduardo Brito, desde donde dice «En un lugar remoto», hasta «Había nacido el 21 de enero de 1905». Este texto ha sido tomado de la entrada Eduado Brito publicada por mí el 26 de noviembre de 2008 en el blog El Tren de Yaguaramas. Los 100 músicos del siglo, que yo administro.

La entrada que publica la E.D.SOS con la biografía de Francisco Casanova, ha sido tomada de Francisco Casanova, una entrada que aparece en mi blog desde el 25 de noviembre de 2008.

La entrada que publica la E.D.SOS con la biografía de Napoleón Dihmes, fue tomada de Napoleón Dihmes, una entrada que aparece en mi blog desde el 22 de noviembre de 2008.

La entrada que publica la E.D. SOS con la biografía de Fernando Geraldez (Sic), ha sido tomada de Fernando Geraldes, una entrada que aparece en el blog El Tren de Yaguaramas. Los 100 músicos del siglo desde el 20 de noviembre de 2008.

La entrada que publica la E.D. SOS con la biografía de Elila Mena, ha sido tomada, con el uso de algunas paráfrasis, de Elila Mena, una entrada que aparece en el blog El Tren de Yaguaramas. Los 100 músicos del siglo desde el 17 de noviembre de 2008; pero además, esta entrada la ilustra erróneamente la E.D SOS con una foto de Miriam Ariza.

La entrada que publica la E.D. SOS con la biografía de Milton Cruz ha sido tomada de Milton Cruz, una entrada que aparece en el blog El Tren de Yaguaramas. Los 100 músicos del siglo desde el 24 de noviembre de 2008.

La entrada que publica la E.D. SOS con la biografía de Armando Cabrera, ha sido tomada de Armando Cabrera, una entrada que aparece en el blog El Tren de Yaguaramas. Los 100 músicos del siglo desde el 24 de noviembre de 2008.

La entrada que publica la E.D. SOS con la biografía de Rafael Solano, ha sido tomada de Rafael Solano, una entrada que aparece en el blog El Tren de Yaguaramas. Los 100 músicos del siglo desde el 13 de noviembre de 2008.

La entrada que publica la E.D. SOS con la biografía de Enrique Casals (Sic), está ilustrada con un retrato de Enrique Mejía Arredondo (1901-1951).

La entrada que publica la E.D.SOS con un artículo titulado Gabriel del Orbe, ha sido tomada de Gabriel del Orbe, un genio Antillano del siglo XX, una entrada que aparece en mi blog El Tren de Yaguaramas 2da. época desde el 27 de mayo de 2008, que fue publicado originalmente en la revista Ahora, el 15 de mayo de 2000 y que aparece en mi libro El corazón de América en un concierto. Crónicas dominicanas (1998-2008) publicado en 2011.

Espero que quien o quienes administran esa página corrijan el fraude y coloquen en cada uno de mis artículos el nombre del autor y la fuente, y específicamente en el artículo que lleva por título: Gabriel del Orbe, un genio antillano del siglo XX, coloquen al pie la cita autor-fecha como aparece a continuación: Gómez Sotolongo, Antonio. 2011. El corazón de América en un concierto. Crónicas dominicanas (1998-2008). Morrisville, N.C. Lulu Press. 382-385

viernes, 8 de junio de 2018

NO ES LO MISMO HISTORIAR QUE CANTAR DE OÍDO

(Este artículo lo publiqué en 2013, pero se quedó fuera de este blog por algún motivo que aún no descubro; sin embargo, está tan actualizado como si lo hubiera escrito hoy, así que ahí les va)

Y dale otra vez con  la Ma´Teodora

«Si un hecho histórico fundamental para la evolución de la Humanidad no hubiera dejado ningún resto, tal hecho no existiría para el historiador».

Alberto Beltrán. Foto: Fuente externa
Cuando en 1845, en la publicación habanera Protocolo de Antigüedades, Literatura, Agricultura, Industria, Comercio, etc., que editaba José Joaquín García, se hizo mención por primera vez de la supuesta crónica de Hernando de la Parra, en la que se nombraba a cuatro músicos que se empleaban en los más diversos eventos en la Habana de finales del siglo XVI, el súper objetivo era tender una nube de polvos mágicos sobre el negro rostro del criollo, crear un celaje que blanqueara la negritud de la música y la sociedad cubana, que en el siglo XIX, a trompicones y «peligrosamente», asimilaba su africanía.

Ninguno de aquellos cuatro musicantes del supuesto génesis de la música cubana llegó de África. Ellos, según la crónica, eran «Pedro Almanza, natural de Málaga, violín; Jácome Viceira, de Lisboa, clarinete; Pascual de Ochoa, de Sevilla, violón; Micaela Ginez negra horra, de Santiago de los Caballeros, vigüelista; los cuales llevan generalmente sus acompañados para rascar el calabazo y tañer las castañuelas». (Sic)

Después de la incontestable tesis de Alberto Muguercia, que demostró la inexistencia de tales músicos en la fecha y el lugar señalados, ese objetivo blanquista de la época fue más evidente, pero ahora, cuando al parecer el fantasma de las hermanas Ginez continúa recorriendo el Mar de las Antillas en un barco de papel, otro gazapo axiomático se desprende de tal mención en la historiografía cubana.

Y este consiste en la falta de fuentes escritas que sustentaran el suceso, y por supuesto que no me refiero a la crónica de marras ni a las tantas y copiosas menciones que desde el siglo XIX hasta hoy se hicieron de aquellos cuatro músicos, sino al único documento  que probaría la existencia de aquella música: la partitura escrita en el siglo XVI.

En sus afanes por blanquear la cultura cubana, algunos intelectuales -al igual que sus herederos antillanos que hoy vuelven a enarbolar la bandera de la blanquitud en un territorio en el que la africanía se lleva en el rostro-, incurrieron en el error de prescindir de la partitura para probar la existencia de la música.

Y ya veo que existe una, como seguramente el lector avezado conoce, pero es del todo apócrifa, «igualitico» que  la crónica de Hernando de la Parra, es una partitura que por su análisis morfológico pertenece indudablemente a los cánones de composición musical del siglo XIX y no del XVI, absolutamente distinta a la que los músicos renacentistas escribieron, por lo que insistir hoy, a pesar de las irrefutables razones que se han expuesto, en la paternidad dominicana de la música cubana basándose en la existencia de unas «negras horras» que en el siglo XVI la llevaron de una isla a otra, es como cantar de oído, es insistir en desconocer que para estudiar la Historia de la Música, el único documento que existe es la partitura,  y después de 1898 el fonograma. Pretender historiar sin partitura o sin registro fonográfico es como cantar de oído.

En sus primeras páginas, un libro muy utilizado por los estudiantes de bachillerato dice:

La historia estudia la vida del hombre en el tiempo, utilizando toda clase de restos del pasado. Estos restos, llamados fuentes históricas, pueden ser:


a) Objetos relacionados con el hombre: son las llamadas fuentes arqueológicas (instrumentos, vasijas, pinturas, construcciones…),
b) Documentos escritos que reflejan aspectos de la vida humana: son las fuentes escritas. [1] 
Por más que los arqueólogos se empeñen en resucitar artefactos que hace miles de años fueron instrumentos musicales, jamás podremos saber cómo sonaban si no tenemos la partitura original, o se descubren restos en civilizaciones que en la actualidad mantengan vivo por tradición oral (de oído) el uso de dicho instrumento. Jamás podremos saber cómo sonaba el primer merengue, porque allá por 1844 nadie lo escribió; sin embargo, existen muchísimas otras partituras, que sí nos cuentan la historia de nuestra música mestiza, pero estas hay que saber leerlas, para analizarlas hay que saber leer y escribir la música, no es posible hacer un análisis musical como se memoriza de oído una criolla.
Y dice además el mencionado libro de Historia: «Si un hecho histórico fundamental para la evolución de la Humanidad no hubiera dejado ningún resto, tal hecho no existiría para el historiador». [2]
O lo que es lo mismo, pretender historiar la música sin partitura es como cantar boleros de oído; sin embargo, lo primero se puede hacer magníficamente, pero lo segundo es, como diría Zumbado, una verdadera «cagástrofe».

PD.: Y por si todo esto fuera poco, el significado que en el siglo XVI tenía la palabra son no es ni por asomo el mismo que tendría a finales del siglo XIX. Si tomamos como referencia la obra cumbre de la literatura española, Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes, publicada por primera vez en 1605, es decir, muy poco tiempo después de los supuestos andares de las Ginez por Cuba, la palabra son significaba sonido, así se puede leer; entre otras, en el capítulo XIV, en uno de los versos de la Canción de Grisóstomo:
[…] Escucha, pues, y presta atento oído,
no al concertado son, sino al ruido […]
Y en la nota al pie de la página 120 de la edición de Francisco Rico, en Punto de Lectura de 2007, aclara el significado de la palabra son y dice: «al armónico sonido».
Si el texto del conocido Son de la Ma´Teodora hubiera sido escrito realmente a finales del siglo XVI, la palabra son no se hubiera referido ni por asomo al género musical que se conoció en Cuba a finales del siglo XIX; por tanto, ni siquiera la lengua propicia la posibilidad de que Teodora Ginez, hubiera participado en la génesis de algún género musical y mucho menos, desde tan temprana fecha, en un proceso tan complejo como lo ha sido el de la conformación de la música cubana, proceso que se desarrolló aparejado al surgimiento de la Nación y la Nacionalidad Cubana.

[1] Fernández, Antonio et al. 1996. Historia de las civilizaciones y el arte. Occidente. Primer Curso de Bachillerato Unificado PolivalenteBarcelona. Vicens-vives. 5 
[2] Ídem. 4

A continuación usted puede comprobar como se encamina una investigación cuando de música se trata 





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lunes, 4 de junio de 2018

LA ENTUSIASTICA Y MUNDANA SOLICITUD A LA UNESCO PARA QUE EL SON CUBANO SEA DECLARADO COMO PATRIMONIO CULTURAL INMATERIAL DE LA HUMANIDAD.

Cuando la Fania se presentó en el teatro Carlos Marx, en aquel memorable encuentro Cuba-USA, el público aprovechó para ir al baño. Entonces, en todo el mundo la Fania arrasaba, Fania divulgaba el Son cubano, el Son cubano que formó y forma parte de los hábitos de escucha de disímiles culturas, el Son cubano que hace parte del Patrimonio de la Humanidad, pero en La Habana de principios de los 80, aquellos sones del 50 eran música vieja.


Foto: Fuente externa
Hoy me entero -cuando la solicitud en la página de la Internet Change.org ya ha recogido 2,113 firmas de las 2,500 que se propone obtener-, que hay buen número de personas que clama por incluir el Son cubano en la lista del patrimonio cultural inmaterial de la UNESCO.

Eso, a simple vista, está muy bien, pero solo a simple vista, porque, en  mi opinión, después de haber leído algunos de los procedimientos que utiliza la UNESCO y las listas en las que deben ser incluidos los bienes patrimoniales que esa institución registra, se me presentan al menos dos preguntas; una, ¿cómo se define el Son cubano?; dos, ¿está el Son cubano tan instalado en la cultura inmaterial de la humanidad como para inscribirse en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad?.

Para responder la primera pregunta: ¿Cómo se define el son cubano?
Es imprescindible acudir a los parámetros que han establecido los especialistas, es decir, musicólogos y etnomusicólogos, porque solamente definiendo la estructura de la música que genéricamente se define como Son cubano podremos saber qué es lo que se quiere incluir en las listas de la UNESCO.

Haciendo un breve recorrido por esas definiciones, dejándole muchos cabos sueltos a quienes los quieran atar, o lo que es lo mismo, dejando muchas líneas de investigación para quienes quieran llevar el tema hasta sus últimas consecuencias, tomo una de las primeras definiciones de Son cubano, la de más permanencia en la historiografía cubana, incluso, a pesar de que en 1971 fue vuelta patas arribas, desmitificada y descontinuada.

Según Alejo Carpentier[1], en el siglo XVI hubo en Santiago de Cuba una negra horra, que se hizo famosa por sus canciones; entre ellas, «la única composición que puede darnos idea de lo que era la música popular cubana en el siglo XVI: el famoso Son de la Má Teodora». De este Son, Carpentier reproduce la partitura que Laureano Fuentes había publicado en su obra Las Artes en Santiago de Cuba[2] en 1893, y a simple vista destaca que no está en 2/4 como los sones cubanos del siglo XX, sino en 6/8.

Alberto Muguercia Mugercia[3], en un extenso ensayo, demostró que la existencia de la Má Teodora era improbable por falta de documentación, y, desbrozando  muchas otras incongruencias en los dichos de Carpentier y otros autores que también tocaron el tema, echó por tierra la primera definición del Son cubano, el que según Alejo se bailaba y cantaba en Cuba desde el siglo XVI.

En el Diccionario de la Música[4], Elio Orovio nos anuncia que el Son cubano es un género vocal, instrumental bailable que constituye una de las formas básicas dentro de la música cubana.

Según Odilio Urfé, citado por Orovio en la mencionada obra[5], afirma que el Son cubano «es el exponente sonoro más sincrético de la identidad cultural nacional».

Emilio Grenet, también citado por Orovio[6], escribió que la estructura del Son cubano «consiste en la repetición de un estribillo de no más de cuatro compases».

Y Rosendo Ruiz y Vicente González Rubiera (Guyún), en la obra Polirritmia del Son, citados también por Orovio[7], afirman que en la estructura del Son cubano «se evidencia una constante y contrastante yuxtaposición de tres franjas rítmicas independientes en proyección dinámica. La primera línea (sincopada) se representa en el bajo anticipado. La segunda la integran a un tiempo la guitarra acompañante, las maracas y el bongó […]. Ambas franjas se […] someten al módulo métrico bicompasado del toque de claves».

Y finalmente citaré la definición de Armando Rodríguez Ruidíaz, quien en su obra El origen de la música cubana. Mitos y realidades[8], afirma que:

Dentro del proceso evolutivo del son podemos identificar varias etapas sin mayor dificultad. Una primera, en la cual su forma se limita a la repetición variada de una misma frase o estribillo, llamado «montuno» por su origen campesino, y donde la voz es usualmente acompañada por muy pocos instrumentos musicales, quizás uno o dos, que pudieran ser: un cordófono como la guitarra o el tres, además de un idiófono como el güiro o las claves. Una segunda etapa, más compleja, cuya estructura formal incluye una copla o cuarteta (llamada regina en las regiones orientales de Cuba) además del «montuno», y donde la instrumentación se amplía con otros instrumentos como la tumbandera, la botija, o la marímbula; y la tercera etapa que se caracteriza por una forma más profesional y sofisticada en el desarrollo de cada sección, además de mayores grupos, formados por seis o siete instrumentos, los cuales incluyen timbres característicos, como los del bongó y las claves, así como el del contrabajo y la trompeta. En esta tercera etapa arribamos a una estructura y sonoridad del son que pudiéramos llamar clásica, pero la evolución de este género no concluye en ese punto, sino que prosigue hasta nuestros días generando nuevas y atractivas modalidades (tales como el mambo, la timba y el songo).

Según esta definición de Rodríguez, una de las más actuales que he podido leer, el Son cubano ha estado en permanente evolución, por lo que para entender dónde está justamente no es asunto de coser y cantar, es decir, cuando al público profano se le diga que el Son cubano está también en los mambos de Pérez Prado, en el jazz, la música de Bernstein, Gershwin o en las canciones de Pablo Milanés, no podrá precisar exactamente en qué lugar.

Hasta aquí entiendo que por definición el Son cubano se canta y se baila, que tiene un estribillo y los instrumentos se desempeñan en tres franjas sonoras muy bien definidas (contrabajo, o botija, o marímbula; guitarra y clave) provocando una polirritmia muy sincopada que se ajusta con el toque de clave cubana, que ejecuta el instrumento conocido como clave, al que Fernando Ortiz definió como clave xilofónica, por tener sus orígenes en los clavos, claves o pasadores de madera con los que se ajustaban las maderas de los barcos que se construían en los astilleros de La Habana[9].

Para responder la segunda pregunta: ¿Cuál de las tres listas de la UNESCO debe integrar el son cubano?

La UNESCO tiene tres listas; una, la Lista Representativa del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, a la que pertenecen, por ejemplo, «Al-Qatt al-Asiri», decoración mural tradicional de las mujeres de Asir. Un tipo de ornamentación mural tradicional de Asir que practican las amas de casa de manera espontánea y constituye un elemento vivo del patrimonio cultural, «presente en la mayoría de los hogares de la comunidad»[10].

Otra es la Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial que requiere medidas urgentes de salvaguardia, y en ella están, por ejemplo, los cantos de trabajo de Los Llanos de Colombia y Venezuela, debido a que «la práctica de este elemento del patrimonio cultural se ha visto mermada paulatinamente por toda una serie de cambios socioeconómicos y políticos que han modificado considerablemente el universo cultural de las comunidades de Los Llanos» [11]

Y la tercera y última lista es el Registro de buenas prácticas de salvaguardia, en el que fue seleccionado en 2016, por ejemplo, la protección que brindan los húngaros al método Kodály, un sistema creado por el compositor Zoltán Kodály hace más de un siglo y que hoy se mantiene vivo, gracias a las buenas prácticas en su salvaguardia.

Entonces, ¿en cuál de las tres listas cabe el Son cubano?

En mi opinión el Son cubano no cabe en la primera lista, porque durante más de medio siglo, el mercado, que era el motor que impulsaba la música en Cuba, fue demolido con las prácticas de la economía socialista provocando que el Son cubano y todos los demás géneros de la música cubana quedaran al pairo, y dejaran de tener la influencia que tuvieron durante la primera mitad del siglo XX -desde Cuba y como un producto cubano-, en el patrimonio de la Humanidad.

La industria del entretenimiento que utilizaba la música cubana como materia prima era muy próspera económicamente y no perdió por eso su profunda raíz cultural, ni su autenticidad. Constantemente se estaba reciclando, era un proceso en el que la sabia que la alimentaba circulaba por arterias expeditas. Entonces, el contacto entre Cuba y el mundo, era directo. Pero todo este lujurioso acontecer cultural y comercial tuvo un traumático corte, una contención abrumadora que comenzó a erigirse el primero de enero de 1959 [12].

Como en realidad el Son cubano de entonces sí pertenecía al Patrimonio de la Humanidad, otros grupos humanos lo hicieron suyo a través del mundo, convirtiéndolo en Salsa en la ciudad de Nueva York, y convirtiéndose así la Salsa en el reservorio más fiel que tuvo el Son cubano sin Cuba. La Salsa fue la reserva de las formas del Son cubano, desde aquel sencillo canto que consistía en la repetición de un estribillo de no más de cuatro compases con el acompañamiento de uno o dos instrumentos, hasta, La pachanga, de Eduardo Davidson, el último en pegar un hit en el mercado del disco, justo antes de que llegara el Comandante y mandara a parar.

El daño que provocó aquella ruptura es irreversible, por lo que tampoco tendría sentido incluir el Son cubano en la Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial que requiere medidas urgentes de salvaguardia. El Son cubano tuvo una vida dentro de Cuba y otra en el resto del mundo. Dentro de Cuba, tuvo la  misma vida que los cubanos, la de sobrevivencia, la de genios ignorados, muchas veces perseguidos por sus «malas virtudes» o por sus «desviaciones ideológicas». El son y los soneros quedaron varados en aquella isla, de la que habían salido miles de músicos durante la primera mitad del siglo XX a plantar bandera y esparcir su patrimonio, pero después de 1959 los músicos se quedaron en Cuba amasando un pan que enrumbó por otros caminos, al margen del mercado, al margen del mundo, creando un Son cubano que es hoy ajeno al Patrimonio de la Humanidad. 
 
Tres imágenes de las vidas paralelas del Son cubano

Cuando la Fania se presentó en el teatro Carlos Marx, en aquel memorable encuentro Cuba-USA, el público aprovechó para ir al baño. Entonces, en todo el mundo la Fania arrasaba, Fania divulgaba el Son cubano, el Son cubano que formó y forma parte de los hábitos de escucha de disímiles culturas, el Son cubano que hace parte del Patrimonio de la Humanidad, pero en La Habana de principios de los 80, aquellos sones del 50 eran música vieja.

Otro caso ilustrativo de las vidas paralelas que ha tenido el Son cubano, es el hecho cierto de que la Orquesta los Van Van, de excelente calidad artística y musical, única orquesta bailable que ha sobrevivido durante más de medio siglo y arrasa en Cuba, apenas si tiene un reducido círculo de seguidores fuera de la isla, a pesar de que en todos estos años no ha dejado de viajar, pero el mercado desde Cuba no funciona, el sistema no lo permite y el songo que creó Formell, como una evolución más del Son cubano, no forma parte aún del Patrimonio de la Humanidad.

Y un tercer ejemplo fue Buena Vista Social Club, una orquesta que se creó con los músicos que el sistema había descontinuado, con algunos que estaban fuera de los escenarios y otros que cargaban en el recuerdo sus glorias pasadas. Esta orquesta se convirtió en un éxito del mercado, en un producto que se vendió por un productor norteamericano en el mejor estilo de las campañas capitalistas fuera de Cuba. Aún resuenan los sones de BVSC, porque aquella música fue la que circuló frenéticamente en el mercado antes de 1959, la que formó parte de los hábitos de escucha de medio mundo y se convirtió, por eso, en Patrimonio de la Humanidad. Pero aquel experimento de BVSC llegó tarde para casi todos sus integrantes, y hoy forma parte de la Historia. Y BVSC nunca fue un éxito de público en Cuba, era música vieja.

En conclusión, solicitarle a la UNESCO que declare el Son cubano como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, es verdaderamente descabellado, no tiene asideros ciertos, porque el Son cubano que conoce la Humanidad es el mismo que mató el socialismo en Cuba, es en todo caso el que divulgaron las orquestas de Salsa y Buena Vista Social Club, proyectos que triunfaron porque en el marketing se tomó muy en cuenta las leyes del mercado y las necesidades del público, quienes a fin de cuentas son la Humanidad, es el público consumidor de la música el que goza de ese Patrimonio Inmaterial. Ojalá que los solicitantes lo consigan, que la UNESCO acceda, pero recuerden siempre: se los dije, es descabellado porque no se compadece con la realidad.

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[2] Ídem. 29.
[3] Muguercia, Alberto. 1971. «Revista de la Biblioteca Nacional José Martí. Año 62. No. 3. Sept-dic. 1971». La Habana. Instituto Cubano del Libro.
[4] Orovio, Helio. 1992. Diccionario de la Música Cubana. Biográfico y Técnico. La Habana. Letras Cubanas.
[5] Ídem. 455.
[6] Ídem. 456-457.
[7] Ídem. 460.
[8] Rodríguez, Armando. [En línea] [Fecha de consulta 4 de junio de 2018] Disponible en: https://docgo.net/philosophy-of-money.html?utm_source=el-origen-de-la-musica-cubana-mitos-y-realidades&utm_campaign=download 83.
[9] Ortiz, Fernando. 1984. La clave xilofónica de la música cubana. La Habana. Letras Cubanas.
[10] Cfr.: «Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad». [En línea] [Fecha de consulta 4 de junio de 2018] Disponible en: https://ich.unesco.org/es/00011?type=00002#tabs 
[11] Cfr.: «Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial que requiere medidas urgentes de salvaguardia».[En línea] [Fecha de consulta 4 de junio de 2018] Disponible en: https://ich.unesco.org/es/USL/cantos-de-trabajo-de-los-llanos-de-colombia-y-venezuela-01285
[12] Gómez Sotolongo, Antonio. Sin embargo son, con embargo salsa. [En línea] [Fecha de consulta 4 de junio de 2018] Disponible en: https://eltrendeyaguaramas2epoca.blogspot.com/p/sin-embargo-son-con-embargo-salsa.html

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