sábado, 1 de marzo de 2025

ESTHER BORJA CANTA A DOS, TRES Y CUATRO VOCES

Mateo San Martín, un disquero de fábula.


Durante la primera mitad del siglo XX, cuando en Cuba florecía la cultura republicana y la música se había convertido en uno de los productos de consumo masivo, colocar un disco en el tope de la popularidad no era nada fácil, porque la competencia era recia y el mercado volátil, lo que hoy era una novedad al otro día era viejo; sin embargo, algunos fonogramas, como el que da título a este artículo, salió al mercado hace más de setenta años, y se puede escuchar hoy como si fuera nuevo. En su género, ha podido romper las barreras del tiempo porque contiene hermosas criollas, danzas y canciones cubanas, interpretadas con arreglos y voces excepcionales, en realidad una sola voz que, gracias a la magia y el talento, se multiplica hasta cuatro veces con bellos timbres y una afinación perfecta. 

Pero tantas décadas, para una obra de arte, es motivo suficiente como para investigar su historia, es por eso que en este artículo muestro algunas de las fuentes que documentan la génesis de este excepcional fonograma, y trato de responder, basado en ellas, las  siguientes preguntas: ¿Quién lo produjo? ¿De quién fue la idea? ¿Dónde se grabó? ¿Cuándo se grabó? ¿Dónde se realizaron los cortes? ¿Dónde se imprimieron los vinilos? ¿Cuántos se imprimieron en la primera tirada? ¿Quiénes fueron los intérpretes? ¿Quién fue el grabador? ¿Cuál fue el sello que lo produjo? y, ¿Cuándo salió al mercado?

Y para encontrar las respuestas a todas estas preguntas presentaré; primero, la reseña que publiqué del libro Disquero*, de Mateo San Martín; seguidamente, citaré lo que el autor del libro anotó acerca del contenido del disco; a continuación, incluiré las notas que Luis Carbonell escribió en la contraportada del disco, y finalmente responderé todas las preguntas antes formuladas.

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UN DISQUERO DE FÁBULA**

Una curiosidad bibliográfica salió al mercado y anda por los anaqueles de algunas tiendas de discos en la ciudad de Santo Domingo. Es un libro que seguramente llamará la atención de quienes de algún modo están ligados a la música, los músicos y el mercado del disco. Es un libro que tiene en sus páginas información de primera mano y que lleva por título: Disquero.

El autor de esta novedad es un pionero en su oficio, un hombre que se inició en la vida laboral cuando los fonógrafos y fonogramas comenzaban a llegar a los mercados del mundo. El autor de esta rareza es el señor Mateo San Martín, nacido en La Habana, Cuba, allá por el año 1930, quien comenzó a bregar en el negocio del disco cuando se comenzaban a vender los primeros artilugios capaces de reproducir la música con alta fidelidad, allá por los últimos años de la década del cuarenta.

Ya desde entonces, Mateo San Martín, quien apenas recién se había graduado de bachillerato y daba sus primeros pasos en el negocio, fue capaz de imaginar un mecanismo para incrementar las ventas de la compañía en la que estaba empleado, fue capaz de imaginar y poner en práctica algo muy común en el mercado moderno y que conocemos hoy como especiales. La anécdota está narrada en el libro Disquero con toda modestia y dicha así, como de paso, pero este suceso es una muestra del hombre visionario y del empresario sagaz que ya desde su juventud era Mateo San Martín. Visionario fue también cuando en 1959 pudo entender que, en Cuba, nunca más el disco volvería a ser lo que en la década pasada, tuvo la premonición de que ese artículo dejaría de formar parte de la vida cotidiana de los cubanos en los años por venir, y no se equivocó. Ya para entonces KUBANEY era un sello prestigioso fundado por Mateo San Martín, con un catálogo de más de veinte títulos. Fue en esa época y bajo esas premisas que el disquero cambió su residencia a los Estados Unidos y desde allí trabajó con lo más importante de la música bailable de América Latina.

Mateo San Martín (1930-2014)

En Disquero hay también anécdotas en las que se cuentan las andanzas de personajes protagónicos en el quehacer musical dominicano; anécdotas puramente de farándula, escándalos, amoríos, adoraciones, desplantes y todo tipo de sucesos acaecidos alrededor de Mateo San Martín.

Están contadas, con mucho amor y dolor, las frustrantes conductas adoptadas por el ídolo de multitudes Fernando Villalona, su proverbial informalidad, su relación con las sustancias tóxicas y cómo se convirtió en El Mayimbe. Están también contadas las estrecheces económicas del joven Johnny Ventura y sus resonantes triunfos por todo el mundo. Se narra también de cómo Cuco Valoy, ya en su segundo álbum, sufrió un ataque de «vanidad». De los Hermanos Rosario y la tragedia de Pepe, quien fue apuñaleado por una admiradora. De cómo Pochy Familia y su Cocoband dio origen a Kinito y la Rokabanda.

Disquero es un cuento contado por el abuelo, es la historia de una vida y un oficio que nacieron y crecieron en la misma época. Disquero es una curiosidad bibliográfica que pasará, de los anaqueles de algunas tiendas de discos, a las bibliotecas de estudiosos de la música americana, a las bibliografías de futuros estudios sobre la música bailable americana. Disquero es un trabajo que, por su contenido, circulará tanto en manos de especialistas como de faranduleros.

Disponible en Incredible CD’s, Calle El Conde, Santo Domingo.

En Internet: http://www.kubaney.com

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En su libro Disquero, Mateo San Martín nos dice del disco Esther Borja Canta a dos, tres y cuatro voces, lo siguiente:

[…] se me presentó Luis Carbonell, quien, conociendo de mi relación con Montilla, me informó de un proyecto que él tenía con Esther Borja […], en el cual ella grabaría un disco cantando a dos, tres y cuatro voces, con acompañamiento de dos pianos, uno ejecutado por Numidia Vaillant y el segundo por él mismo, así como un bajo y la percusión correspondiente. Le presenté la idea a Montilla y ésta le gustó, ya que en 1952 él le había grabado un disco a la Borja en España bajo el título «Rapsodia de Cuba» (Montilla #M-121). Esta producción tuvo un gran éxito. Sin embargo, él consideró que, por lo complejo de la grabación, ésta debería ser realizada en New York, lo cual requeriría el viaje de Esther Borja y Luis Carbonell a dicha ciudad.

[…] en lo referente a la parte económica él estaba dispuesto a pagar los siguientes valores. Un pago único a Esther Borja de quinientos dólares. Un pago, también único, a Luis Carbonell de doscientos dólares. Además, el pasaje aéreo y el pago del hotel para ambos. En lo referente a las dietas, la cifra de diez dólares diarios para Esther y cinco dólares diarios para Luis. Cuando le informé a Luis sobre la misiva de Montilla, ese mulato cambió de colores. No sé si se puso más «prieto» o más blanco. Sus primeras palabras, cuando se recuperó de la primera impresión, fueron «¿Qué se habrá creído ese boricua sin Patria, qué yo me como las sobras de Esther?, si cuando yo salgo con ella me gasto el dinero para comer filete. Dile a este señor que no hago la producción con él a ningún precio». Luego me dijo «Mateo, vamos a hacerla contigo». Yo me quedé titubeando. En primer lugar, yo no tenía el más mínimo conocimiento sobre cómo hacer una grabación, y, por otro lado, me encontraba «más pelado que una mazorca de maíz». De todas formas, no tenía muchas alternativas, pues Mateo y compañía se encontraba al borde de la quiebra y yo tenía que hacer algo.

Más adelante Mateo San Martín nos cuenta lo siguiente acerca de la grabación del disco:

Fruto de mi estadía en Sonido y Proyección se estableció una amistad entre Ovidio Fernández, dueño de Radio Progreso, y yo, ya que ellos nos compraban muchos equipos para la estación de radio. Le planteé a Ovidio la situación de que necesitaba efectuar unas grabaciones y que requeriría un tiempo reservado, así como un precio asequible. Él se limitó a decirme «No hay problema, todo lo que quieras y me pagas a treinta pesos la hora».

Le informé a Carbonell y todo quedó concertado. Contratamos a Bol, el bajista, hermano del «Negro Vivar» el trompeta, a Laserie en las pailas, conseguimos los dos pianos y se citó a los participantes para comenzar a grabar en octubre de 1955, no recuerdo qué día, pero sí la hora, a las diez de la noche.

Llegó la fecha, y cual no sería la sorpresa del ingeniero de sonido Medardo Montero y m­ía, cuando siendo ya la una de la madrugada, tan solo se hab­ían presentado la Borja, Numidia y Carbonell. Luego nos enteramos de que el problema estaba en que los músicos trabajaban en el Tropicana y no podían ausentarse hasta que el show no hubiera terminado.

[…] La primera sección se terminó a las seis de la mañana, grabándose en un solo canal de un cuarto de pulgada. Era una grabación directa, diferente a como se realizan en la actualidad, en las que se graba por partes y luego se efectúa el mezclado. […] En tres secciones más terminamos el disco.

Con esas matrices grabadas en Radio Progreso -continúa contando Mateo-, debió viajar a New York para realizar los cortes en los estudios de la RCA, y cuando los tuvo le pidió a Montilla que, «usando su crédito, le mandara fabricar cinco mil álbumes […], y que se los enviara a Cuba antes del primero de diciembre».



De regreso en La Habana, Mateo presentó el disco en La Feria del Sonido, «que era algo que él había instituido cuando se encontraba en Sonido y Proyección» y la «reacción fue tan positiva que los pedidos cubrieron casi la totalidad de lo ordenado a Montilla en aquellos momentos.

Finalmente, los discos llegaron a principios de diciembre de aquel año 1955, y para el 6 de enero ya habían vendido los cinco mil discos bajo la marca «Antilla Records» que ya para esa fecha Mateo había establecido, lo que sirvió para que Esther Borja, Luis Carbonell y el propio Mateo lograran su primer éxito.

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Luis Carbonell escribió en la contraportada del disco lo siguiente:

ESTHER BORJA, CANTA A DOS, A TRES Y A CUATRO VOCES CANCIONES CUBANAS***

DR. RAÚL GUTIERRES S

(...como de un mar en diástole,

Como de un mar en sístole

Como de un mar concéntrico

De un mar como en si mismo derramado.

(Elegía Cubana, de Nicolás Guillén)

Los ideales son formaciones naturales. Aparecen cuando la función de pensar alcanza tal desarrollo que la imaginación puede anticiparse a la expresión. No son entidades misteriosamente infundidas en los hombres, ni nacen del azar. Se forman como todos los fenómenos accesibles a nuestra observación. Un ideal es un punto y un momento entre los infinitos posibles que pueblan el espacio y el tiempo. (José Ingenieros)

Aprovecho las frases del eminente filósofo argentino para dedicar a usted, doctor, este trabajo que nos ha tenido preocupados por algún tiempo, y el que nos ha proporcionado muchas alegrías, ansiedades y esa inquietud emocionante que se apodera del individuo cuando va realizando poco a poco alguna obra que espera ansiosamente ser terminada.

Del presente empeño usted fue de los primeros, junto con el inestimable Vicente Herrero, en conocer y alentar.. Luego es estímulo de amigos y maestros como Gonzalo Roig y Félix Guerrero, contribuyeron a insistir y a crecer en nosotros la fe en nuestro propio esfuerzo, gestos todos que nunca agradeceremos bastante

Paréntesis.

ESTHER BORJA. -Calidad, cualidad sinceridad artística, dominio absoluto de sus facultades, sensibilidad exquisita, conocimiento amplio de nuestra música, y, en una palabra: oficio. Se entregó de lleno a la realización del presente trabajo -y. Créame sinceramente, solamente una artista como ella, con una capacidad técnica absoluta de su habilidad, sería capa de enfrascarse en l estudio de TODAS y cada una de las voces y combinaciones que componen los arreglos vocales que aquí le mostramos-, y lo ha conseguido después de un verdadero esfuerzo con olvido absoluto del tiempo; y lográndolo, además, de manera tan sugestiva.

NUMIDIA VAILLANT.-Pianista absoluta, completa. Joven y con conocimiento definitivo del instrumento que ejecuta. Le hemos sugerido nos construyera para dos pianos los acompañamientos de las presentes inspiraciones en el clima en que se produjeron aquellas. Lo consigue: se acerca deliberadamente a la guitarra y mira hacia Cervantes. Creemos que tiene un luminoso porvenir.

«Toda la música de mi país de verde», dice maravillosamente Ernesto Víctor Matute en su “Elogio de un poeta a su Isla Antillana”.

Hay como un constante resucitar romántico en nuestras páginas más perdurables. Nos parece, al oírlas, que palpamos con tacto invisible nuestro suelo, nuestro sol, nuestras palmas, nuestras mujeres; parece que algo se nos pega a la piel con calor imponderable. Es una primavera constante. El romanticismo de muchas de nuestras canciones es de una ingenuidad cubanamente universal.

TE ODIO y ¿ME ODIAS?. Criollas. (Dos y cuatro voces) -Muy pocas veces se ha dado el caso en nuestra música, en el que una composición del género «contestación a...» -estilo por demás, de muy frecuente recurrencia por nuestros autores-, haya logrado un plano de popularidad igual a la composición original. Este es un caso singular. Ernestina Lecuona («¿Me odias?») lo logró afortunadamente utilizando inclusive el mismo formato armónico que Félix B. Caignet («Te odio»). Ambos números alcanzaron en su época un «rating» elevadísimo. La super-imposición que logra Esther Borja al final de ambos números (interpretándola a cuatro voces) me parece de interés considerable.

EN EL SENDERO DE MI VIDA. Bolero (Dos voces) -Oscar Hernández acaba de obtener un premio en el Concurso anual del «Dia de la Canción Cubana» con un bolero precioso. «Justicia de amor», en el que se comprueba cómo el genuino sabor nacional, el mismo estilo, y una invariable gracia profunda se manifiesta a través de toda la obra del autor -obra que abarca casi lo que va de este siglo-. En su principio, «En el sendero de mi vida» fue realmente titulado por el autor «Ella y yo».

DANZA CUBANA. (Dos pianos: Numidia Vaillant y Luis Carbonell) -«Ignacio Cervantes Kawanagh fue el músico más importante del siglo XIX cubano. Nadie pudo situarse más algo que él en lo que se refiere a la solide del oficio, a un buen gusto innato -distinción en las ideas, elegancia en el estilo, cabal sonido- que se manifiesta, incluso, en sus obras menores. Estaba particularmente dotado para hablar el idioma de su isla. De ahí que sus célebres Danzas para piano constituyan la mas auténtica expresión de su temperamento. Como ciertos músicos noruegos, españoles y eslavos. Cervantes acababa siempre por volver al acento del terruño, aun cuando aspirara a expresarse en un lenguaje exento de localismos» (Alejo Carpentier en su libro La Música en Cuba).

NOCHE AZUL. Danza (Tres voces) -Del Maestro Ernesto Lecuona -a quien tanto le debe la música de nuestra isla- ya se ha dicho mucho, aunque no lo suficiente. Guía y estímulo. Punto de referencia. Pauta. El bajo obstinadamente rítmico, (estilo, personalísimo en sus danzas) apoya una melodía inolvidable.

ES EL AMOR LA MITAD DE LA VIDA. Canción. (Dos voces) -Durante los primeros años del presente siglo el teatro cubano tuvo un auge extraordinario. Muchas obras, revistas, sainetes y zarzuelas se estrenaron, que fueron fijando poco a poco los diversos géneros de nuestra música tradicional. Hemos tomado de la zarzuela «El Brujo» una hermosa selección que por el lirismo de sus estrofas y por el hálito romántico que se desprende de su música, es ejemplo puro de una «canción cubana». Su autor, José Marín Varona, que utilizó los versos de J. R. Barreiro, nos ha dejado múltiples y gratísimas inspiraciones.

AUSENCIA. Bolero, (Dos voces) -Esta es otra de las páginas que vivirán por mucho tiempo todavía en nuestros corazones y recuerdos. Su autor, Jaime Prats, ha contribuido no poco a extraer de nuestra cantera bien cinceladas y hermosas culminaciones.

LA TARDE. Bolero (Tres voces) -Sindo Garay, ese viejito cariñoso de ojos cuyos párpados tan unidos solo dejan ver dos puntos pequeñísimos escrutadores, agudísimos, inteligentes y soñadores -que parece no percibir el paso de los años, conservando su espíritu tan alerta y juvenil como todas sus composiciones -de la que es vivo reflejo- nos a dado inspiraciones inmortales. Su música vivirá y palpitará eternamente en la historia de nuestra Isla.

LA HIJA DE ORIENTE (Contradanza para piano de J. Marín Varona. (Arreglo para dos pianos de Numidia Vaillant) -Le transcribo aquí un párrafo del libro «La Música en Cuba» que a mi juicio es una obra trascendental en nuestra cultura general. Su autor, Alejo Carpentier, nos dice a propósito de las contradanzas de Manuel Saumell: «Hay que ir más lejos, leyendo y seleccionando. Se penetra entonces en una zona de preocupaciones más hondas, poblada de páginas tiernas, emocionadas, finísimas, o, por el contrario, dinámicas, agitadas y nerviosas en las que se advierte siempre la presencia del buen músico. Muchas de las contradanzas no fueron compuestas para el baile. Es evidente que se escribieron para ser tocadas y oídas».

OJOS BRUJOS. Criolla capricho. (Tres voces) -Uno de los géneros desgajados de la Contradanza es este de la criolla, en el que su autor, nuestro Gonzalo Roig, cubanísima ceiba de tronco añoso prodigiador de sombra bondadosa, de ramaje innumerable, de raíces con temblor de patria sabor eterno ha elevado su inspiración a altísimas esferas de lo hermoso. Hemos añadido (con aprobación del autor) una cadencia «a capella», como para recrearnos un poco más en los temas que forman una de las páginas privilegiadas de nuestra lírica musical.

LONGINA. Canción romántica, (Tres voces) -Aun vive, Sí, aún vive la que «En el lenguaje misteriosos de sus ojos hay un tema que destaca sensibilidad».

¡Cuántos ensueños no florecerán en un recuerdo! Romanticismo eterno, sortilegio apasionado. Manuel Corona entretejió en su trovadoresca canción todo un estilo, toda una época, todo un mensaje.

Y nada más, doctor. Volviendo al principio, al ideal, queremos que sepa que el nuestro ha sido tratar de que no caigan en el olvido tantas páginas hermosas que han escrito nuestros autores, que en nuestras razones se encuentran sus propias razones.

A usted, siempre afectuoso, siempre atento, a usted, sin más dedico el presente trabajo. Usted merece más. LUIS CARBONELL.

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En resumen, para contar la historia de este fonograma excepcional en la extensísima discografía cubana de la época republicana, considero que los datos que mejor se pueden documentar son los siguientes.

Productor: Mateo San Martín

Autor del proyecto: Luis Carbonell

Lugar de grabación: Radio Progreso, La Habana, Cuba.

Fecha de las grabaciones: Octubre 1955

Cortes y edición: Estudios de la RCA, New York.

Impresión de los Lps.: New York

Cantidad de discos impresos en la primera tirada: 5,000

Intérpretes de las grabaciones: Esther Borja, voces; Numidia Vaillant y Luis Carbonell, piano; Bol, contrabajo; Rolando Laserie, percusión.

Grabador: Medardo Montero

Sello que lo introdujo en el mercado: Antilla Record

Año de salida al mercado: 1956

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En Cuba Canta y Baila. Enciclopedia Discográfica de la Música Cubana 1925-1960, Cristóbal Díaz-Ayala anota lo siguiente:

Lp Antilla 101 reeditado casi inmediatamente como Kubaney 101. «Esther Borja canta a dos, tres y cuatro voces» La Habana, 1955. Acompañada al piano por Numidia Vaillant y Luis Carbonell. Notas de Luis Carbonell. Reeditado como CDK-354 en 1993. 

San Martín, Mateo. 1997. Disquero. Miami: Litho Color Plate.
** Publicado en Santo Domingo, el 22 de enero de 2000 en el periódico El Siglo
***Para escuchar el disco en Spotify pincha aquí Ojo, en Spotify faltan las piezas En el Sendero de mi vida y Danza Cubana.


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ESTHER BORJA CANTA A DOS, TRES Y CUATRO VOCES

Mateo San Martín, un disquero de fábula. Durante la primera mitad del siglo XX, cuando en Cuba florecía la cultura republicana y la música s...