jueves, 19 de julio de 2012

CARTA DE UN JOVEN QUE SE FUE



Rafael:
Discúlpame si no te respondí antes, pero fue ayer cuando terminé de leer tu carta, entre lo extenso de esta, el trabajo y las dificultades para mi adaptación aquí, el tiempo se fue volando.
En cuanto a San Pablo, no tengo idea de lo que me dices, nunca me llevaron a la iglesia, y si me bautizaron fue por aquella movilización revolucionaria cuando el Papa estuvo allá. En uno de aquellos maratónicos bautizos me tiraron un poco de agua en la mollera -que ya estaba cerrada a cal y canto desde hacía mucho tiempo-, y después a la Plaza a escuchar al Cordero de Dios. Esa es toda mi preparación religiosa; así, que nada te puedo comentar.
Acerca del muro de Berlín, del asesinato de Guevara, de la Revolución Rusa, del estalinismo, de la masacre de Tiananmen, y muchas otras cosas he podido leer aquí, en español porque en danés se me hace muy difícil todavía.
Alguien me regaló dos libros que deberías conocer, uno es Mi Lucha, de Adolfo Hitler y el otro es La Historia me Absolverá, claro ese último sí lo conocía de oído, pero nunca se me ocurrió leerlo allá, como sabes cada 26 de julio nos contaban esa historia.
No soy cubano de transición, ni del período especial como dices, lo primero porque siempre estuve atascado en el mismo lugar, y lo segundo porque nunca hubo en Cuba un Período Especial, sino una crisis profunda. A propósito, leyendo 1984, un libro de George Orwell, comprendí esa manipulación del lenguaje.
Dices que cuando yo era un niño los viejos habían perdido las ilusiones; sin embargo, yo nunca las perdí completamente, la prueba es que cuando pude me fui. Y si no decidí luchar allá, fue porque no encontré la vía, las puertas están cerradas, es difícil descubrir que esos que llaman “mercenarios” quieren lo mismo que yo.
Con respecto a las epopeyas que mencionas, entiendo que han sido sucesos muy mal contados ¿cómo habría yo de entenderlos?, quizás en los próximos años, si se desclasifican los archivos del Comité Central... Y nada tiene que ver la televisión cubana, ni su reiterativa programación, sino la falta a la verdad que emana de las “altas esferas”. En resumen, esas gestas nada tienen que ver conmigo, para mí un país es otra cosa, la gente no tiene que andar toda la vida haciendo las campañas que se le ocurran a un “máximo líder”.
Tampoco entiendo a qué te refieres cuando dices que otros antes que yo tuvieron la oportunidad de hacerse proyectos. Al parecer fueron muy pocos, porque no conocí a nadie que pudiera hacer con su vida lo que hubiera querido. En realidad, si tú tuviste proyectos, nunca pude verlos realizados.
Y te juro que sé perfectamente cuándo decidí hacer algo. Lo decidí cuando me gradué de sexto grado, ¿y sabes por qué?, porque en la foto que me enseñaste de tu graduación tenías un trajecito que te habían hecho, según me dijiste, en J. Vallés, y yo no tuve ni foto, ni traje. Ese día, con mis pocos años, entendí que las cosas iban para atrás, no conseguía entender las causas pero sabía que los valores estaban trastornados, todos en mi familia trabajaban y eran revolucionarios pero nunca mejoramos.
Como te digo una cosa te digo otra, nunca pensé que fuera tan difícil, suponía que alcanzar lo que uno quiere cuesta, pero allá nadie sabe lo que es trabajar, nadie sabe lo que es ser responsable de uno mismo y de su familia, y eso lo comprendí el primer día que llegué a casa de mi prima, donde me atendieron a cuerpo de rey, me dieron las primeras lecciones de vida y me ayudaron a conseguir un empleo aquí.
A los treinta días ganaba más que tú en un año. Puede parecer exagerado, pero no lo es. Esa es la cara buena, pero te digo también la mala: para vivir como yo quiero eso no alcanza. Sin embargo, tengo lo que nunca pude tener allá: el deseo de ser dueño de un negocio. Si ese sueño se da o no se da, por mi madre que es lo de menos, lo de más es que tengo planes y motivos para trabajar por mi futuro, y eso sí es importante.
Ya no tiene caso que me invites a pensar, nadie me tuvo en cuenta, nadie nos ha tenido en cuenta, y quienes trataron de mejorar el socialismo, fueron complicados en juicios, fueron acusados de contrarrevolucionarios y sacados deshonrosamente de sus puestos, igualitico que las purgas de Stalin.
Si nunca has pensado en irte, hay solamente dos causas: Una, es porque te acostumbraste; y otra, porque estás de acuerdo con ese sistema. Quizás más lo segundo que lo primero, porque no consigues ver las causas del desastre y acusas a “algunos funcionarios” y burócratas.
Ni los funcionarios ni nadie, solamente tu “máximo líder” es el causante de esas calamidades. Si no me crees, pues entonces te recomiendo releer con cuidado sus discursos, allí encontrarás muchas claves. No fue ningún funcionario, no fue ningún burócrata quien inculcó aquello de “que se vaya la escoria”, esa es una fórmula mágica para odiar a todo el que decide irse, y no creo que en tus pensamientos aquella idea esté ausente.
Haces cierta mezcolanza entre socialismo, revolución y Constitución y sellas la idea coronándome como una criatura del socialismo. Para nada, no fue el socialismo cubano –porque debes deslindarlo muy bien-, el que fundó la justicia social, la igualdad y la dignidad humana, si quieres ver todo eso en una Constitución proclamada por los cubanos, te recomiendo leas la de1940, entonces sí que había una Ley de Leyes con todos y para el bien de todos.
En cuanto a las otras virtudes que me achacas, no creo tenerlas, no voy a marchar por ningún bien común, esas fuerzas sí que no las he podido alcanzar, al parecer me las mataron antes de nacer y no sé protestar, y la única política que ha venido a interesarme durante los últimos dieciocho meses es aquella de allá, la que nunca me importó.
Para terminar quiero decirte que algunos de tus argumentos profanan mi inteligencia; por ejemplo, dices que no hay espacio en los medios para la oposición, porque los americanos, la mafia de Miami y los disidentes utilizarán su dinero para confundir al pueblo.

¿¡Pero cómo podría suceder eso a estas alturas, después de más de medio siglo taladrándole la sesera con el marxismo-leninismo a cuatro o cinco generaciones, usando nuestros dineros, los del Kremlin, los de Chávez o los de Pekín!?

La realidad es que temen a que la gente descubra sus derechos. Ya no sé si pueda regresar a exigir esos derechos, porque según las normas migratorias de allá mi salida fue “definitiva”, y me expropiaron hasta el Carnet de Identidad.
Cuando vuelva, si es que vuelvo, tendré que pedir permiso y pagar un montón de dinero para visitarte, pero creo que eso es lo que más le conviene a ese socialismo: que se vayan todos, que envíen sus remesas y que no protesten jamás, pero estoy seguro que por ese camino en algún momento la puerca va a torcer el rabo. Te deseo buena suerte. Copenhagen, 30 de noviembre de 2014
PD: Te asombrarás de cuánto he podido leer en un año y medio, pero estoy empleado en una biblioteca, vigilo las salas mediante televisores desde una oficina ¿Y adivina qué?, tengo a mi disposición miles de audio libros en español que escucho durante casi seis horas diarias. Esa suerte, sumada a la buena memoria que siempre tuve, es la respuesta. J  

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