miércoles, 30 de abril de 2025

LOS CUBANOS NO VIVIMOS EN DEMOCRACIA o El enemigo de mi enemigo es mi amigo

Y mire usted, ante Machado y Batista se levantó una mayoría que comprendió la importancia de «el enemigo común», pero después, durante más de 65 años de tiranía castrista, el concepto se nos escapó de las mentes.

Hace muchos años, a finales del siglo XX, cuando mi abuelo era Gran Maestro de la Logia Rayos y Soles de José Martí, en Aguada de Pasajeros, me decía que los masones no hablaban ni de política ni de religión cuando estaban en sesiones, y eso debería aplicar hoy para los cubanos, porque se exaltan las pasiones, se sobrepasa la razón y se producen declaraciones que no nos ayudan como cubanos, porque los cubanos no vivimos en democracia, aunque votemos por las democracias más dispersas en los cuatro puntos cardinales. Para hablar de política y religión, decía mi abuelo, como para comer pescado, hay que tener mucho cuidado.

Un cubano que vota por un partido democrático en cualquier otro país, no es un cubano que vive en democracia en Cuba, nosotros no vivimos en democracia en nuestro país, y no podemos aplicar a nuestro país lo que vemos en otros, el debate plural y democrático, por ejemplo, no aplica para los cubanos cuando en el centro del colimador se sustituye la tiranía por otro enemigo de la dictadura, quien por Hache o por Be no nos gusta lo que dice y/o lo que hace.

Ahí están las declaraciones bastante lamentables de cubanos que dicen luchar por la democracia en Cuba, que denostan a otros que también luchan por lo mismo, pero lo hacen de otra manera. No podemos estar jugando a la democracia cubana mientras no vivamos en una democracia cubana. Todos los que estamos en contra del castrismo, de la tiranía castrista, tenemos un solo enemigo, y ese enemigo es esa tiranía, es la dictadura castrista, es el enemigo común que no debe salirse nunca del centro del colimador.

Abrir fuego entre nosotros es darle aire al enemigo, por eso para mí lo más atinado es utilizar el principio matemático que dice que el enemigo de mi enemigo es mi amigo, y el amigo de mi enemigo, es mi enemigo. Los cubanos no vivimos en democracia, por lo tanto no podemos jugar a ella entre nosotros, ni dentro ni fuera de la Isla. Los opositores que se enfrentan a la tiranía y que han soportado los rigores de torturas, presidio y persecución, han sido también víctimas de otros cubanos que se oponen al mismo enemigo, porque tratan de debatir ideas sin vivir en democracia. Los cubanos no vivimos en democracia y por lo tanto nos cuesta mucho ejercerla.

Existen muchísimos documentos valiosísimos; entre ellos, La Patria es de Todos, donde se documenta cómo debería ser nuestra democracia. Unos prevén qué debe suceder a partir del derrocamiento de la tiranía. Existe una amplia bibliografía, pero muchos cubanos la desconocemos. Hay documentos interesantísimos acerca de cómo deberá ser la economía, cómo deberán ser las inversiones, cómo deberán ser las elecciones y cómo ejercer la democracia en Cuba, pero de eso conocemos muy poco y se debate mucho menos. Por lo tanto, yo lo veo muy sencillo, cuando se me traba el paraguas solo me pregunto: ¿Es amigo de mi enemigo o es enemigo de mi enemigo? Eso puede llevar a un mejor entendimiento y no a estar denostando al enemigo de mi enemigo como si viviéramos en democracia.

Incluso, en los casos en los cuales ciertamente un agente encubierto, o chivato, se hace pasar por opositor y hace declaraciones en contra de la dictadura, esas declaraciones van más allá de quien las pronuncia y surten un efecto verdadero en contra de la dictadura, y aquí lo importante es lo que se dice y no quién lo dice.

Al leer la Bohemia de los años 50's del siglo XX es posible apreciar cómo se debatían las ideas democráticas, incluso después del golpe de estado de Batista, porque la pérdida de la democracia que provocó aquel nefasto acontecimiento, fue una pérdida de la democracia muy parcial. No se perdió totalmente la libertad de prensa, los medios no cayeron en manos de la dictadura ni se convirtieron plenamente en voceros de la tiranía ni en herramientas para lavar cerebros como sí sucedió poco después del golpe de estado de Fidel Castro en 1959. Entonces en Cuba existía un régimen democrático y hasta que no aparecieron los dictadores: Machado y Batista, no hubo un enemigo común. Y mire usted, ante Machado y Batista se levantó una mayoría que comprendió la importancia de «el enemigo común», pero después, durante más de 65 años de tiranía castrista, el concepto se nos escapó de las mentes.

Y para no hacer más larga esta historia y como es bien sencilla la conclusión, apeguémonos a la Ley de signos que reza: El enemigo de mi enemigo es mi amigo

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