viernes, 25 de junio de 2021

Derrocar a la dictadura, esa es la cuestión

Con la lengua muerta y la mente tropelosa

Bloqueo es otro fetiche esgrimido hasta la saciedad y ante el cual la lengua se le pone estropajosa a más de uno, y les confunde de tal modo que les impide pensar en la palabra embargo, palabra esta última que pudiera abrir las puertas del conocimiento.

Sin ánimo de andar por las fundamentaciones académicas, que han de conocer los que lean, el más importante y eficiente escudo que tiene el castrismo para torcer en su favor el pensamiento, es la palabra, la que no gratuitamente utilizó a troche y moche el extinto dictador histórico, quien según algunas leyendas impuso récord en aquello de prolongar sus discursos, los que utilizó para implantar el método.

Durante los últimos sesenta y pico de años, la dictadura castrista impuso palabras que han obrado como talismanes ante todos en mayor o menor grado, durante más o menos tiempo, ante propios y extraños, talismanes ante los que hemos tenido que rendir nuestros votos y hacer patente nuestra pleitesía.

Sin ánimo de anotar todo el diccionario castrista me referiré solo a los talismanes más vistos, y el primero que me viene a la memoria es el estado cubano, una máscara nada sutil para encubrir lo que en toda regla es una dictadura, la cual tampoco definiré porque esa la han de conocer quienes lean.

Bloqueo es otro fetiche esgrimido hasta la saciedad y ante el cual la lengua se le pone estropajosa a más de uno, y les confunde de tal modo que les impide pensar en la palabra embargo, palabra esta última que pudiera abrir las puertas del conocimiento.

Y para no hacer esta nota más larga, mencionaré el talismán de los talismanes: la palabra revolución. Ante esta, quien no presenta sus ofrendas corre el riesgo de ser reprimido, perseguido y condenado. Ante este talismán, quien no es convencido es vencido, es aplastado con fuerza, es sometido con intransigencia revolucionaria. Y así ha sido, porque quien llegara a descubrir que cambiando en todos los discursos la palabra revolución por dictadura, pudiera comprender de qué lado están sus devociones, pudiera descubrir que ser revolucionario es beatificar la dictadura.

Sin embargo, la única palabra que escapa de los diccionarios de propios y extraños es la palabra derrocar, única que convoca ideas capaces de descubrir el método para acabar con los sufrimientos que padecen quienes son hostigados por la dictadura.

En Cuba existe una dictadura y a las dictaduras se derrocan, mientras esas dos palabras, al menos, no sean aprehendidas por propios y extraños, nos mantendremos en este limbo en el que nada avanza ni retrocede, sino todo lo contrario. 

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1 comentario:

  1. Pues completamente de acuerdo, las dictaduras se derrocan. La libertad ni se negocia ni se mendiga.

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