viernes, 20 de junio de 2025

LA OFRENDA DEL PRIMOGÉNITO (*) (9 de 12)

Por Roberto Sotolongo (**)

Presidente me han llamado

¿Cómo fue posible que pudiera molestar a alguien que los hombres sencillos y fogueados de la manigua llamaran cariñosamente al Apóstol «Presidente»?

Retrato de José Martí, por Jorge
Arche. @Fuente externa
El 13 y 14 de mayo son días de espera, aguardan por el General Masó. Esa es la razón por la que Martí y sus acompañantes vuelven sobre sus pasos, recorriendo de nuevo los potreros hasta Dos Ríos. Pernoctarán en casa de Rafael Pacheco, hermano de Rosalío. Allí evitarán el descampado, eludiendo así cualquiera acción enemiga.

En cuanto al día 13, existen dos momentos en las anotaciones del Diario, que merecen sendos comentarios. El primero tiene que ver con el siguiente apunte de Martí:

13. Esperaremos a Masó en lugar menos abierto, cerca de Rosalío, en casa de su hermano. Voy aquietando a Bellito, a Pacheco, y a la vez impidiendo que me muestren demasiado cariño. 

Suenan extrañas estas palabras, pudieran parecer misteriosas, inexplicables; pero nada en Martí es baladí. ¿Por qué se esmera el Maestro en impedir que quienes le acompañan le muestren demasiado cariño? ¿Qué está previendo? Pronto se juntarán con ellos las tropas de Bartolomé Masó, según se espera, y no desea él que estas descubran tantas simpatías por el Delegado. Mas, ¿por qué?

Regresemos al día 9 de mayo. Entonces Martí escribió en el Diario: 

Presidente me han llamado desde mi entrada al campo, las fuerzas todas, a pesar de mi pública repulsa, y a cada campo que llego, el respeto renace, y cierto suave entusiasmo del general cariño, y muestras del goce de la gente en mi presencia y sencillez.__ Y al acercarse hoy uno: «Presidente, y sonreír yo». «No me le digan a Martí Presidente, díganle General, él viene aquí como General». __«¿Y quién contiene el impulso de la gente, General?; le dice Miró: «eso les nace del corazón a todos»._ «Bueno, pero él no es Presidente todavía: es el Delegado». Callaba yo, y noté el embarazo y desagrado de todos, y en algunos como el agravio».

Queda claro que el Maestro quería evitar que se repitiera una escena como la del día 9, que tanto molestó a Gómez. Este no aceptaba que le llamaran Presidente a Martí. Por eso es más tajante y absoluto el día 10 el General, cuando afirma, ora mirando al Delegado ora al resto de los hombres: «Pues lo tienen a Ud. bueno con lo de Presidente. Martí no será Presidente mientras yo esté vivo». Según apunta el Apóstol «Bello, airado, se levanta y da dos o tres trancos, y el machete le baila en la cintura». «Eso será a la voluntad del pueblo», y murmura. «Porque nosotros, me dijo otra vez, acodado a mi mesa con Pacheco, hemos venido a la revolución para ser hombres, y no para que nadie nos ofenda en la dignidad de hombres».

Estaba consciente Martí de los sentimientos adversos que provocaba en el viejo General las simpatías que despertaba a su paso por la manigua. Y también tenía presente las discrepancias_ las antiguas y las nuevas_ existentes entre él y los dos veteranos del 68, sobre todo en relación con Maceo, quien no apoyó al Apóstol en su propuesta de gobierno y era el que más insistía en que este volviera al exilio, amén de que proponía como Presidente del Gobierno que se aprobara en la próxima Asamblea de Delegados, a Bartolomé Masó.

En cuanto al resquemor experimentado por Gómez al oír llamar a Martí Presidente, en la mayoría de los historiadores es común el criterio de que ello se debía a la experiencia vivida en la Guerra grande, cuando el poder civil puso al militar tantas funestas trabas. Así lo expresa Rolando Rodríguez en "Cuba. La forja de una nación": «A no dudar, la reacción de Gómez tenía que ver con los viejos roces de la Guerra de los Diez Años con Céspedes, y el cargo con que ahora se designaba a Martí no podía traerle sino antipatía y malos recuerdos».

No falta razón en lo que se dice; sin embargo, ello no invalida otras razones. Una pregunta es posible hacer: si los presidentes le provocaban tanta ojeriza en medio de una guerra, ¿por qué coincidió con la propuesta de Maceo pensando en Masó como futuro Presidente del Gobierno a formar?, y más aún, ¿por qué no se opuso a la elección de este como tal en 1897? Para mí no hay dudas: era Martí el que no les convenía ni a Gómez ni a Maceo. Por ello, quizá entre otros motivos, lo querían fuera de Cuba.

El segundo momento, que aunque tal vez no llame tanto la atención, me parece interesante dentro de los apuntes del día 13, se refiere a la siguiente anotación que hace Martí: «Me buscan hojas de zarza o de tomate, para untarlas de sebo sobre los nacidos». Como se ve, aquel hombre casi esmirriado, que había padecido del sarcocele, que cargaba con la dolencia de la sarcoidosis, y sufría de afecciones pulmonares, del hígado, oculares, cardiovasculares, que fue presa no pocas veces de extensos desmayos y de ataques de fiebre que lo postraban en el lecho, también soportaba, además de las llagas en los pies, los molestos nacidos. 

¿Por qué es interesante saber esto? Muy sencillo: porque a pesar de estas dolencias, en todo su Diario de Campaña no aparece ni un asomo de queja. Y como buen soldado jamás eludió sus responsabilidades, cargando con sus pertrechos de guerra y abriéndose camino en el hirsuto monte, como cualquiera, a golpes de machete. ¿No es esto un admirable ejemplo de estoicismo? ¿Acaso no se alza Martí desde su espacio histórico y para todos los tiempos, como un símbolo de la voluntad convertida en fuerza telúrica indetenible? Entonces, ¿cómo fue posible que pudiera molestar a alguien que los hombres sencillos y fogueados de la manigua llamaran cariñosa mente al Apóstol «Presidente»?

Como siempre, al tanto de lo más señalado de lo escrito por Martí en el Diario el día 13 de mayo, el poeta Ramón Guerra ofrece en «Corazón a diario» su atinada visión:

62

Me llaman «el presidente»

a pesar de mi repulsa.

Dice Miró, _ les impulsa

el amor puro y creciente

que a usted profesa la gente

_No me le digan así.

Increpa Gómez, _ Martí,

viene como general.

Callado pienso, formal

es que me sienta mambí.

(*) Los 12 artículos que conforman esta serie fueron publicados por su autor en su página de Facebook entre el 1 y el 19 de mayo de 2025, como un homenaje de recordación a la caída en combate de José Martí.

(*) Tomado de Facebook. Publicado el 16 de mayo a las 7:09 am.

Otros Artículos de Roberto Sotolongo en este blog:

La mujer de su vida.

José Martí: El asta contra el hacha.

La reseña como parte de la crítica literaria.

Roberto Sotolongo (1956)


(**) Roberto Sotolongo (Aguada de Pasajeros 1956) Es graduado en Filosofía por la Universidad Lomonósov de Moscú. Narrador, poeta e investigador. Miembro de la Sociedad Cultural «José Martí». En 1976 Obtuvo el Premio Nacional de Narrativa. En 1987 obtuvo Primer Premio en el Concurso Provincial «Raúl Aparicio». Ha publicado cuentos, poemas y artículos en Conceptos, Creación, Revista cultural Ariel y en el Boletín Literario Mercedes Matamoros.

 



Disponible en Hypermedia
y en Cuesta Libro

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