Evocaciones en la mente de un espectador
SD. 23 ago. 2025. Sala Ravelo del Teatro Nacional Eduardo Brito. Cuerpos de Barro, obra original de Haffe Serulle. Producción General, Raíces Escénicas & Haffe Serulle. Regiduría, Michelle Cruz López. Iluminación, Javier Suero. Vestuario, Juan Tavárez. Maquillaje, Taína Peña. Relaciones Públicas, Rosa Arredondo. Contenido y Redes, Saúl Rodríguez, Evan Daviddi, Yen Guerrero y Escarlet Alburquerque. Diseño Gráfico, Saúl Rodríguez, Yen Guerrero y Érika Martínez. Fotografías, Mika Pasco y Francheska Peralta. Spot de Redes, Doce Films.
La obra transcurre con un ondulante ritmo en el que las tensiones y distensiones dejan respirar a los sentidos, me sentí cómodo en los descansos, en las distensiones que dan paso a nuevas tensiones, y así hasta el final.
 |
@AGS |
La obra comenzó a
eso de las ocho y treinta de la noche con un prólogo a manera de performance, a
las puertas de la sala, donde se había acumulado el público acostumbrado a acomodarse en
sus asientos antes de esa hora. Esa sorpresa fuera de la sala no me gustó, pero
eso no es importante, al parecer el resto del público, que fue numeroso para
una función de su tipo en esta ciudad, recibió con agrado ese contacto directo
con los tres actores: Stuart Ortiz (el viejo esposo), Lissette Jiménez (la joven
esposa adúltera) y Saúl Rodríguez (el amante violinista).
La sigilosa salida del esposo viejo de
detrás de la puerta de la sala, su vestuario con reminiscencias que divagaban
entre lo castrense, lo circense (du soleil), lo mágico maravilloso (el
general en su laberinto) y la desgarrada voz con recuerdos de Darth Vader (Star
Wars), fue seguida de los otros dos personajes; ella, con un provocativo
vestido punzó que dilató las pupilas de más de uno en el público; él, con el
atuendo más sencillo, pero con hechuras semejantes al lucido por el viejo.
En realidad no le presté mucha
atención a la improvisación, aunque repito, eso no es importante porque los
tres interactuaron a sus anchas con los presentes, hasta que finalmente todos
comenzaron a entrar en la sala y yo pude concluir mi ritual de dejarme caer en
la trampa.
La primera imagen que brotaba del
escenario me dio los primeros signos para enhebrar mis evocaciones. Largas
telas movidas a gusto por los personajes, telas muy efectivas y muy exploradas
también en la danza, personajes absurdos como ya los he descrito, en una
situación muy cotidiana, pero expresada desde el desorden, el caos de las ideas
o desde la estética de un Weiss en La persecución y muerte de Jean Paul Marat, representada por los internos del asilo de Charenton, dirigida por el marqués de Sade. Muy convencido de esto quedé en la escena erótica en la que
se aprecia claramente una erección en el violinista. O en la estética de Piñera
en Dos viejos pánicos (*), donde una pareja de viejos esposos se enfrenta a
sus recuerdos en un escenario sin más utensilios que dos catres separados desde
donde se lanzan sus ráfagas inconexas de recuerdos doloridos y felices. O en la
estética de Ionesco en la Cantante Calva, donde se encañona con un arma
mordaz a la familia disfuncional.
 |
@AGS |
La obra transcurre con un ondulante
ritmo en el que las tensiones y distensiones dejan respirar a los sentidos, me
sentí cómodo en los descansos, en las distensiones que dan paso a nuevas
tensiones, y así hasta el final.
Y no me gustó la performance, porque
me quitó esa sensación de incertidumbre que provoca la entrada a la sala de
teatro, ese momento en el que sabemos que estamos cayendo en una trampa de la
que no saldremos los mismos, y luego las imágenes desde las tablas te van
arrugando, removiendo o estirando la piel, pero como dije, eso no es
importante, es solo un criterio. El arte, cuando es de verdad, provoca
emociones muy disímiles, polisémicas, estiran y retuercen la piel y los
sentidos y esta obra lo consigue.
Y claro, el arte no es perfecto, el
artista siempre está creando, por lo que sí debo poner un periquito: la poética
de los textos, originales del director y dramaturgo Haffe Serulle, no se
compadecen con las imágenes, demasiado llano para mi gusto y falto de ritmo por
momentos, las palabras no hilvanan bien, el texto no deja muchos recuerdos, no
evoca muchas imágenes, lo que sí consiguen la escena, el vestuario, las
desgarradas voces y la fluidez que alcanzan los actores al expresar esos
textos. Y no se trata de que los diálogos sean inconexos, se trata de que a
cada línea le vendrían muy bien algunas metáforas, imágenes, musicalidad al
hilvanar una palabra con otra y hasta refranes conocidos.
Por otra parte, es una verdadera pena,
que tanto esfuerzo y gasto material y espiritual no encuentre en esta ciudad el
público suficiente como para reponer durante largas temporadas obras como esta,
o intereses públicos y privados que la lleven a otros escenarios del país.
En conclusión, estremecido por esos Cuerpos fue grato evocar tanto teatro, fue bueno salir de la sala siendo
otro.
(*) Lamentablemente no he podido encontrar en vídeo la puesta en escena de Dos viejos pánicos, es probable que esto se deba al cerco que el régimen castrista ha tendido alrededor de la vida y obra de Virgilio, pero en su lugar recomiendo un programa de radio, en el que comentan con muy buen tino su obra. Dos viejos pánicos fue premio de Teatro Casa de las Américas 1968 y no se estrenó en Cuba hasta 1990, en la sala Covarrubias del Teatro Nacional, función a la que tuve la suerte de asistir.
Otras páginas de interés:
La cantante calva, (Ionesco) pdf
Marat-Sade (Peter Weiss) pdf (inglés)
Marat-Sade (Peter Weiss) pdf (español)
Entrevista con Virgilio Piñera. pdf
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Están permitidos todos los argumentos, sobre todo los que están en contra de los expresados en este blog. No están permitidas las ofensas personales por innecesarias para defender una idea. Así que me tomaré el trabajo de censurarlas.