Música y músicos.
En el capítulo XIII del libro titulado “El sentido humano en la obra de Puccini”, del musicólogo cubano Orlando Martínez, se aportan datos acerca de la minuciosidad con la que Giacomo investigaba los ambientes en los que situaría sus óperas. El caso de Madame Butterfly, además de haber sido profundamente estudiado por el compositor, fue motivo de una enorme admiración.
En el capítulo XIII del libro titulado “El sentido humano en la obra de Puccini”, del musicólogo cubano Orlando Martínez, se aportan datos acerca de la minuciosidad con la que Giacomo investigaba los ambientes en los que situaría sus óperas. El caso de Madame Butterfly, además de haber sido profundamente estudiado por el compositor, fue motivo de una enorme admiración.
Para conocer de los personajes con los que iba a trabajar, Puccini sostuvo largas conversaciones con Sadda Yacco, una actriz japonesa que estuvo en Milán, y con la esposa del Embajador japonés en Italia. Con los datos que resultaron de aquellas pesquisas, Puccini obtuvo quizás lo que más le impresionó: Madame Butterfly había existido en la vida real.
En 1949, Federico Oliván publicó un libro sobre Puccini en el que reproduce una noticia que El Diario Vasco de San Sebastián había dado a sus lectores. Según la información, los habitantes de Nagasaki eran partidarios de que se recordara su ciudad como la tierra natal de Butterfly, y no como la tierra que fue arrasada por la bomba atómica. Cuenta la información además que existió la idea de perpetuar la memoria de la geisha Cio Cio San, quien vivió en el número 12 de la calle Minaimi Yomato Cho. Se dice en la citada nota de prensa, que la casa no fue destruida por la bomba de agosto de 1945, y que allí se colocaría una tarja para recordar a la famosa heroína.
Se cuenta que la verdadera Madame Butterfly llevaba por nombre Tojin Okitchi y había nacido en 1838. Educada como geisha, fue muy famosa por sus encantos y cuando contaba con dieciocho años de edad le fue presentada a Mr. Towsend Harrys, alguien, que según parece fue el primer norteamericano que obtuvo permiso para residir en el Japón, ya que hasta 1853 el imperio no admitía la presencia de extranjeros en sus territorios.
Tojin Okitchi, debió entregarse a Mr. Harrys sin sentir absolutamente ninguna atracción por él; incluso, le pareció repulsivo por su gran estatura y sus cabellos rojizos. Pero Towsend quedó prendado de la adolescente y se estableció con ella en una casita de bambú donde tuvieron una niña.
Mr. Towsend Harrys era entonces Cónsul en Shimoda, pero cuando cesaron sus funciones debió regresar a los Estados Unidos y por supuesto que ni su hija ni su esposa temporal viajaron con él. Ya para entonces la geisha amaba al norteamericano, pero él, sin el valor suficiente para enfrentar los prejuicios raciales la dejó abandonada. Tojin Okitchi se quitó la vida lanzándose al río en 1859, cuando contaba tan solo con veintiún años de edad.
Fue durante este mismo mes de agosto, que la Humanidad sufrió, en Hiroshima y Nagasaki, uno de los golpes más cruentos de la Era Moderna. Dos bombas atómicas, lanzadas por la aviación norteamericana, sepultaron dos ciudades y miles de personas perdieron la vida en ese acto. El drama Humano que se nos presenta en la escena de Butterfly, a la vista de fechas luctuosas como el 6 y el 9 de agosto, puede que propicie el que podamos descubrir nuevos y más intrincados mensajes en la obra. Puede que a la vista del Drama Humano en la escena, podamos también enrumbar nuestras disquisiciones con mayor certeza en la vida real.
Santo Domingo. Revista [A]hora, 21-XIII-00 / Revisado para El Tren de Yaguaramas XXI/III/MMXIX
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