José de Jesús Lora (Der.) y Antonio G. Sotolongo (Izq.) en un ensayo de la OSN-RD |
El pasado 3 de mayo falleció
en la ciudad de Santo Domingo José de Jesús Lora Reyes, un hombre bueno que dedicó
toda su vida a la música. Integró muchas agrupaciones pero fundamentalmente la
Orquesta Sinfónica Nacional, donde ocupó un atril como violinista por más de medio
siglo.
Lora fue querido por todos sus
colegas porque su carácter y su personalidad irradiaban bondad, respeto y buen
humor, y esas virtudes las vamos a extrañar muchísimo.
Vamos a extrañar aquella
sonrisa con la que nos saludaba al llegar a cada ensayo o concierto, aquella
jovialidad que los años no pudieron menguar, vamos a extrañar la agudeza de sus
observaciones.
Quienes le conocimos y
disfrutamos de su presencia lo vamos a extrañar, y recordaremos por siempre sus
humoradas, su puntualidad, su responsabilidad ante el trabajo y su sonrisa.
Con José Lora se nos fue una
parte del siglo XX dominicano, uno de los protagonistas de la escena musical, se
nos fue un músico que no pasó inadvertido por su grandeza en la sencillez.
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