Los cambios fraude cabalgan de nuevo
Estos reformistas, promotores otra vez de un cambio fraude, traen un mensaje hipócrita que oxigena a la dictadura, haciendo pasar gato por liebre a los indecisos y propagando la especie de que el castrismo es perfectible.
Ya andan, sin pérdida de tiempo, las prensas utilizando las palabras «diálogo» y «tolerancia» sin mencionar la palabra «dictadura» para referirse a los sucesos ocurridos en Cuba durante el último mes, y que han salido a la luz por las ventanas del periodismo independiente y los vídeos subidos por los protagonistas a la incontrolable Internet.
El Movimiento San Isidro (MSI) y el veintisiete de noviembre (27N) se han mencionado en varios caracteres, pero no en todos ni mucho menos se ha enseñado la verdadera causa de todos los conflictos ocurridos en la Isla durante los últimos 62 años, no se ha mostrado, como otras tantas veces, al verdadero causante de la falta de «diálogo» y «tolerancia», no se ha mencionado a la dictadura castrista.
Hace unos días me tropecé con uno de estos artículos en Facebook bajo el título de «El diálogo y la tolerancia política agitan Cuba», firmado por Mauricio Vicent, publicado originalmente en El País. Lo primero que me llamó la atención fue el uso de dos palabras proscritas de las relaciones sociales en Cuba desde hace más de seis décadas, y expatriadas desde el año 1961 cuando el finado dictador I criminalizó todos los diálogos e hizo ley el monólogo del partido único, con lo cual demolió, con una oración y un ejército implacable, toda posibilidad de disidencia.
Todas las acciones llevadas a cabo por los cubanos en contra de la dictadura son válidas excepto el diálogo, porque mientras en ese diálogo no se incluya la necesidad de eliminar la dictadura, es poco lo que se podrá hacer. Muchas veces, cientos de cubanos han intentado dialogar y se han encontrado de frente con la dictadura castrista que los ha reprimido con violencia, los ha perseguido, los ha encarcelado y les ha provocado la muerte -física o moral-. Estos reformistas, promotores otra vez de un cambio fraude, traen un mensaje hipócrita que oxigena a la dictadura, haciendo pasar gato por liebre a los indecisos y propagando la especie de que el castrismo es perfectible. Es una práctica manida la de confundir los conceptos aparentando sintonía con los que desean cambios en Cuba, pero con el decidido interés de que prevalezca el dogma que arruinó la cultura cubana: «con la dictadura todo, contra la dictadura ningún derecho». Lo primero es el cese de la dictadura castrista. Lo demás llegará como una consecuencia lógica de esto.
Mi
punto único es que los diálogos durante 62 años se han convertido en monólogos a
causa de la fuerza que ha ejercido la dictadura contra los que han intentado dialogar,
por lo que en mi opinión, «mientras en el diálogo no esté como objetivo
principal el fin de la dictadura castrista, volveremos al punto de partida»,
todos los tempos volverán a ser los mismos, por muy vivaces que puedan haber
comenzado otra vez.
No
tengo dudas, por haberlo visto tantas veces, de que quienes están de acuerdo
con volver a intentar un diálogo con la dictadura están de acuerdo con la «perfectibilidad
de la dictadura» y serán capaces de acatar una vez más las «sugerencias» y las
«promesas» del Partido único, y es con eso con lo que no estoy de acuerdo. Es
verdaderamente simple.
Y como
prueba más que fehaciente de que el diálogo no sirvió para nada, están la persecución
y el estado de sitio en el que han vivido todos los participantes en el MSI y
en el 27N hasta el sol de hoy, que los presos políticos siguen estando presos,
y la represión de las llamadas avispas negras contra la población se ha recrudecido
y esparcido por las calles de toda Cuba. «Las protestas pacíficas visibles
erosionan a la dictadura, el diálogo le da fuerzas». En cuanto a eso se puede
estar a favor o en contra, pero no hay medias tintas, todos sabemos, por
haberlo vivido más de una vez, las consecuencias de tomar uno u otro camino.