miércoles, 6 de noviembre de 2024

CONJUNTO MATAMOROS CON BENNY MORÉ (*)

Clásicos populares en discos increíbles

Este fonograma del sello Tumbao Cuban Classics (TCD 020) contiene diecisiete piezas, ocho de ellas grabadas en México. El origen del registro se remonta al año 1945, fecha en la que, Miguel Matamoros, al frente de su Conjunto, viajó al país azteca para presentarse en bailes, teatros, cabarets y programas de radio.

Para esta gira, se sumó una voz que ya comenzaba a destacarse en el ambiente musical cubano: Maximiliano Bartolomé Moré. Fueron estas, unas de las primeras apariciones discográficas de quien se convirtió, en la década del cincuenta, en el legendario Benny Moré, conocido en la historia de la música popular cubana como El Bárbaro del Ritmo.

Fue a partir de este viaje, que Benny comenzó una vertiginosa carrera, que lo llevó a lo más alto de la popularidad. Su excepcional talento y su incomparable voz le permitieron crear una obra perdurable, una obra que está en el acervo musical americano. Este disco, recoge ocho piezas que se originaron en los albores de esa monumental carrera. Los otros nueve números fueron grabados entre 1946 y 1947, y constituyen, cada uno de ellos, obras antológicas. Son, obras indispensables en el repertorio sonero. 

En este fonograma, podemos disfrutar de un formato instrumental que tomó del big band norteamericano instrumentos como el piano, el contrabajo y las trompetas. El son, utilizó en principio un instrumental de sonoridades íntimas; pero, al llegar a La Habana, rodeado de orquestas trepidantes, que escandalizaban ritmos foráneos, debió aumentar su caudal sonoro. El piano y los instrumentos de viento metal fueron tomados y puestos en función de los ritmos autóctonos, en un formato que se denominó conjunto, donde la sonoridad del grupo se abrió aún más y el son siguió creciendo. (www.mundoclasico.com, 15 may. 2000 / Santo Domingo, [A]hora, 29 may. 2000) (Revisado para el Tren de Yaguaramas 3 nov. 2024)

Para escuchar la Playlist del disco pincha aquí

(*) Hace más de veinte años que bajo el título «Clásicos populares en discos increíbles», publiqué una serie de reseñas de discos en diferentes medios de prensa de Santo Domingo, entonces había que comprar el disco; sin embargo, hoy solamente hay que tener la app Spotify, es por eso que me animé a subirlos nuevamente al Tren con la Playlist del álbum original, para que mientras leas puedas ir escuchando cada una de las piezas.

domingo, 3 de noviembre de 2024

MARÍA TERESA VERA Y RAFAEL ZEQUEIRA. El legendario dúo de la trova cubana (*)

Clásicos populares en discos increíbles

«María Teresa Vera y Rafael Zequeira. El Legendario Dúo de la Trova Cubana». Grabaciones históricas 1916-1924. M.ª Teresa Vera, voz y guitarra; Rafael Zequeira, clave. Sello Tumbao Cuban Classics. Recopilación y producción, Jordi Pujol. TCD-090

De todas las formas musicales que por diversas vías llegaron a Cuba procedentes de Europa, la Contradanza y la Canción fueron las que adquirieron carta de ciudadanía en la mayor de las Antillas. Llegadas a un ámbito en el cual toda música era sometida a una dialéctica lujuriosa, la primera, derivó en contradanza habanera, y de ahí en danzón y los géneros que de él se desprendieron; la segunda, asumió el entorno criollo en sus textos y alcanzó mayor fluidez en sus melodías, se entrelazó con los modos de hacer africanos y entonces se convirtió en canción habanera, y en los diversos géneros de la canción cubana.

En las postrimerías del siglo XIX, ya había en Cuba una gran hornada de cantores que le cantaban a su tierra, utilizando recursos tomados de la ópera italiana, la romanza francesa y la Canción napolitana, cantores que guitarra en ristre deambulaban cantando canciones propias y ajenas. Había surgido el género de la Canción trovadoresca, y las melodías, cantadas a dos voces por terceras y sextas, eran acompañadas por guitarras y clave fundamentalmente.

Entre aquellos cantores, que se conocieron como trovadores quizás por su similitud con quienes al sur de Francia contaban las historias acompañados de algún instrumento en el medioevo, en 1911, apareció en el Teatro Politeama de La Habana, María Teresa Vera, una jovencita de 16 años, quien había llegado de Guanajay, una localidad cercana a la capital cubana. A partir de aquella presentación su carrera se expandió enormemente y su voz viajó en discos por todo el orbe.

La Victor, que se había instalado en La Habana desde 1906, contrató al dúo de María Teresa y Rafael Zequeira y hasta 1924 les grabó 193 números. De ese arsenal inmenso, el sello Tumbao Cuban Classics nos ofrece en este disco increíble una antología sustancial para el conocimiento de la canción trovadoresca cubana, un documento que nos muestra el quehacer musical cubano durante las primeras décadas del siglo XX, en lo que a canción popular se refiere, y su vínculo con los géneros bailables. Ahí están el bolero, la clave, la canción, y la criolla como exponentes antológicos de los géneros que integran la Canción cubana, y están también la picaresca en los textos, y los esquemas rítmicos de la rumba, los textos amatorios en ritmo de bambuco, el son, la clave y la guaracha. Están contenidas en este disco, veinte piezas indispensables en la discografía de la música cubana. (Santo Domingo, [A]hora, 13 ene. 2003) (Revisado para el Tren de Yaguaramas 2da. Época 3 nov. 2024)

Para escuchar la Playlist del disco pincha aquí

(*) Hace más de veinte años que bajo el título «Clásicos populares en discos increíbles»,  publiqué una serie de reseñas de discos en diferentes medios de prensa en Santo Domingo, entonces había que comprar el disco; sin embargo, hoy solamente hay que tener la app Spotify, es por eso que me he animado a subirlos nuevamente al Tren con la Playlist del álbum original, para que mientras leas puedas ir escuchando cada  una de las piezas.

lunes, 28 de octubre de 2024

NO HAY QUE TEMERLE A LA PALABRA CAOS

 


Por Roberto Sotolongo

Es lo que se vive en Cienfuegos hoy y en buena parte del país. Por ello es que utilizo calificativos o adjetivos tales como «plaga maldita», «mugre», «suciedad», «mar de pringue», «porquería». «cochambre», «peste», «inmundicia» y «caos».

Es a los griegos a quienes le debemos la existencia de este vocablo, empleado comúnmente para designar lo impredecible, lo indefinido, supuestamente anterior a la ordenación del cosmos.

Al respecto se han elaborado diversas cosmogonías, que parten de ver al mundo como una generalidad amorfa, existente aun antes que los dioses y las fuerzas elementales, llámense aire, tierra, agua, espacio o vacío.

No pocos filósofos reflexionaron al respecto, como Tales de Mileto, Anaximandro (ápeiron), Anaxímenes (aire), Jenófanes (tierra y agua), etc., etc. Más cercanos a nosotros tenemos a Friedrich Nietzsche, quien habló sobre la distinción entre el espíritu apolíneo y el espíritu dionisíaco, aseverando que el espíritu griego originario está conformado por un elemento dionisíaco que concibe el carácter caótico de la existencia y por un elemento apolíneo, responsable de la creación de un mundo de formas límpidas. Para él la filosofía constituye la visión de la lucha entre estos dos opuestos. ¿De qué parte se sitúa Nietzsche?: de parte de la concepción trágica, caótica del mundo. Por ello arremetió contra la visión ascética de sacrificio y renuncia del cristianismo.

Volviendo a las teogonías, es con Ovidio con quien el caos empieza a verse como una «confusión elemental». Partiendo de aquí el criterio filológico sobre el caos presenta a este como la hendidura situada entre el cielo y la tierra.

Otras teogonías posteriores (la del huevo órfico, de la oscuridad, etc., etc.) han engordado a partir de la de Hesíodo y de «La Metamorfosis» de Ovidio. Tengamos presente que para el poeta latino el caos significa un bulto sin vida, una masa cruda y no digerible, informe, sin bordes. Justamente tomando como referencia este criterio es que se ha llegado hasta la presente concepción de «completo desorden».

Es precisamente asumiendo esta visión que empleo el término caos en el texto «La mugre que nos invade» recientemente compartido. En cualquier diccionario que revisemos aparece, entre otras, la acepción a la que me refiero. En el Pequeño Larousse Ilustrado se califica el caos como desorden, confusión; así también en el Diccionario Ideológico, sólo que invirtiendo los significados: confusión, desorden.

Es lo que se vive en Cienfuegos hoy y en buena parte del país. Por ello es que utilizo calificativos o adjetivos tales como «plaga maldita», «mugre», «suciedad», «mar de pringue», «porquería». «cochambre», «peste», «inmundicia» y «caos».

Como habrá podido apreciar, mi mirada crítica hace alusión sólo a una zona de nuestra compleja realidad: el contexto exterior, físico de la vida cotidiana en una ciudad que se deteriora visiblemente. En otras esferas también existe el desorden, la confusión, y si no se le pone freno con urgencia llegará el momento en que presenciemos, como víctimas y victimarios el caos generalizado.

Otros artículos de Roberto Sotolongo en este blog:

La mujer de su vida.

José Martí: El asta contra el hacha.

La reseña como parte de la crítica literaria.

Roberto Sotolongo
(1956)


Roberto Sotolongo (Aguada de Pasajeros 1956) Es graduado en Filosofía por la Universidad Lomonósov de Moscú. Narrador, poeta e investigador. Miembro de la Sociedad Cultural «José Martí». En 1976 Obtuvo el Premio Nacional de Narrativa. En 1987 obtuvo Primer Premio en el Concurso Provincial «Raúl Aparicio». Ha publicado cuentos, poemas y artículos en Conceptos, Creación, Revista cultural Ariel y en el Boletín Literario Mercedes Matamoros.

 

LA MUGRE NOS INVADE


Por Roberto Sotolongo

Un simple ciudadano sensibilizado con su entorno tiene toda la fuerza moral y el derecho para denunciar el caos; sobremanera cuando dirigentes y funcionarios del Gobierno y del Partido viven ajenos a esta agresiva realidad.

Un peligro se cierne sobre Cienfuegos, cual plaga maldita: la invasión masiva de la mugre. Lo que antes eran escasos oasis de suciedad, hoy es un mar de pringue que amenaza con ahogarnos en el hedor y liquidar el paradigma que siempre fuimos en cuanto a limpieza.

Poco a poco, ante la vista indiferente, ocupada o ensimismada de todos, la porquería ha ido ganando terreno, indetenible: aguas albañales convertidas en patronas de varias calles; basureros perpetuados en el tiempo; escombros que se sueldan lentamente a las superficies sobre las que fueron echados; las heces de animales y humanos visibles por doquier; los jardines de los parques (el de Villuendas, por ejemplo), enyerbados, saturados de basura y sin la atención de un vergelero; filtraciones, salideros de agua potable; insectos, roedores y animales callejeros, felices por la libertad con que viven, etc., etc., etc.

Tres ejemplos señalo que confirman la irrupción de la cochambre: el bulevar, con una sed de agua que nadie aplaca; los portales que dan al Prado, menos maltratados, pero igual de sucios (v. gr. el que está al pie de lo que fuera la sede de la Dirección Municipal de la UJC); y el llamado Panteón de Gil, abandonado a su suerte, asediado por enemigos tan vulnerables como desechos y hierbas, a 131 años de la muerte del corajudo mambí.

No hay que ser periodista, ni escritor, ni urbanista para observar y alertar sobre la peste que se nos echa encima. Un simple ciudadano sensibilizado con su entorno tiene toda la fuerza moral y el derecho para denunciar el caos; sobremanera cuando dirigentes y funcionarios del Gobierno y del Partido viven ajenos a esta agresiva realidad.

Y no es Cienfuegos una excepción: Cuba entera es un descomunal muladar.

Alguien dijo alguna vez que Cienfuegos es una ciudad que encanta; sin embargo, si no se ataja la embestida de la inmundicia, habrá que decir que la nuestra es una ciudad que desencanta y espanta.

Otros Artículos de Roberto Sotolongo en este blog:

La mujer de su vida.

José Martí: El asta contra el hacha.

La reseña como parte de la crítica literaria.

Roberto Sotolongo
(1956)


Roberto Sotolongo (Aguada de Pasajeros 1956) Es graduado en Filosofía por la Universidad Lomonósov de Moscú. Narrador, poeta e investigador. Miembro de la Sociedad Cultural «José Martí». En 1976 Obtuvo el Premio Nacional de Narrativa. En 1987 obtuvo Primer Premio en el Concurso Provincial «Raúl Aparicio». Ha publicado cuentos, poemas y artículos en Conceptos, Creación, Revista cultural Ariel y en el Boletín Literario Mercedes Matamoros.

 



domingo, 22 de septiembre de 2024

SALSA, EL NOMBRE DE MARCA QUE NACIÓ DE UN MITO Y UN GENOCIDIO

Mito y genocidio cultural

Y este sería el mito fundacional que sirvió para ocultar lo que en realidad fue la resignificación de los productos de la música popular cubana. Como en un acto de magia, se le hizo creer al público que estaba en presencia de un producto nuevo, «que venía de África y que después de pasar por el barrio neoyorquino se había convertido en Salsa». Los polvos mágicos hicieron desaparecer los dos o tres siglos que ese producto llevaba en el mercado, y la varita mágica con toques precisos borró de la memoria que esa era la música que se había bailado desde siempre en medio mundo, incluido el Palladium Ballroom, el Red Garter, en el Waldorf Astoria y en todos y cada uno de los episodios de I Love Lucy. Pero todo esto fue relativamente fácil, porque por los años 70´s del siglo XX Cuba había dejado de ser el centro de la industria musical del Caribe a consecuencia del expolio perpetrado por FC contra los propietarios de todas y cada una de las empresas que conformaban esa industria. El naciente tirano tomó como botín del vencedor; entre muchas otras millonarias empresas, dos fábricas de discos, decenas de estudios de grabaciones -incluidos los de radio, cine y televisión-, más de una docena de sellos disqueros -a estas alturas casi todos de capital cubano-, salones de bailes, centros nocturnos -que se contaban por decenas en todo el país-, cabarets, cines, aires libres, clubes privados, y una larga lista que, con ese orgullo felón que padecen los tiranos, apareció en las páginas de los periódicos habaneros.

Al abolir la propiedad privada sobre todos los medios de producción, dejó de existir la ley de la oferta y la demanda, y la música, como el más preciado de los comóditis de la industria del entretenimiento, que había transitado a gran velocidad por aquel camino durante la Colonia y la República, descarriló definitivamente, se fue del mercado, zozobró en la «economía marxista planificada», que «lamentablemente» era compartida solo por los países del eje soviético, donde los bailadores nacen con dos pies izquierdos, andan como niños envueltos sin mover la cintura hasta edades muy avanzadas y donde la rumba, el son, el mambo, el cha cha chá, la pachanga, etc., nunca fueron artículos de consumo masivo.

Entonces, en los 70´s, era fácil e imperioso para el mercado darle un nombre de marca al producto nacido de un mito y un genocidio cultural, y ese nombre fue y será Salsa.  

martes, 6 de agosto de 2024

EN LA MESA REDONDA SE HABLÓ DE MÚSICA ¿Y MERCADO?

Sin libre mercado no hay mercado

Mientras sigan montados en esa noria de sangre que no lleva a ningún lugar, sobre la que no se pueden producir riquezas ni capitales, la música cubana seguirá siendo un celaje de lo que fue y sobre todo un sistema de propaganda del régimen, una sutil cobertura para el proselitismo político y la siembra de «personas que con disimulo y secreto observa o escucha lo que pasa, para comunicarlo a quien tiene interés en saberlo»


El vídeo que comparto más abajo, es de un programa de hace seis años, pero pudiera ser de hace 30, 35 o 40, el lenguaje es el mismo, las «dificultades» son las mismas, los enfoques son los mismos, y la incapacidad para relacionar la música y el mercado en Cuba, sigue siendo «caquita», es decir, un tema escabroso y delicado como un examen coprológico. 

Así que en esa noria redonda no pudieron decir lo que era menester, lo que muestra la realidad de más de medio siglo de calamidades y callejones sin salida provocados por un sistema que ha sido capaz de destruir la Cultura Cubana Colonial y Republicana e incapaz de crear riquezas materiales y espirituales. 

La música cubana perdió todos sus mercados a partir de 1959 cuando se desmontó todo el sistema capitalista de mercado, se instauró la economía planificada y la oferta y la demanda dejó de ser la rueda dentada que movilizaba toda la industria. ¿Se imaginan cuánto pudo conocer del mercado del disco nuestro gran novelista Alejo Carpentier cuando lo plantaron a «administrar» en lo que quedó de la expoliada Panart -que había fundado Ramón Sabat en 1944- con sus estudios y fábricas de discos? Nada, absolutamente nada, y desde entonces acá, ha sido imposible todo esfuerzo de los músicos por colarse en los mercados como el mercado manda, porque justamente es imposible compaginar una economía de mercado con una economía no capitalista, es por eso que la música cubana es una pluma en el mercado, muy lejos de lo que había sido durante la Colonia y la República, cuando La Habana se convirtió en el centro de la industria de la música en el Caribe.

No se rompan más la cabeza, ese sistema que ustedes han impuesto en Cuba es la causa de todos los males, así como es imposible producir café en las cantidades que se produjeron antes de 1959, es imposible competir en el mercado de la música como lo hicieron miles de músicos cubanos por los cuatro puntos cardinales mientras participaron de una industria en la que oferta y demanda era la rueda dentada que movía a gran velocidad la creación musical cubana, la que era consumida por millones de personas alrededor del mundo, y, que por eso, produjo millonarios capitales.

Así que, mientras sigan montados en esa noria de sangre que no lleva a ningún lugar, sobre la que no se puede producir riquezas ni capitales, la música cubana seguirá siendo un celaje de lo que fue y sobre todo un sistema de propaganda del régimen, una sutil cobertura para el proselitismo político y la siembra de «personas que con disimulo y secreto observa o escucha lo que pasa, para comunicarlo a quien tiene interés en saberlo». (RAE)


domingo, 28 de julio de 2024

¿SIEMPRE NOS QUEDARÁ PARÍS? El deplorable espectáculo de apertura de los JJ.OO París 2024



El espectáculo que presentó Francia como inauguración de los Juegos Olímpicos ha sido para mí un ataque a la cultura occidental, la que es mi cultura. En uno de los cuadros se intentó deconstruir la obra conocida popularmente como La Última Cena, y esto ha dado mucho de que debatir y deplorar, la fechoría ha sido tan inusitada que ya, para dorar la píldora -y no para pedir disculpas por tamaña humillación-, han salido algunos defensores argumentando que esa de los JJ.OO París 2024 no era La Última Cena, sino que pudo haber sido muchas otras; sin embargo, en mi opinión, el contexto y la intención con que fue usada la obra fue insano, con intenciones ideológicas y no artísticas, las interpretaciones que se mencionan tienen valor artístico precisamente porque no son usadas como propaganda sino ceñidas a las leyes de la estética normalizadas en la época en las que fueron creadas. Y si la imagen de la obra de da Vinci es la que identifica la gran mayoría del público, el intento de deconstruir esa imagen lleva la intención de atacar los signos que la gran mayoría del público puede interpretar para cambiarlos por otros, que aunque no se sabe exactamente cuáles son, sí atacan al interpretante de esos signos. Las minorías tienen derecho a ocupar sus espacios, pero no intentar hacer proselitismo y obligar a las mayorías a participar de sus hábitos, costumbres y cultura, y de eso se trató la inauguración de las Olimpiadas de París 2024, una muestra de fuerza de las minorías sobre las mayorías. Y que no doren más la píldora, se trata de una abierta batalla cultural contra occidente.

CONJUNTO MATAMOROS CON BENNY MORÉ (*)

Clásicos populares en discos increíbles Este fonograma del sello Tumbao Cuban Classics  (TCD 020) contiene diecisiete piezas, ocho de ellas...