martes, 1 de julio de 2008

EL CONCIERTO DE ERNÁN LÓPEZ-NUSSA Y SU TRÍO

Tres generaciones al tiro
26.06.08 Santo Domingo, R.D. Casa de Teatro. Ernán López-Nussa, La bichina, Intimando con Cervantes, Rezos en Blues, Niña con violín, Lobos cha, Músicos en construcción, Carbón; T. Williams, Live of de Party; E. Morricone, Cinema Paradiso; D. Ellington, Sophisticated Lady; Mario Bauzá, Mambo Inn. Casa de Teatro Jazz Festival. Piano, Ernán López-Nussa; Enrique Pla, batería; Gastón Joya, contrabajo. Aforo: 100%

Una de las características más notables de la música cubana es su continuidad. En su historia no hay saltos ni espacios vacíos, siempre hay músicos capaces de renovar el acervo y darle nuevos bríos, adecuarlo a las tendencias más modernas y mantenerlo fresco para el futuro, incluso durante largos períodos de contracción comercial. Eso sucede con la música de Ernán López Nussa, y así sonó en el concierto.
Estos tres músicos nunca se habían presentado juntos en vivo, por eso, quienes estuvimos el pasado 26 de junio en Casa de Teatro, tuvimos el privilegio de asistir al debut de la agrupación. Cierto que desde hace mucho Ernán, Pla y Joya trabajan juntos en grabaciones, entre ellas el más reciente disco de la cantante Miriam Ramos, pero nunca con esta formación.

Lo primero que salta a la vista es que pertenecen a tres generaciones diferentes. El decano de la batería en Cuba, Enrique Pla, es un hombre cargado de experiencia, quien ha tocado en las orquestas más importantes de la isla desde la década del 60, y fundó junto a Chucho Valdés el grupo Irakere. Ernán, comenzó a sonar con fuerza en los medios musicales cubanos en la década del ochenta. Y Gastón Joya, hijo de otro gran contrabajista del mismo nombre, cursa aun el segundo año en el Instituto Superior de Arte de La Habana, en la clase del Maestro Andrés Escalona, y con 20 años de edad comienza a darse a conocer.

Quizás esta diferencia generacional pudo concitar algunos malos augurios antes de la presentación; sin embargo, durante la materialización del concierto constituyó una de las pruebas más fehacientes de la continuidad y comunión de las diferentes épocas de la música cubana.

La convergencia de los intereses estéticos que se produjo en la interpretación de cada una de las piezas, muestra la existencia de un lenguaje musical propio de la cultura cubana, y no de épocas o individuos aislados. Es cierto que cada cual tiene sus individualidades al decir, pero el idioma es el mismo.

Los temas compuestos o arreglados por Ernán contienen la síntesis de todo. No falta nadie en ese ajiaco. Desde el baile de salón hasta la comparsa callejera, la canción y la rumba solariega, el cha cha chá, el rock, el blue, el mambo, todo mezclado y sin costuras, mucho más que mezcla la música de Ernán es pura síntesis.

Y así lo comprendieron Pla, y Joya, cada uno con enorme personalidad y brillo en sus instrumentos. Pla, fue un magnífico soporte, mesurado en el acompañamiento y desbordado de ingenio en los solos. Joya, impresionó por su comprensión del género y su inagotable capacidad para improvisar largas, coherentes y bellas melodías.

Música, mucha música hicieron los tres. Lejos de espectaculares virtuosismos, sin malabares o grandilocuencias insustanciales. Esencia, maestría y mucha emoción llevaba esta música, que algún día podremos conservar en un CD, mientras tanto navegará en la memoria hasta el próximo concierto… o quizás por siempre.

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