¿No les parece a todos bien ridícula la historieta del espionaje cubano?, pero no esta que ahora se devela en una nota del 7 de junio implicando a Walter Kendall Myers y su esposa Gwendolyn Steingraber Myers, sino muchas muchas otras, durante muchos muchos años, tantos años como medio siglo y tantas ridículas historietas que llenan, según los expertos, miles de páginas en cientos de expedientes top secret y otros no tan secret que el propio Castro se ocupó de divulgar con la pertinente dosis de ficción.
Puedo recordar aquella que nos contaron en el filme "
El hombre de Maisinicú", en la que un agente del G2 entrampa a uno de los grupos armados que participaron en la guerra civil del Escambray en la década del 60 del siglo XX, o la que nos contó en el tribunal del Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes de 1978 en La Habana, el súper doble agente cubano Nicolás Sirgado, quien se jactó públicamente de espiar a los americanos hasta el tuétano en favor de Castro por más de dos décadas, algo que hizo con tanto profesionalismo que -según dijo-, recibió del mismísimo Henry Kissinger un Rolex de oro como muestra de gratitud del gobierno de los Estados Unidos, una historia que se convirtió con toda pompa, ridiculez y patrioterismo en la serie televisiva "En silencio ha tenido que ser".
También resalta la grotesca historieta de los 5 espías llamados "compatriotas", que medra en todos los medios informativos del gobierno de los Castro, una historieta que desde el título tiene poca credibilidad porque algunos no son precisamente connacionales sino que adquirieron una nacionalidad distinta a la cubana.
En definitiva todo el conato de estos dos nuevos espías está muy bien montado por y para los Castro, el objetivo es mantener a toda costa la beligerancia del enemigo "imperialista", y ya que Obama no presenta pelea y ni siquiera tira el pulso en la OEA, sino que le deja el camino expedito para que Cuba regrese, entonces para azuzar la beligerancia del enemigo, es oportuno quemar un par de espías obsoletos y que el FBI termine por capturarlos, justo en este momento; es adecuado también, renunciar a la entrada en la OEA, denostar esa organización, incluso cuando la mayoría de los países miembros mantienen relaciones comerciales y diplomáticas con La Habana, y proclamar como derrota de los Estados Unidos lo que en realidad es el fracaso del castrismo en la OEA, lo que en realidad es la muestra más que fehaciente de la incapacidad de los Castro para dar a su pueblo la democracia que todo el continente disfruta, la prueba del revés que como siempre los Castro pretenden convertir en victoria.
No será la primera vez que los pródigos hijos de Birán tiren al fuego a los suyos para salvarse del frío. Vivir por ver, si Obama no pierde el tino y continúa sin presentar pelea como hasta ahora, dejando siempre el balón en el terreno del frente, los castristas terminarán por hacer cualquier cosa por mantener en alto la beligerancia de su enemigo favorito, el enemigo que les ha servido de cabeza de turco para cometer infinidad de fechorías, harán lo inimaginable para sacar de sus casillas al nuevo inquilino de la Casa Blanca, o quizás encontrarán un enemigo alternativo, sea en la Comunidad Europea, o en la luna, o quizás pase algo que los quite de pronto y quede definitivamente la tortilla al revés.