Y los frutos de la
piscicultura en Cuba
Un testigo que pudo escuchar aquellos comprometedores alaridos y que participó en la Misa, relató que cuando salió de la Iglesia se encaminó hacia su casa por la calle Máximo Gómez y poco antes de llegar a la Pancho Jiménez se armó la pelotera.
En la madrugada del pasado día
24 de diciembre, en la ciudad de Sancti Spíritus,
en la región central de Cuba, se reportó un extraño caso que mantuvo en ascuas a
los espirituanos durante más de 6 horas. Según un medio independiente, poco
después de finalizada la Misa
de Gallo en La
Iglesia Parroquial Mayor, en el silencio de las primeras horas de la
madrugada comenzó a escucharse un insistente grito de ¡ABAJO FIDEL!, que por
momentos alternaba con el de ¡ABAJO RAÚL! y ¡ABAJO CANEL!
Cuenta la crónica que aquel
alarido que retumbaba en el silencio de la noche -y que en principio se tomó como protesta por la sustitución del pollo por claria en las carnicerías-, provocó una gran polvareda entre
los agentes de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), los del Ministerio del
Interior (MININT) y los «revolucionarios» que seguían de cerca a los atónitos feligreses
que salían de la Parroquia y se iban retirando a sus hogares.
Un testigo que pudo escuchar aquellos
comprometedores alaridos y que participó en la Misa, relató que cuando salió de
la Iglesia se encaminó hacia su casa por la calle Máximo Gómez y poco antes de
llegar a la Pancho Jiménez se armó la pelotera con el primer grito, «vaya, se
armó la de Dios es Cristo con aquella especie de graznido o chillido que sonaba
como una cotorra, un loro o un ser humano imitando algún ave».
Inmediatamente las fuerzas
represivas se dieron a la tarea de irle arriba a los que como él estaban en la
calle a esa hora, y según supo mientras permaneció retenido en la estación de policía, en
la otra cuadra, donde está la Casa de La Trova, hicieron un allanamiento y se
llevaron a cuatro o cinco que todavía a esa hora empinaban el codo y cantaban la
legendaria canción de Eusebio Delfín, Y Tú Qué Has Hecho; «lo
mismo hicieron en la Plaza Honorato, donde levantaron a todos los que andaban
por allí».
Cuenta el reporte, que después
de una desesperada búsqueda en un área de unos cuatro o cinco kilómetros a la
redonda, donde fueron allanadas casas, parques, hoteles, museos, iglesias y
patios apareció, a eso de las siete de la mañana, en una de las salas del Museo
de Arte Colonial, ante los ojos atónitos de los perseguidores que buscaban a un opositor
que alteraba el orden público y se resistía al arresto, una enorme claria batrachus, la
que no contuvo sus gritos ni por la presencia de los aguerridos policías, ni
por los perros que le ladraban, solamente se le pudo callar con un disparo en la cabeza.
Según declaraciones de uno de
los académicos que acudió al lugar y quien no quiso ser identificado, el suceso
insólito será investigado a profundidad por un equipo multidisciplinario de la Academia de Ciencias de Cuba, porque,
según su hipótesis, «la claria puede estar evolucionando hacia alguna de las
especies de aves prehistóricas, es decir, regresando al pasado remoto, haciendo un retorno a la
semilla».