Apeadero de guaguas en la Plaza de la Catedral. Fuente externa: Foto 1900 Anónima |
Los
ómnibus (cuyo origen se remonta al siglo pasado), se establecieron primero
desde Regla a Guanabacoa en 1839 y después desde el Cerro a la Habana, en 1840;
los de Jesús del Monte en 1844; los de Príncipe en 1850, y los del Cerro a
Marianao, en 1855.
En cuanto al significado de la
palabra guagua entre cubanos, Esteban Pichardo[2] registra en su
Diccionario tres acepciones; la primera, «cualquier cosa que no cuesta
dinero ni trabajo, o de precio baratísimo, y cuando se espresa en modo
de adverbio De guagua», y especifica en cuanto a esta acepción que
«antes se decía de Guaguanche[3],
de gorra»; la segunda, «Insectillo especie de cochinilla[4]»; y la tercera, «especie
de coche u ómnibus usados en la Habana para viajar a los suburbios por un
estipendio tan barato que le ha merecido la aplicación de aquella palabra, o
quizá por la Inglesa Wagon».
De estas tres acepciones es
posible encontrar numerosas referencias en la prensa periódica, en la
literatura, en documentos y en diccionarios de la época. Las siguientes las he
tomado del Diario de la Marina y en ellas se puede apreciar el uso de la
palabra guagua como sinónimo de gratis o barato:
Noticias
Locales. Tacón. Escauriza. El Circo. (DM, 7
mar. 1848). [...]. Escauriza rebosaba de gente, los
paganos[5]
estaban en razón de tres a uno con los «guagüeros[6]».
[...].
Crónica
Local. Guagua. (DM, 10 mar. 1852) Con este título nos
remite un suscriptor lo siguiente: «Toda persona que quiera rapé sin que le
cueste nada puede ocurrir a la calle de Factoría esquina a la de Vives, en cuya
azotea ciernen picadura al viento».
En esta otra se relacionan los
precios baratísimos con la guagua:
Crónica
Habanera. (DM, 18 jul. 1847). [...]. No fue en
Cuba donde existió el Paraíso, por más que digan los poetas. Sin mosquiteros,
sin nieve y sin carruajes, no es una morada agradable nuestra patria.
Esto
lo repetimos cada día, cuando achicharrados por el sol y casi ahogados con el
polvo, entramos en la Lonja y apuramos un vaso del exquisito agraz helado que
allí se destila, tomando después asiento en la económica Guagua
para ir a respirar los aires del Cerro o de Jesús del Monte. [...].
Y en la siguiente se juega con
dos de las acepciones de la palabra guagua: como gratis y ómnibus:
Noticias Locales. Guaguas de guagua. (DM, 19 nov. 1848). Por inconvenientes que no ha podido allanar la empresa no se estrenan ya mañana los coches de la nueva línea de Jesús del Monte, y los aficionados a la guagua tendrán que esperar algunos días para hacer el vieje redondo gratis.
En su obra citada[7], José María de la Torre
nos dejó una hermosa página en la que podemos leer la palabra guagua como
sinónimo de ómnibus, y ver, como en un grabado de Federico
Mialhe, el vertiginoso comercio que se desarrollaba cada día en La Habana:
El panadero y el malojero.
F. Mihale. 1883. Fuente externa.
No
bien resuena el estampido del bronce poco antes de despuntar el día cuando
entran por las puertas de la ciudad los alegres campesinos, que con
sus ayes lastimeros vienen de las inmediaciones, a abastecer los
mercados con todo lo que un fertilísimo suelo ayudado del arte produce para
sustento y regalo del hombre. Otros circulando por las calles de intra y
extramuros, permanecen durante la mañana, ocupados en la venta por menor de sus
provisiones. A estas alborotadas horas los buques despachados levan sus anclas
para transportar nuestros preciosos frutos a países lejanos; los vapores de
Regla comienzan su incesante crucero de una banda a otra de la
bahía, así como las guaguas (ómnibus) lo verifican desde Marianao a la plaza de
armas; los vaqueros y lecheros invaden las plazas; los ligeros repartidores de
periódicos serpentean por las calles introduciendo los periódicos por entre las
rendijas de las cerradas puertas y ventanas; las iglesias van llenándose de
ancianas, beatas y madrugadoras que corren a la primera misa de la mañana; los
encargados de la limpieza de la ciudad comienzan la higiénica tarea de despejar
las calles de cajones y barriles de pestilente basura: los cocineros salen con
sus canastas a proveerse en los mercados, que progresivamente van llenándose de
toda clase de gentes ocupadas en la venta por menudeo; las bodegas se abren
para dar entrada a la multitud de jornaleros y obreros que concurren a ellas,
bien a tomar la mañana, bien a desayunarse una taza de café, para marchar
en seguida a sus respectivos trabajos.
Fue este vertiginoso comercio el que hizo necesario el uso de un tipo de transporte colectivo capaz de mover a numerosos grupos de pasajeros en una ciudad que se expandió rápidamente. Así que, visto lo visto, y leído lo leído, me es posible concluir que fue durante la primera mitad del siglo XIX, en La Habana, donde se comenzó a utilizar la palabra guagua para significar el ómnibus o diligencia, y muy probablemente fue extraída, por asociaciones metafóricas, de la síntesis de dos palabras: Wagon y guaguanche, y no solamente de la palabra inglesa como se ha repetido una y otra vez.
[1] Torre,
José María de la. 1857. Lo que fuimos y lo que somos o la Habana antigua y
moderna. Habana: Imprenta de Spencer y Compañía, p. 120
[2]
Pichardo, Esteban. 1862. Diccionario provincial casi razonado de vozes
cubanas. Tercera edición, notablemente aumentada y corregida. Habana:
Imprenta La Antillana, p. 120
[3] Pichardo
registra en la misma obra y página que el guaguanche era un pez muy
abundante en los mares de Cuba, y que la palabra se utilizaba como modismo que
significaba «lo mismo que de guagua».
[4] En la
actualidad se conoce en Cuba la Guagua verde de los cítricos, un insecto
que ataca a las plantaciones jóvenes.
[5] Los que
pagaron el billete de entrada.
[6] Los que
no pagaron