viernes, 8 de marzo de 2013

AHORA SÍ QUE CONSTRUIRÁN EL SOCIALISMO

Oraciones de una meditación

Urna de cristal con el cuerpo embalsamado de Kim Il Sung
Pepito no podía faltar a las pompas fúnebres, así que un periodista que le reconoció le abordó después de haberle visto en medio de la multitud dando vivas al extinto líder y al socialismo; entonces, le dijo:

-Señor Pepito, me causa asombro haberle visto desgañitarse dando vivas al finado líder y al socialismo, su rostro enrojecido, su cuello visiblemente inflamado por los alaridos, las lágrimas en sus ojos no dejan lugar a dudas de su profundo pesar. ¿Qué ha sucedido en su manera de ver el mundo a estas alturas, que después de despotricar del socialismo en Cuba durante el último medio siglo, ahora se convirtió a él?

-Pues mira chico -dijo Pepito enjugándose con el sudor las lágrimas y haciendo un aparte para responder con otra pregunta a sotto voce-, «¿me estás grabando?», y ante el gesto afirmativo de su interlocutor continuó en voz muy alta y rota-. Eso se debe a que el ser social condiciona, en última instancia, la conciencia social. Eso es una ley inviolable, de tal modo que ahora sí no hay vuelta atrás, ahora, como nunca antes quedó claro para la humanidad toda que el socialismo es el mejor sistema del mundo. Ahora sí que van a construir el socialismo…

-¿Pero pudiera usted argumentar un poco más?

-Oye esto –concluyó Pepito, y haciendo un aparte le respondió con una solicitud a sotto voce-, «Apaga la grabadora», y ante el gesto afirmativo de su interlocutor continuó en un murmullo-. Te lo voy a poner bien simple, a la altura de las masas, para que todos lo entiendan y ningún medio al servicio del enemigo pueda tergiversar mis palabras… te lo voy a poner en palabras de un sabio anónimo… Y dice así: «En el socialismo no hay desempleo, pero nadie trabaja. Nadie trabaja, pero se cumplen los planes. Se cumplen los planes, pero escasean todos los productos. Escasean todos los productos, pero la gente se las arregla para conseguirlo todo en el mercado negro. La gente consigue de todo, pero nadie está de acuerdo con nada. Nadie está de acuerdo con nada, pero tienen que aplaudir».

Todo parece indicar que el periodista no entendió, quizás por lo tumultuoso del instante, por la rapidez y lo surrealista de la respuesta, pero el tipo siguió reportando todo lo demás y olvidó a Pepito, a quien por cierto le vieron salir del tumulto, casualmente cuando se corrió la noticia del embalsamamiento, la urna de cristal y la prolongación de las exequias por una semana más.

Dicen los que le vieron que agonizando repetía en un murmullo enajenado: «¿Y quién paga eso?» «¿Y quién paga eso?» «¿Y quién paga eso?».

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