lunes, 29 de junio de 2020

JOSÉ DOLORES CERÓN

José Dolores Cerón (1897-1969)

El siglo XX dominicano. Los 100 Músicos del Siglo

José Dolores nació el 29 de junio de 1897 y llegó a ser un hombre de gran instrucción; además de realizar estudios musicales, llegó a diplomarse como médico. Aunque su verdadero nombre fue Pedro Pablo, por decisión de sus abuelos se le llamó José Dolores, en honor al padre, quien murió siendo muy joven.

José Dolores, niño aún, tomó clases con el profesor Arturo Senior, quien era un destacado pedagogo y le encaminó en el conocimiento de un instrumento que mucho ayudaría después al músico y compositor. También fueron sus profesores de composición y armonía los eminentes José de Jesús Ravelo y Esteban Peña Morell. Cándido Castellanos, español radicado en Santo Domingo por muchos años, le impartió clases de cello y contrabajo.

A los 22 años de edad, José Dolores fundó su primera orquesta, en la que compartió las funciones de director, compositor y chelista. Esta agrupación se dio a conocer a través de sus frecuentes presentaciones en el Club de Artesanos. Al ser nombrado en el puesto de subdirector de la Banda de Música del Ejercito Nacional en 1925 y director en 1930, dio inicio en la carrera de Cerón una de las etapas más fructíferas en cuanto a logros musicales. Elevó la calidad de la institución musical, que dirigió por varios años, a niveles nunca antes conocidos en el país. Le adicionó al conjunto campanas y contrabajos, con lo que dio la posibilidad de poner en los atriles de la Banda de Música del Ejército Nacional obras nunca antes escuchadas en una orquesta de ese tipo en el país. Así comenzaron a ser interpretadas en los predios castrenses algunas de las obras más representativas del repertorio sinfónico universal, y esto convirtió a la banda militar en una verdadera banda de conciertos.

Como compositor, el Maestro Cerón nos ha legado obras de gran valor musical, entre ellas los poemas sinfónicos A la caída de la tarde, IguanonaEnriquillo y Las vírgenes de Galindo. Para calificar su obra, el cantante y prolífico musicógrafo dominicano Arístides Incháustegui afirma que: «José Dolores Cerón ha sido uno de los melodistas más finos que haya tenido el país».

Cerón, como la gran mayoría de los compositores dominicanos que se han dedicado a crear dentro de la llamada música clásica, compuso un buen número de obras en el lenguaje más popular; de ellas, son recordadas aún la romanza Prodigio en dos de sus más sobresalientes versiones: la que hiciera el barítono Guarionex Aquino y la del tenor Rafael Sánchez Cestero. También quedan en la memoria discográfica del país muchas de sus canciones; entre ellas, una de las más conocidas: Como tú besabas, que fue grabada por Eduardo Brito y su esposa Rosa Elena Bobadilla.

El Maestro José Dolores Cerón murió en Santo Domingo el 22 de marzo de 1969.

Tomado del libro Los 100 Músicos del Siglo. Elaborado por AGS para la editora Caña Brava en el año 2000.


domingo, 28 de junio de 2020

RAMÓN RAFAEL CASADO SOLER

Ramón Rafael Casado Soler
(1917-1997)

El siglo XX dominicano. Los 100 Músicos del Siglo

Rafael Casado nació en la ciudad de Santo Domingo, capital de la República Dominicana, un día 28 de junio de 1917. No fue hijo de músicos, ni se le notaron excepcionales dotes artísticas a temprana edad, ni estudió música en academias o conservatorios. Nada.

Fue simple y llanamente un hombre que se inclinó siempre por las ciencias y la filosofía. Un hombre bueno que se desempeñó como educador y maestro de escuela, Licenciado en Filosofía, escritor y conferencista. Sin embargo, de un toque quedó para siempre grabado en el cancionero popular dominicano.

Su pieza El regalo mejor es cantada por todo el país en los días de cumpleaños. Sustituyó, de un toque, al tan divulgado Happy Birthday to You. Cuentan que fue durante la Navidad de 1959 que Casado entonó por vez primera la noble canción y los primeros en escucharla fueron sus compañeros en la carcel de La Cuarenta.

El Maestro falleció el 16 de marzo de 1997, a punto de cumplir 80 años de edad.

Tomado del libro Los 100 Músicos del Siglo. Elaborado por AGS para la editora Caña Brava en el año 2000.


miércoles, 24 de junio de 2020

JUAN BAUTISTA ESPÍNOLA REYES

Juan Bautista Espínola Reyes
(1894-1923)

El siglo XX dominicano. Los 100 Músicos del Siglo

Nacido el 24 de junio de 1894 en La Vega, el músico y compositor tuvo una corta pero intesa y productiva vida. Desde muy pequeño se descubrieron en él excepcionales dotes musicales y a los diez años de edad, en su pueblo natal, comenzó a estudiar solfeo y clarinete con el profesor Francisco Soñé. Con muy pocas clases, su gran talento le permitió adquirir rápidamente las habilidades necesarias para ser admitido en la Banda de Música del municipio; en ella se destacó en el atril de segundo clarinete, puesto que ocupó también a partir de 1907 en la orquesta de Rafael Morfa. En 1908, el español Manuel Pueyo lo admitió en su orquesta Unión Artística y en 1913 ingresó en el Ejército Nacional, institución en la que llegó a obtener un alto rango y en la que permaneció hasta 1915.

En 1918 era ya muy conocido el Maestro Espínola por sus criollas, danzas, danzones, marchas y merengues,

Pero sobre todo como un brillante ejecutante del clarinete. Existen algunos documentos en los que se afirma que el joven Espínola fue el primer músico en tocar un merengue en un baile de sociedad, hecho que ocurrió en el Casino Central de La Vega.

El formato de su orquesta, Lira Vegana, era muy parecido al de la “orquesta típica”, que en Cuba fuera tan usada por esa época para interpretar un repertorio en el que llegó a hacerse fundamental el danzón. Espínola integró su conjunto con dos clarinetes, dos bombardinos, saxofón, cornetín, tuba, contrabajo, timbales, güira y tambora, mientras la “orquesta típica” cubana tenía dos clarinetes, un cornetín, un trombón de pistones, un figle, un contrabajo, timbales y güiro. Tal similitud no fue casual pues el fuerte de la Lira Vegana fueron los danzones que el Maestro Espínola componía y orquestaba a la perfección. Piezas de este género, como Pepe Virita, Yamí y El clarinete brujo gozaron de gran fama e hicieron las delicias de los bailadores de entonces, así como también los merengues Terapéutica, Burende adentro y Rubén.

Excelente y hábil compositor, arreglista y muy gran orquestador, pudo darse a conocer con su agrupación por todo el país y, según se afirma, fue el primer compositor dominicano a quien la RCA Victor grabó sus creaciones.

El 29 de septiembre de 1923 falleció, en el poblado que le vio nacer.

Tomado del libro Los 100 Músicos del Siglo. Elaborado por AGS para la editora Caña Brava en el año 2000.

lunes, 22 de junio de 2020

LUIS RIVERA

Luis Rivera (1901-1986)


El siglo XX dominicano. Los 100 músicos del siglo

Luis Armando Rivera González nació el 22 de junio de 1901, en San Fernando de Monte Cristi, y comenzó sus estudios de música con su padre José Luis Rivera, quien le inició en la ejecución del piano y el violín. En Santiago de los Caballeros continuó perfeccionándose como violinista con el maestro Carlos Manuel García Vila y, siendo adolescente aún, integró la sección de los primeros violines de la orquesta del Centro Lírico Ildefonso Arté, bajo la dirección de José Oviedo.

Luis Rivera recorrió casi todo el país como músico de las compañías de zarzuela, ópera y operetas que venían frecuentemente a realizar giras. También formó parte de diversas agrupaciones que se dedicaban a tocar en los cines, cuando los filmes eran silentes.

En 1922, tocando el violín, visitó Cabo Haitiano como parte de un conjunto que estaba integrado por Juan Francisco García en la trompeta; Julio Alberto Hernández al piano; Rafael Almánzar a la mandolina y el tenor Susano Polanco como vocalista.

En 1930 Rivera se presentó con el trío México Lindo, mientras este cumplía un contrato de trabajo en la República Dominicana. Concluida la gira por Quisqueya, el violinista dominicano salió rumbo al país azteca junto a la agrupación, que antes de llegar a su destino recorrió, luego de presentarse en Cabo Haitiano, la isla de Cuba. Viajaron desde Santiago de Cuba hasta La Habana y se presentaron en las plazas más importantes del vecino país. Llegados a la capital de la entonces Perla de las Antillas, el joven Rivera decidió establecerse allí y posponer su viaje a México. Entonces formó parte de los primeros violines de la Filarmónica de La Habana, que dirigía su fundador, el maestro español Pedro San Juan. Y fue en La Habana donde Rivera tomó clases de armonía con Amadeo Roldán, quien fungía por aquella época como Concertino de la Filarmónica.

El año 1932 fue de gran importancia en la vida del ilustre dominicano. En esa fecha publicó su primer álbum de canciones, conoció a Ernesto Lecuona, se le rindió un homenaje como compositor y violinista en el Conservatorio Falcón, compuso Dulce Serenidad, una de sus mejores canciones, y dirigió la orquesta que acompañó en el Teatro Nacional de La Habana (Hoy Gran Teatro de La Habana) a José Mojica.

Su talento como orquestador le permitió arreglar obras de Ernesto Lecuona que alcanzaron gran renombre en la historia de la música cubana, entre ellas la revista-opereta Lola Cruz y la zarzuela El torrente.

De 1937 a 1938 estuvo en México, donde compuso varias canciones con textos del poeta mexicano Manuel Bernal; entre ellas, una de las más resonantes fue Jugando y llorando, que fuera estrenada por Juan Albizu y que grabara Pedro Vargas. También en México estrenó la revista de su autoría Pa´ L´Habana me voy.

En 1939 se presentó en Puerto Rico como pianista de las Estrellas de Lecuona, y en marzo de ese mismo año regresó a su patria con el objetivo de recuperarse de algunos problemas de salud que le aquejaban. Lecuona y su compañía siguieron viaje hacia Venezuela, donde supuestamente unos meses después de le uniría el maestro Rivera. Eso no pudo ser porque el Gobierno dominicano de entonces le retiró el pasaporte al ciudadano Luis Rivera, lo que provocó que la carrera del artista perdiera el brillo intenso que en poco tiempo había adquirido allende los mares. En lo adelante le fueron nombrando en funciones pública que, aunque importantes para el desarrollo artístico del país, frenaron la proyección internacional del maestro Rivera.

En 1942 fue nombrado director de la Banda de Música del Distrito de Santo Domingo y profesor de violín del Liceo Municipal; en 1945 director de La Voz del Yuna, donde dirigió la Súper Orquesta San José, adscrita a dicha empresa; y en 1947 profesor de Curso Superior de Solfeo y Armonía, en el Conservatorio Nacional de Música.

Como compositor, el maestro Rivera dejó un extenso catálogo integrado por danzas para piano; el Poema indio, para orquesta, barítono y narrador; la Rapsodia dominicana No. 1, para piano y orquesta; y varias obras para piano, entre las que se destacan Sierra del Bahoruco, Danza en merengue, Fiesta de palos, Siñá Anacleta y Merengueando.

El 16 de septiembre de 1986 falleció en la ciudad de Santo Domingo el ilustre músico dominicano, nacido 85 años atrás.





domingo, 21 de junio de 2020

LUIS DÍAZ

Luis Díaz (1952-2009)

El siglo XX dominicano. Los 100 Músicos del Siglo

Luis Díaz Portorreal nació en Bonao, el 21 de junio de 1952, y fue allí donde realizó sus primeros estudios musicales con los profesores Juan Zorrilla y Tatán Jiménez y donde también, a la edad de 16 años, creó su primer grupo musical, el cual se conoció como los Chonnys.

Años después, en 1972, integró el grupo Convite, con el cual comenzó, junto al sociólogo Dagoberto Tejeda, a investigar y recolectar por todo el país los diferentes ritmos y melodías más apegados al sedimento cultural dominicano. En 1978, con la agrupación Madora, trabajó la fusión del jazz con el folclor antillano, para culminar toda una década de reelaboración de los cantos provenientes de las raíces mismas de la dominicanidad.

En 1980 fue a radicarse por primera vez a la ciudad de New York, en los Estados Unidos, donde permaneció por espacio de dos años; tiempo durante el cual los ritmos del jazz lograron conquistarlo. A su regreso a la patria integró el grupo Transporte Urbano, donde irían a parar todas sus impresiones musicales, que conjugaban desde la bachata hasta el hevy metal.

En 1999 formó un nuevo grupo, esta vez sería Luis Díaz el líder de La Victoria, agrupación con la que ha realizado conciertos de gran calidad.

Su quehacer musical ha quedado registrado en varios discos, entre los que están los títulos: Luis Terror Díaz (1984), Convite convida (1984), El accidente (1998), Luis Díaz y Transporte Urbano (1999) y Antología (1999).

Por su labor, el señor Díaz ha merecido el Silver Award del Festival Internacional de Filadelfia en 1984. En 1988 se le otorgó el Casandra en la categoría de mejor texto para una pieza musical, y en 1989, recibió el galardón de Mejor Compositor del Año en ese mismo evento.

Más de trescientas de sus piezas han sido grabadas por diferentes artistas y orquestas, entre los que se destacan Sergio Vargas, Wilfrido Vargas, Sonia Silvestre, Rafael Solano, Alex Bueno, Fernando Villalona y Marc Anthony.

El compositor falleció en la ciudad de Santo Domingo el día 8 de diciembre de 2009

Tomado del libro Los 100 Músicos del Siglo. Elaborado por AGS para la editora Caña Brava en el año 2000.



martes, 16 de junio de 2020

JUAN FRANCISCO GARCÍA

Juan Francisco García (1892-1974)

El siglo XX dominicano. Los 100 Músicos del Siglo

El 16 de junio de 1892 nació en Santiago de los Caballeros Juan Francisco García, quien desde muy pequeño demostró ser poseedor de un excelente oído musical y de una gran habilidad para la ejecución de diversos instrumentos musicales. Estudió solfeo y cornetín con el Maestro José Oviedo García y, más tarde, de manera autodidacta, aprendió a tocar el violonchelo y el piano. El estudio del método de Fetís fue toda su guía para Juan Francisco García en el arte de la composición, que llegó a dominar y a partir del cual creó un extenso y valioso catálogo de obras de diversos géneros.

Toda su obra está permeada por el folklore dominicano, que es elaborado a un grado muy alto en obras como el Cuarteto de cuerdas No.1, que compuso en 1922 y que fue estrenado en Santiago de los Caballeros en 1929; y la Sinfonía quisqueyana, que terminó en 1935 y fue estrenada el 21 de marzo de 1941 por la Orquesta Sinfónica de Santo Domingo en el teatro Olimpia.

En 1925 viajó a Cuba para realizar una gira como pianista acompañante del tenor Susano Polanco. En esa ocasión el Maestro García conoció al poeta Nicolás Guillén, de quien tomó los versos para componer la música de su canción Espejo. La pieza fue estrenada durante aquella gira y, algunos años después, en 1930, Eduardo Brito la grabó en la ciudad de New York para darla a conocer al mundo entero.

García compuso también la Fantasía simastral en 1947, la Fantasía concertante para piano y orquesta en 1949, y un gran número de piezas para piano de corte nacionalista. Entre sus más conocidas obras del género popular están además la canción Mal de amor, el Himno a la bandera y la criolla Margarita del Campo.

Juan Francisco García llegó a ser un virtuoso del cornetín, el cual interpretaba registrándole desde sus notas más graves hasta el aparatoso do sobreagudo con el que hacía prorrumpir en aplausos a todos los auditorios.

Juan Francisco García falleció el 18 de noviembre de 1974, en Santo Domingo.

Tomado del libro Los 100 Músicos del Siglo. Elaborado por AGS para la editora Caña Brava en el año 2000.

domingo, 14 de junio de 2020

RAMÓN DÍAZ

Ramón Díaz (1932-2018)

El siglo XX dominicano. Los 100 Músicos del Siglo

Ramón Augusto Díaz Peralta nació en Salcedo, el 14 de junio de 1932, y dio sus primeros pasos en el mundo de la música guiado por su padre. Emigrado a la capital de la República, continuó sus estudios de piano con la profesora germano-cubana Manuela Jiménez, el profesor italiano Mario Ceccarelli y el español Pedro Lerna.

Por sus dotes musicales, el Gobierno dominicano le otorgó una beca para estudiar en España, donde en 1957 obtuvo el título de Profesor de Piano en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid; allí alcanzó los máximos galardones que esa institución otorga: el Premio Extraordinario de Piano y el Premio Extraordinario de Música de Cámara.

En 1958 participó en el prestigioso Concurso Internacional de Piano Manuel de Falla, en el que obtuvo un importantísimo premio que lo impulsó en su carrera como concertista. A partir de ahí, inició una larga gira de concierrtos por varias ciudades de la penísula ibérica. Más tarde viajó a Italia, donde realizó estudios de post-grado con el gran pianista y pedagogo Carlo Zecchi, en la prestigiosa Academia de Santa Cecilia.

Después de nueve años en Europa regresó a Santo Domingo, donde fue nombrado profesor de cursos superiores de piano y de Historia de la Música en el Conservatorio Nacional. En el país ha realizado también numerosos recitales, donde sobresalió al interpretar, en primera audición nacional, los conciertos 1 y 2 de Brahms y el tercero de Bela Bartok.

Integró durante varios años el Trío de Cámara que, patrocinado por el Departamento de Cultura de la Secretaría de Educación, actuó en numerosos conciertos educativos y representó al país en el CARIFESTA, que se celebró en 1979, en La Habana, Cuba.

El pianista Ramón Díaz se ha presentado en el extranjero, tanto junto a agrupaciones de cámara, como en recitales, que han sido muy bien acogidos en salas de conciertos de España, Italia, Ecuador, Cuba y Puerto Rico.

Su labor pedagógica ha sido ininterrumpida desde 1963, fecha en la que comenzó a impartir clases en el Conservartorio Nacional de Música. Ha sido también por muchos años pianista acompañante del grupo de cantantes líricos del Bellas Artes.

En 1998 se presentó con la Orquesta Sinfónica Nacional, bajo la dirección del Maestro Julio de Windt y junto a la pianista Catana Pérez de Cuello, cuando interpretó el Concierto para dos pianos, de F. Poulenc.

El maestro Ramón Díaz falleció en Santo Domingo el día 9 de abril de 2018

Tomado del libro Los 100 Músicos del Siglo. Elaborado por AGS para la editora Caña Brava en el año 2000.

domingo, 7 de junio de 2020

JUAN LUIS GUERRA

Juan Luis Guerra (1957)

El siglo XX dominicano. Los 100 Músicos del Siglo

Juan Luis Guerra Seija nació en Santo Domingo, el 7 de junio 1957, y cursó sus primeros estudios de enseñanza general en los colegios de La Salle, Santa Teresita y San Juan Bautista. De aquellos estudios, el joven Juan Luis pasó a matricular en la Universidad Autónoma de Santo Domingo donde, después de concluir el colegio universitario, cursó el primer año en Filosofía y Letras. Pero aquel muchacho de guitarra en ristre, seguidor de la nueva canción lartinoamericana, oidor empedernido de Pablo Milanés, Silvio Rodriguez y Facundo Cabral, matriculó en el Conservatorio Nacional de Música de Santo Domingo y, por ese trillo de carreras tortuosas, inseguras y por lo general poco “lucrativas”, metió la cabeza.

De su país viajó a Boston, en los Estados Unidos, y estudió composición y arreglos musicales en el Berklee College. En el conservatorio musical de la misma ciudad engrosó sus conocimientos de armonía y arreglo.

En 1984 formó el grupo 4.40 y, junto a las excelentes voces de Roger Zayaz-Bazán, Maridalia Hernández y Mariela Mercado grabó sus primeros discos. Soplando fue el inicio de una larga lista de producciones que contiene Mudanza y acarreo, Mientras más lo pienso tú, Ojalá que llueva café. A finales del año 1990 vino Bachata rosa, y con este registro Juan Luis y su grupo se colocaron en el tope de la popularidad. Por él recibieron, en 1991, el Granmy en la categoría de Mejor Disco Tropical, galardón nunca antes alcanzado por un dominicano.

Millones de copias de esta producción fueron vendidas y, en sus presentaciones por todo el mundo, los locales eran abarrotados  por el público. En 1993 lanzó Juan Luis al mercado su sexto disco de larga duración, con el título Areíto. Después vendría Fogaraté, y en 1995, Grandes éxitos, una producción que recopila dieciocho de sus temas más populares hasta ese momento.

En 1998, luego de algunos años alejado de los estudios de grabaciones y los escenarios, enfrascado como estaba en echar adelante una estación de radio y un canal televisivo, volvió nuevamente Juan Luis al ruedo y, con iguales triunfos estruendosos, se volvió a colocar en los lugares cimeros de las listas de venta, gracias a la producción Ni es lo mismo ni es igual.

Su carrera ha sido reconocida en su patria, donde se le han otorgado varios galardones; entre ellos, El Soberano, máximo sitial de los premios Casandra; la Universidad Autónoma de Santo Domingo le hizo acreedor del Título de Profesor Honorífico y se le ha declarado Hijo Distingudo de su ciudad natal. Pero, además de todos estos triunfos y “por encima de cualquier razonamiento”, su obra está más allá de los éxitos temporales, su labor musical vive independientemente de los vaivenes de la moda y las manipulaciones mercantiles. Clavada en el centro mismo de la cultura dominicana, en el corazón de la cultura del continente americano, la labor musical de Juan Luis Guerra es el sitio al cual deberán volver las nuevas generaciones para reconocerse en sus esencias. Para reconocer cómo se es, en arte, un genuino representante de las raíces de su pueblo y, al mismo tiempo, el más distinguido, moderno y universal de los compositores.

Tomado del libro Los 100 Músicos del Siglo. Elaborado por AGS para la editora Caña Brava en el año 2000.


viernes, 5 de junio de 2020

BRINDIS DE SALAS


Por José Marín Varona[1]


Ha muerto un cubano ilustre, un grande del arte, un mago del violín. Y ha muerto en remotas playas, pobre, miserable, lejos de la patria de sus amores, del albergue de sus antepasados. Allá en la República Argentina ha rendido su tributo a la madre Naturaleza el egregio artista que tantas páginas gloriosas escribió para la patria querida y para el arte con su privilegiado arco. Y ha muerto en un hospital el que fue pródigo con los menesterosos, el que puso siempre a contribución su talento y su prestigio artístico para favorecer la indigencia. ¡Qué horas de amargura infinita no habrá pasado en el lecho de dolor ese grande que ha muerto como un mendigo, nostálgico de la embalsamada brisa de su tierra, de los mil afectos aquí esparcidos y recordando; quizás, con el poeta!

Las palmas ¡ay! Las palmas deliciosas
que en las llanuras de mi ardiente patria
nacen del Sol a la sonrisa…

Brindis de Salas, caballero de color, gran artista, de extraordinaria cultura, políglota, elegante y de maneras sumamente distinguidas, nació en la Habana en 2 de agosto de 1852 y ha volado a otras regiones el 2 del actual, a la edad de cincuentiocho (sic) años y diez meses. Comenzó muy joven sus estudios musicales con el excelente profesor de color José Redondo, que le dio muy buenos principios; más tarde recibió lecciones e hizo rápidos progresos con Don José Vander-Gutch, hasta que por último marchó a París y allí los terminó bajo la hábil y severa dirección del célebre Leonard. El año 78, a la terminación de la epopeya gloriosa de los diez años, vino a Cuba ofreciendo conciertos públicos que pusieron de manifiesto los progresos realizados en el extranjero, emprendiendo poco después su vida de nómada portentoso y recogiendo por doquiera que se hacía escuchar nuevos lauros para su corona de artista.


El año 86 volvió a Cuba mereciendo del público y de toda la prensa la más halagüeña acogida. El eminente y llorado crítico musical Serafín Ramírez, escribió con tal motivo en la brillante revista La Habana Elegante (domingo 23 de mayo de 1896) de Hernández Miyares: «Increíble parece el cambio que se ha operado en Brindis de Salas en los últimos años que ha pasado en Europa estudiando grandes modelos». Su ejecución, su estilo y hasta su modo de ser han variado por completo y de una manera tan favorable que apenas puede creerse que este Brindis sea el mismo que nos visitó hace ocho años. Y no quiero expresar con esto que entonces no fuera un gran artista, no; quiero decir únicamente que después de este tiempo ha hecho progresos que hablan muy alto de su talento, de su amor y entusiasmo por el arte que tantos triunfos le han proporcionado. Entre las cualidades que le adornan sobresalen, a nuestro juicio, una fuerza de arco extraordinaria y estilo apasionado. Su ejecución es brillante y hasta diabólica en muchos casos y se comprende que así sea, porque como su mano izquierda ha llegado materialmente a identificarse con el instrumento, como que posee además un tono hermoso, un arco potente y flexible a la vez, y sobre todo esto tiene una feliz organización; una imaginación vivaz y un carácter enérgico, claro está que hace cuanto se le antoja, dando a su ejecución, como el célebre Olle Bull, una importancia deslumbradora.

Su última visita a Cuba fue en el año de 1900, ofreciendo conciertos en el teatro Albisu, en los cuales secundábale su íntimo e inseparable amigo el profesor Miguel González Gómez (El Músico Viejo). Como en las veces anteriores fue aclamado, obteniendo de toda la prensa los más calurosos y favorables juicios.

Brindis de Salas, conocido generalmente por el «Príncipe de las octavas» a causa de la perfección con que vencía y dominaba esta extraordinaria dificultan del violín y conocido también por «El Paganini Negro», recorrió triunfalmente el mundo, gozó fama universal y obtuvo premios y condecoraciones de la mayor parte de los soberanos europeos. En Haití fue favorecido con el cargo de Director del Conservatorio de Música de la capital de aquella República; pero su carácter inquieto y aventurero no podía avenirse con la tranquilidad y la calma de tan resonante cargo y volvióse muy pronto a Europa.

Descanse en paz el glorioso artista que paseó triunfalmente por el mundo con su arte exquisito y genial, el nombre de esta patria tan pequeña pos sus dimensiones, como grande por los hombres ilustres que ha producido. J. Marín Varona.

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[1] Tomado íntegramente de la revista Bohemia de 11 de junio de 1911


ALBERTO BELTRÁN

Alberto  Beltrán (1924-1997)

El siglo XX dominicano. Los 100 Músicos del Siglo

Nacido en la Romana, el 5 de junio de 1924, hizo sus primeros pininos como casi todos los de su estirpe: barloventeando y dejando oír su voz en cualquier lugar donde se lo permitieran. Pero su gran día llegó en diciembre de 1947, cuando resultó ganador de una especie de concurso que se realizaba entonces en la emisora radial La Voz del Yuna. Su interpretación le valió los más encendidos elogios y un importantísimo contrato de exclusividad con la difusora. El 15 de enero de 1947 su voz se comenzó a escuchar cada vez más lejos, al debutar en la más importante estación de radio de la época. A aquel éxito le seguirían otros, que llevaron a Alberto Beltrán hasta la cima de la popularidad.

En 1954 Beltrán viajó por primera vez a Cuba, donde su amigo y compatriota Tirso Guerrero, metido en la farándula habanera desde hacía algún tiempo, lo presentó en el medio y rápidamente el cantor de Quisqueya se encontró al frente de la famosísima Sonora Matancera. La radio y la televisión cubana lo lanzaron a la popularidad en la mayor de las Antillas  y su voz quedó registrada en varios discos. Títulos como El negrito del batey, de Héctor J. Díaz y Medardo Guzmán (pieza que fue dedicada a Joseíto Mateo, pero que A.B. grabó y la popularizó, primero con la Sonora Matancera y luego con el Conjunto Casino), Ignoro tu existencia, de Rafael Pablo Mota, Todo me gusta de ti, de Cuto Estévez, y muchos otros, le abrieron las puertas de una carrera rutilante. Su fama se extendió por todo el orbe y en ese camino involucró la obra de importantes compositores dominicanos; tal es el caso del trabajo discográfico que hiciera Alberto Beltrán con la orquesta de Billo Frómeta en los estudios de Radio Progreso, en 1958. A partir de entonces, la vida del genial cantor estuvo impregnada por la fama. La calidad de su voz se mantuvo a través de los años, para deleite de varias generaciones.

El 3 de febrero de 1997, murió el cantante en la ciudad de Santo Domingo.

Tomado del libro Los 100 Músicos del Siglo. Elaborado por AGS para la editora Caña Brava en el año 2000.

BIENVENIDO GRANDA con el Septeto Nacional de Ignacio Piñeiro

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