El discurso de un desigual
en la cumbre
Nada más alejado de la realidad cubana, nada que ver con los altísimos niveles de represión que se enseñorean en la isla, nada que ver con las prácticas económicas fallidas que metieron al país en una crisis infinita.
Lo que dijo el Canciller
Bruno Rodríguez Parrilla debió ser una autocrítica. Así hubiera
sido al cambiar la palabra Europa por Cuba, así hubiera dado en el blanco de la
realidad; sin embargo, la práctica dogmática de ver la paja en el ojo ajeno
impidió reconocer la viga en el propio. Así ha sido y así es, y esta constituye
otra muestra del estatismo -en sus dos acepciones-, que se empoza en la isla, este
es un dato certero para los que quieren ver cambios donde hay alucinaciones.
Después de hacer una
introducción con datos históricos manipulados entre verdaderos y falsos; falso,
como ese de que ellos, nuestros próceres, hubieran sido dictadores; y
verdaderos, como esos en los que recordó las noticias liberales que llegaron a
Cuba desde Cádiz. El representante de Castro dijo: “En medio de una política global,
cuya solución no se vislumbra, las políticas que se aplican en Europa no
parecen dar resultado ni lidiar con las causas de los problemas”.
Nada más alejado de la
realidad cubana, nada que ver con los altísimos niveles de represión que se
enseñorean en la isla, nada que ver con las prácticas económicas fallidas que
metieron al país en una crisis infinita, que empobrecieron y lanzaron al
destierro, al exilio y a la emigración a millones de cubanos, nada que ver con
la viga en el propio.
Las loas al dictador, el
olvido a los que en esos mismos momentos se pudren tras las rejas en la isla -solamente
por no estar de acuerdo con esas políticas-, las faltas de libertades, o las
políticas económicas erradas no fueron tocadas ni con el pétalo de una rosa por
los asistentes a la cumbre. Es deplorable que estos foros caigan rendidos ante
tanto despropósito, pero al parecer estas reuniones, todas, están secuestradas
por intereses que nada tienen que ver con los pueblos, justamente como dijo el
canciller: “los ciudadanos no son consultados ni participan en las decisiones
de gobierno, las consecuencias se descargan sobre los desempleados, los
trabajadores de menos ingresos, los jóvenes y los inmigrantes”.
Así es y así siempre ha
sido, estos tiranos se aprovechan de las libertades que las democracias les
permiten, les sirven en bandejas de plata el hacerse pasar por iguales, por
elegidos por sus pueblos, por demócratas. En todo caso el representante debió
igualar a su representado con el Rey don Juan Carlos,
elegido monarca por sucesión hereditaria y no con los Jefes de Estado y de
Gobiernos elegidos por la decisión de los ciudadanos en las urnas.
Es deplorable que los
participantes en estos encuentros cierren los ojos y se guarden la lengua en la
sombra, ante quien pide a Europa todo lo contrario de lo que se hace en el país
que representa. Es deplorable además, que después de enrostrarles todos los
males a que se enfrentan los países europeos, que son menos y de mucho menor
duración que los de la isla, les recomiende lo que deben hacer, y encima de
todo eso, se tome la libertad de afirmar que esas cumbres ya no sirven para
nada y proponerles que las realicen cada dos años.
Ante estos dichos en la XXII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y Gobierno no me queda otro remedio que colocar en la balanza dos supuestos. Uno: La grandeza de las
democracias que generan libertad y tolerancia, y de las que abusan los
dictadores para imponer su legitimidad y para convertir en verdad una mentira
mil veces repetida. Y dos: La
existencia de un acuerdo tácito, entre los Estados democráticos, para mantener
la dictadura isleña como estandarte de algo, o por conveniencia de algunos más iguales
que otros. Los adarmes de la Historia dirán hacia donde se inclinará la balanza. Ojalá sea del lado del primer supuesto.
Transcrito íntegramente por
El Tren de Yaguaramas.
Agradezco profundamente el
comunicado de solidaridad y condolencias por los daños humanos y materiales
provocados por el huracán Sandy.
Su Majestad Juan Carlos I.
Excelentísimo señor Mariano
Rajoy Presidente del Gobierno de España.
Excelentísimos señores Jefes
de Estado y de Gobierno.
Trescientos años después de
la Conquista, la goleta Cantabria entró al puerto de La Habana con la
Constitución de Cádiz, hacía medio siglo que los modelos reformistas españoles
habían sido aplicados en Cuba y existía una oligarquía azucarera insular
esclavista, económicamente liberal, políticamente conservadora, cercana a la
monarquía.
Las exportaciones cubanas ya
iban a los mercados norteamericano, inglés y francés, mientras llegaban a la
isla las ideas de los fundadores de la Unión Norteamericana, de la Revolución
Francesa, La Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano y las
Constituciones nacidas de la Revolución Haitiana que consagraban el derecho a
la libertad y la condición humana de los esclavos.
La Constitución de Infante,
que fue el primer proyecto de Carta Magna de la isla, aunque modelaba
estamentos por el color de la piel, ya proclamaba el estado republicano y
laico, la separación de poderes y la enseñanza pública, laica y gratuita.
Meses antes de Cádiz, la conspiración
de Aponte proclamó la igualdad de condiciones para todos los hombres, la
abolición de la esclavitud y proscribió la discriminación entre negros y
blancos.
En 1822, fue diputado a
Cortes el Presbítero Félix Varela y Morales, en las que propone el
reconocimiento de la independencia de los países latinoamericanos, la extinción
de la esclavitud, la reforma de los estudios y termina condenado a muerte.
Cuba y Puerto Rico fueron
excluidas de las Cortes de 1837. El liberalismo del siglo XIX conduce a España
a una nueva política colonial. El 10 de octubre de 1868 estallan las guerras
cubanas de independencia. El 19 de mayo de 1895, cae en combate José Martí, sin
terminar la carta que dice: “Ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida
por mi país y por mi deber, puesto que lo entiendo y tengo ánimos con que
realizarlo, de impedir a tiempo, con la independencia de Cuba, que se extiendan
por Las Antillas Los Estados Unidos y caigan con esa fuerza más sobre nuestras
tierras de América. Cuanto hice hasta hoy y haré es para eso”.
Líder de una revolución
invicta, Fidel Castro Ruz dijo de aquellas generaciones de cubanos heroicos:
“Nosotros entonces habríamos sido como ellos, ellos hoy habrían sido como
nosotros”.
En medio de los embates de
una crisis económica global, cuya solución no se vislumbra, las políticas que
se aplican en Europa no parecen dar resultado ni lidiar con las causas de los
problemas, los ciudadanos no son consultados ni participan en las decisiones de
gobierno, las consecuencias se descargan sobre los desempleados, los
trabajadores de menos ingresos, los jóvenes y los inmigrantes. Los recortes en
los gastos sociales y la represión de los movimientos de protesta no pueden ser
el camino de ninguna solución. El estado de bienestar del que se enorgullecía
Europa parece en peligro de extinción. La sobrevivencia del Euro, que fue
motivo de esperanza, está amenazada. El proceso de integración europeo está
atrapado en dilemas profundos. Los sistemas políticos que alguna vez fueron
impuestos como modelos han perdido legitimidad.
Los vínculos entre Europa y
América Latina se han debilitado. Cuando nos reunimos en Guadalajara la Unión
Europea concentraba el 25 % de las exportaciones y el 20 % de las importaciones
latinoamericanas. En el 2009 fueron el 14 % en ambos casos, en los noventa
nuestra región absorbió el 12 % de la inversión directa de la Unión Europea, en
los años cercanos al 2010 se redujo al 6 %. España recibía el 2,7 % de las
exportaciones de bienes de América Latina. Veinte años después, el 1,8. Las
importaciones fueron el 1,5 y ahora son el 1,4 %. Las exportaciones españolas a
Latinoamérica pasaron en dos décadas de 5,4 % a 5,7 y las importaciones de 5,2
a 3,9. En la década de los 90 el 61 % de la inversión española fue a nuestra
región. En la actual, es el 15,9 %.
Las relaciones económicas
siguen siendo significativamente desfavorables para América Latina, marcadas
por la inequidad entre proveedores de materias primas con bajo valor agregado y
suministradores de manufacturas. La vulnerabilidad frente a los movimientos de
precios, el carácter injusto y desigual del orden económico internacional, la
naturaleza irracional e insostenible de los modelos capitalistas de producción
y consumo y el daño ambiental que provocan significan riesgos muy graves para
nuestra región. Vivimos en un mundo peligroso, proliferan las guerras de la
OTAN lejos de sus fronteras, se ha consagrado una doctrina militar y nuclear
claramente ofensiva que parece considerar a nuestra región parte de la
periferia euroatlántica. Se incluya junto a las llamadas amenazas globales la
seguridad energética, el acceso a las fuentes hídircas, los efectos de los
desastres naturales, o las pandemias, se aplican nuevos conceptos de
ciberguerra u operaciones de fuerzas especiales que incluyen la
desestabilización de Estados soberanos, la generación, financiamiento y
suministro de armas a grupos irregulares y la intervención militar ilegal con
el pretexto de la protección de civiles o la creación de zonas de exclusión
aérea.
En estas circunstancias, la
Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños es nuestra obra más preciada
con la cual reivindicamos más de dos siglos de luchas y esperanzas como dijera
el presidente Raúl Castro Ruz: “Nunca antes nuestra América se había
pronunciado tan claramente en contra de la exclusión, de la injusticia y de la
injerencia externa. Sería un grave error desconocer que América Latina y el
Caribe han cambiado, que no se nos puede tratar como en el pasado”. Sentenció
el presidente cubano en la Cumbre fundacional.
La difícil coyuntura actual
platea una oportunidad singular a España y Portugal para articular una política
eficaz y mutuamente enriquecedora hacia América Latina, basada en la relación
respetuosa entre soberanos iguales, sobre el sólido acerbo de cinco siglos de
historia compartida y vínculos culturales raigales e intensos. Cuba recuerda
con gratitud la invitación a Guadalajara y desde entonces los reiterados
pronunciamientos de estas cumbres contra el bloqueo económico, comercial y
financiero de los Estados Unidos, así como la demanda pública o privada por
parte de numerosos gobiernos para que se excluya nuestro país de la espuria
lista de patrocinadores del terrorismo internacional y el reclamo de la
liberación de los cinco antiterroristas cubanos.
Debemos reconocer hoy,
cuando nuestra región se está dotando con creciente efectividad de sus propios
mecanismos de coordinación, cooperación y concertación, que el papel de las
cumbres iberoamericanas se modifica inexorablemente. Las cumbres anuales no
parecen ser ya necesarias.
Su majestad, acepte el
testimonio de nuestra consideración y respeto. Excelentísimo señor Presidente
del Gobierno Español, le expresamos la disposición a desarrollar las
tradicionales relaciones de amistad y cooperación entre ambos Estados.
A España agradecemos su
proverbial hospitalidad y le traemos el saludo del Presidente Raúl Castro Ruz
así como a esta cumbre. Para el noble, digno y solidario pueblo español, el
afecto entrañable y el abrazo fraterno de los cubanos.
Muchas gracias.