lunes, 22 de diciembre de 2014

FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO AÑO 2015



Seguramente no lo habrá notado, pero el Tren de Yaguaramas no sale desde hace mucho tiempo, por supuesto que esto no se debe a ningún percance en las líneas férreas, ni en las líneas de escritura, sino a su propia naturaleza: como aquel tren original que hacía la ruta Habana-Yaguaramas durante la primera mitad del siglo XX, este blog también sale cuando los ángeles mean.


No obstante lo anteriormente escrito, entiendo que es de buen gusto desearles felices fiestas, y un próspero 2015. 

jueves, 9 de octubre de 2014

RUBÉN GONZÁLEZ ÁVILA: GUITARRISTA, PEDAGOGO Y PROMOTOR (3 de 3)

…esto es un suceso inédito en la Historia de la Música dominicana, porque nunca antes un estudiante de guitarra había llegado tan lejos en un evento de esa categoría. No conozco en otros instrumentos, pero sí sé que en la guitarra ha sido la primera vez que un dominicano alcanza un Segundo Premio en un evento de este tipo, así que esto es algo histórico. 

 El 12 de octubre de 2014 R.G.A. presentará
un recital en Settlement Music School,
416 Queen St.
Antonio Gómez Sotolongo: ¿Cuál es la génesis del Concurso de Guitarra que creaste en Santo Domingo?

Rubén González Ávila: Yo he participado en varios concursos y he comprendido que este es un medio para foguearse como profesional, la competencia siempre ayuda a elevar el nivel, yo venía de ese mundo, de la competencia, participé como estudiante primero y después como profesional, y como ya te dije, estimulé siempre a mis estudiantes para que participaran en los concursos.

Porque al llegar aquí, vi la necesidad que había de elevar el nivel en la ejecución de la guitarra y sé por experiencia propia que una de las maneras para conseguirlo es la competencia, porque la gente se prepara, estudia mucho para hacer un buen papel y el nivel se eleva, también mi intención era crear un ambiente propicio para que el público amara la guitarra y entonces me atreví a hacer el primer concurso en el año 2000. ¿Y qué sucedió con el concurso? Que aunque era un concurso nacional, el jurado era internacional. Entonces yo hacía una especie de concurso y festival, porque en esos concursos nacionales ese jurado internacional daba clases magistrales, conferencias y conciertos y en cierto modo los alumnos se nutren de eso.

En esos primeros concursos participaron, de Cuba: María Victoria Oliver; Idalmis Cárdenas, que entonces residía en Santo Domingo; Aldo Rodríguez; Armando Guzmán; Guillermo Vilas; Edel Aguiar y Javier Pérez, estos dos últimos vinieron integrando el dúo Savarez; Jorge Luis Garcell; y muy importante, en el primer Concurso vino el lutier Pablo Quintana, cubano, matancero residente en los Estados Unidos, quien ofreció un taller de reparación y construcción de guitarras. De Venezuela: Julio Medina; y de Estados Unidos: el Dúo Mayes, integrado por Joseph Mayes y Kathleen Mayes.

AGS: ¿Quién patrocinaba este concurso?

RGA: Al principio me ayudaba un poco la entonces Secretaría de Educación, también conseguía patrocinio del sector privado, y tengo que mencionar a nuestro amigo común el ingeniero Felton Messina, un amante de la guitarra, uno de los que me siguió. Felton me ayudó mucho en la búsqueda de esas ayudas económicas sin las cuales no se puede hacer este tipo de eventos, él tocó en las puertas de sus amigos empresarios y gracias a eso pudimos hacer un Concurso en el que se entregaban premios costoso, entre ellos guitarras, equipos de música y metálico. En esos primeros festivales no era tan difícil conseguir los patrocinios, hoy en día se ha puesto más complicado. Entonces no había la crisis de ahora, no se pagaban impuestos. Debo anotar también que entre los premios estuvieron algunas guitarras que generosamente regalaron los lutier Pablo Quintana (Cuba) y Claudio Lazcano del Castillo (Venezuela).

AGS: Quisiera que me ubicaras en el tiempo estos concursos que llamas los primeros. ¿Cuándo se hizo el primero y cuándo el último?

RGA: El primero como te dije lo hicimos en el año 2000 y el último en el 2008, fueron ocho concursos en los que se hicieron muchas cosas bonitas, sobre todo muy educativas, recibían las clases magistrales, los conciertos, las conferencias. Esa participación de los lutieres fue muy provechosa, porque los estudiantes vieron cómo se hacen las guitarras, cómo se reparan. Ellos se pasaban una semana aquí reparando instrumentos y además daban talleres, conferencias y compartían con los participantes del concurso.

AGS: Me dices que en principio era Concurso y después fue Festival ¿Por qué cambiaste de Concurso a Festival?                                        
                                                                                       
 RGA: En realidad no cambié, siempre tuve la idea del Festival y para el Concurso es un poco más difícil conseguir los fondos. Yo me fui de las instituciones: Diná, el ICA, y creé mi propia escuela y al irme de esas academias de música, a veces los intereses, el trabajo que uno venía realizando, al no estar uno presente un poco que se cae, afloja un poco, entonces en los últimos concursos vi que la participación de las otras escuelas no era la suficiente, había poca asistencia de los concursantes, aunque había mucha matrícula de guitarristas en todas las escuelas para esa fecha; en Santiago por ejemplo, recuerdo una vez que, cuando había en el ICA cuarenta estudiantes de guitarra, vino uno solo al concurso y así… de las academias también mandaban pocos y decidí darle un compás de espera a esto y seguí tratando de impulsar la guitarra por otro lado.

R.G.A. interpretando el Concierto Dominicano para guitarra
y orquesta, de Román Peña en Varsovia,
bajo la dirección de Carlos Piantini.
Entonces dio la casualidad que asistí en 2007 a un Festival de Guitarra en Perú y me gustó la idea, así que traté de hacer algo parecido, y en 2008 hice el Primer Festival. Caló muy fuerte en la gente, se creó un ambiente bonito y ya hemos hecho cuatro, en el 2012 no se hizo Festival porque era año electoral y esos son años difíciles para conseguir patrocinio, pero hicimos el Quinto Festival en la última semana de noviembre de 2013.

A ese Festival han venido grandes guitarristas, de Estados Unidos, Cuba, Costa Rica, Perú, Chile, Argentina… de Suecia vino el dúo Gotemburgo Combo… que no es un combo sino un dúo… Paolo Forlani y Sante Tursi de Italia; vino el Dúo Mayes que habían venido a uno de los Concursos como jurado; William Jenks, de Portland; Gyan Riley, de New York; el Dúo Contrastes, de Costa Rica; Alfredo Muro, de Perú; Jorge Luis Garcel y Edel Aguiar De Cuba; Alberto Cumplido, de Chile y muchísimos más, y por supuesto participaron casi todos los guitarristas nacionales que tienen repertorio apto para presentar ante el público.

El Festival tiene una característica, y es que no solamente presentamos conciertos de guitarra clásica, sino que integramos todas las expresiones, incluimos jazz, folclor, música antigua, trovadores, así que también incluimos la voz en este Festival. Cada noche hay un concierto compartido entre dos o tres guitarristas y cada uno tiene un perfil diferente. Esta es una experiencia, no es que sustituí el Festival por el Concurso, sino que le he dado un compás de espera. Pero este año 2014 tenemos pensado hacer la convocatoria para el IX Concurso Nacional, teniendo en cuenta que en el país se ha elevado el nivel de los guitarristas tanto en los estudiantes, como en los profesionales, aunque aun no son muchos, pero tienen un alto nivel. Necesitamos que sea masivo el Concurso, pero eso lo vamos logrando poco a poco.

Producto de todo este movimiento, el año pasado preparé a dos alumnos míos y en abril se presentaron en un Concurso Internacional de Guitarra en Costa Rica. Los dos hicieron un excelente papel y uno de ellos, Joel Rosario, obtuvo el Segundo Premio. Y bueno, esto es un suceso inédito en la Historia de la Música dominicana, porque nunca antes un estudiante de guitarra había llegado tan lejos en un evento de esa categoría. No conozco en otros instrumentos, pero sí sé que en la guitarra ha sido la primera vez que un dominicano alcanza un Segundo Premio en un evento de este tipo, así que esto es algo histórico.

AGS: ¿Durante cuánto tiempo le diste clases de guitarra a Joel Rosario, el ganador del Segundo Premio en el Concurso de Guitarra de Costa Rica y cómo fue que consiguieron que él participara en ese Concurso?

RGA: Joel es mi alumno en el CNM y le había dado clases durante cuatro años antes de que ganara el Premio. Y supimos de la competencia porque las bases están en la Internet, además, este es un evento que organiza Aldo Rodríguez en coordinación con un conservatorio de Costa Rica y patrocinado por un importante banco de ese país.

El Concurso se llama Promesas de la Guitarra, y este era el segundo evento de este tipo en Costa Rica, precisamente para impulsar los estudios de la guitarra, aunque allá la práctica de la guitarra es masiva y el nivel es bien alto. Así que conociendo el evento me di a la tarea de preparar a los dos estudiantes, los dos fueron muy bien preparados y a mi entender ambos debieron obtener premios, pero como ya hemos visto, así son los concursos... Tuvimos la ayuda del Ministerio de Cultura de la República Dominicana, ellos ayudaron a costear los boletos, la estadía… hubo apoyo por parte de las autoridades del gobierno.

Como parte de la preparación hicimos varios conciertos de fogueo aquí en Santo Domingo, estuvimos en el Centro Cultural Perelló, en Baní; en el Centro Cuesta hicimos un concierto. Hicimos todo un plan para que los resultados fueran los mejores, yo tenía la esperanza de que los dos ganaran premios, pero es cierto que el Segundo Premio que alcanzó Joel fue muy estimulante. Para mí no fue una sorpresa porque yo estaba allí y vi cómo tocó Joel, pero por otra parte nunca me imaginé que lo haría extraordinariamente bien. Además, Joel es el primero de mis alumnos en obtener un premio Internacional.

Este mismo estudiante que ganó el Segundo Premio fue seleccionado para participar en el Concurso que se hizo en septiembre del año pasado en Lima, Perú donde el Presidente del Jurado fue el guitarrista francés Roland Dyens. Allá la participación de Joel fue muy buena, aunque no obtuvo premio, porque en realidad el tiempo de preparación fue mucho más corto en esta ocasión, pero fue muy importante para él como experiencia profesional y por el contacto que tuvo con grandes maestros de la guitarra como Roland Dyens y Marta Master de los USA entre otros…

Ahora déjame hacer una digresión, pero no quiero dejar pasar esta oportunidad para hablar de lo siguiente: Hay un evento que organiza el CNM desde 2012, que es una sustitución del Concurso: se llama Guitarreando, y ya hemos hecho dos, aunque ya en 2011 yo había hecho uno en mi academia privada. En 2013 vino a ese evento María Victoria Olivier, quien dictó una conferencia sobre la obra de Leo Brouwer, también tuvimos a Leo invitado cuando la Feria del Libro ese año.

En Guitarreando hacemos conciertos, charlas y cualquier actividad que tenga que ver con la guitarra, tanto clásica como popular y el cierre lo hacemos con un concierto en el que tocan profesores y estudiantes de ambos estilos.

Pero mi idea, además de estos eventos, es tratar de hacer una serie de conciertos durante todo el año y quizás sea más efectivo que el festival, porque el festival dura solamente una semana y después todo se acaba y entiendo que debe haber una sistematicidad.

AGS: Todo esto cuesta dinero y aunque ya me mencionaste a algunos que te apoyaron, quisiera que concretaras un poco más en este aspecto tan importante y a veces tan difícil de conseguir.

RGA: Del sector privado me han apoyado el Banco BHD y agua Plantea Azul, Banco Popular, BanReservas, como los más fuertes, pero muchas otras empresas también me han apoyado, quizás en menor cuantía, pero siempre es una ayuda importante. El sector oficial  me ha apoyado a través del Ministerios de Turismo, la CDEE y sus dependencias, el Ministerio de Cultura y hemos llevado algunos conciertos a otras provincias en coordinación con el Senado de la República. También es importante destacar el apoyo brindado en el primer Festival por la Fundación Juan Bosch.

R.G.A con la Orquesta Sinfónica Nacional de la
República Dominicana.
AGS: No quiero terminar esta entrevista sin que me hables de tu carrera profesional como solista con orquesta, que es uno de los fuertes para un guitarrista clásico. No has parado de tocar y tienes varias plazas en las que cada año te presentas, plazas de primer nivel y en las que te encuentras con otros grandes intérpretes. ¿Pudieras hacerme un resumen de esa parte tan importante en tu vida profesional?

RGA: Con el primero que trabajé como solista fue con Tomás Fortín, quien fuera director de la Camerata Brindis de Salas, una excelente orquesta que hubo en Cuba. Bajo su dirección y con esa orquesta, toqué el Concierto No. 2 de Mauro Giuliani en la ciudad de Matanzas y en La Habana como última prueba del Concurso Internacional de Guitarra. Esa, como ya te comenté, fue mi primera experiencia con orquesta.  

Después, en 1989, toqué con la Orquesta Sinfónica de Matanzas, bajo la dirección de Alberto García. Allí también hice varios conciertos bajo la dirección de Enrique Pérez Mesa, quien entonces era el titular de aquella orquesta y es desde hace algunos años el Titular de la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba. Con Enrique hice el Concierto de Villalobos, el Elegíaco de Leo Brouwer, este último lo hice tres veces: dos con las orquesta de Matanzas y una con la de Oriente. También toqué la Fantasía para un Gentil Hombre, de Rodrigo con la sinfónica de Matanzas bajo la dirección de Juan Luis González, compositor y director residente en Córdoba, España.

Con la directora María Elena Mendiola he interpretado dos veces, con la orquesta de Matanzas, el Concierto de Aranjuez, también de Rodrigo… la primera vez en la Sala White y recientemente, en diciembre pasado, en el teatro Velazco.

Toqué, como te comenté anteriormente, en el estreno en Cuba del Concierto Andaluz para cuatro guitarras y orquesta, de Rodrigo, en el que participaron además Aldo Rodríguez, Jorge Luis Zamora y Jesús Cantero. Esto fue con la orquesta de Matanzas bajo la dirección de Elena Herrera... en ese concierto estuvo presente la hija del compositor.

En Santo Domingo interpreté el Concierto Elegíaco, con la Sinfónica Nacional bajo la dirección del Maestro invitado Álvaro Manzano, eso fue el 18 de septiembre de 1996. Dos años después interpreté en el Teatro Teresa Carreño de Caracas, Venezuela, con la Orquesta Gran Mariscal de Ayacucho, bajo la dirección de Rodolfo Sanglimbeni el Concierto Elegíaco. En septiembre de ese año 1998 interpreté en Polonia el Concierto Dominicano para guitarra y orquesta, de Román Peña. Carlos Piantini fue el director y la orquesta fue la Filarmónica de Varsovia.

En el 2009 interpreté el Concierto de Aranjuez, en la clausura del FestivalInternacional Entre Cuerdas, de Chile, en la ciudad de Talca, allí dirigió la orquesta el Maestro Roberto Sierra y el último concierto que hice aquí con orquesta en Santo Domingo fue Aranjuez, el 7 de noviembre de 2012 con el director invitado Missak Baghboudarian.

He interpretado From Yesterday to Penny Lane, de Brouwer varias veces. En Holguín, Cuba; en La Florida, Estados Unidos y aquí en Santo Domingo muchas veces, incluida una noche en la que nos presentamos en Casa de Teatro y quedó tanto público fuera que tuvimos que hacer una función más a media noche.

También me he presentado como solista en la Portland Guitar Series, el 26 de octubre de 2013; he impartido Clases Magistrales en Rowan University, New Jersey, eso fue el 2 de octubre 2013 y al año siguiente participé en el V Festival Internacional de Guitarra FESGUITARPERU.

Ahora te doy una primicia: el próximo día 12 de octubre, fecha memorable para nuestro continente, haré un concierto en Filadelfia invitado por la Philadelphia Classical Guitar Society como parte de su temporada 2014-2015.

AGS: Es una carrera muy movida sin dudas, y estoy seguro que lo mejor está por llegar. Te deseo suerte y muchas gracias por tu paciencia.

RGA: Gracias a ti.

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martes, 7 de octubre de 2014

YALIL GUERRA VA POR SU SEGUNDO GRAMMY EN 2014

Entrevista exclusiva para El Tren de Yaguaramas.

Hay un lenguaje universal que es mi bandera: “la música”, arte que une a los pueblos, reconcilia al ser humano y nos hace olvidar por instantes las diferencias que todos podamos tener. Por una Cuba unida, llena de armonía y paz.

Yalil Guerra ha tenido una carrera musical verdaderamente impresionante, ya ganó un Grammy en 2012, y ahora está nominado en la categoría Mejor Composición Clásica Contemporánea. He podido escuchar buena parte de su música y al confrontar la multitud de obras y la gran calidad de las mismas, con la cantidad de años vividos por el compositor, es obvio que el Maestro Guerra ha trabajado duro y de manera sostenida.

Al parecer, el Maestro Yalil, ha recorrido ya casi todos los caminos posibles de la música, porque su repertorio es abarcador, ha utilizado casi todos los medios sonoros al uso en la llamada música clásica, y en todos, en mi opinión, se ha movido con soltura y efectividad, produciendo obras verdaderamente impresionantes.

Mientras escuchaba sus obras me surgieron algunas dudas, las que con mucha gentileza el señor Yalil ha respondido. Con esas preguntas y respuestas he conformado esta entrevista exclusiva que ahora publico, para que quienes han escuchado su música comprendan un poco más al autor y su obra, y para quienes aun no la conocen se apresuren a llegarle, creo que es de esas músicas que van marcando épocas, entiendo que del extenso catálogo de obras cubanas contemporáneas, estas de Yalil estarán dando de qué oír y de qué hablar por muchos años en el futuro.

AGS: ¿De dónde sale tanta música?

YG: La música es algo divino, uno de las pocos elementos de la vida humana que está en directa interacción con el Universo que nos rodea, con nuestra alma y sentimientos más profundos como especie. En mi caso, además de lo anterior, creo que influye primero el haber nacido en el seno de una familia de artistas, teniendo la oportunidad de, a muy corta edad, tener contacto directo con este maravilloso mundo. Este encuentro despertó en mí una curiosidad tremenda por ese misterioso mundo de notas, ritmos y cadencias. El haberme criado en Cuba, el haber estudiado música clásica, mientras por la ventana de mi habitación se filtraban ritmos y cantos populares, dieron una increíble dimensión a mi posterior quehacer musical.

A los veinte años emigré a Madrid, España, país en donde continué mis estudios y tuve la oportunidad de acceder a otros contenidos musicales y tecnológicos no antes expuestos en Cuba. Esta experiencia fue también vital en mi desarrollo estético y profesional, pues fue un contacto con Europa y su música desde Europa, viviendo allí. Años después trasladé mi residencia a la ciudad de Los Ángeles, Estados Unidos, ciudad influenciada culturalmente por muchas naciones, cargada de lo mejor de muchos mundos y en donde cada uno de esos individuos aporta lo mejor de su arte y cultura, con la cual uno tiene contacto y acceso a diario. Este flujo de información, a veces en demasía, influye mucho en la percepción del mundo que nos rodea y definitivamente se plasma en el trabajo individual de cada creador.

En lo particular te puedo comentar que cuando me siento a escribir música, todo fluye de una manera natural y es como si estuviera conectado con otro universo superior, con Dios. Puedo tener las distracciones más variadas a mi alrededor, pero cuando la concentración entra en juego, me aíslo de una manera sorprendente. Creo que Dios nos concede a cada ser humano un listado increíble de talentos, somos nosotros como individuos los que tenemos que ser capaces de, con gran agudeza, detectar estos talentos escondidos y por supuesto, estudiar para poder desarrollarlos al máximo. Creo en la magia del universo que nos rodea, pero nosotros somos los responsables de crecer y luchar por lograr llegar a donde queremos estar.

AGS: La Suite Cubana está escrita para orquesta de cuerdas con piano, y la percibo como un homenaje a la charanga francesa, ese formato orquestal que definió Antonio María Romeu como medio sonoro idóneo para interpretar la música bailable cubana durante la primera mitad del siglo XX. Esto lo siento así incluso teniendo en cuenta que ninguno de los cuatro movimientos de la Suite evoca el danzón, género líder en la obra de AMR.

Por otra parte, en la Suite Cubana utilizas el piano, que fue en este caso el instrumento que “amarró” toda la orquestación de la charanga, utilizas algunos esquemas que se popularizaron con la música bailable, pero no introduces ni la flauta ni ninguno de los instrumentos de percusión que lleva ese formato, y por supuesto no cometes el pecado de convocar al baile con esta obra, sino a evocarlo poéticamente. ¿Has escrito esta obra pensando en esto, o salió así espontáneamente?

YG: Para serte sincero, la Suite Cubana nació por petición de la Orquesta Sinfónica de Montreal. A finales del año 2007 fui contactado por esta prestigiosa institución, ellos estaban buscando repertorio de compositores cubanos para una exposición de arte cubano que se realizaría en Marzo del 2008. Esta obra fue encargada para esta ocasión y es por ello que sinteticé a mi manera elementos de la música popular cubana, llevados a este formato de quinteto (cuarteto de cuerdas con piano). La música popular cubana es muy contagiosa en sus ritmos y fue un verdadero reto componer una obra que recogiera el espíritu y la esencia de nuestra música, sin llegar al baile. Por otro lado, la obra nominada al Grammy Latino de este año, el Cuarteto de cuerdas No. 2 (La Catrina Quartet: America Latina: A Musical Canvas), recoge también, de una manera sutil, ritmos y células que se remontan a la Tumba Francesa y la contradanza. Los elementos están diseminados entre texturas, los motivos son intercambiados, interrumpidos y enmascarados en todo el cuarteto con una armonía contemporánea y pan-tonal, un lenguaje intenso, fuerza y dinamismo que exigen la concentración y dedicación de cada uno de los intérpretes de la Catrina Quartet para poder entregar una ejecución del más alto nivel.

AGS: Mucha de tu música ha sido estrenada y grabada ¿cómo lo consigues, teniendo en cuenta lo reducido del mercado y lo costoso de las producciones?

YG: Es correcto, mucha de mi obra ha sido estrenada y grabada. Esto ha sido posible gracias a una profesión que he venido desempeñando por mas 18 años,  la de productor discográfico. Comencé esta labor por la propia necesidad de grabar a mi propia familia, mis padres, el dúo vocal Rosell y Cary y a mi talentosa hermana Yamila Guerra. Los múltiples intentos fallidos de ser firmados por casas discográficas en España, me obligaron a tomar la iniciativa y como lo hizo Beethoven en su momento, me independicé creativamente y empresarialmente de cualquier entidad de grabación, fundando un sello discográfico familiar en España Caña Brava Records y luego RYCY Productions Inc. en Estados Unidos. Esta nueva experiencia profesional me obligó a estudiar ingeniería de sonido, aprendiendo esta nueva profesión. El verme inmerso en estos procesos creativos, de desarrollo y de experiencias novedosas, sentaron la base para aprender el “como se hace” en todo lo relacionado a una producción musical, permitiéndome crear un contenido musical prácticamente desde la nada, con solo mi trabajo involucrado.

AGS: Tu carrera comenzó prácticamente con un premio muy importante, que fue el que obtuviste en el Festival Internacional de Guitarra de Cracovia. Entonces tenías solamente 16 años. Quisieras hablarme un poco de lo que significó aquel primer premio y sus consecuencias.

YG:  Definitivamente, el obtener un premio internacional a tan corta edad marca tu carrera. Siempre he sabido que los premios y galardones deben servir para, además de reconocer nuestro trabajo, para llenarnos de humildad e impulsar a continuar el camino que hemos comenzado, ruta llena de sacrificios y horas de estudio que solo uno conoce. A pesar de que este premio fue como guitarrista clásico, siempre estuvo en mí el deseo de ser “compositor”, pues desde niño, y no me preguntes por qué, guardaba lápices, bolígrafos y cualquier material que sirviera para “escribir música” y así tenerlos a mano cuando creciera y poder usarlos y poder crear una de las artes más sublimes y abstractas que existen, “la música“, creo con firmeza que Dios desde niño me destinó para la creación musical. La guitarra, y otros instrumentos musicales que toco con fluidez me han servido para ser mejor músico y reflejar estas experiencias en mi creación musical. No es lo mismo un compositor que experimenta la música como arte desde un papel, a otro que además de hacer esto, es intérprete, esto enriquece la percepción y visión musical que podemos tener detrás de un atril.

AGS: ¿Qué significa en estos momentos para tu carrera ser ganador de un premio Grammy?

YG:  El ser ganador de un Grammy Latino, y poseedor de tres nominaciones me llena de orgullo y me dan fuerzas para seguir adelante. Esto demuestra una vez más que en los tiempos que vivimos, somos dueños de nuestro destino profesional si es que así lo deseamos. Podemos forjar y crear el camino que uno sueña, desea y anhela. Al mismo tiempo no permito que ningún premio, galardón o reconocimiento cieguen mi percepción de la vida. Como humano que soy tengo virtudes y defectos, por lo que siento que cada día es una nueva etapa de conquista y lucha conmigo mismo para ser mejor que “ayer”. Si vivimos en el “ayer”, lo que conquistamos se puede convertir en la piedra que cargaremos en nuestra espalda y nos mantendrá inertes de por vida. Hoy y mañana son mi objetivo de vivir, y con plena conciencia de lo logrado miro hacia adelante, tratando de perfeccionar y superar mi propio arte.     

Estoy muy agradecido con todos los maestros que han sido los pilares de mi formación, en Cuba, España y Estados Unidos. Los músicos que han interpretado y se han comprometido con mi obra, y la han llevado a diferentes partes del mundo, les estoy eternamente agradecido. Mi música representa a un pueblo con muchos años de historia. Mi obra, a pesar de ser Universal, está dedicada a mi gente, a mi barrio, a todos los de aquí y de allá, sin importarme sus creencias políticas o religiosas. Hay un lenguaje universal que es mi bandera: la música, arte que une a los pueblos, reconcilia al ser humano y nos hace olvidar por instantes las diferencias que todos podamos tener. Por una Cuba unida, llena de armonía y paz.

AGS: Muchas gracias Maestro y ojalá que esta nueva nominación se convierta en un nuevo premio para su carrera.

YL: Gracias a ti y que Dios y los miembros de la Academia te escuchen.


domingo, 28 de septiembre de 2014

RUBÉN GONZÁLEZ ÁVILA: GUITARRISTA, PEDAGOGO Y PROMOTOR (2 de 3)

… algunos estaban muy escépticos conmigo, porque yo era muy joven, muy delgado y a algunas personas no les pareció que, por mi apariencia, yo fuera un músico respetable, pero eso comenzó a cambiar….

El primer concierto en Santo Domingo: los prejuicios y los juicios


AGS:
¿Cómo fue que llegaste a la República Dominicana?

RGA: Bueno, fue idea de la profesora Nereida Sánchez Tío, quien daba clases de guitarra en el Conservatorio Nacional de Música (CNM), en Santo Domingo. Entonces ella era la única profesora que había aquí. En ese centro de estudios, que estaba en esa época en la calle Rosa Duarte, esquina a Cesar Nicolás Penson, en Gazcue, también trabajaban, desde 1991, los Maestros cubanos Reinaldo Pérez, oboísta y Roberto Medina clarinetista, quienes vinieron contratados en 1991 para tocar en la Orquesta Sinfónica Nacional. La profesora Nereida les pidió que le recomendaran algún profesor que pudiera colaborar dando clases aquí y le hablaron de mí, entonces se hicieron los trámites de lugar y vine por primera vez en el año 1993. 

Vine invitado por el CNM, en la persona de Floralba del Monte, quien entonces era la Directora, y el objetivo era que yo impartiera algunas Clases Magistrales a los estudiantes del Conservatorio y a todos los que se quisieran sumar, fueran o no alumnos de la institución. Recuerdo que daba esas clases nada más que los miércoles, desde las dos de la tarde hasta la noche y aquello se llenaba, al punto que llegué a tener hasta treinta estudiantes en una clase. Entonces comenzaron a llegar personas mayores, profesionales de muy variadas carreras, pero que tenían la guitarra como afición y que no eran alumnos del Conservatorio… muchos de esos me han seguido hasta el día de hoy, algunos son mis amigos y siguen tomando clases conmigo.

Recuerdo que llegué a Santo Domingo un 21 de febrero de 1993, y el día 1 de abril, cuando llevaba aquí mes y medio hice mi primer concierto. Hasta ese momento, algunos estaban muy escépticos conmigo, porque yo era muy joven, muy delgado y a algunas personas no les pareció que, por mi apariencia, yo fuera un músico respetable, pero eso comenzó a cambiar cuando toqué en la Sala de la Cultura del Teatro Nacional, donde estuvo presente don Julio Ravelo de la Fuente, profesor del Curso de Cultura Musical que ofrecía entonces el Teatro Nacional; Rafael Villanueva, director de la Sinfónica Nacional; doña Floralba y todas las autoridades de Bellas Artes. La sala estaba repleta y toqué un programa tremendo, muy fuerte, que resultó un éxito rotundo, una actuación de la que don Julio Ravelo escribió:

Sin duda alguna Rubén González Ávila es un guitarrista que hace honor a su patria, Cuba, posee todas las condiciones de un gran artista: Logra sacar a su instrumento una sonoridad de gran belleza y calidad; explota con destreza los recursos expresivos de la guitarra; utiliza los matices muy artísticamente; sus armónicos son brillantes y afinados; posee una depurada técnica que le permite ejecutar con gran nitidez los más difíciles pasajes de las obras que ejecuta. Si a todo esto le agregamos su gran sensibilidad musical, ¿qué más podría pedirse de un artista?

Después comenzaron a mirarme de otra manera. Fue a partir de ahí que también surgió la idea de que yo viniera a tocar con la Sinfónica. Villanueva y Ravelo se ocuparon de hacer los trámites para que yo viniera a tocar con la Sinfónica, así que me fui en julio de 1993 para Cuba, y la idea era regresar en 1994, pero sucedió que unos refugiados cubanos se metieron por la fuerza en la Embajada de México y ese suceso lamentable enturbió los trámites para mi visado. Entonces don Julio Ravelo habló para que se re programara el concierto y se cambió la fecha para septiembre de 1996, cuando finalmente se hizo efectivo mi viaje. Vine a tocar el Concierto Elegíaco, de Leo Brouwer, y el director invitado fue Álvaro Manzano.

El concierto fue el 18 de septiembre de 1996, y estando aquí, tuve una entrevista de trabajo con doña Floralba, quien me propuso un contrato como profesor del Conservatorio, ya no para dar clases magistrales como en años anteriores sino como profesor de la cátedra de guitarra. Porque ella necesitaba impulsar la guitarra, pero no tenía un profesor graduado, y el único que estaba como profesor en ese momento era Eulogio, porque ya en ese momento Nereida se había ido a los Estados Unidos a estudiar, porque ella también estudiaba chelo. Floralba necesitaba que alguien graduara a Eulogio. También estaba Scalfullery, quien también se fue a estudiar al extranjero.

Yo acepté la propuesta, pero antes de comenzar formalmente como profesor de la cátedra de guitarra del Conservatorio se reactivaron las clases de los miércoles con el auspicio de la entonces Secretaría de Educación que era la que atendía las instituciones culturales, y volvieron muchísimos estudiantes, por lo que me quedé aquí hasta noviembre o principios de diciembre, cuando me fui a Cuba y regresé a Santo Domingo en enero de 1997 para firmar un contrato como profesor del CNM, y desde esa fecha hasta la actualidad he mantenido esa plaza.

AGS: ¿Qué te encontraste en el Conservatorio?

Al llegar me dieron dos estudiantes, uno que estaba por graduarse: Carlos Smith, a quien gradué y es profesor en la Escuela Elemental de Música y el otro que no terminó. Pero al primero que gradué fue a Eulogio, quien estaba como profesor de guitarra antes de que yo llegara.

Entonces comenzó la captación de estudiantes, también comencé a trabajar en la Academia Diná, comencé a hacer conciertos, el público que me había conocido en los viajes anteriores se enteró que yo estaba de regreso y los conciertos se llenaban. Los conciertos en el Conservatorio se llenaban siempre, y por otra parte mi clase también, incluso llegué a crear una orquesta de guitarras, que no existía, y era la base para la práctica de conjunto que no se daba como asignatura, no se daba tampoco Historia de la Guitarra y comencé a darla también como asignatura que se imparte hasta el día de hoy.Tuvimos una orquesta de dieciséis guitarras, aunque había veinticinco estudiantes en la cátedra, pero los que podían tocar en la orquesta eran dieciséis. En estos años, 98, 99 también comencé a trabajar en el ICA en Santiago de los Caballeros, y lo mismo que hacía en la capital lo hacía en Santiago, tanto desde el punto de vista docente como mis conciertos, y todo eso ayudó a promocionar la guitarra. En total estuve ocho años trabajando en el ICA, y en el año 2000 me di a la tarea de crear el Primer Concurso Nacional de Guitarra.

AGS: Antes de que me hables del Concurso. ¿Cuántos estudiantes graduaste de guitarra en todos esos lugares en los que trabajaste? 

RGA: Al primero lo gradué en 1999, fue como te dije, Eulogio de Jesús Fernández, quien sigue siendo profesor del Conservatorio; y al año siguiente a Carlos Smith. En Santiago tenía muchos estudiantes y de ellos gradué a cinco. Allá sucedió que había un profesor cubano, Huber Ellis, quien se fue a vivir a otro país y antes me recomendó para ocupar su plaza. En el ICA gradué a Oscar Almonte, que hoy es profesor de ese mismo centro de estudios. Carlos Zapata, quien se fue a los Estados Unidos donde también terminó sus estudios de guitarra, y trabaja en el ICA actualmente como profesor y es especialista de música en el Centro León de Santiago. Isidro Ureña, que lo envié a estudiar a Ámsterdam, al Conservatorio de Holanda y se graduó. Isidro es un caso muy peculiar, él no pasó el examen teórico pero hizo un examen de guitarra tan bueno que lo admitieron, así que esa es una de las cosas que me llenan de orgullo. Jesús María Rodríguez, a ese lo mandé a estudiar en La Habana, y hoy es músico profesional, toca con varias agrupaciones populares y también fue profesor. 

Aquí en Santo Domingo he graduado, además de a Eulogio y Smith, a Felipe Báez, quien también se pudo graduar en una universidad en New York. Anthony Ocaña, quien está haciendo carrera como guitarrista en el extranjero. Karel Kalaff, que vive en Inglaterra y Eduardo Domínguez, que es profesor en varias academias de música. Esta es más o menos la lista de los estudiantes que he graduado.

AGS: En Cuba también trabajaste en la enseñanza, ¿llegaste a graduar a algún estudiante?

RGA: Sí, trabajé en la enseñanza, dos años en Holguín y después me fui a Matanzas como ya te dije, pero no gradué a nadie porque trabajaba en el nivel elemental y en la Escuela de Superación Profesional, aunque sí varios estudiantes míos obtuvieron premios en concursos.

AGS: Entonces, resumiendo, has graduado a diez estudiantes, con tu trabajo propiciaste que aumentara la matrícula en la cátedra, a tal punto que pudiste crear una orquesta de guitarras, incluiste en el currículo del Conservatorio las asignaturas Historia de la Guitarra y Práctica de Conjunto, y además, el método que has utilizado es el de la Escuela Cubana de Guitarra, me refiero a los métodos, las metodologías, el repertorio, con lo que te conviertes también en el promotor de esa manera de tocar en la República Dominicana. ¿Es así?

RGA: Así es. 

AGS: Esta entrevista continuará…

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miércoles, 24 de septiembre de 2014

SE HA IDO MATEO SAN MARTÍN, UN DISQUERO DE FÁBULA

Con Mateo San Martín en Casa de Campo
Según la nota de prensa, el disquero y empresario cubano-americano Mateo San Martín falleció el pasado lunes 22 de septiembre, a las seis de la tarde a la edad de 84 años en la Ciudad de Miami.
A Mateo me llevó el interés por sus discos, por lo que el sello Kubaney fue capaz de tener en sus colecciones. Un día entré en la tienda Incredible CDs, una de sus últimas aventuras mercantiles en Santo Domingo, y quedé gratamente sorprendido al encontrar mucha música cubana de la que fue borrada en la isla junto con sus autores e intérpretes, cuando estos se fueron al exilio.
Allí en la tienda conocí Mateo San Martín y me atreví a proponerle la idea de reseñar sus discos en los periódicos en los que entonces me publicaban, y sin pensarlo dos veces agarró media docena y me dijo: “Empieza con estos”.
A partir de entonces pude charlar con él alguna que otra vez y comprendí que había sido un hombre de negocios, sin grandes conocimientos musicales, pero con gran tino para convertir el disco en una mina de oro. En su libro Disquero pone en blanco y negro muchas de sus historias en el negocio, en una época en la que el mercado de la música era muy competitivo, pero quien sabía hacer bien sus tareas podía obtener resultados millonarios.
A continuación, reedito la reseña que le hice al mencionado libro y que se dio a conocer en el periódico El Siglo hace ya catorce años.
UN DISQUERO DE FÁBULA
Una curiosidad bibliográfica salió al mercado y anda por los anaqueles de algunas tiendas de discos en la ciudad de Santo Domingo. Es un libro que seguramente llamará la atención de quienes de algún modo están ligados a la música, los músicos y el mercado del disco. Es un libro que tiene en sus páginas información de primera mano y que lleva por título: “Disquero”.
El autor de esta novedad es un pionero en su oficio, un hombre que se inició en la vida laboral cuando los fonógrafos y fonogramas comenzaban a llegar a los mercados del mundo. El autor de esta rareza es el señor Mateo San Martín, nacido en La Habana, Cuba, allá por el año 1930, quien comenzó a bregar en el negocio del disco cuando se comenzaban a vender los primeros artilugios capaces de reproducir la música con alta fidelidad, allá por los últimos años de la década del cuarenta.
Ya desde entonces, Mateo San Martín, quien apenas recién se había graduado de bachillerato y daba sus primeros pasos en el negocio, fue capaz de imaginar un mecanismo para incrementar las ventas de la compañía en la que estaba empleado, fue capaz de imaginar y poner en práctica algo muy común en el mercado moderno y que conocemos hoy como “especiales”. La anécdota está narrada en el libro “Disquero” con toda modestia y dicha así, como de paso, pero este suceso es una muestra del hombre visionario y del empresario sagaz que ya desde su juventud era Mateo San Martín. Visionario fue también cuando en 1959 pudo entender que, en Cuba, nunca más el disco volvería a ser lo que en la década pasada, tuvo la premonición de que ese artículo dejaría de formar parte de la vida cotidiana de los cubanos en los años por venir, y no se equivocó. Ya para entonces KUBANEY era un sello prestigioso fundado por Mateo San Martín, con un catálogo de más de veinte títulos. Fue en esa época y bajo esas premisas que el disquero cambió su residencia a los Estados Unidos y desde allí trabajó con lo más importante de la música bailable de América Latina.
En “Disquero” hay también anécdotas en las que se cuentan las andanzas de personajes protagónicos en el quehacer musical dominicano; anécdotas puramente de farándula, escándalos, amoríos, adoraciones, desplantes y todo tipo de sucesos acaecidos alrededor de Mateo San Martín.
Están contadas, con mucho amor y dolor, las frustrantes conductas adoptadas por el ídolo de multitudes Fernando Villalona, su proverbial informalidad, su relación con las sustancias tóxicas y cómo se convirtió en “El Mayimbe”. Están también contadas las estrecheces económicas del joven Johnny Ventura y sus resonantes triunfos por todo el mundo. Se narra también de cómo Cuco Valoy, ya en su segundo álbum, sufrió un ataque de “vanidad”. De los Hermanos Rosario y la tragedia de Pepe, quien fue apuñaleado por una admiradora. De cómo Pochy Familia y su Cocoband dio origen a Kinito y la Rokabanda.
“Disquero” es un cuento contado por el abuelo, es la historia de una vida y un oficio que nacieron y crecieron en la misma época. “Disquero” es una curiosidad bibliográfica que pasará, de los anaqueles de algunas tiendas de discos,  a las bibliotecas de estudiosos de la música americana,  a las bibliografías de futuros estudios sobre la música bailable americana. “Disquero” es un trabajo que, por su contenido, circulará tanto en manos de especialistas como de faranduleros.
Disponible en Incredible CD’s, Calle El Conde, Santo Domingo.
En Internet: http://www.kubaney.com
Publicado en Santo Domingo, el 22 de enero de 2000 en el periódico El Siglo 

viernes, 19 de septiembre de 2014

RUBÉN GONZÁLEZ ÁVILA: GUITARRISTA, PEDAGOGO Y PROMOTOR (1 de 3)

«Hiciste un papel tremendo y a mi entender debiste obtener un premio, pero así son los concursos» María Luisa Anido.

Niño que no llora… 
Durante más de dos décadas, el guitarrista Rubén González ha dedicado su talento pedagógico a la formación de instrumentistas profesionales en la República Dominicana. Profesor del Conservatorio Nacional de Música desde 1994 hasta la actualidad, ha conseguido que sus estudiantes alcancen niveles nunca antes experimentados, e incluso que algunos de ellos resultaran premiados en prestigiosos concursos internacionales, algo absolutamente inédito en la historia pretérita de la guitarra local.

Ha introducido la Escuela Cubana de Guitarra en el país y esto, por los resultados obtenidos, debe ser anotado, documentado y divulgado. Pero además de su labor como pedagogo, su persistente y sólida calidad como guitarrista de concierto le ha ganado un extenso público, y como para no dejar espacios vacíos, su capacidad organizativa la ha encaminado a la creación del Concurso y Festival de Guitarra de Santo Domingo, escenario en el que se han presentado importantes figuras del arte de las cuerdas pulsadas, y que ha servido fundamentalmente como plataforma para que los guitarristas noveles se abran paso en el difícil arte de la música de conciertos.

Y para que tan brillante labor no permanezca oculta, olvidada y sin documentar, aquí comparto, con todo el que esté interesado en la vida musical de esta media isla, una extensa entrevista que le hice al Maestro González y donde rememora algunos de los hitos más importantes de su vida profesional.

Antonio Gómez Sotolongo: ¿Cómo conociste la guitarra?

Rubén González: Mi abuelo por parte de padre tocaba algo de tres y guitarra, pero yo nunca lo vi tocar, ya él estaba muy viejito cuando yo lo conocí y no tocaba, pero un tío mío sí, un hijo de él tocaba guitarra. Además, todos en mi familia por parte de padre eran muy afinados, era una familia muy grande y se reunían a hacer fiestas en las que cantaban rancheras mexicanas, boleros cubanos, canciones popularizadas por los tríos puertorriqueños y toda esa música que entonces estaba de moda. Y fue con ese tío con el que comencé a fijarme en la guitarra. En realidad la guitarra que compraron mis padres era para mi hermano, pero a él no le interesó mucho y el tío comenzó a darme algunas clases a mí.

Todo esto sucedió en Holguín, en los primeros años de la década del 70, en el pasado siglo XX cuando yo era un niño de unos nueve años más o menos. Después de estos primeros pasos con mi tío, mi papá me puso a tomar clases privadas con un señor que se llamaba Guillermo Sánchez, quien era uno de los mejores profesores que había en Holguín, y aunque no leía música era muy bueno tocando la guitarra y enseñando.

No tengo idea de cómo lo logró, pero me enseñó mucho y llegó un momento en el que le dijo a mi papá que yo había aprendido todo lo que él me podía enseñar, y le recomendó que me llevara a la escuela de música, y mi padre le hizo caso, así que hice mi examen de admisión en la Escuela Provincial de Arte de Holguín y fui admitido, pero con tan mala suerte que entonces había un solo profesor de guitarra, que era Aldo Rodríguez, y no tenía cupo para darme clases, entonces me pusieron a estudiar saxofón con el objetivo de que al año siguiente me cambiaran, pero eso no me gustaba y duré solamente un mes, después no aguanté, no me gustaba el profesor, le hice rechazo.

Un día llegué llorando a mi casa y mi mamá habló con Aldo y consiguió que me admitiera, pero con la condición de que me haría una prueba de aptitud, resultando de todo esto que a pesar de que comencé el curso de guitarra casi dos meses después que los demás, fui el primero en terminar el método de Isaac Nicola, que era el que entonces se llevaba. Así que como dice el refrán: “Niño que no llora… no hubiera sido guitarrista”.

Después de terminar los estudios en Holguín me fui a Cubanacán (Escuela Nacional de Música ENA), en total pudimos pasar a La Habana tres de los estudiantes de mi grupo: Alejandro Puente, Lilliam Rodríguez y yo, y de esos tres el único que llegó al ISA (Instituto Superior de Arte) fui yo, y de todos los de mi grupo inicial el único que ha hecho carrera como guitarrista y profesor he sido yo.

Resumiendo, estuve en Holguín tomando clases con Aldo un año porque él terminaba el servicio social y se regresó a La Habana, entonces vino Alina Quesada, una profesora también de La Habana quien me dio clase por dos años. Después de eso, por algún problema que no recuerdo ahora tuvimos que continuar los estudios en La Habana, donde terminé el nivel elemental justamente con Aldo Rodríguez, el profesor con quien lo había comenzado, y con quien continué todo el nivel medio hasta que me gradué.

AGS: ¿Durante estos años de estudio participaste en algún concurso?

RG: Sí, estando en Holguín participé en concursos y en La Habana gané el Primer Premio del concurso Amadeo Roldán en 1982, en el que había obtenido un Tercer Premio en años anteriores. Terminando el Nivel Medio me fui a trabajar a Holguín donde estuve desde 1982 hasta 1984, después fui a Matanzas a trabajar y estuve allí desde 1984 hasta 1991. En 1985 ingresé al ISA y tomé clases con el Maestro Efraín Amador y en 1986 participé en el Concurso de Guitarra de La Habana, en el que no obtuve ningún premio. Pero en 1988 repetí la experiencia y obtuve el Premio a la Mejor Interpretación de una obra de Leo Brouwer.

El concurso de La Habana, en 1988, fue una experiencia muy bonita; entre otras cosas, porque aunque en casi todos los concursos está prohibido al público aplaudir, en el de La Habana siempre lo permitieron. Y por eso me sucedió algo inolvidable durante mi participación en la primera y la segunda vuelta de ese concurso, algo que yo no recuerdo haber visto nunca, creo que lo más parecido lo vi en el Primer Concurso cuando Pellegrini tocó una pieza de Barrios Mangoré, muy rápida, y la gente aplaudió muchísimo, pero no recuerdo que se pusieran de pie; sin embargo, en mi caso, en la primera y la segunda vuelta, el público del Teatro Nacional aplaudió de pie. Entonces yo no me daba cuenta de lo que estaba pasando, no me daba cuenta. Entonces llegué a la final, donde toqué el concierto de Giulliani con la Camerata Brindis de Salas, bajo la dirección de Tomás Fortín, que fue mi primera experiencia con orquesta, y tengo que subrayar que Fortín fue muy gentil conmigo y me ayudó mucho. 

Ese concurso fue para mí uno de los más fuertes, porque ahí estuvieron guitarristas que hoy en día son de los mejores del mundo. Con la excepción de Per Skaren, de Suecia, que no sé dónde se ha metido, todos los demás finalistas de aquella edición han hecho carrera y se mantienen activos; ellos son, Aniello Desiderio, de Italia; Antigoni Goni, de Grecia; Alexander Swete, de Austria, Jozsef Eotvos, de Hungría; Joaquín Clerch, y yo. Éramos siete finalistas. 

Tengo muchos recuerdos bonitos de ese Concurso… te digo lo que me pasó: después de aquella presentación muchos amigos míos vinieron al camerino, recuerdo a Miguelito Núñez, el que después fue pianista de Pablo Milanés; Anabel, la que entonces era esposa de Miguelito, y otros más vinieron a saludarme y algunos venían llorando a abrazarme y yo no sabía por qué, y era de la emoción que sintieron al ver ese espectáculo… ahora comprendo que era muy fuerte ver aquel Teatro Nacional repleto aplaudiendo de pie… Pero yo estaba ahí, y no tenía consciencia plena de lo que estaba pasando. Recuerdo que también vino Aldo y me dijo: “Óyeme, Costas Cotsiolis ha hablado maravillas de ti”. Y Cotsiolis estaba en el jurado. 

Finalmente pasé, pero en la última vuelta me sucedió algo. Como era mi primera vez con orquesta, le presté mucha atención al director y para eso tenía que mover mucho el ángulo de la guitarra y al desviarla, el micrófono no recogía lo suficiente, no sé, pero no me dieron ningún premio; sin embargo, recibí elogios muy importantes de figuras como María Luisa Anido, quien integraba también el jurado en esa oportunidad. Ella me dijo: «Hiciste un papel tremendo y a mi entender debiste obtener un premio, pero así son los concursos». A pesar de todo, aquel concurso me abrió puertas y fue mi primer encuentro con algunos de los guitarristas más importantes de mi generación, y que, como te dije, hoy están entre los más destacados del mundo.

En 1991 me gradué del ISA con el Maestro Efraín Amador, y en 1992 participé otra vez en el Festival de La Habana. Entonces estrenamos el Concierto Andaluz de Joaquín Rodrigo. En aquella oportunidad estuvo la hija de Rodrigo como invitada de honor del Festival y tocamos la obra Aldo Rodríguez, Jorge Luis Zamora, Jesús Cantero y yo, con el acompañamiento de la Orquesta Sinfónica de Matanzas, bajo la dirección de la Maestra Elena Herrera. Eso fue en la Sala Avellaneda y fue un éxito tremendo, incluso la grabación está en Youtube. Después seguí haciendo mis conciertos, ingresé en la Agrupación Nacional de Conciertos y paralelamente trabajaba dando clases de guitarra en la Escuela de Arte de Matanzas. 

AGS: Esta entrevista continuará…

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