Comentando la
crítica “respetuosa
de Arnaldo Mirabal”
Si siguen los Castro en el poder, y por uno de esos milagros -unido a la jurisprudencia que nos dejó el “Caso Matusalén”-, ninguno de los dos se muere a su debido tiempo, nunca, pero nunca -aunque nunca sea mucho tiempo-, se podrán cosechar papas, zanahorias, nabos, mangos, papayas, limones, ni nada de lo que el campo ofrece solamente con tirarle unas semillas y un poco de agua…
No sé del
cambio climático con muchos pelos y señales, pero esa que nos cuentan los
muchachones aguerridos de Matanzas, parecen ser historias sobre un ser de la
nada, vaya, como si el de los zapatos blancos, con sus pies de Aquiles fuera
matando canallas, aplastando burócratas -como les gusta decir ahora para estar
en la moda de la diversión en la que se convirtió en Cuba echarles las culpas
al Totí, y cuando se acabaron los totíes, pues al burócrata.
Pero si ahora
viene el cambio climático a ponerle la tapa al pomo, deben saber que el
primero, el primerito de todos en devastar el campo cubano, fue el ex máximo
líder, con aquella brigada -que llevó el nombre de quien “descubrió que la
guerra era la paz del futuro”-, que “preparó” la tierra, desde El Cabo de San
Antonio hasta la punta de Maisí, para acometer aquella hazaña propia de
Hércules que se llamó “La Zafra de los 10 Millones”, y para la cual se arrasó,
milímetro a milímetro, con todo lo que no fuera la dulce gramínea, misma planta
que convirtió a mi país en el más amargo del que se tenga noticia.
De aquellos
polvos nacieron estos lodos, pero más aun, nunca… -y eso que nunca pudiera ser
demasiado tiempo-, nunca después de aquella debacle se intentó -y si se intentó
no se pudo y si no se pudo es como si nunca se hubiera intentado-, hacer en el
campo cubano lo que había divisado la constitución del 40 con una Reforma
Agraria y ponerle orden a los latifundios, pero lo que hicieron fue lo que
nunca, pero nunca debieron hacer: destruir el latifundio privado y
extraordinariamente eficiente para hacer una caricatura de Reforma Agraria y
crear un ineficiente latifundio estatal.
Pero de esos
polvos no van a hablar ni una palabra los jóvenes comunistas… o quizás ex
comunistas ya, pero al pie del cañón defendiendo el castrismo a como dé lugar,
y su lugar ahora es la blogosfera, algo mejor que las trincheras… ja, ¿y para
qué recordé las trincheras? -creo que si soportaron leer hasta aquí, ahora sí
que me borrarán con un clic-.
No hablarán
tampoco de las trincheras en todas las costas de Cuba, forzadas con trabajo en
el “dienteperro” o la arena, que camuflaron con una plantita que suelen llamar
pino, pero que según dicen los que saben se llama Casuarina.
Pues miren por
qué no hablarán ni de las trincheras ni de las casuarinas, no será por
“casuaridad” sino porque esas plantitas destruyeron muchas de las playas más
bellas de Cuba, entre ellas Varadero. Y seguro que saben por qué, pero les
recuerdo… pues porque esas plantitas tienen unas raíces que propician que la
arena se vaya de la playa, pero al regresar le sirve como barrera de
contención, vaya, como un cheque, pero no un cheque al portador sino un cheque
de tuberías hidráulicas… Así que anótenle esa también al ex máximo líder, que
si no fue directamente el autor intelectual de la idea, fue el de la loca idea
de preparar a todos los cubanos para hundir la isla, y quien, en los aprestos para
dar la pelea, la tiene hundida sin que le tiren ni un hollejo de naranja.
Si ahora viene
el cambio climático a ponerle la tapa al pomo y finalmente la agricultura desaparece
en Cuba, y si siguen los Castro en el poder, y por uno de esos milagros -unido a la jurisprudencia
que nos dejó el “Caso Matusalén”-, ninguno de los dos se muere a su debido
tiempo, nunca, pero nunca -aunque nunca sea mucho tiempo-, se podrán cosechar
papas, zanahorias, nabos, mangos, papayas, limones, ni nada de lo que el campo tropical ofrece con solamente tirarle unas semillas y un poco de agua…
De nada de
esto hablarán los ex jóvenes que escriben en ese blog que pagamos todos los
cubanos, menos los que en él escriben, pero ya esto es harina de otro costal… !ah¡, ni maíz para hacer harina podrán cosechar tampoco, pero esto se acabó, esta
crítica de la critica, que tiene que ser críptica, porque debe llevar un fuerte
mensaje que yo no consigo descifrar, alguna queja –ya que no protesta porque
eso sería irrespetuoso-, algo muy adecuado al primer mandamiento del castrismo:
“Con la revolución todo, contra la revolución ningún derecho”, o quizás un
mensaje que parece crítica pero que no lo es.
Y para los que
llegaron hasta aquí, pues un saludo fraterno y que el cambio climático nos
agarre preparados, porque el “cambio” castrista y chavista ya se llevó todo por
delante.