Una
entrevista de última hora
Yo me voy con una satisfacción muy grande,
creo que fue un concierto maravilloso, y creo que la orquesta se entregó.
Yo creo que es una orquesta excelente, muy
bien preparada, con sus desniveles como los hay en casi todas las orquestas
latinoamericanas producto de las mismas escuelas, pero es una orquesta que
puede tocar cualquier repertorio.
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Enrique Pérez Mesa, director.
Henry Kramer, Piano.
Foto cortesía de David Soto. |
El
pasado miércoles 18 de octubre, el director invitado Enrique Pérez Mesa
tuvo a su cargo el concierto de clausura de la Temporada 2017 de la Orquesta
Sinfónica Nacional de la República Dominicana (OSN-RD). El Maestro, quien es
Titular de la OSN de Cuba, presentó un programa que, curiosamente, en su
totalidad resultó nuevo para la gran mayoría del público y los músicos de la
orquesta.
La
primera obra, El sueño de mi padre,
para orquesta sinfónica y percusión folclórica, del compositor dominicano Manuel
Tejada, fue un estreno mundial; y las dos obras gruesas, Concierto No. 1,
en Re menor, Op. 15, para piano y orquesta, que dura 50 minutos
aproximadamente, y la Sinfonía No. 3, en Fa Mayor, Op. 90 de unos 40 minutos, ambas
de Johannes Brahms, pudieron haber pasado también como estrenos nacionales,
porque el Concierto, que se estrenó aquí el 18 de abril de 1975[1] interpretado por el
pianista dominicano Ramón Díaz, bajo la conducción de Jeff Holland Cook, no se
había vuelto a tocar desde 1996 cuando Christopher Taylor lo interpretó bajo la
conducción del Maestro Julio de Windt[2]; y la Sinfonía no había
regresado a los atriles de la institución desde que en 1986 el Maestro Carlos
Piantini[3] la estrenó en el país; y Danzón, la propina que cerró la velada
-una pieza compuesta por Alejandro
García Caturla originalmente para piano y flauta y que el Maestro Gonzalo
Romeu arregló para orquesta sinfónica-, fue un estreno nacional.
Por
otra parte, el pianista Henry Kramer,
quien tuvo a su cargo la interpretación del concierto, se presentaba esa noche
por primera vez con esta obra ante el público y para completar el contexto, la
orquesta, que durante los últimos años ha tenido la oportunidad de trabajar
durante ocho o nueve ensayos para preparar cada programa, esta vez solamente se
pudieron hacer cuatro ensayos. Todos estos son retos que debió enfrentar
principalmente el Director, quien lleva la máxima responsabilidad en la
consumación del hecho musical, y con todos estos detalles en mente, me fui a
ver al Maestro Pérez Mesa, unas horas antes de volar de regreso a su país, y le
hice la siguiente entrevista:
AGS:
Vamos a comenzar por el principio. Tú eres violinista. ¿Dónde y con quién
estudiaste y qué tiempo tocaste en una orquesta sinfónica antes de decidir
estudiar dirección orquestal?
EPM:
Comencé mis estudios de violín en Matanzas, con el profesor Nelson Gómez y
después con Alberto García, quien fue por muchos años el concertino de la
Orquesta de la ciudad. En 1974 matriculé en la Escuela Nacional de Arte,
en La Habana, donde me gradué en 1980 y entonces comencé a trabajar en la Sinfónica de
Matanzas, y fue allí donde comencé de verdad mi carrera de músico. Allí
tuve la oportunidad de trabajar con directores y solistas de primer nivel,
muchos de Europa del Este y sobre todo con Reinol Álvarez Otero,
un hombre muy sabio quien era entonces el Titular de aquella orquesta. Allí
toqué por quince años, algo que entiendo que es una ventaja cuando uno se
enfila hacia la carrera de la dirección orquestal. En una orquesta se aprende a
construir la obra musical. Duchesne me decía
que el director se prueba ensayando. Esa posibilidad de haber trabajado en en
una de las mejores orquestas de Cuba y conocer un extenso repertorio, me ayudó
mucho cuando comencé a dirigir esas obras.
AGS:
¿Dónde y con quién estudiaste dirección orquestal?
EPM:
Cuando trabajaba como violinista comenzó a rondarme la idea de dirigir y matriculé
en el Instituto Superior de Arte (ISA), donde estudié con el Maestro Guido López Gavilán y, como yo era músico de orquesta, me atreví rápidamente a dirigir, así que desde el segundo
año ya andaba por las orquestas de provincia.
AGS:
¿Cómo llegas a dirigir la Sinfónica de Matanzas?
EPM: En
Matanzas comencé a dirigir a solicitud del Maestro Guenadi Dimitriak, quien
debió ausentarse en algunos ensayos y me pidió que le hiciera la asistencia.
Después Tomás Fortín, quien era el director Titular allí, terminó su contrato
y fue sustituido por la Maestra Elena Herrera, con quien había hecho ópera y
ballet, y ella pidió que yo fuera su Director Adjunto, un puesto en el que me
desempeñé durante seis años, aprendiendo todo lo que podía aprender. Después
Elena fue contratada en Brasil y me quedé en Matanzas como Titular.
AGS: ¿Cómo
llegas a dirigir la OSN de Cuba?
EPM: Fue
Jorge Luis Prats quien me
invitó a dirigir la OSN, fue la primera vez que yo pude trabajar con la
orquesta más importante del país y allí pude hacer un programa que incluyó la
obertura de la ópera La
forza del destino, la Sinfonía No. 1 de Brahms y arias de óperas que
cantó la soprano Hilda
del Castillo. Después estuve por doce años con la Orquesta de la Ópera y el
Ballet y finalmente Alicia
Perea, la directora del Instituto
Cubano de la Música me llamó para pedirme que dirigiera cuatro conciertos
con la Sinfónica Nacional, poco después, en el 2002, el Maestro Leo Brouwer, quien era
entonces el Director Artístico, me pidió que me quedara trabajando allí como Adjunto
y en 2006 me nombraron en el puesto de Director Titular.
AG:
Del repertorio que interpretaste en tu debut ante la OSN-RD el pasado miércoles
18 de octubre ¿cuáles obras forman parte de tu repertorio habitual?
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Enrique Pérez Mesa. Foto cortesía de David Soto. |
EPM:
La Sinfonía la dirigí por segunda vez aquí y el Concierto por primera vez, de
hecho, cuando el Maestro Molina me propuso ese programa yo traté de negociar,
pero él insistió y entonces pensé que la orquesta tenía que ser muy buena,
porque tocar el No. 1 de Brahms no lo hacen muchas orquestas, además de eso,
hacer el estreno mundial de una obra de un compositor dominicano vivo es una
responsabilidad tremenda. Para mí prácticamente eran nuevas todas las obras del
programa y solo el danzón lo conocía un poquito más.
AGS:
Hablando en términos deportivos, hubo algunas jugadas en medio del concierto,
sobre todo en el dificilísimo concierto para piano, en las que debiste
intervenir y salvar algunos pases que no tuvieron total precisión. ¿Cómo lo
haces?
EPM: Yo
creo que la experiencia del atril es algo que va con uno siempre, esa es un
arma que yo tengo. Yo pienso que una orquesta son muchos músicos y lo que trato
de hacer para controlar esos deslices, que siempre pasan en los conciertos en
vivo, es mantener la ecuanimidad, me estudio bien las partituras, y en este
caso la parte del solista. Yo creo que la experiencia permite predecir dónde
pueden estar esos «mareos musicales» y, aunque a veces me sorprenden, trato de
focalizarlos con anterioridad. Pero entiendo que lo fundamental es saberse la
obra… y si la orquesta se la sabe, como lo demostró por la rapidez con la que
respondió en esos momentos, pues todo debe fluir. Ellos estaban haciendo
música, pero en esos momentos supieron salvar la situación, eso también es
posible por la experiencia de los jefes de fila, quienes realmente son muy
buenos. Por eso pudimos salir bastante ilesos de esos momentos propios de los
conciertos en vivo.
AGS: Tengo
la impresión de que los músicos de la orquesta confiaron absolutamente en tus
indicaciones. ¿Pudiste apreciar eso o me equivoco?
EPM:
Yo creo que estás en lo cierto. Yo venía con unas expectativas muy altas, pero
fueron superadas. Para mí el primer ensayo es fundamental y me parece que desde
que bajé la batuta en el primer ensayo hubo una empatía musical completa, ellos
se dieron cuenta de que yo dominaba el repertorio y ellos por supuesto lo
tocaban. Ayer me decía uno de los músicos que le impresionó la respuesta de la
orquesta cuando bajé la mano, parecía que me conocían desde hacía muchos años,
y creo que eso ayudó muchísimo a que el trabajo fluyera, porque en tres ensayos
hacer un programa tan difícil, tan extenso como ese, solo lo hacen pocas orquestas.
Yo me voy con una satisfacción muy grande, creo que fue un concierto
maravilloso, y creo que la orquesta se entregó.
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Enrique Pérez Mesa y la OSN-RD.
Foto cortesía de David Soto |
También,
como yo salí del atril de una orquesta respeto mucho a los que están ahí, el
director debe saber que del lado de allá hay músicos que saben tanto como el
director y tienen mucha preparación, muchos estudios y eso hay que respetarlo y
me parece que esta orquesta tiene eso, tiene ese impacto grande. Yo también,
cuando estaba en el atril y me ponían a un director que no sabía, yo no lo
miraba y creo que el cien por ciento de la orquesta estaba atento a todas mis
entradas y con gran disposición y por eso hubo un resultado musical, incluso en
el concierto se hicieron cosas que no se vieron en los ensayos, que son espontáneas
y esa es una de las características más importantes que tiene el arte de la
música. Hay cosas que se ensayan, pero luego la música tiene que fluir, son
otras las emociones cuando uno ve el teatro lleno.
Yo
creo que es una orquesta excelente, muy bien preparada, con sus desniveles como
los hay en casi todas las orquestas latinoamericanas producto de las mismas
escuelas, pero es una orquesta que puede tocar cualquier repertorio, que debe
tocar más, que puede estar haciendo ciclos de compositores, que debería invitar
más directores y solistas como sucedía en la época de Carlos Piantini, a quien
no conocí pero por lo que he leído fue el director más estable en la orquesta y
con quien se hacían entre cuarenta y cuarenta y cinco conciertos en el año. Yo
creo que esa es una buena cifra, y creo también que esta es una buena orquesta porque
ha tenido directores como Piantini, Villanueva y Julio de Windt, es por eso que
tienen una orquesta. Me parece que no es una orquesta que salió de la nada,
sino que hubo una semillita que se sembró y se desarrolló.
Yo me
voy muy feliz, porque el mundo mío siempre es por América, a Europa voy poco,
pero de las orquestas que he dirigido, con tan poco tiempo, es esta en la que
me he sentido más cómodo.
AGS:
Muchas gracias Maestro
EPM:
Gracias a ti.
[1] Ver Apéndice a la memoria de la Orquesta Sinfónica
Nacional, Correspondiente a los años 1966-1976. P.99
[2] Ver Incháustegui,
Arístides y Blanca Delgado Malagón:
Vida
Musical en Santo Domingo (1966-1996).
Publicación especial del Banco de Reservas. 1998. P.494