martes, 6 de agosto de 2019

¿LOCURA, DEMENCIA O FANATISMO? ¿HAY ALGO DE ESTO EN LOS HOMICIDAS?


Recordando el asedio a Waco y estremecido por la tragedia de El Paso y Dayton

• ¿Qué mueve a estos asesinos, la locura, la demencia o el fanatismo? ¿Es la privación del juicio o la razón?, ¿la degeneración de las células cerebrales?, ¿o el apasionamiento desmedido en la defensa de creencias u opiniones, especialmente religiosas o políticas?


Desde hace dos artículos estoy loco con el uso y significado de las palabras, así que vuelvo al punto y esta vez, según he podido escudriñar, locura no es demencia, locura y demencia no son sinónimos. La locura no es una patología y la demencia sí. La locura, según la RAE, es privación del juicio o del uso de la razón, que por lo general suele ser temporal, lo dice el refrán: de poetas y locos todos tenemos un poco, por lo que la locura tiene un fuerte componente sicosocial. Nuestras locuras están en estrecha relación con el mundo exterior, no es un mal que viene de adentro hacia afuera, sino al revés, viene del medio hacia la mente y allá vamos nosotros a querer ensartar molinos de viento como si fueran gigantes, pero la demencia es una degeneración de las células cerebrales, es un daño interior, un mal funcionamiento del cerebro.

Por su parte, el fanatismo, la perla menos publicitada de las tres palabritas, hasta donde sé, y sé bien poco, ninguna cultura le ha dedicado un refrán como a los locos… - Ah, ¿recuerdan el Elogio de la Locura de Erasmo de Rotterdam? –; entonces, si el fanatismo no es ni locura ni demencia, ¿qué cosa es?; pues bien, según la RAE, es un estado de «apasionamiento y tenacidad desmedida en la defensa de creencias u opiniones, especialmente religiosas o políticas».

Mount Carmel Center, cede de los davidianos en Waco
al momento de estallar en llamas
Entonces, probablemente, los davidianos que se atrincheraron en Waco y soportaron el asedio del FBI fueran fanáticos, David Koresh quizás fue un demente, pero la policía, en un rapto de locura propició que ellos se hicieran volar en pedazos -uno de los suicidios colectivos más grandes de la historia- solamente unos 12 davidianos sobrevivieron y fueron juzgados, pero no sé si en esa, que ha sido una de las tragedias más publicitadas (Las cadenas de TV transmitieron las 24 horas desde el 28 de febrero hasta el 19 de abril de 1993) la justicia consiguió estudiar a aquellos seres humanos que, apasionados hasta morir, defendían las ideas de su líder.

Víctima del atentado en París
Las conductas se repiten, aunque por estos días ya no son sectas atrincheradas con armamento de alto calibre enfrentando a las fuerzas del orden, sino «lobos solitarios» los que atacan a quemarropa, con armas de alto poder a personas indefensas. ¿Qué mueve a estos asesinos, la locura, la demencia o el fanatismo? ¿Es la privación del juicio o la razón?, ¿la degeneración de las células cerebrales?, ¿o el apasionamiento desmedido en la defensa de creencias u opiniones, especialmente religiosas o políticas?

Entiendo que tipificar un crimen de manera equivocada, obviar o poner bajo la alfombra sus causas, no nos está haciendo ningún bien. No sé si los que juzgan tantos crímenes al día tendrán paciencia y/o conocimientos e interés en determinar la salud mental de los homicidas que pasan por sus cortes, no sé si se toman el tiempo necesario para endilgarles un estigma, no sé si tipificar a los homicidas inadecuadamente, sin apenas mirar sus ojos, nos hace cada vez más vulnerables. No lo sé ¿Y tú?

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