Siempre una campana, la del ideario castrista es la que suena en los medios de la isla desde hace más de medio siglo, instrumentos todos para el adoctrinamiento, en los que se emplean, en lugar de comunicadores capaces de ejercer el oficio con imparcialidad, predicadores del dogma y la fe en el “Máximo Líder”. Los medios de comunicación en Cuba son portadores únicamente de la “fe que han de tener los cubanos y la Humanidad toda en el Gran Hermano”, obedecerle incondicionalmente y servir de carne de cañón en sus “luchas contra el enemigo de los pueblos” (¡!) De lo que piensan de Él sus opositores y de las “mentadas” que le dan en los diferentes medios alrededor del mundo no se publica ni una letra en Cuba, y de ese “relajito” de poder comprar en cualquier estanquillo la prensa extranjera, ni hablar, esas libertades fueron abolidas hace décadas; de la televisión por cable nada, esa llegó a Cuba y se detuvo en los hoteles, y cuidadito con poner una antena parabólica. Los cubanos que viven en la isla no tienen acceso ni al cable, ni Internet, ni a la prensa escrita extranjera, ni a nada, nada que pueda “enturbiar la paz del rebaño”.
Es el terror que le tienen a la oposición el ex presidente cubano y su dinastía lo que les lleva a estructurar una idea tan irracional como la de un “terrorismo mediático”, guerra a la que Él dedicó ya un sin fin de elucubraciones y de la que tiene como ganancias efectivas el susto que le han ganado los cubanos de la isla a la Internet y las “demoníacas” redes sociales, medios que según su doctrina embrutecen y desvían a la juventud.
Es absurdo el concepto de un “terrorismo mediático”, no se le puede temer a las palabras y las imágenes que son las herramientas de todos los medios, no se puede hacer terrorismo sin llevar a cabo acciones que infundan el miedo en la sociedad, no se puede hacer terrorismo sin la ayuda de la “guerra de todo el pueblo”, sin la “lucha armada como único camino para la verdadera libertad e independencia”, pero de estas guerras que Él ha liderado durante más de medio siglo por los cuatro puntos cardinales del planeta, ya no habla públicamente, Él y sus acólitos por ahora no las mencionan, y enarbolan el terror a los medios y al futuro sin castrismo.
La resiente crisis política que sufrió la dictadura la bautizaron oficialmente como “cerco mediático”, categorización antologable como ejemplo de la lógica irracional que sostiene el ideario castrista. El rechazo internacional que provocó la muerte de Zapata, después de una prolongada huelga de hambre en la que exigía a la dictadura que pusiera en libertad a los presos de la primavera negra, y la huelga que sostuvo Fariñas hasta el umbral de la muerte por la misma causa, provocó que la dictadura se cimbrara, pero ningún medio dentro de la isla tuvo la decencia de informar la verdad, todos repitieron la versión oficial, y al cabo de negociaciones con timoratos y purpurados fueron lanzados al destierro un grupo de cubanos por haber cometido el “gran delito” de escribir y publicar en el extranjero ideas contrarias a las que emanan del gobierno, lo mismo que hacen alrededor del mundo miles de personas todos los días sin constituir delito.
Pero es que quien le tiene terror a los medios es el ex presidente cubano y dictador vitalicio, Él ha sido incapaz de entablar debate, nunca pudo tolerar la discrepancia, convenció con la palabra o venció con el poder, zanjó a tiro limpio todas las diferencias; sin embargo, su espacio en la red se llama “Cuba debate”, donde paradójicamente es imposible debatir, un espacio que en cada mesa redonda se menciona y que extrañamente está vedado para la gran mayoría de los cubanos en la isla.
Es el terror que la dictadura le tiene a los medios lo que provoca, desde hace más de medio siglo, que los ciudadanos en la isla puedan jugar con la cadena pero no con el mono, y que conozcan la respuesta, pero nunca la pregunta. Es la disminución de esa alta tasa de ignorancia la que aterra al dictador, es el miedo a que el pueblo conozca la verdad, es el terror que le infunden las palabras y las imágenes cuando expresan otro punto de vista, cuando le dicen lo opuesto y es sustentable. Es por eso que cuando Castro arenga contra los medios, expresa magníficamente el terror que siente ante la oposición. El “terrorismo mediático” existe sólo en su mente y es Él la única víctima de su propio engendro. !Ah¡, y para actualizar esta página con los wikileakes que suenan por los cuatro puntos cardinales y los cubanos pueden conocer solamente a través de la versión oficial, es impensable un derrame de información en Cuba, la voz de los funcionarios está bajo siete llaves, y quien suelte la lengua sin permiso la pierde... y todos conocen que así es.
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