El lobo acusa a las
ovejas y coloca la viga del ojo propio en el ajeno
Utilizando las gestiones del Canciller de Venezuela ante
el Consejo de Seguridad de la ONU y las acusaciones hechas por este ante el
Secretario General de esa institución, doy mi opinión en cuanto a la certera
narrativa de los «sectarios marxistas» y la debilidad ante ellos de los
defensores de la democracia, los DDHH y las leyes. Utilizo el término «sectarios
marxistas» para definir a todos los que desde diferentes bases ideológicas
colocan la defensa del pueblo y la creación de una sociedad socialista como
pretexto para abolir el capitalismo y entronizarse de manera vitalicia en el poder.
Quienes tienen fe en los
clásicos del marxismo, pueden encontrar en ellos las respuestas a todas las
preguntas, y es por lo que un «sectario marxista» siempre sabe qué decir, es por
lo que siempre su narrativa es coherente y certera. Incluso aunque sus
afirmaciones estén completamente divorciadas de la «realidad objetiva» y de los
mismos clásicos, ellos tienen la posibilidad de utilizar la Llave Universal de
«las condiciones subjetivas», las que les permiten -si están al tanto de la
palabra diaria en la «Batalla de Ideas»-, tener un guion infalible, una
narrativa incontestable, una respuesta capaz de sortear todas las volubilidades
de la realidad y, sobre todo: confundir al enemigo. Sin embargo, el resto de
los mortales somos, a veces, incapaces de tener respuestas ante esas falacias
sorprendentes.
Y todo esto viene a
cuento por la sagaz respuesta del guionista en la puesta Maduro: esto de que el
lobo vaya a acusar a las ovejas ante el pastor del rebaño demuestra maestría. Y
no es un guion robado, no hay plagio alguno, es original, aunque sí utilice el
tema y los clichés del género tal cual lo han hecho sus predecesores en todos
los escenarios: esta vez el canciller de Maduro ha intentado colocar la viga del
ojo propio en el ajeno.
El pasado 3 de agosto, Nicolás
Maduro, según cita ABC Internacional, dijo: «He decidido nombrar ya como
canciller titular, ministro de Relaciones Exteriores de la República
Bolivariana de Venezuela, al compañero Jorge Arreaza, quien asumirá la
titularidad a partir de hoy de la Cancillería». Este nombramiento, según la
Constitución y las leyes venezolanas pudiera ser un crimen, porque proviene
de un Presidente que no aceptó el
Referendo Revocatorio y porque convocó y creó la Asamblea Constituyente, un
organismo inconstitucional; sin embargo, como digo, los dictadores no reparan
en eso, Maduro ha desconocido a la legítima Asamblea y creó una Constituyente
que no reconocen países que integran la Organización de las Naciones Unidas
(ONU) y la Organización de Estados Americanos (OEA). En estos casos, quienes
están al tanto de la palabra diaria en la «Batalla de Ideas», actúan con toda
celeridad y acomodan la realidad de las leyes a lo que dictan las «condiciones
subjetivas» para perpetuarse en el poder.
Y lo interesante es que les ha
dado resultado, les da resultado y al parecer les seguirá dando resultado,
porque, cual si no pasara nada, legitimando a un funcionario que representa a
un dictador y no a un estado democrático, el señor Antonio Guterres, Secretario
General de la ONU, recibió el pasado viernes 25 de agosto, según informó
TeleSur, al canciller de Maduro «para hablar sobre la situación de Venezuela y
sobre las amenazas de una posible intervención militar por parte de Estados
Unidos».
Este rol debió corresponderle
mucho antes al presidente de la Asamblea, Julio Borges, como supuse que debió
suceder, basándome en el artículo 187 numeral 11 de la Constitución Bolivariana
de Venezuela. El presidente de la Asamblea debió denunciar las violaciones del
régimen de Maduro y solicitar la intervención humanitaria, pero el lobo actuó
primero. Y lo hizo, a pesar de todas las evidencias en su contra, con donaire.
Una vez más, por la timidez de las víctimas, los victimarios se libran de sus
culpas y van adelante, ocupan el puesto de voceros y lanzan sus falacias sobre
la mesa, en un momento en el que los lectores están ávidos de respuestas sobre
las posibles formas de salir de la crisis venezolana, y por si alguien no pudo
enterarse de primera mano, ahí dejó el canciller a la vista de todo el mundo
una respuesta que es pan caliente para quienes tienen fe en el socialismo.
Justo en este momento, cuando
se necesitan fórmulas creíbles, necesarias y practicables, las víctimas no
tuvieron una narrativa que exponer, asediadas por los lobos quedaron inermes y,
retomando la leyenda de David contra Goliat, los victimarios se colocaron en el
puesto de las víctimas y depositaron la viga del ojo propio en el ajeno. Los
«antimperialistas», como están al tanto de la «palabra diaria», acendrada por
el castrismo antioccidental, dieron la respuesta con claridad, presentaron una
narrativa coherente y certera, la que ahora aplauden tirios y troyanos por el
tiquismiquis de la «injerencia extranjera», dando pie a la posibilidad cierta
de continuar impunes y en el poder hasta las calendas.
El mundo está cambiando de
manera irreversible a una velocidad nunca vista en la Historia de la Humanidad,
por lo que se impone un nuevo orden en esta parte de la tierra también. Es
necesario el acotejo de las leyes internacionales que nos vinculan en esta
América Nuestra, en este continente con todos y para el bien de todos, en este
hemisferio que por más fuerza que hagan los «sectarios marxistas» a las
«condiciones subjetivas» continuará siendo occidental.
De tal modo que, en mi
opinión, no es posible seguir usando las fórmulas del siglo pasado para
solucionar crisis como la de Venezuela, simplemente porque ya los
anticapitalistas le agarraron la seña: ellos saben que la invasión que no los
mata los engorda y que quien les amaga y no da los hace impunes.
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