lunes, 7 de agosto de 2017

EL ESTRENO EN CUBA DE TRES VERSIONES SINFÓNICAS, DE JULIÁN ORBÓN

 Una entrevista exclusiva con el director Iván del Prado.

I.P: Julián Orbón necesita ser redescubierto en Cuba. En la academia, en las salas de conciertos y en la Historia.
Iván del Prado
Hoy es 7 de agosto, es el cumpleaños de Julián Orbón, un asturiano que fue tan cubano como español, un avilesino que por no comulgar con la llamada «revolución cubana», ha sido inhabilitado hasta el día de hoy, siendo su obra una pieza clave en la Cultura Cubana. Por esos pequeños y espasmódicos bostezos de la censura, el Maestro Iván del Prado, cuando fue Director Titular de la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba, pudo estrenar en 1997 las Tres Versiones Sinfónicas, una obra emblemática entre las compuestas por Orbón y que le valió un premio de composición en 1954 en Caracas. Alrededor de este suceso, este compositor y esta obra giran las preguntas que le hice a Iván en esta entrevista.

AGS: ¿Cómo conociste la obra Tres Versiones Sinfónicas?
IP: Lo primero que yo conocí fue la grabación y después fue que accedí a la partitura, pero, paradójicamente, lo primero que tuve en mis manos, sin saberlo, fue la partitura. Ahora te explico este enredo.
Un día, el compositor Juan Piñera me prestó el CD de Eduardo Mata, dirigiendo la Orquesta Simón Bolívar, justo para que yo escuchara Tres Versiones Sinfónicas. Claro, con toda seguridad Juanito tuvo la intención de sugerirme, muy sutilmente, con aquella propuesta para que escuchara tan señalada obra, que la tocara con la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba, una institución que yo dirigía entonces.
AGS: Vamos ahora a la partitura, ¿cómo la conociste?
Bien, pues mucho antes de esta audición de las Tres Versiones… durante un tiempo en el que yo tomé clases de armonía con el Maestro Alfredo Diez Nieto,  él me entregó un sobre y me aconsejó que revisara la partitura que había adentro. Él ni siquiera la sacó para mostrármela, tampoco me habló del autor o la obra, él solo me dio el sobre y me dijo: «estúdiatela». Yo tampoco vi la partitura y puse el sobre, tal como me lo entregó, en un librero, y allí estuvo por largo tiempo.
Después de haber escuchado la grabación que me sugirió Piñera, yo quedé fascinado con las Tres Versiones, y en una de las clases con el Maestro Diez Nieto le comenté de la extraordinaria obra que había conocido y él, con la tranquilidad y ecuanimidad que lo caracterizan, me dijo: «mijo, esa es la partitura que yo te di hace unos meses». Y su calma, a prueba de cualquier estudiante, le estampó una sonrisa en el rostro. De vuelta a casa, por fin saque la partitura del sobre y allí comenzó mi fascinación.
AGS: ¿En el trabajo de mesa para dirigir la obra, tuviste algún contacto con músicos que conocieron al compositor y que estaban al tanto de su estética?
IP: Aunque me relacionaba con Harold Gramatges, realmente no. Carlos Fariñas me habló un poco del Grupo de Renovación y de las motivaciones de José Ardevol, pero mi trabajo de mesa siempre ha sido tratar de entender la partitura.
AGS: ¿Antes de hacer el estreno en Cuba, pudiste escuchar otra versión además de esta de Eduardo Mata?
IP: El Maestro Diez Nieto me dejó escuchar la premier discográfica de la obra, una grabación de 1958 en un viejo Lp., en el que dirige Antal Dorati. Esa fue la premier en Estados Unidos y creo que la primer mundial. 

A.G: Después que te diste cuenta de que esa obra debías estrenarla en Cuba, ¿qué hiciste para programarla? ¿Alguien te apoyó en el intento, o tuviste algún «obstáculo burocrático» que vencer?

I.P: No tuvimos ningún obstáculo burocrático ni reuniones. Nadie nos preguntó ni nadie nos desaconsejo. También aprovechamos para programar la obra dentro de un homenaje que hacía La Casa de las Américas al grupo Orígenes.  Para estrenar Las Tres Versiones Sinfónicas tuve el apoyo de Cintio Vitier quien se sumó al esfuerzo leyendo unas palabras en el concierto antes de que sonáramos la primera nota. Yo estuve en su casa donde conversamos amplio sobre el grupo, en especial de Julián Orbón, quien fue su amigo. También estuvo con nosotros Jorge Luis Prats, en ese tiempo dedicado a renovar, mantener e impulsar la OSN.

AGS: Julián Orbón fue un compositor investigador, conocedor tanto de la música española, con todas sus influencias, y de las músicas que se sintetizaron luego para convertirse en parte de la cultura iberoamericana. Una parte de su estética y de sus ideas musicales quedaron en artículos dispersos, algunos de los cuales pudo recoger Julio Estrada, también su ex alumno, en un libro que lleva por título En la esencia de los estilos, que publicó la editora Colibrí en el año 2000. ¿Conoces esta obra?

IP: No tuve acceso a esa obra antes de estrenar las Tres Versiones…, pero sí tengo el libro. En el tiempo del estreno, Julián Orbón era un rara avis. Pocos sabían de él y en Cuba no había mucha información. Después me interesé y recopilé alguna información y literatura sobre él.
AGS: En el año 2014 se anunció que el disco producido por el sello Colibrí, dedicado a la obra de Julián Orbón, como parte de la colección Renovación Musical, había alcanzado el premio Cubadisco en la categoría Solista Concertante. Una de las obras que contiene este disco es Tres Versiones Sinfónicas. ¿Qué importancia pudiera tener para la música y los músicos cubanos, el descubrimiento de esta obra, partiendo de tus propias experiencias al enfrentarte a ella para su estreno en Cuba?
IP: No solo de esta obra sino también de toda la obra de Orbón. Julián fue considerado el más talentoso compositor de su generación. Incluso Ardevol, quien hizo bastante para desacreditarlo, se quejaba: «¡Qué lástima, tanto talento por gusto!». Esto se puede constatar leyendo el epistolario de Ardevol, lo consideraba el más talentoso de todos. Julián necesita ser redescubierto en Cuba. En la academia, en las salas de conciertos y en la Historia.
AGS: A partir de esta realidad te pregunto: ¿Existen algunas personas en Cuba que aún recuerdan el legado musical de Julián Orbón? ¿Quiénes y por qué?
IP: Imagino que hay personas informadas, que conocen ese legado. Ahora, que sea un legado «vivo», no lo creo. Y esto es válido no solo en el caso del Maestro Orbón, también pienso en Fariñas, Harold, Edgardo, Blanco, Barroso, el mismo Ardevol, Mantici, Diez Nieto y muchos otros. Yo no estoy en Cuba, no puedo asegurar nada, pero no creo que haya una presencia de la música cubana como debería ser. Por otra parte, yo encuentro en la música de Leo Brouwer influencias Orbonianas. No sé si por casualidad o Brouwer tuvo conciencia de ello.
AGS: Ahora te haré una pregunta especulativa o de metafísica como diría Pellón, mi maestro de filosofía (marxista). ¿Hubiera significado algo para el curso de la creación musical en Cuba, la permanencia de la estética orboniana y la vigencia de sus obras en los programas de conciertos?
IP: ¡Pellón! Mi maestro también. Yo creo que sí. Nos perdimos las enseñanzas de Julián Orbón. Pudo haber dado mucho a la enseñanza, la composición y la música de nuestro país. Toda ausencia es lamentable.
AGS: Si hay algo más que quieras decir, pues este es el momento.
IP: Quiero referirme a la afirmación que haces en la introducción de esta entrevista. Yo creo que hace un rato Orbón no tiene censura en Cuba, lo que pasa es que nadie lo conoce. La censura, el ostracismo hizo su trabajo y dio sus frutos. Tampoco se puede conseguir su obra con facilidad. Esa es mi opinión.
AGS: Muchas gracias por tu paciencia y tu tiempo.  


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