Entrevista con el Licenciado
Roberto Medina, fundador de Clarinetísimo
Nuestro
trabajo permitió que los estudios académicos del clarinete se estandarizaran,
que adquirieran una continuidad metodológica desde el NE hasta el NM y que los
estudiantes se graduaran del Conservatorio con la preparación adecuada para
continuar estudios superiores o iniciar su vida profesional con un nivel
aceptable.
Con la música a otra parte
Antonio G. Sotolongo: ¿Cómo y cuándo llegaste
a Santo Domingo?
De Izq. a der. Randy de Luna, Juan Gabriel Olivares, Darleny González y Roberto Medina |
Un nuevo comienzo
AGS: ¿Qué encontraste en
Conservatorio Nacional de Música de Santo Domingo?
RM: Había que actualizar el programa de clarinete… a mi me dieron un folder
con un documento escrito a maquinilla, muy antiguo, sumamente atrasado. El
sistema de clases no se ajustaba a las competencias de la época, no quiero
establecer juicios pero en realidad era otro mundo… algo muy distinto a lo que
debió ser… así que en estos veintidós años de trabajo intenso he podido acercarme
un poco a lo que debería ser porque en realidad partimos de cero.
Yo recuerdo, y esto lo
entenderán perfectamente los músicos, que las escalas en los exámenes se
tocaban leyendo el papel, algo muy lejano a lo que debe ser, porque las escalas
son el centro de un sistema de ejercicios y así es en todos los instrumentos, y
esto es por razones múltiples. Las escalas son el centro de ejercitación para
resolver infinidad de problemas, sean de arcos en los instrumentos de cuerdas,
de digitación, de sonido etc., por lo que es indispensable tocarlas de memoria.
Cuando comencé en el
Conservatorio, en los exámenes se tocaban solamente las escalas mayores en una
octava, la tríada de la tónica y las leían en la partitura, además los
estudiantes tocaban sentados.
Así que nuestra gran batalla
– aquí incluyo a Reinaldo Pérez quien comenzó a dar clases de oboe en
condiciones muy similares-, fue conseguir que en los exámenes los estudiantes
tocaran de pie, después que tocaran de memoria y finalmente que la escala fuera
el centro de todo un sistema de ejercicios. Eso nos costó muchos debates y me
imagino que no faltó alguien que comentara: “¡Y qué se piensan estos cubanos!”…
pero es que teníamos que afrontar eso porque nuestro objetivo era esto que hoy
se ve y por lo que tú me estás haciendo esta entrevista.
Nuestra gran aliada en estos
cambios fue doña Floralba del Monte, y pienso que ella lo entendía bien porque
en el piano las escalas se utilizan también como el centro de un sistema de
ejercicios, además porque Floralba estudió en París y recorrió el mundo, así
que ella sabía que estábamos cerca de la verdad. Ella lo entendió perfectamente
porque ella participaba en todos los exámenes y podía ver y escuchar a todos
los estudiantes.
Los primeros graduados en
Santo Domingo
AG: De
los primeros estudiantes de clarinete que tuviste en Santo Domingo ¿quiénes
llegaron al final de los estudios y hoy son profesionales de la música?
RM: El
primero que se graduó conmigo fue Jorge Félix Núñez Maldonado, y para darte el
dato preciso te diré que he graduado en total once clarinetistas hasta el curso
2012-2013.
Pero bueno, para seguir en
el orden cronológico debo ir al año 1993, porque entonces, cuando estaba
preparando a Jorge Félix para su graduación, sucedió que al oboísta Reinaldo Pérez
y a mi no nos renovaron el contrato en la Sinfónica, entonces el Director de
Bellas Artes, que era Ricardo Bello, y doña Floralba nos propusieron abrir la
línea de clarinete y oboe en la Escuela Elemental de Música Elila Mena.
Entonces, ese hecho nos permitió comenzar a cambiar realmente la historia del
clarinete y el oboe en el país.
La oportunidad de cambiar la
historia
AG:
Háblame ahora del programa de estudios para clarinete que tenía la Escuela
Elemental.
RM: No tenía. Nosotros
iniciamos el nivel elemental, anteriormente era piano el instrumento más
popular en esa escuela, y después se fue nutriendo con otros profesores de
otros instrumentos, pero en 1993 solamente había piano, violín, violonchelo y
flauta. En clarinete yo fui el que inició las clases, porque desde que se
inauguró la Escuela en 1947 nunca estuvo entre sus ofertas el clarinete.
Nosotros hicimos los
programas de estudio y fue la oportunidad para hacer que el programa de NE y el
de NM tuvieran una relación de continuidad, y es por eso que hoy los que
terminan el NE y continúan en el Conservatorio transitan sin dificultades
técnicas.
Charles Neidich, Ayako Oshima y Enmanuel Pérez en una Clase Magistral |
RM: Tengo obligatoriamente
que mencionarte a Reinaldo Pérez porque fue con él con quien trabajé los
programas de clarinete y oboe, porque ambos instrumentos están muy
relacionados. Obviamente tomamos como referencia los programas de Cuba, que
como es sabido toma referencias a su vez de los programas de todos los países
de Europa del Este, pero también de Europa del Oeste por la larga tradición que
el clarinete tiene en Cuba.
Yo chequeé programas
alemanes, franceses, españoles, norteamericanos y viendo tantos programas me
pude dar cuanta que el programa de Cuba es muy bueno, entre otras cosas porque
han participado muchos pedagogos, de muchos lugares del mundo en su creación, y
constantemente se está cambiando y actualizando.
En conclusión, para los
primeros años de estudios del clarinete aquí no había nada, así que es mi
responsabilidad y eso marcó la diferencia, porque comenzamos a preparar
estudiantes seleccionados, de manera tal que fuera la cantera de ingreso a los
estudios medios y eso me permitió preparar a jóvenes instrumentistas que, como
Darleny González, han alcanzado un altísimo nivel técnico e interpretativo y que son en
la actualidad el mejor producto de todo este esfuerzo.
Nuestro trabajo permitió que
los estudios académicos del clarinete se estandarizaran, que adquirieran una
continuidad metodológica desde el NE hasta el NM y que los estudiantes se
graduaran del Conservatorio con la preparación adecuada para continuar estudios
superiores o iniciar su vida profesional con un nivel aceptable.
Quiero mencionar que el
profesor Armando Abreu fue mi colega como profesor en el Conservatorio y en él
también yo tuve un gran apoyo. Él fue una persona bondadosa que me ayudó
muchísimo, tenía mucha experiencia y aunque su formación era más empírica que
académica me sirvió siempre de gran ayuda y logramos establecer una relación de
trabajo muy sincera en la que yo escuchaba sus opiniones sobre mis estudiantes
y él escuchaba las mía acerca de los suyos, así que cuando él se jubiló sus
estudiantes pasaron para mi clase y quedé con once alumnos bajo mi
responsabilidad. Continuará…
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Están permitidos todos los argumentos, sobre todo los que están en contra de los expresados en este blog. No están permitidas las ofensas personales por innecesarias para defender una idea. Así que me tomaré el trabajo de censurarlas.