como la luna,
de condición variable,
siempre creces
o decreces!
Este
fue un gran trabajo de la Orquesta Sinfónica Nacional de la República Dominicana,
y uno de los más loables bajo la batuta del Maestro Molina.
La interpretación de la
cantata Carmina Burana (Canciones de Beuern) siempre es un acontecimiento
musical, por sus proporciones, por su contenido musical y poético y por la
amplia gama de colores que alcanza a través de las combinaciones entre voces e
instrumentos, mediante el uso de un orquestación efectiva y novedosa, incluso
en nuestros días, cuando las técnicas orquestales nos tienen acostumbrados a
los más inimaginables colores.
Es sin dudas una obra compleja,
pero fundamentalmente para los solistas, los coros y el director. Sobre ellos recaen
los mayores requerimientos. Esto no quiere decir que la masa orquestal tenga
poco trabajo, pero es relativamente fácil de tocar para todas las secciones,
aunque habría que hacer una excepción con la percusión que tiene pasajes
verdaderamente intrincados, de gran precisión y muy demandantes.
En la versión que se
presentó en la Sala Carlos Piantini del Teatro Eduardo Brito, de Santo Domingo,
en la gala final de la Temporada Sinfónica 2012, todas las partes funcionaron
con gran solvencia y el ensamble total fue satisfactorio.
Los solistas
La soprano Paola González
interpretó su papel de manera impecable, con calidades comparables a las más
destacadas que en la actualidad se escuchan en los teatros del mundo. El
barítono Jason Stearns lució muy bien en los registros medios, sin embargo los
difíciles pasajes en falsete los llevó con poca fortuna. Por su parte, el
contratenor Michael Daniel Bicoy realizó un trabajo impecable, y cuando su
participación es relativamente corta, es muy intensa y peligrosa.
El Maestro José Antonio Molina, Director Titular de la institución, al acometer la obra de memoria aportó soltura y seguridad al conjunto, fue preciso en todas las indicaciones de “alto riesgo” y propició que toda la masa se ensamblara con naturalidad, consiguiendo la necesaria unidad en una obra de más de una hora de duración y el ritmo ondulante, entre tensiones y distensiones imprescindible también para mantener la atención del auditorio.
El Maestro José Antonio Molina, Director Titular de la institución, al acometer la obra de memoria aportó soltura y seguridad al conjunto, fue preciso en todas las indicaciones de “alto riesgo” y propició que toda la masa se ensamblara con naturalidad, consiguiendo la necesaria unidad en una obra de más de una hora de duración y el ritmo ondulante, entre tensiones y distensiones imprescindible también para mantener la atención del auditorio.
Este fue un gran trabajo de
la Orquesta Sinfónica Nacional de la República Dominicana, y uno de los más
loables bajo la batuta del Maestro Molina. Todos como institución sobreponen
sus voluntades a la carencia de un auditorio propio para ensayos y conciertos, a
la falta algunos músicos que completen su plantilla y a las irregularidades que
mes tras mes confrontan con los salarios.
Estos obstáculos impiden una
mayor calidad en las obras que presenta la orquesta ante el público, y han sido
durante décadas el talón de Aquiles de la institución. Sin embargo, el pundonor
de los músicos hace que conciertos como este sean una realidad y que el público
disfrute enormemente de la única Orquesta Sinfónica profesional que existe en
el país desde 1941.
Título
de la obra en latín
Carmina Burana:
Cantiones profanæ cantoribus et choris cantandæ comitantibus instrumentis atque
imaginibus magicis ("Canciones
de Beuern : canciones seculares para cantantes y coros para ser cantadas junto con los instrumentos e imágenes
mágicas")
Los coros
Coro Nacional, Simón Caesar Novas, dir.
Coro del Poder Judicial, Elioenai Medina, dir.
Coro de Niños del Centro de Estudio de Música Moderna, Laurina Vásquez, dir.
Hermano Antonio:
ResponderEliminarTremendo regalo me has hecho este domingo, en que ya voy saliendo de una semana de fiebres y bronquitis aguda.
Cosas así alivian la carga de vivir en este mundo vulgarizado.
Dios te bendiga.