sábado, 31 de agosto de 2013

MILES DE MÉDICOS CUBANOS A BRASIL POR AMOR-TIGUAR

El objetivo verdadero es quitarse de encima una población de profesionales a los que la economía cubana no puede pagar de acuerdo a su trabajo y que colocándolos en el mercado internacional pueden producir ganancias millonarias.

Desvestir a un santo para vestir a otro
Ahora está en el candelero la noticia de los miles de médicos cubanos que La Habana y Brasilia han negociado. Los comentarios van y vienen y las fiebres suben y bajan, pero esta no es más que otra página en la aparentemente interminable tragicomedia de Cuba y la penosa complicidad de las naciones a su alrededor, que por lo general aplauden o miran para otra parte.

Esta vez el espectáculo no es diferente, guerrilleros, tropas, médicos, ingenieros, deportistas, y profesionales de muchísimas carreras han sido enviados por “solidaridad y amor” a los cuatro puntos cardinales, provocando los mismos males y las mismas fortunas dentro y fuera de la isla, nada ha cambiado, quizás las circunstancias son distintas y la velocidad electrizante a la que viajan hoy las noticias, pero todo lo demás es más de lo mismo, es un modo de operar establecido desde hace más de medio siglo.

Es posible también que algunos matices estén cambiados, pero la esencia, lejos de estar en la “solidaridad y el amor” está en las ganancias que obtiene el caudillo de La Habana con este tipo de “internacionalismo”, en la posibilidad de amortiguar la crisis profunda que padece la isla.

El amor no es el objetivo porque se desviste un santo para vestir a otro, el amor no es la inspiración en este negocio porque hay millones de cubanos que tienen que esperar meses para acceder a una consulta médica, un análisis, unos exámenes de cualquier tipo y sufrir el pésimo estado de los hospitales y policlínicos.

Pero el General y su hermano, el ex máximo líder, obtienen fabulosas ganancias económicas, políticas y sociales, incluso cuando los ciudadanos en la isla, como en cualquier capitalismo salvaje, sean cada vez más pobres. El objetivo verdadero es quitarse de encima una población de profesionales a los que la economía cubana no puede pagar de acuerdo a su trabajo y que colocándolos en el mercado internacional pueden producir ganancias millonarias. Es cierto que corre el riesgo de que deserten, pero por encima de eso está el hecho cierto de que si regresan al país es bueno para Él y si no regresan también.

Ya se han quitando de encima a cientos de artistas e intelectuales, científicos, músicos, soldados, bailarines, periodistas y escritores, fueron saliendo de ellos mandándolos en misiones o manadas de colaboradores. Esa ha sido una de las jugadas más brillantes del que dicta, aunque sabe que corre el riesgo de que nunca más regresen y que se separen de la misión al ver el mundo real y los reales que se pueden ganar en el mundo, pero gana porque se quita de encima a posibles ciudadanos conflictivos, majaderos que al no tener ni detergente para lavar la bata blanca, ni la posibilidad de tomarse un café antes de entrar al quirófano, se pudieran poner muy nerviosos y escribir fuera del guión.

Gana el que dicta, porque mientras los colaboradores vivan el sueño de ser emigrantes temporales y puedan buscar y encontrar los muebles sanitarios que le faltan en el baño de su casa de Pogoloti, Carraguao o el Vedado, puedan conseguir la pacotilla que no consiguen en las trapichoping cubanas y otros etcéteras no se convertirán en unos indisciplinados sociales y mucho menos le irán de frente al que dicta.

Ah, que los habitantes de la isla estarán cada vez peor por esto y por lo otro, pues eso también es cierto, pero a Él eso le importa un comino, lo cual ha demostrado con mucha eficacia durante los últimos cincuenta y pico de años. El banco pierde y se ríe, como dice el refrán, porque los profesionales que no deserten se ocuparán de equilibrar la balanza y los que deserten posibilitarán que la presión escape de la olla, y así estará “todo arreglado”, aunque los hospitales sigan siendo cada vez más inhóspitos y los pobres de este mundo, atendidos eventualmente por un médico cubano, le estarán eternamente agradecidos al caudillo, aunque ese médico no tenga ni donde caerse muerto.

PD: No lo he podido comprobar, pero si estos 4000 médicos corren la misma suerte que otros “internacionalistas” portan pasaporte oficial, el cual les es retirado por el “Jefe de la Delegación” después de concluidos los trámites migratorios.


PE: Al terminar de escribir leí que Brasil no contratará a contingente médico cubano. ¿Será?

viernes, 23 de agosto de 2013

CLARO, CLARINETE, CLARINETÍSIMO… el arte pudiera darte dinero, pero el dinero no te hará artista (4 de 4)

Entrevista con el Licenciado Roberto Medina, fundador de Clarinetísimo

Ya puedo hablar con tranquilidad de clarinetistas en la República Dominicana, unos en formación y otros con niveles bastante altos, pero todos con un acertado sentido de la música.

Los aperos de labranza de un profesor de música
Enmanuel Pérez, Dante Cucurulo y la Orquesta
Sinfónica Juan Pablo Duarte
AG: Es decir, que en la actualidad existen varias instituciones que estimulan el estudio de la música y por esa vía los estudios del clarinete; además, los estudios académicos de NE y NM se han estandarizado y tienen una continuidad que permiten la formación de instrumentistas profesionales de alto nivel ¿Cuál ha sido la labor de Roberto Medina para que esto sucediera?

RM: Trabajo, el deseo de resolver los problemas técnicos que pudieran tener los estudiantes en la ejecución del clarinete, y tocar cada vez repertorios más complejos. Roberto Medina encontró una situación, la evaluó, trazó una serie de objetivos y se puso como meta sus ideales artísticos, entonces comenzó a trabajar para acercar la realidad a esos sueños. Eso me ha tomado casi la mitad de mi vida, pero con toda franqueza, aunque sé que falta mucho y que ha habido déficits, tengo motivos para estar contento.

Una de las cosas importantes que he tratado de hacer es involucrar a las familias de los estudiantes en todo este proceso, con el deseo de que las relaciones sean de calidad.

Roberto Medina y Cristian David
Fonseca
Ya puedo hablar con tranquilidad de clarinetistas en la República Dominicana, unos en formación y otros con niveles bastante altos, pero todos con un acertado sentido de la música y de lo que significa tocar un instrumento, algo que no podía ni soñar hace dos décadas atrás.

Y me satisface mucho que los profesionales invitados, como el profesor del Conservatorio de Boston, haya dicho que aquí no tenemos problemas con las clases de clarinete, esos piropos cuando vienen de especialistas de ese nivel, bien enterados de la enseñanza del clarinete a nivel global, me dan mucho gusto y es un estímulo para que los muchachos continúen esforzándose para tocar mejor cada día.

En fin, estoy contento porque hay un trabajo del que se puede hablar, hay una historia que se puede constatar, tenemos finalmente en el país las condiciones para alcanzar metas como las logradas en este quinto festival.

En primer lugar nunca pensé que llegaríamos a hacer cinco festivales, todo apuntaba a que no lo lograríamos, pero pudimos traer a cinco clarinetistas internacionales que participaron en conciertos y en clases magistrales, se hicieron once conciertos en cinco días, se estrenaron varias obras del repertorio internacional, participaron la Orquesta Dominicana de Vientos, y la Orquesta Sinfónica Juan Pablo Duarte del Conservatorio Nacional.

AG: Entonces esto se complicó de tal modo que debes tener gastos ¿De dónde sale el dinero para sufragar el Clarinetísimo?

Elioenai Medina y Michael Norsworthy
RM: Eso sí que puede parecer un milagro, porque en esta última edición se movieron más de un centenar de personas. El festival no tiene patrocinadores, solamente contamos con el apoyo del Conservatorio, los participantes casi todos pagan sus pasajes y cubren sus gastos, pero por ahora los objetivos se han cumplido: promocionar el clarinete y estimular a los estudiantes y profesionales del instrumento. Hasta ahora el dinero no nos ha frenado, pero sin dudas, para alcanzar mayores resultados vamos a tener que disponer de un presupuesto mayor.

La música, la familia y la sociedad
AG: ¿Crees que este trabajo está influyendo en las familias de los estudiantes y en la sociedad?

RM: Yo he tenido mucha suerte con los padres de mis estudiantes porque ellos hacen equipo conmigo, si no fuera así esto sería casi imposible, más en las condiciones tan agitadas en las que vivimos y en las que a veces los niños tienen que cumplir múltiples actividades al igual que los padres. Y pienso que si ese equipo ha funcionado bien es porque los padres han visto que pueden confiar en mi trabajo y he tenido mucha solidaridad y apoyo de parte de los padres.

Juan Carlos Martínez, Juan Esteban Martínez, Manuel Galvá
y Claudia Janeth Martínez
De hecho, las familias de los estudiantes son la parte más numerosa del público de los conciertos, así que obviamente esas familias a la hora de hablar de este tipo de trabajo lo hacen desde otro punto de vista, tienen otro concepto, conocen el trabajo que significa interpretar una nota en un instrumento, la cantidad de horas de ensayos y todo lo que conlleva este trabajo en equipo. Por otra parte, cuando nos paramos en un escenario proyectamos algo que la sociedad recibe, nosotros entregamos la mayor calidad posible, somos responsables de ese trabajo.

Pero más allá de eso, tratamos de que esa responsabilidad ante la música se proyecte como una responsabilidad ante la vida, que la necesidad de interpretar bien una obra sirva de estímulo para actuar bien en todos los órdenes, de hacerlo todo con altos niveles de competitividad y responsabilidad. Creo finalmente que nuestro trabajo está influyendo grandemente en la familia y a través de la familia en la sociedad.

Agradecimiento 
AG: Si tuvieras que agradecerle a una sola persona por la ayuda que te ha prestado en la realización de estos cinco festivales ¿a quién le agradecerías?

RM: A Darleny, ella ha sido la persona que ha seguido toda esta historia; ella, siendo estudiante, estuvo en el primer ensamble que hicimos; y, aun hoy, cuando ya es profesora del Conservatorio, continúa dedicándole muchas horas a la organización de este festival Clarinetísimo; ella, ya está trabajando para el próximo festival.

AG: Muchas gracias y nos vemos en 2014 en el 6to. Festival Clarinetísimo. Fin.


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Grabada en Santo Domingo el 14 de abril de 2013.


viernes, 16 de agosto de 2013

CLARO, CLARINETE, CLARINETÍSIMO… el arte pudiera darte dinero, pero el dinero no te hará artista (3 de 4)

Entrevista con el Licenciado Roberto Medina, fundador de Clarinetísimo

El objetivo más importante de la enseñanza de cualquier instrumento es que los estudiantes toquen frente al público, que los padres vean el resultado del trabajo y que el estudiante crezca como músico.

Los primeros resultados
AG: ¿Y quién es Darleny?

RM: Darleny fue del primer grupo que tomó ese programa en la Escuela Elila Mena, ella es el fruto de la primera etapa. Como te había dicho antes, en el Conservatorio al primero que gradué a Jorge Félix Núñez, eso fue el 10 de febrero de 1995, y después a Randy de Luna, ellos son los dos primeros y después en el orden está Darleny González, quien no se graduó en el CNM, porque fue aceptada en un Conservatorio en los Estados Unidos y allá se graduó con muy buenos resultados académicos.

AG: Vamos a ver, entiendo que esta joven Darleny es uno de tus mejores estudiantes en la primera etapa, así que sería bueno que me hablaras un poco más de ella para entender mejor los procesos que has seguido en la formación académica de tus estudiantes.

RM: A Darleny la llevó su padre a la escuela cuando ya el cupo estaba lleno y las clases habían comenzado, pero a pesar de la negativa, el padre insistió en ver al profesor de clarinete.

Con la insistencia finalmente la vi, ella estaba pequeñita y había venido con sus padres que volvían a vivir en Santo Domingo. Habían vivido en los Estados Unidos y ella había tocado en la banda del colegio y tuvo un instructor. Había aprendido muy bien, tenía muy bien colocadas las manos en el instrumento y me di cuenta que ella era de esas personas que nacen con el instrumento debajo del brazo. Yo estaba dando una clase y le pedí que fuera armando el clarinete para escucharla y en cuanto ella sonó le dije al padre, despreocúpese que ya es alumna mía.

Ella fue una suerte para mí, porque es formal, disciplinada, capaz y las cosas se las explico una sola vez. Es del tipo de estudiante que escucha, entiende y está capacitado para reproducir con el instrumento lo que uno le enseña.

AG: ¿Qué tiempo estudió contigo?

Darleny González, Enmanuel Pérez y Roberto
Medina.
RM: Darleny comenzó a estudiar conmigo el NE en 1994 y en 1997 pasó al Conservatorio… ah, estando ya en el Conservatorio le pregunté cuál sería la carrera que estudiaría en la universidad, a lo que ella me respondió con mucha seguridad y responsabilidad que ella iba a ser clarinetista. Entonces entendí que eso cambiaba un poco las cosas, si esas eran sus aspiraciones yo tenía entonces que variar un poco el sistema con ella, no es que yo enseñe a unos de una manera y a otros de otra, lo que sucede es que si el estudiante tiene esta convicción entonces mi responsabilidad es mucho mayor, tengo que encenderle las alarmas para indicarle que la competencia es fuerte, que la preparación es mucho más dura y que de eso dependerá el resto de su vida, así que cuando ella me dejó claro que era por ahí que iba, entendí que había que buscarle una institución fuera del país en la que pudiera alcanzar la preparación que ella merecía, sobre todo para que pudiera cumplir con sus planes de vivir de la música, algo que por múltiples razones en todas partes del mundo es bastante difícil.

Yo le preparé un repertorio para que hiciera estudios en una universidad de alto nivel, grabamos un vídeo en el que la acompañó la excelente pianista María de Fátima Geraldes, enviamos esa aplicación a la Manhattan School y en 2001 se fue a estudiar con beca completa.

Allí en poco tiempo se convirtió en la más destacada, entonces le sugerí que había que buscar otra universidad donde las exigencias fueran aun mayores, entonces aplicó y fue admitida en SUNY Purchase College. Conservatory of Music, donde se graduó como Licenciada en interpretación (Cum Laude), con la profesora japonesa Ayako Oshima.  

En conclusión, Darleny terminó sus estudios, regresó, se ganó la plaza de segundo clarinete en la Orquesta Sinfónica Nacional, donde trabaja muy bien y es mi colega en el Conservatorio, es un regalo, es una fortuna tenerla a ella como colega, porque además es como si fuera mi hija mayor dominicana, mi amiga, mi equipo de trabajo. De hecho, en los festivales, sin ella yo no sería nada.

Un festival para los clarinetistas
AG: Clarinetísimo, que es el festival de clarinete que tú has fundado en Santo Domingo, ¿tiene como objetivo estimular a los jóvenes a que estudien ese instrumento o para que los estudiantes de ese instrumento tengan un lugar en el que demostrar sus habilidades cada año?

RM: En el año 1996 preparé el Ensamble Chalumeau con el objetivo de presentar conciertos con la clase de clarinete y promover el instrumento, tenía nueve estudiantes y el nivel técnico era endeble, pero mi interés era estimularlos. El objetivo más importante de la enseñanza de cualquier instrumento es que los estudiantes toquen frente al público, que los padres vean el resultado del trabajo y que el estudiante crezca como músico.

Pero aquello no podía ser solamente el ensamble, porque podía resultar poco atractivo, así que preparamos dúos, tríos, y diferentes conjuntos que al final terminaba por supuesto con el ensamble de todos.

Así las cosas, en el año 2009 se dieron las condiciones y con el apoyo del Conservatorio organizamos el Primer Festival Clarinetísimo. Ya había con quienes hacerlo, ya era necesario un espacio para que los estudiantes tocaran y se foguearan ante el público, para que tuvieran la oportunidad de asistir a clases magistrales, talleres y exposiciones.

Fue una experiencia extraordinaria para todos, que por suerte en un lustro ha trascendido. En este último contamos con la participación de un gran número de estudiantes y con la participación de renombrados maestros extranjeros.  

Las fuentes que surten el talento
AG: ¿Me dices que hay otros lugares en los que se estudia el clarinete en la República Dominicana además de los ya conocidos?

Manuel Galvá, Jaime Estepan, Andrés Vidal y Orquesta
Dominicana de Vientos
RM: Sí, hace algunos años comenzó en el colegio APEC un proyecto de música que tiene como eje una banda de la que yo soy el instructor de clarinete. Este proyecto, que dirige el profesor Andrés Vidal, también ha sido una cantera de músicos para el país.

También he podido ayudar a estudiantes que provienen del ensamble de Gualey, una banda que se formó en el Politécnico Parroquial Santa Ana, de Gualey y que ha tenido el apoyo de la ex Primera Dama, doña Margarita Cedeño. Ese grupo de muchachos también se ha convertido en una vía para acercar a los niños a la música, de tal modo que el estudiante Manuel Marmolejos, a quien tengo ahora en punta para graduar del Conservatorio Nacional de Música, proviene de ese proyecto.

Pero a pesar de estas iniciativas de las que yo he podido obtener frutos, existen muchos obstáculos que frenan el mejor desarrollo de estos niños. Por ejemplo, en la Escuela Elemental y en el Conservatorio es necesario invertir, porque ya los dos edificios están en muy mal estado, además los profesores no alcanzan, la población de estudiantes supera las capacidades actuales y esos niños se ven frustrados.

La otra fuente es Barahona. Hace algunos años llegó a trabajar a aquella zona u técnico colombiano que trajo a su familia. Tenía dos hijos y enseguida la madre buscó la manera de ponerlos en una escuela de música, pero como no había ella misma comenzó una banda infantil y al poco tiempo vino a la capital en busca de un profesor.

Aquellos dos niños inmediatamente comenzaron a tomar clases a pesar de que eran muy pequeños y aun las manos no les alcanzaban para cubrir las llaves del clarinete. Finalmente el tiempo pasó, los niños crecieron, la madre de los niños creó una academia de música en Barahona y yo por supuesto comencé a apoyar ese trabajo, así que por ahí las cosas fueron creciendo hasta que fue creada la Banda Sinfonías, que ha sido premiada en los encuentros nacionales que promueve FESTIBAND, que es la fundación que dirige el profesor Andrés Vidal, y que es en definitiva el evento más importante de bandas infantiles y juveniles que se hace en el país, y de donde han salido durante los últimos años la mayor cantidad de estudiantes de música. Finalmente, aquellos dos niños se convirtieron en jóvenes y en la actualidad son grandes clarinetistas con alto nivel profesional a los que gradué del Conservatorio. Estos jóvenes son Esteban y Carlos Martínez, la mamá de ellos, que es la Directora de la Academia Sinfonías de Barahona, es Claudia Martínez, y el padre, el técnico colombiano que trajo su familia al país, es Carlos Martínez. Continuará…


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viernes, 9 de agosto de 2013

CLARO, CLARINETE, CLARINETÍSIMO… el arte pudiera darte dinero, pero el dinero no te hará artista (2 de 4)

Entrevista con el Licenciado Roberto Medina, fundador de Clarinetísimo

Nuestro trabajo permitió que los estudios académicos del clarinete se estandarizaran, que adquirieran una continuidad metodológica desde el NE hasta el NM y que los estudiantes se graduaran del Conservatorio con la preparación adecuada para continuar estudios superiores o iniciar su vida profesional con un nivel aceptable.

Con la música a otra parte
Antonio G. Sotolongo: ¿Cómo y cuándo llegaste a Santo Domingo?

De Izq. a der. Randy de Luna, Juan Gabriel Olivares, Darleny
González y Roberto Medina
Roberto Medina: Nosotros teníamos el “Trío de Cañas Federico Smith”, que integraban además Javner Alampana en el fagot y Reinaldo Pérez en el oboe. Javner vino a Santo Domingo en 1990 y consiguió entusiasmar a algunas personas para que nos invitaran a tocar aquí. Eso coincidió con la visita que hizo a Cuba en 1991 el Maestro Rafael Villanueva, entonces director adjunto de la Sinfónica Nacional de la República Dominicana, con la intención de contratar músicos, y por esas casualidades se mezclaron las dos cosas y los integrantes del trío fuimos seleccionados para venir a tocar con la Sinfónica y dar clases en el Conservatorio.
Un nuevo comienzo
AGS: ¿Qué encontraste en Conservatorio Nacional de Música de Santo Domingo?

RM: Había que actualizar el programa de clarinete… a mi me dieron un folder con un documento escrito a maquinilla, muy antiguo, sumamente atrasado. El sistema de clases no se ajustaba a las competencias de la época, no quiero establecer juicios pero en realidad era otro mundo… algo muy distinto a lo que debió ser… así que en estos veintidós años de trabajo intenso he podido acercarme un poco a lo que debería ser porque en realidad partimos de cero.

Yo recuerdo, y esto lo entenderán perfectamente los músicos, que las escalas en los exámenes se tocaban leyendo el papel, algo muy lejano a lo que debe ser, porque las escalas son el centro de un sistema de ejercicios y así es en todos los instrumentos, y esto es por razones múltiples. Las escalas son el centro de ejercitación para resolver infinidad de problemas, sean de arcos en los instrumentos de cuerdas, de digitación, de sonido etc., por lo que es indispensable tocarlas de memoria.

Cuando comencé en el Conservatorio, en los exámenes se tocaban solamente las escalas mayores en una octava, la tríada de la tónica y las leían en la partitura, además los estudiantes tocaban sentados.

Así que nuestra gran batalla – aquí incluyo a Reinaldo Pérez quien comenzó a dar clases de oboe en condiciones muy similares-, fue conseguir que en los exámenes los estudiantes tocaran de pie, después que tocaran de memoria y finalmente que la escala fuera el centro de todo un sistema de ejercicios. Eso nos costó muchos debates y me imagino que no faltó alguien que comentara: “¡Y qué se piensan estos cubanos!”… pero es que teníamos que afrontar eso porque nuestro objetivo era esto que hoy se ve y por lo que tú me estás haciendo esta entrevista.

Nuestra gran aliada en estos cambios fue doña Floralba del Monte, y pienso que ella lo entendía bien porque en el piano las escalas se utilizan también como el centro de un sistema de ejercicios, además porque Floralba estudió en París y recorrió el mundo, así que ella sabía que estábamos cerca de la verdad. Ella lo entendió perfectamente porque ella participaba en todos los exámenes y podía ver y escuchar a todos los estudiantes.

Los primeros graduados en Santo Domingo
AG: De los primeros estudiantes de clarinete que tuviste en Santo Domingo ¿quiénes llegaron al final de los estudios y hoy son profesionales de la música?

RM: El primero que se graduó conmigo fue Jorge Félix Núñez Maldonado, y para darte el dato preciso te diré que he graduado en total once clarinetistas hasta el curso 2012-2013.

Pero bueno, para seguir en el orden cronológico debo ir al año 1993, porque entonces, cuando estaba preparando a Jorge Félix para su graduación, sucedió que al oboísta Reinaldo Pérez y a mi no nos renovaron el contrato en la Sinfónica, entonces el Director de Bellas Artes, que era Ricardo Bello, y doña Floralba nos propusieron abrir la línea de clarinete y oboe en la Escuela Elemental de Música Elila Mena. Entonces, ese hecho nos permitió comenzar a cambiar realmente la historia del clarinete y el oboe en el país.

La oportunidad de cambiar la historia
AG: Háblame ahora del programa de estudios para clarinete que tenía la Escuela Elemental.

RM: No tenía. Nosotros iniciamos el nivel elemental, anteriormente era piano el instrumento más popular en esa escuela, y después se fue nutriendo con otros profesores de otros instrumentos, pero en 1993 solamente había piano, violín, violonchelo y flauta. En clarinete yo fui el que inició las clases, porque desde que se inauguró la Escuela en 1947 nunca estuvo entre sus ofertas el clarinete. 

Nosotros hicimos los programas de estudio y fue la oportunidad para hacer que el programa de NE y el de NM tuvieran una relación de continuidad, y es por eso que hoy los que terminan el NE y continúan en el Conservatorio transitan sin dificultades técnicas.

Charles Neidich, Ayako Oshima y Enmanuel Pérez en una
Clase Magistral
AG: ¿Cuáles fueron las referencias técnicas y pedagógicas que tomaron para crear esos programas?

RM: Tengo obligatoriamente que mencionarte a Reinaldo Pérez porque fue con él con quien trabajé los programas de clarinete y oboe, porque ambos instrumentos están muy relacionados. Obviamente tomamos como referencia los programas de Cuba, que como es sabido toma referencias a su vez de los programas de todos los países de Europa del Este, pero también de Europa del Oeste por la larga tradición que el clarinete tiene en Cuba.

Yo chequeé programas alemanes, franceses, españoles, norteamericanos y viendo tantos programas me pude dar cuanta que el programa de Cuba es muy bueno, entre otras cosas porque han participado muchos pedagogos, de muchos lugares del mundo en su creación, y constantemente se está cambiando y actualizando.

En conclusión, para los primeros años de estudios del clarinete aquí no había nada, así que es mi responsabilidad y eso marcó la diferencia, porque comenzamos a preparar estudiantes seleccionados, de manera tal que fuera la cantera de ingreso a los estudios medios y eso me permitió preparar a jóvenes instrumentistas que, como Darleny González, han alcanzado un altísimo nivel técnico e interpretativo y que son en la actualidad el mejor producto de todo este esfuerzo.
Nuestro trabajo permitió que los estudios académicos del clarinete se estandarizaran, que adquirieran una continuidad metodológica desde el NE hasta el NM y que los estudiantes se graduaran del Conservatorio con la preparación adecuada para continuar estudios superiores o iniciar su vida profesional con un nivel aceptable.

Quiero mencionar que el profesor Armando Abreu fue mi colega como profesor en el Conservatorio y en él también yo tuve un gran apoyo. Él fue una persona bondadosa que me ayudó muchísimo, tenía mucha experiencia y aunque su formación era más empírica que académica me sirvió siempre de gran ayuda y logramos establecer una relación de trabajo muy sincera en la que yo escuchaba sus opiniones sobre mis estudiantes y él escuchaba las mía acerca de los suyos, así que cuando él se jubiló sus estudiantes pasaron para mi clase y quedé con once alumnos bajo mi responsabilidad. Continuará…




viernes, 2 de agosto de 2013

CLARO, CLARINETE, CLARINETÍSIMO… el arte pudiera darte dinero, pero el dinero no te hará artista (1 de 4)

Entrevista con el Licenciado Roberto Medina, fundador de Clarinetísimo


Del 18 al 22 de marzo de 2013 se realizó en Santo Domingo la quinta edición del festival Clarinetísimo, un evento que reunió a más de un centenar de clarinetistas nacionales y extranjeros en el Conservatorio Nacional de Música, con el propósito de participar en conciertos, talleres, clases magistrales, exposiciones y conferencias. La cantidad y la calidad de los intérpretes y ensambles que se presentaron en los conciertos fue realmente asombrosa, y el público lo agradeció con prolongados aplausos y los especialistas con infinitas felicitaciones y apretones de manos a los autores de tal acontecimiento.

El profesor Roberto Medina es el fundador de este festival, pero dice él que esta es la cosecha de una siembra que comenzó hace más de dos décadas, en la que han participado cientos de personas entusiastas, y en la que ha dejado casi media vida de trabajo. Para conocer al profesor Medina y entender como consiguió crear una obra de tal magnitud le hice la siguiente entrevista:

Primero lo primero
AG: Vamos a comenzar por el principio. ¿Cómo conociste el clarinete?

RM: Un día fueron a hacer pruebas de musicalidad a la primaria en la que yo estudiaba en mi ciudad natal, Matanzas, Cuba, y me presenté, saqué buena nota y entré en la Escuela Provincial de Arte (EPA). Al principio quería estudiar guitarra y batería como casi todos los niños, pero con mucha sabiduría, la entonces directora, me convenció para que estudiara violín, pero finalmente un buen día dejé el violín y comencé a estudiar clarinete.

AG: ¿Y qué pasó?

RM: Aquello sucedió, según puedo ver ahora, porque la EPA para nosotros era un paraíso del juego, y no le dedicábamos el tiempo suficiente a la música, aun no teníamos consciencia de dónde nos habíamos metido. Así se me acumularon muchos problemas técnicos en el violín y no pude superar los exámenes. Pero como ya tenía relativamente buena lectura y otras asignaturas avanzadas, me sugirieron que pasara a un instrumento de viento, pienso ahora que mis profesores entonces lo hicieron para ver si yo finalmente sentaba cabeza…

Y así conocí al profesor Juan Armas, acabado de graduar de la Escuela Nacional de Arte (ENA), muy joven, con melena, dinámico, lleno de nuevas ideas y me cayó muy bien el tipo. En ese primer encuentro Juan me preguntó si yo conocía el clarinete y por supuesto le dije que no… pero cuando comenzó a sonar quedé muy asombrado y desde entonces hasta hoy he sido clarinetista.

Estudié el Nivel Elemental (NE) con Juan, pero como andaban desfasados mis estudios de música con los de la enseñanza general, al terminar el décimo grado aun no terminaba el NE de clarinete, así que mi opción era seguir el onceno grado en el campo y por supuesto abandonar la música -porque en esa época no había ninguna escuela de ese nivel en la ciudad-; pero, sabiamente, alguien decidió presentarnos en la ENA y seguir nuestros estudios allá.

Mi primer profesor de clarinete en la ENA fue Javier Zalba, con quien hice en un año los dos que me faltaban del NE; después, continué el Nivel Medio (NM) con el maestro Jesús Rencurrel, con quien estuve durante los dos primeros años y finalmente los últimos dos tuve como profesor al maestro Vicente Monterrey.

AG: ¿Recuerdas el programa que tocaste en tu graduación de NM?

RM: Claro que sí, el recital fue el 24 de junio de 1981, en la Casa de Cultura de Plaza y toqué la Sonata para Clarinete Op. 167, de Camille Saint-Saëns; el Concertino para clarinete y pequeña orquesta, Op. 48, BV 276, de Ferruccio Busoni; Capricho para clarinete solo, de Heinrich Sutermeister; una versión que hizo Vicente Monterrey de Canción Triste, de Carlos Fariñas; y Seis sonatas a tres, de Carl Philipp Enmanuel Bach, en versión para clarinete, saxofón barítono y piano. En esta última obra que menciono el saxofón lo tocó mi entrañable amigo y brillante saxofonista Daniel Ayerbe.

Inmediatamente después del recital hice el examen para entrar en el Instituto Superior de Arte (ISA), aprobé y comencé en el curso de trabajadores, así que al mismo tiempo que hacía los estudios superiores iniciaba mi vida laboral como clarinetista.

La primera cosecha
AG: ¿Dónde comenzaste tu vida profesional?

RM: Comencé como segundo clarinetista de la Sinfónica de Matanzas y profesor de clarinete de la EPA.

AG: ¿Cuando tú llegaste a Matanzas qué te encontraste en la clase de clarinete?

RM: Matanzas gozó de la presencia del profesor Juan Armas, como ya te comenté, y de hecho yo pertenezco a un grupo de clarinetistas que es fruto de su trabajo, pero él se fue y decayó un poco la clase.

AG: ¿Y qué hiciste para mejorar las cosas?

Creo que aun sin proponérmelo tomé como guía el estilo de trabajo de Juan; entre otras cosas, por su disciplina, la regularidad, por su capacidad para trazar objetivos y de luchar por lograrlos, por su manera de exigir la disciplina, su capacidad para encontrar los problemas y resolverlos y establecer esa camaradería sin romper la distancia y sobre todo dar el ejemplo. Fue él quien me dijo que el arte pudiera darme dinero pero el dinero no me haría artista, y esa filosofía la he seguido toda mi vida.

AG: ¿De los estudiantes que terminaron contigo el NE en Matanzas, cuántos se graduaron en la ENA?

RM: Mario Luis Brene, quien vive en la actualidad Estados Unidos; Yosvani Quintero, quien vive actualmente en Suiza, y aunque terminó el NM en clarinete, hizo estudios superiores en composición; Félix Jesús Alonso, uno de los más destacados de su generación, un verdadero niño prodigio que ahora vive en Brasilia y que probablemente venga al próximo Clarinetísimo; Francisco Bacallao, quien vive en Miami; Alden Ortuño, extraordinario clarinetista que ha tocado ya en dos festivales Clarinetísimo y que es actualmente el Primer Clarinete de la Sinfónica Nacional de Cuba y tres de la última camada que comenzaron conmigo a dar clases, pero no los pude llevar hasta el final porque antes de que se acabara el curso 90-91 vine a trabajar a la República Dominicana. Uno de esos tres estudiantes es Héctor Eduardo Herrera, el actual profesor del Conservatorio de Matanzas. Continuará…

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