sábado, 14 de noviembre de 2020

BUEYES VOLANDO

Buscando perlas en periódicos viejos

Muchas son las frases en nuestro idioma castellano que se convierten en metáforas; sin embargo, casi todas, en principio, no lo fueron. Andando por ahí encontré esta perla publicada en un periódico de 1852 que explica la manera prosaica en que nació la metáfora que da título a esta nota, y dice así:

Bueyes volando. Más de una vez que por casualidad nos hemos hallado en el muelle a horas de trabajo hemos creído que ciertamente los bueyes que tiran de las carretas que conducen bocoyes de moscabado y otros volúmenes semejantes tenían cierta propensión a volar, pudiendo asegurar al menos que con bastante indignación los hemos visto en el aire suspendidos del pértigo a guisa de malhechores. La causa de esa suspensión es tan sencilla como inhumana y ainda mais denota el poco meollo que debe contener el cerebro de los individuos que entienden en la operación. Resulta pues que al bajar los bocoyes de moscabado, que frecuentemente pesan la friolera de unas ochenta arrobas, estando en vago la parte trasera de la cama de la carreta hace esta el oficio de palanca y de aquí al gravitar sobre esa parte el bocoy se eleven los bueyes suspendidos por el pértigo, y bramen y se torturen mientras acaso se ríen los que contemplan el triste papel que representan. En el campo y donde quiera que los que andan con carretas demuestran que abrigan sentimientos de humanidad respecto de los animales y que saben su oficio, colocan puntales o estacas en ambos extremos de la carreta y entonces sin temor de desnucar a los bueyes cargan o descargan volúmenes diez veces más pesados que un bocoy de moscabado.

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