El discurso en el que Evo anunció su renuncia a la presidencia, no fue una despedida, sino una declaración de guerra.
Las protestas del pueblo se expresó en las paredes |
A continuación publico los testimonios de un amigo que está en La Paz,
Bolivia, solo me pidió mantener el anonimato por causas atendibles. Entiendo
que su relato tienen un alto valor documental, sobre todo, porque aún en estos
momentos, las 00:25 del día 12 de noviembre de 2019, la mayoría de los medios
están dando noticias pasadas por agua.
Sí, estoy en Bolivia y estamos en vigilia
fuera de nuestras casas porque acaban de amenazarnos grupos organizados socialistas
diciéndonos que van a tomar las represas de agua y la estación de electricidad
que queda en la zona en que nosotros residimos. No ha sido fácil todo este
tiempo, todavía hay rumores de avasallamiento, atentados contra la humanidad y
la propiedad privada, pero estamos confiando en Dios para que salgamos
victoriosos de todo este problema. Ya han coordinado acciones, a solicitud de
la presidenta transitoria, para que la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas
protejan a la población de esos asedios de los socialistas, pero no es fácil el
despliegue para proteger todo el país. Seguimos en vigilia haciendo fogatas contra
el frío.
No estamos dentro de nuestras casas, sino en
vigilia en la calle porque juntos haremos que esos grupos no se atrevan a
allanar nuestras casas. Insisto: Que quede muy claro, en Bolivia no hay un
golpe de estado. La gente común y corriente salió a las calles indignada por
los atropellos del gobierno y el descarado fraude ya fehacientemente probado, a
defender la democracia de un narcotirano que pretendía eternizarse en el poder.
Estamos en vigilia en las esquinas de
nuestras casas, sin poder comer o beber algo, sin poder ir al baño, no hemos
dormido, amenazan con dinamita, granadas y armas de fuego que robaron de los
módulos policiales.
Cortaron el agua en algunos lugares,
incendiaron 32 autobuses de servicio público, otorgado por el Gobierno
municipal, valorado, cada uno en Sus. 120,000.000.
Estamos en vigilia a 10 grados de
temperatura. Entumeciéndonos, crujen nuestros huesos mientras nuestras lágrimas
son lo único que nos calienta el rostro.
La información que a ustedes les llega, no es
correcta y es escasa. Quien comenzó con el racismo fue Evo. Él indujo al
resentimiento y la prepotencia. Entró al gobierno en afán de venganza, hizo
fraude, manipuló su habilitación, por lo tanto es inconstitucional, entre otras
cosas. Corrupción. Represión. Uso de influencias. Caso Camc, caso Fondo
indígena, barcazas chinas, corrupción en Yacimientos y mucho más. Actualmente
estamos siendo víctimas de vandalismo y saqueos, desaparición de demócratas,
mujeres violadas, vejadas, encontraron bombas Molotov en el ministerio de
Cultura, francotiradores y mucho más.
Mi familia, mis amigos y conocidos en Bolivia
están atrincherados en sus casas porque turbas de criminales armados por el
gobierno de Evo Morales han salido a saquear, quemar y vandalizar la ciudad,
sembrando el caos y el miedo en la población.
Es increíble que haya quien le compre a Evo
Morales el cuento de que es la víctima de un golpe de estado cuando hay varios
muertos, heridos y hasta dos mujeres violadas por gente que ellos armaron para
contener las protestas, siguiendo métodos que ya se vieron en Venezuela.
Por eso, la policía y el ejército, que
estaban bajo el mando de Evo Morales, decidieron desacatar su autoridad y no
reprimir a su propio pueblo. Sino defenderlo. Evo había amenazado con cercar
ciudades y matar de hambre a quienes continuaran las protestas: «A ver si
aguantan» fueron sus palabras.
Quien apoye a Evo Morales a la distancia,
debe saber que defiende un gobierno que perdió toda legitimidad, una
narcotiranía, violenta, corrompida que estaba dispuesta a perpetuarse en el
gobierno a cualquier precio y que la gente común y corriente decidió hacerle
frente valientemente.
Para los fanáticos, cuando el pueblo no
piensa como ellos, dejan de ser pueblo y son «conspiradores del imperio». En
Bolivia no hay golpe de estado sino gente ejerciendo legítimamente su derecho a
defender democracia y el estado de derecho. Lo de Bolivia no es un golpe
militar sino una expresión del genuino hartazgo de la gente ante los atropellos
de un tirano. Los militares no tomarán el poder. Ante la renuncia, como dicta la
constitución, debe haber un gobierno interino que llame a nuevas elecciones ya
sin la participación de aquellos que perpetraron el fraude, que además deben
ser procesados.
Esto es lo que ha buscado la sociedad civil
en Bolivia y debe respetarse: Un regreso a la democracia que estaba secuestrada
por Evo Morales.
Mi pueblo me duele, mi pueblo llora, es
despojado.
Les pido apoyo en oración. Gracias por su
preocupación.
Saldremos adelante con la ayuda de Dios y el
esfuerzo de nuestras manos. Dios los bendiga mucho.
La descripción que hace mi amigo es justamente la jugada que pasó
también en Chile. Estos son ataques de grupos de acción y sabotaje, guerrillas
urbanas, ejecutivos, tropas de choque o como les denominen en la actualidad,
muy bien entrenados para derrocar a las oligarquías y al «imperialismo». A
estas alturas, es posible que estos terroristas que han tenido presencia en
Chile y Bolivia sean integrantes de las FARC, ELN o elementos reclutados en esos
países.
El
discurso en el que Evo anunció su
renuncia a la presidencia, no fue una despedida, sino una declaración de guerra,
un llamado a mantenerse en la lucha contra la «oligarquía» y una denuncia de
ataques a sus partidarios, cuando lo que está sucediendo en realidad es todo lo
contrario, son los comandos del MAS los que están atacando a los que se oponen
a Evo Morales. Es posible también que los mismos comandos que incendiaron 70
estaciones del metro en Chile se trasladaran al vecino país y en un gesto de
«internacionalismo proletario» estén ahora sembrando el terror en Bolivia.
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