Este pudiera ser el fin de la democracia en Chile por largo tiempo, esta vez a manos de una dictadura marxista que jamás convocará un plebiscito.
La revolución socialista está en marcha
Según la agencia EFE los daños sufridos por el Metro de Santiago superan los US$300 millones |
En
entrevista para la BBC, Sebastián Piñera volvió a calificar de
«estallido social» los sucesos que desde el pasado 18 de octubre han
estremecido a la República de Chile y se extendió en su autocrítica, mostrando
nuevamente su voluntad de distender la crisis; sin embargo, a estas alturas, el
mandatario ya debía haberse dado cuenta de que los ataques coordinados a los
que fue sometida la capital del país y otras importantes ciudades, es obra de
brigadas expertas, ha sido el ataque coordinado de núcleos urbanos de acción y
sabotaje que presumiblemente han dado los primeros golpes para arrasar con el
sistema.
Ninguna
propuesta, ni los ocho millones de chilenos que abandonaron la pobreza servirá
de nada, ninguna autocrítica será suficiente para quienes buscan deponerlo y
alcanzar el poder, ninguna concesión les hará aflojar el nudo a todos esos
grupos de la izquierda más combativa que han proliferado en Chile y que sin
dudas se han entrenado militar e ideológicamente convirtiéndose en soldados en
los que «el odio intransigente al enemigo imperialista les convirtió en una
efectiva, violenta, selectiva y fría máquina de matar», como recomendaba
Ernesto Guevara. No han sido juegos de niños las acciones terroristas que se
han cometido en Chile y que inexplicablemente el presidente Sebastián Piñera
culipandea al denunciarlos y presentar a los culpables de haber incendiado 78 estaciones del Metro de la capital chilena, provocando pérdidas calculadas enUS$300 millones.
Ya
desde la oposición lo han criticado, Heraldo Muñoz, presidente
del Partido por la Democracia (PPD), habló de la necesidad de una nueva
Constitución; y Ximena Rincón, senadora por el Partido Demócrata Cristiano
(PDC) entiende que el presidente debe seguir escuchando, pero estoy seguro que
pocos mencionarán que faltó inteligencia para detectar a tiempo a los
saboteadores y evitar sus acciones, o que, aun cuando les fue imposible
prevenir los actos de terrorismo, las fuerzas represivas debieron detenerlos con
rapidez y ponerlos a disposición de la justicia, procesarlos con la celeridad
que ameritan actos criminales como estos y a estas alturas tener pruebas contra
los culpables y así evitar el bochornoso espectáculo de un presidente
constitucional, recién elegido por la mayoría de los chilenos haciéndose cargo
de unas culpas que no le pertenecen.
Este
pudiera ser el fin de la democracia en Chile por largo tiempo, esta vez a manos
de una dictadura marxista que jamás convocará un plebiscito y que por el
contrario buscará confeccionar una Constitución en la que pueda perpetuarse en
el poder y establecer la «democracia de partido único».
Hotel incendiado en Chile durante las protestas de octubre |
Al
presidente de Chile, Sebastián Piñera, no le van a dar tregua los
revolucionarios y si no es capaz de utilizar el poder que aún le quede para someter
a la obediencia a los terroristas y a todos los grupos de acción y sabotaje que
sí le declararon la guerra, Sebastián Piñera, el presidente constitucional de
Chile será echado de la Moneda y los nuevos inquilinos llevarán hasta sus
últimas consecuencias la revolución socialista que ya está en marcha y borrarán
el ejemplo de lo que fuera hasta hace unas semanas una de las economías más
prósperas de América Latina. Ojalá que me equivoque.
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