Clásicos populares en discos increíbles (*)
«Celia Cruz, La Guarachera de Cuba», solista; Calixto Licea y Pedro Knigth, trompetas; Rogelio Martínez, voz y guitarra; Lino Frías, piano; Pablo Vázquez, contrabajo; Carlos Manuel Díaz Caito, voz y maracas; Ángel Alfonso Furias Yiyo, tumbadora; José Rosario Chávez Manteca, timbales. Grabado en los estudios CMQ. La Habana, 1950-1953. Recopilación de Tumbao Cuban Classics. TCD 91.
En la ciudad de Matanzas, Cuba, el 12 de enero de 1924 comenzó a dar sus primeros pasos una agrupación sonera que adquirió resonancia internacional. A iniciativa del músico Valentín Cané, surgió La Tuna Liberal, la que dos años después, con la entrada de Rogelio Martínez, se convirtió en la Estudiantina Sonora Matancera, y finalmente, en 1932, asumió el nombre de Sonora Matancera.
En los años que siguieron, voces de alto calibre actuaron al frente del conjunto. Daniel Santos, uno de los artistas más populares de América, contribuyó en gran medida a que la Sonora Matancera saltara a los primeros planos del mercado de la música bailable en todo el continente; Celio González, hizo de sus versiones de Vendaval sin rumbo y Total verdaderas piezas clásicas en el repertorio de La Sonora; y Alberto Beltrán, dejó en la memoria musical americana su inmortal interpretación del merengue de Héctor Díaz y Medardo Guzmán, El negrito del batey. Fueron estos algunos de los artistas que hicieron historia al frente del mítico conjunto, y fue a ese encumbrado puesto al que llegó Celia Cruz para unirse a la larga lista de imprescindibles de la música cubana.
Su inicio en la discografía de esa época legendaria se produjo el 15 de diciembre de 1950, fecha en la que Celia grabó la Guaracha Cao cao, maní picao, de Carbó Menéndez, que aparece en el corte número uno de este disco increíble del sello Tumbao Cuban Classics. Es a partir de ese momento, y de la gran popularidad que llegó a adquirir su versión, que Celia Cruz se impone con la Sonora Matancera, e inicia una carrera que dura ya más de medio siglo.
En este disco increíble, Celia Cruz, aparece con veinte piezas, la mayoría de las cuales son guarachas, un género que había aparecido en Cuba en los primeros años del siglo XIX como una forma alegre de canción en la que los textos giraban por lo general en torno a sucesos jocosos. Ese estilo de canción que utilizó la célula de la habanera o el ritmo de tango comenzó a sustituir las tiranas, las seguidillas, boleras etc. que en el teatro vernáculo se cantaban en los entreactos. La Guaracha siguió su curso, se apartó del ámbito teatral y en la primera mitad del siglo XX se convirtió en uno de los géneros más populares de la música bailable cubana.
Celia Cruz, desde los inicios mismos de su rutilante vida profesional, fue una de las figuras que con más éxito interpretó las guarachas, y es este disco increíble, un documento muy elocuente. En estas guarachas Celia Cruz hace gala de su potente y afinada voz, de su rebosante Salsa cubana, de su manera pícara de decir los textos, y de su fluidez en las improvisaciones. Esta recopilación contiene una veintena de argumentos que confirman que Celia Cruz es La Guarachera de Cuba. (Santo Domingo, [A]hora 26 feb. 2001) (Revisado para El Tren de Yaguaramas 2da. Época 17 nov. 2024)
(*) Clásicos Populares en Discos Increíbles fue el título de la columna en la que publiqué las reseñas de algunos de los discos que Mateo San Martín vendía en su tienda Incredible CD´s de la calle El Conde, en Santo Domingo. Gracias a su generosidad, pude descubrir y obtener decenas de discos con la música que la tiranía castrista desterró y nunca más se volvió a comercializar en Cuba.
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