Mis padres, con los juguetes que los Reyes Magos me dejaban debajo de la cama, me hacían una fiesta durante todo el día, y una buena parte de esa fiesta la ocupaba mi madre en hacerme fotos con su propia cámara fotográfica, «de cajón», o contratando los servicios de un fotógrafo profesional.
Aguada de Pasajeros, Cuba, enero de 1957. Foto Orestes. |
Los magos de Oriente, según el
evangelio de san Mateo, fueron tres sabios peregrinos que siguieron una
estrella hasta Belén, en Judea, para regalarle oro, incienso y mirra al recién
nacido Jesús. La tradición convirtió en
reyes a los magos de Oriente y sus nombres aparecieron por primera vez en una
iglesia del siglo VI en Ravena, Italia.
Durante los últimos cinco siglos, es
decir, desde el momento mismo de la colonización, comenzó a trasladarse a
América la costumbre de recibir la visita de los reyes magos, la que se celebra
el 6 de enero en las Iglesias anglicana, ortodoxa y católica.
En Cuba,
como en todos los países de habla hispana, la costumbre era esperar a los tres
Reyes Magos: Melchor, Gaspar y Baltasar, durante la noche del 5 al 6 de enero,
y en la mañana, debajo de la cama o en el arbolito de navidad aparecían los
regalos que ellos habían dejado, pero hoy esa costumbre está congelada, se
quedó en una cápsula desde que en la década del sesenta el 6 de enero dejó de
ser un día feriado y los juguetes entraron en la lista de los artículos
deficitarios y pasaron; primero, a ser «repartidos» mediante una libreta de
racionamiento -en colas interminables, imposible de ocultar a los ojos curiosos
de los niños que muy rápido comprendieron que no podían vivir de «ilusiones» y
comenzaron ellos también a ayudar a sus padres en la épica misión de obtener
los juguetes asignados-; que en los últimos tiempos, se trasladaron al mercado en
«moneda convertible», mucho más prohibitivo que el mercado existente antes de
1959.
Aguada de Pasajeros, Cuba, 6 de enero de 1958 |
Durante el siglo XX los
cabildos fueron desapareciendo pero no el fundamento religioso que los mantenía
unidos y de donde surgieron en el siglo XIX las diferentes manifestaciones
religiosas que hoy existen en Cuba: La Regla de Ocha o Santería, Las Reglas de
Palo Monte, la Regla practicada por los Arará, y la Sociedad Secreta Abakuá.
Aguada de Pasajeros, Cuba, enero de 1959. Estudio Cruz. |
En un artículo titulado «El
Día de Reyes», publicado en la revista La Habana Elegante el 9 de enero de
1887, el escritor Ramón Meza describió así aquella fiesta: «Luego salían del
Palacio para dejar espacio a otros e iban desfilando, en perfecto orden, los
congos y lucumíes con sus grandes sombreros de plumas, camisetas de rayas
azules y pantalón de percal rojo; los ararás con sus mejillas llenas de
cicatrices de cortaduras y de hierro candente, repletos de caracoles, colmillos
de perro y de caimán, cuentas de hueso y de vidrio ensartadas y sus bailadores
metidos hasta la cintura en un gran rollete formado con un aro cubierto de
fibras vegetales; los mandingas, muy lujosos con sus anchos pantalones,
chaquetillas cortas y turbantes de género de seda azul o rosa, y bordeados de
marabú; y tantos otros, en fin, de nombre enrevesado y caprichosos trajes que
no estaban hechos enteramente al estilo de los de África, sino reformados o
modificados por la industria civilizada. En los barrios extremos y calles menos
concurridas, campaban por sus respetos los ñáñigos cubiertos de un capuchón de
burdo género, algo parecido al de los sayones del Santo Oficio... Las demás
tribus llamaban la atención por lo pintoresco y exótico de sus cantos, trajes y
bailes...».
Desde hace más de medio siglo el
castrismo repudia con firmeza cualquier celebración pública del Día de Reyes y
creó por decreto el día del niño, en una fecha de
julio que nunca consiguió arraigo en la ciudadanía, pero del Día de Reyes aún
quedan los recuerdos y las fotos.
Así como el Vesubio sepultó las ciudades de Pompeya y
Herculano, la llamada «revolución» cubrió con un manto de lava esa y muchas otras
tradiciones y costumbres, y aunque entiendo que los daños han sido
irreversibles, algún día, como resurgieron de entre las piedras volcánicas las
maravillas que sepultó el Vesubio, renacerán en Cuba los hábitos, las
tradiciones y las costumbres que distinguieron a los cubanos y formaron parte
siempre de una marca, de una nacionalidad.
Hola coterráneo. Ha sido un placer leer tu artículo, me gustó mucho. También tuve la dicha de tener, gracias a mis padres, la hermosa ilusión de los Reyes Magos, cuánta emoción sentía el día 6 en la mañana cuando despertaba y encontraba frente a mi cama todos los juguetes que hacían feliz mi infancia. Siento mucha pena por los niños cubanos que no pueden atesorar esos mágicos e inolvidables momentos. Gracias a Dios mis nietos viven en libertad y, aunque la tradición acá es Santa, también disfrutan de una hermosa ilusión. Mis respetos y saludos para ti. Teresita Mederos Mira.
ResponderEliminarGracias, me da mucho gusto su comentario.
EliminarTambién disfruté el artículo. Nací en el 71, así que me perdí esa época de Cuba. En mi infancia todo lo referente a religión fue tabú. Si me preguntas ahora, aunque no sea religioso, daría mi voto por la fantasía, las tradiciones y la libre elección de credo.
ResponderEliminarAsí es Garcell, cultivar la fantasía hace la vida más grata.
EliminarMuy buen articulo, refrescante y a la vez muy documentado. Yo que naci en el 63 tambien tuve Reyes pero solo porque mis padres se afanaban en mantener esa costumbre. Y recuerdo que todos los anos recibia el mismo muneco que yo ya tenia pero vestido con un traje nuevo Mis tias me lo vestian sin yo saberlo, claro. Lo demas era a escondidas de mi, las enormes colas del juguete basico y los dos adicionales. Ese gobierno acabo con nuestras vidas
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