La “reconciliación” de la que nos hablan pretende todo lo
contrario, pretende que nos confrontemos entre cubanos, que las víctimas se
conviertan en aliados de los victimarios, y las cualidades, las cantidades y la
legitimidad de la oposición interna sean sepultadas.
La palabra “reconciliación” se ha puesto de moda durante esta última campaña de la dictadura, y algunos de sus aliados; entre ellos, Mariela Castro, Eusebio Leal y el cardenal Jaime Ortega, la enarbolan por
los cuatro puntos cardinales, mientras el régimen aumenta la represión contra la
oposición interna, le conculca el derecho al diálogo y la sustituye por unos interlocutores,
internos y externos, creados a su imagen y semejanza.
Las barreras nunca han
estado entre cubanos, sino entre los cubanos y la dictadura. Todos los cubanos
hemos tenido siempre la buena voluntad de ser cubanos, ha sido la dictadura
quien nos ha impuesto, de mala voluntad, el tener que convertirnos en cubano-americanos,
en cubano-chinos, en cubano-rusos, en cubano-dominicanos y así hasta completar
más de un centenar de nacionalidades, las que hemos tenido que adoptar por
malicia expresa del castrismo.
Fue la dictadura la que
construyó a lo largo de más de medio siglo esas contradicciones, esos muros. La
dictadura sembró las tempestades, la clase política dominante es la victimaria
y los cubanos las víctimas.
En su arte de confundir,
los ideólogos del castrismo y sus usufructuarios o aspirantes a usufructuarios
onerosos, ponen de moda palabras que encierran conceptos equivocados y las
repiten con la intención de legitimarlas. Tal cual neolengua orwelliana esas
palabras encierran todo lo contrario de lo que aparentemente quieren expresar.
En este caso, la “reconciliación” de la que nos hablan pretende todo lo
contrario, pretende que nos confrontemos entre cubanos, que las víctimas se
conviertan en aliados de los victimarios, y que las cualidades, las cantidades y
la legitimidad de la oposición interna sean sepultadas.
Y por solo citar cuatro
ejemplares de la neolengua castrista, dígame si el concepto no es todo lo
contrario de lo que significan las palabras con las que el Hermano Mayor trató
de confundir a los cubanos, y legitimar su inocencia en el desastre: “Período
de rectificación de errores y tendencias negativas”, “Período especial en
tiempo de paz”, “Libreta de abastecimiento”, y “Cubadebate”. Del mismo modo,
ahora, cuando la caña se le puso a tres trozos, nos tira la “reconciliación”…
pero los cubanos estamos ya muy creciditos, así que… a otro perro con ese
hueso.
PE.: Pero tampoco olvidar
que la palabra "reconciliar", según el Diccionario de la lengua
española, indica en su sexta acepción lo siguiente: Rel. Confesarse,
especialmente de manera breve o de culpas ligeras. Así que, por esta vez, si
nos lanzamos por algunos retruécanos, damos por fin con el verdadero
significado de la palabra "reconciliación" en el contexto de
esta última campaña castrista. Quieren intercambiar nuestra inocencia por sus
culpas.
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