sábado, 3 de diciembre de 2022

OSCAR RODRÍGUEZ CALVO: El contrabajo, entre el sinfonismo y el jazz

Contrabajistas cubanos por el mundo

No hay perdón para el que abandona el estudio técnico, porque es nuestro cimiento, no se hace música con la técnica, pero ayuda a que todo sea más fácil y suene mejor.

@Oscar Rodríguez

El contrabajista Oscar Rodríguez Calvo (1969) integró en Cuba la Orquesta Sinfónica de Matanzas, y en España la Filarmónica de Gran Canaria y la Orquesta Sinfónica de Tenerife; se ha presentado con agrupaciones de primer cartel en numerosos festivales de Jazz, ha participado en la grabación de varios discos, y es en la actualidad profesor de contrabajo en el Conservatorio Profesional de Música de Vigo (España). Su carrera ha sido intensa y muy movida entre el sinfonismo, las clases de contrabajo y el Jazz. He tenido la oportunidad de conversar con él y esto es lo que me ha contado de su carrera como profesor, músico sinfónico y jazzista:

El día que me llevaron a conocer el contrabajo

¿Mis primeros recuerdos con la música?, pues están asociados con mi abuela paterna, Esperanza, ella tocaba algo el piano, y la primera vez que la vi tocar me impresionó mucho. Recuerdo con mucha claridad, que el primer día que me llevaron a la guardería yo no me quería quedar y lloraba mucho, entonces ella se sentó a un piano que había en el salón y tocó. Aquello me causó una gran impresión y dejé de llorar... hoy creo que fue por el piano, que era la primera vez que lo veía «en persona», pero sobre todo por ver que mi abuela podía sacar música de él. También recuerdo que en casa ella me cantaba nanas para que me durmiera... y también tengo recuerdos con la música a través de mi padrastro que era trombonista de la banda de conciertos de Matanzas. Él me llevaba a los ensayos de la banda y allí me lo pasaba toqueteando todos los instrumentos, y además escuchaba los ensayos y me llevaban a casi todos los conciertos los fines de semana... fue una época bonita.

¿Y el contrabajo? Pues, como muchos contrabajistas (o casi todos puedo decir por la experiencia de las pruebas de conservatorio), no fue mi primera opción... Mi padrastro parece que vio en mí algo de musicalidad y me llevó a la Escuela Vocacional de Arte donde por decisión suya y de mi madre iba destinado a tocar la trompa, porque era el instrumento que a él siempre le gustó tocar, pero entonces no había profesor y solo quedaban plazas para contrabajo... y como yo nunca había visto un contrabajo delante de mí, mi padrastro me llevó a la casa del maestro Giraldo «Pucho» Domecq Prats, un contrabajista retirado que él conocía, quien había sido fundador de la sinfónica de Matanzas... «Pucho» tenía un contrabajo ¾, que ante mis ojos de niño parecía enorme... fue esa la primera vez que intenté tocar un contrabajo y sentí que no pesaba tanto como aparentaba por su tamaño. Ja, si Aureliano recordó muchos años después el día en que su padre lo llevó a conocer el hielo, yo, en circunstancias muy distintas, recordaré por siempre el día en que me llevaron a conocer el contrabajo... Ja.

Esto fue en 1980, cuando yo tenía 11 años, entonces vinieron las clases con el maestro Ricardo «Papito» Fernández Mora, quien se había graduado de Profesor de Contrabajo en el curso 74-75 en la Escuela Nacional de Arte (ENA), con el maestro Orestes Urfé. Con «Papito» terminé en 1984 el nivel elemental y me fui a La Habana, donde matriculé en la clase del maestro Manuel Valdés Argudín, entonces profesor de contrabajo en la ENA, quien había estudiado en el Conservatorio Amadeo Roldán de La Habana con el profesor búlgaro Ángel Nenov y se había graduado con honores del Conservatorio Chaikovski de Moscú en la clase del profesor ruso Evgeny Kolosov. Con Manuel terminé en 1988 el nivel medio profesional, como se denominaba entonces en Cuba ese grado académico que me daba la titulación idónea para poder trabajar como músico y profesor de música... y me designaron para hacer el servicio social en la provincia de Sancti Spíritus, donde comenzó mi vida profesional como profesor de contrabajo...

El Jazz y la Academia

¿Y el jazz y la música popular? Pues comencé a tocar música popular de manera profesional justo cuando comencé a trabajar como profesor de contrabajo en 1988, cuando me ubicaron a trabajar en Sancti Spiritu... por la cercanía... a unas 47 millas... estuve tocando con un grupo de Latin jazz en la ciudad de Santa Clara, y después, cuando comencé a tocar con la Orquesta Sinfónica de Matanzas, alternaba con formaciones pequeñas de Jazz de aquella ciudad hasta que me fui a La Habana definitivamente por el año 1990 o 91.

En la capital cubana comencé tocando con el trovador Frank Delgado, más tarde con el cuarteto de Jazz Fusión 4 y posteriormente formé parte del grupo de Orlando Valle y Otra Visión, que fue el último grupo con el que trabajé en Cuba antes de venir a vivir a España. ¿Y, cómo fue? pues por amor... me pasó como a Machín... en 1997 me vine a residir a España (Galicia) donde realicé varios trabajos como músico en orquestas de verbena, bandas de Jazz y formaciones clásicas variadas. Posteriormente, en el 2001, nos fuimos a residir en Canarias, donde trabajé y estudié... sí, aquí tuve que terminar mis estudios, porque los interrumpí en La Habana para mudarme a España, así que debí cursar algunas asignaturas que no aparecían en el pensum de allá y no podía convalidar... hice una parte en el Instituto Superior de Arte de La Habana y otra la cursé en el Conservatorio Superior de Música de Gran Canaria... y no te dije que en el ISA mi profesor de contrabajo volvió a ser el maestro Valdés, quien me había graduado de nivel medio en la ENA. Eso fue una gran suerte...

Cosas del destino para las que estaba preparado

¿En Canarias? Pues sí, allí toqué en dos orquestas, en la Filarmónica de Gran Canaria y en la Orquesta Sinfónica de Tenerife. Llegué a las Islas porque a mi esposa la habían destinado a trabajar allí, y tuve la suerte de que entonces, en el Auditorio Alfredo Kraus, donde radica la Filarmónica, habían ofertado una plaza de refuerzo oficial y nos presentamos tres contrabajistas a la audición y gané la plaza.... también estuve ocasionalmente en la Orquesta de Tenerife como refuerzo en algunos conciertos en los que solicitaban mi trabajo.

¿El regreso a la Península? Pues otra vez mi esposa y yo tuvimos oportunidades de trabajo... fui llamado como profesor en el Conservatorio Profesional de Música Xoán Montes, en Lugo (Galicia)... también por esos años trabajé en el Conservatorio Profesional de Música de Segovia...  

¿Y en Vigo? Pues en el año 2007, aprobé la oposición al cuerpo de profesor de Contrabajo de la Xunta de Galicia y en la actualidad, tengo la plaza en el Conservatorio Profesional de Vigo. Como sabes, para obtener la plaza hay que aprobar unos exámenes en los que básicamente hay que demostrar las cualidades pedagógicas y como instrumentista... son pruebas bien difíciles, porque siempre son muy pocas plazas y muchos quienes optan por ellas... y ¿cuántos alumnos tengo? Pues en la actualidad tengo catorce estudiantes, entre grado elemental y medio, aunque con esto de la pandemia ha bajado mucho la matricula... también doy clases de música de cámara, conjunto y orquesta... Y sí, ya he titulado con Grado Profesional, a 9 estudiantes.

Te cuento, la enseñanza aquí se divide en Grado Elemental (GE) y Grado Profesional (GP), por lo que en este curso 2021-2022 tengo cuatro alumnos de GE: tres de 2º y una niña de 4º; y 7 alumnos de GP: dos de 1º, dos de 3º, dos de 5º y uno de 6º. Como es de suponer, los cursos más importantes acá son los de 4º (GE) y 6º (GP), porque son los que terminan cada uno de los dos ciclos, así que los de 4º (GE) se preparan para el pase de grado y los de 6º (GP) para el superior.

La escuela rusa y la alemana

Acá la metodología que utilizo es la que me enseñó mi maestro Manuel Valdés, la escuela rusa del arco francés con el método de Evgeny Kolosov, a lo que yo le sumé el estudio del agarre del arco alemán al estilo de Ludwig Streicher, el cual aprendí solo, leyendo y mirando videos, y practicando mucho, me acordé mucho de lo que me decía Manolo cuando estudiaba con él, que el principio técnico era el mismo, solo era un cambio de agarre y muchas cuerdas al aire, escalas y arpegios, de ahí que enseño los dos tipos de agarres, el francés (escuela rusa de Manuel-Kolosov) y el alemán (escuela de Streicher) y claro está, utilizo los dos agarres según con quien y lo que toque, aunque reconozco que soy más de la escuela francesa cuando el pasaje se pone difícil.

¿Y cómo los preparo para los exámenes, obras, estudios, métodos?, pues esa es una pregunta que me hace gracia, porque tiene una respuesta muy amplia, porque como sabes cada estudiante es un mundo y para enseñarles algo en concreto hay que decírselo de veinte formas distintas, en función del alumno con el que trabajas y el curso. Yo tengo desde primero de elemental hasta sexto de profesional, y lo primero siempre es el estudio técnico, eso tiene que ser y estar constantemente, no hay perdón para el que abandona el estudio técnico, porque  es nuestro cimiento, no se hace música con la técnica, pero ayuda a que todo sea más fácil y suene mejor, por lo que trabajo ciclos de escalas, arpegios, golpes de arcos, ejercicios de fortalecimiento de ambas manos para un buen agarre del arco, colocación de la mano izquierda y posición del cuerpo, sea sentado o de pie, según el nivel del estudiante y para ello utilizo obras grandes o pequeñas, y estudios muy diversos porque todos aportan algo en función de lo que quiera lograr con los estudiantes, pero sobre todo, elijo que tengan una buena edición, que sean lo más claro posible, porque el estudio de la técnica es muy pesado y, hasta que los estudiantes no entiendan su importancia hay un largo camino... creo que eso se llega a entender en la vida profesional...   

¿Los planes para este año? Bueno, eso es complicado, porque aún se sienten los efectos de la pandemia y continúa la incertidumbre, pero entre las fechas más próximas que ya tengo confirmadas están el día 28 de abril con Alfonso Medela Trío y el 30 con el Carlos Segovia Trío. Así que estás invitado.

Discografía:

-          Vatapá volumen 1

-          Vatapá volumen 2

-          Identity - Nardy Castellini

-          Alfredo Rodríguez y los Acerekó

-          Ritmo – Compañía de flamenco de María Serrano

-          Havana Calling – Orlando “Maraca” Valle y Otra visión

-          Vi-Gop Quartet- Live!

-          Quinteto Cimarrón-20 Cuerdas

-          Aires Tropicales- (Quinteto Cimarrón y Paquito D´Rivera)

-          Na Lingua que eu falo- Naja Shami

-          Havana Flute Summit- Jane Bunnett y Orlando “Maraca” Valle

-          Espirales – Sergio De Miguel

 Esta serie consta de cuatro entrevistas que se pueden leer en:

Manuel Valdés Argudín: La Escuela Búlgara y la Rusa para el Contrabajo

Luis Cojal: Paisajes sonoros del alma

Carola Lozano: «La profesión y la familia son para siempre» 

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miércoles, 14 de septiembre de 2022

CINCUENTA AÑOS TOCANDO MÚSICA SINFÓNICA

Hoy como ayer

Alameda de Paula. @DP

Yo recordaba que había sido en el Amadeo Roldán y con la Orquesta Popular de Conciertos dirigida por Alfredo Diez Nieto, pero el año no lo tenía muy claro, sabía que había sido en los primeros 70´s porque entonces yo vivía en la calle Santa Clara 3, frente a la lanchita de Regla, y, atravesando la Alameda, llegaba enseguida a la antigua Iglesia de Paula, en la Habana Vieja, que era donde ensayábamos.

Pero los recuerdos borrosos se aclaran con algunos documentos que van apareciendo cuando se busca, y esta mañana me he topado con un artículo en el que se dice que aquella presentación de la Orquesta Popular de Conciertos en el Amadeo, dirigida por el maestro Alfredo Diez Nieto, fue en el año 1972, así que para mi propio asombro, y mientras no se demuestre lo contrario, estoy cumpliendo, nada más y nada menos que 50 años tocando música sinfónica.

Por supuesto que esto no me sucedió por casualidad, sino porque estuve en el lugar y el momento preciso. Entonces yo estudiaba contrabajo con Andrés Escalona y Armonía con Alfredo Diez Nieto en la Escuela Nacional de Arte, así que, con ese afán integrador y pedagógico que siempre acompañó a Diez Nieto, él me invitó a tocar en su orquesta, la que ensayaba, muy ventajosamente para mí, a unas pocas cuadras de mi casa. Entonces yo tenía 18 años y era estudiante de segundo año de nivel elemental de contrabajo.

Allí, en los ensayos que se hacían en la Iglesia de Paula, tuve la oportunidad de conocer, entre muchas glorias de la música cubana, al maravilloso Arcaño; a Rafel Lay, quien era el concertino; a Richard Egues, quien tocaba la primera flauta asistido por el maestro Portela; a Angelita, la oboísta de la orquesta de la Radio y la Televisión; a Pedroso, el percusionista del Teatro Musical de La Habana, quien también tocaba el contrabajo; y a Francisco Pachi Valdés, quien sería, muchos años después, mi compañero de atril en la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba.

Y en aquel concierto se interpretó Los Diablitos, una obra excelente y muy interesante del maestro Diez Nieto, un concierto para oboe que interpretó Angelita, la oboísta del ICRT, y sobre todo recuerdo que allí estuvieron mis padres aplaudiéndome, y hasta ahí, no recuerdo más, pero muy probablemente, el programa de ese concierto, el primero que hacía esa Orquesta en el Teatro Amado Roldán, se conserve en algún lugar, y otros, interesados en documentar el ayer de hoy, puedan completar la información, por ahora, me da gusto recordar que aquel fue el principio del resto de mi vida, en la que hasta la noche de anoche, tuve el placer de enfrentarme una vez más a un director y a un repertorio sinfónico. Hoy como ayer, y después de medio siglo, lo sigo haciendo.

Santo Domingo, 1 sep. 2022

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sábado, 23 de julio de 2022

LOS HÉROES Y MÁRTIRES TRAICIONADOS

El 26 de julio de 1953 un grupo de civiles cubanos intentó tomar por la fuerza de las armas los cuarteles militares José Guillermo Moncada en la ciudad de Santiago de Cuba y Carlos Manuel de Céspedes en Bayamo, con la intención de derrocar el régimen que a partir del 10 de marzo de 1952 Fulgencio Batista había instaurado mediante un golpe de estado militar incruento. Este artículo trata de los objetivos que perseguían aquellos cubanos y de cómo fueron traicionados.

La subversión castrista de los valores éticos en la historia cubana durante la segunda mitad del siglo XX fue tan profunda, que comenzó por el lenguaje y terminó por descuartizar el pensamiento. Así que cuando el líder supremo de la rebelión popular de 1959 se declaró comunista, la dialéctica, proclamada en los manuales de filosofía marxista, se dio de bruces contra el dogma, una palabra que la negaba.

Entonces los «revisionistas», que no son otros que individuos obstinados por perseguir la mutante e inalcanzable verdad, quienes ni más ni menos creen medularmente en la dialéctica, se convirtieron en «contrarrevolucionarios». Fueron los perseguidos por reconocer antes que muchos otros que las acciones se iban separando de las promesas, que el máximo líder se estaba convirtiendo en el próximo dictador cubano, que estaba traicionando todos los ideales por los cuales se le había unido casi en su totalidad el pueblo cubano, y estaba condenando por traidores a quienes en realidad estaban siendo traicionados.

Para recordar las ideas que llevaron en la mente muchos de los que emprendieron la lucha armada contra la dictadura de Fulgencio Batista existen muchos documentos, pero el más divulgado durante el último medio siglo es «La Historia me absolverá». En ella se enuncian «cinco leyes revolucionarias que serían proclamadas inmediatamente después de tomar el Cuartel Moncada y divulgadas por radio a la Nación», y que estimularon a la gran mayoría de los cubanos a unirse a aquel movimiento contra la dictadura:

«La primera ley revolucionaria devolvía al pueblo la soberanía y proclamaba la Constitución de 1940 como la verdadera Ley suprema del Estado»[1]. Y de esta se desprendían las otras cuatro.

La segunda prometía aplicar la reforma agraria establecida por la constitución del 40, concediendo «la propiedad inembargable e intransferible de la tierra a todos los colonos, sub-colonos, arrendatarios, aparceros y precaristas»[2].

La tercera «otorgaba a los obreros y empleados el derecho a participar del 30 por ciento de las utilidades en todas las grandes empresas industriales, mercantiles, incluyendo centrales azucareros»[3].

La cuarta «concedía a todos los colonos el derecho a participar del cincuenta por ciento del rendimiento de la caña y cuota mínima de cuarenta mil arrobas a todos los pequeños colonos que llevasen tres años o más de establecidos»[4].

Y la quinta «ordenaba la confiscación de todos los bienes a todos los malversadores […] mediante tribunales especiales con facultades plenas de acceso a todas las fuentes de investigación»[5].

Ninguna de estas cinco leyes fue puesta en vigor a partir de enero de 1959. La constitución de 1940 continuó siendo un celaje en el ámbito legal cubano, la Reforma Agraria y la expropiación de bienes malversados fueron un pretexto para expoliarlo todo -sin jueces ni tribunales, arrebatándole violentamente a sus propietarios los grandes, medianos o pequeños negocios, nacionales o extranjeros-, en favor del gobierno de facto, una excusa para abolir la propiedad privada. Desde los propietarios grandes como Julio Lobo, Goar Mestre o Crusellas hasta los más modestos como Felino el zapatero de Aguada de Pasajeros lo perdieron todo a pesar de haber comprado decenas de bonos para financiar al Movimiento 26 de julio.

En La Historia me absolverá Fidel Castro anunció la estrategia que emplearía para la industrialización del país: procedería primero a «limpiar las instituciones de funcionarios venales y corrompidos», movilizaría «todo el capital inactivo» del «Banco Nacional y del Banco de Fomento Agrario e Industrial», y encomendaría tan magna tarea a «técnicos y hombres de absoluta competencia, ajenos por completo a los manejos de la política»[6].

El problema agrario lo resolvería primero: «estableciendo como ordena la Constitución un máximo de extensión para cada tipo de empresa agrícola y adquiriendo el exceso por la vía de expropiación, reivindicando las tierras usurpadas al Estado»[7].

El problema de la vivienda lo resolvería

rebajando resueltamente el cincuenta por ciento de los alquileres, eximiendo de toda contribución a las casas habitadas por sus propios dueños, triplicando los impuestos sobre las casas alquiladas, demoliendo las infernales cuarterías para levantar en su lugar edificios modernos de muchas plantas y financiando la construcción de viviendas en toda la isla en escala nunca vista[8].

Asegura que «Con estas tres iniciativas y reformas el problema del desempleo desaparecería automáticamente y la profilaxis y la lucha contra las enfermedades sería tarea mucho más fácil»[9].

Y finalmente promete que «un gobierno revolucionario procedería a la reforma integral de nuestra enseñanza, […] para preparar debidamente a las generaciones que están llamadas a vivir en una patria feliz»[10]. En una Nación en la que «se dejen de comprar tanques, bombarderos y cañones»[11].

Cuando le llegó el momento, Castro nombró a Ernesto Guevara, alias El Che -un hombre de absoluta incompetencia y comprometido con la ideología castrista más que con las leyes económicas-, como Presidente del Banco Nacional de Cuba, y poco después cambió la Moneda, hechos que mancillaron el devenir de las finanzas cubanas hasta hoy, cuando somos uno de los pocos países del mundo que ostenta la indigencia de no poseer una verdadera Moneda Nacional.

No es difícil descubrir, revisando estos documentos hoy que es el futuro de entonces, que los ideales por los que cientos de cubanos se involucraron en la rebelión contra la dictadura de 1952 fueron traicionados y las promesas se estrellaron contra las trágicas acciones de una nueva dictadura que se instauró el día 1 de enero de 1959.

Los mercados cubanos hoy dan vergüenza por su pobreza, cuando «deberían estar abarrotados de productos; las despensas de las casas deberían estar llenas; (y) todos los brazos podrían estar produciendo laboriosamente»[12].

Por eso el 26 de julio, fecha en la que desde que tengo uso de razón Fidel Castro dedicó largos discursos a retorcer el significado de aquella gesta, pienso que cuando la Historia de Cuba sea hecha con el rigor académico y la limpieza ética que corresponde, habrá que restaurar la memoria de quienes ofrendaron su patrimonio, su inteligencia y su vida por la libertad y la democracia que garantizaban la Constitución de 1940. Pienso que merecen un lugar en la historia los héroes y mártires que enfrentaron ambas dictaduras porque «la resistencia frente al despotismo es legítima; éste es un principio universalmente reconocido»[13], y así lo establecía la Constitución por la que cientos de cubanos apoyaron la rebelión contra Batista. «Es legítima –dice la mencionada Carta Magna- la resistencia adecuada para la protección de los derechos individuales»[14]. Un derecho que continuó conculcado después de 1959 y que en 1975 quedó abolido en la nueva Constitución.

Cuando la Historia de Cuba sea hecha con todos y para el bien de todos habrá que rescatar el honor de quienes han luchado para que Cuba sea una Nación libre y democrática, habrá que honrar a todos los que actuaron con el martiano principio de que la patria es ara y no pedestal, la Historia tendrá que honrar a nuestros héroes y mártires traicionados por Fidel Castro.

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[1] «La Historia me absolverá». En Pensamiento Político, Económico y Social de Fidel Castro. 1959. La Habana: Editorial Lex, p. 39

[2] Ídem p. 39

[3] Ídem p. 39

[4] Ídem p. 40

[5] Ídem p. 40

[6] Ídem p. 44

[7] Ídem p. 44

[8] Ídem p. 45

[9] Ídem p. 45

[10] Ídem p. 45

[11] Ídem p. 46

[12] Ídem p. 46

[13] Ídem p. 67

[14] Ídem p. 67

viernes, 8 de julio de 2022

DERROCAR A LA DICTADURA CASTRISTA, ESA ES LA CUESTIÓN

El daño antropológico[1] que sufre la sociedad cubana, tanto la que reside en la Isla como la que vive en el destierro, ha impedido que se vislumbre como una condición sine qua non el derrocamiento de la dictadura castrista y sus engendros de Nicaragua y Venezuela para poder pensar en un tránsito verdadero hacia la democracia en América, y se ha incluido en casi todos los escenarios posibles a la dictadura como interlocutor, cuando esta posibilidad de diálogo está más que demostrada durante sesenta y tres años de tiranía castrista que quienes mantienen en sus manos los hilos del poder absoluto no están dispuestos a escuchar y muchísimo menos a actuar cediendo ante el más mínima reclamo de cualquier interlocutor que no demuestre tener mayor fuerza que ellos y sea capaz de arrebatarles el poder aplastando sus tropas y apoderándose de los capitales de sus generales.

Ante esa realidad es imprescindible tomar acciones que sin ambages se encaminen a esos fines, y que el derrocamiento de la dictadura por los medios que sean necesarios vuelva a ser interés de la oposición, porque esperar una implosión como la ocurrida en la antigua Unión Soviética, donde eventualmente los métodos pacíficos dieron resultados positivos, es una falacia. Con esas ideas en mente escribí sendos artículos, los que publiqué en este blog en 2017 y 2019 respectivamente.

En el primero de ellos, expuse que ante el golpe que entonces diera Nicolás Maduro a la Asamblea Nacional, se imponía la solicitud de una intervención de las Fuerzas de Paz de la ONU o las del Comando Sur; y en el segundo, que se imponía «una revisión urgente del concepto de intervención militar o injerencia humanitaria y democrática», y que se hacía necesaria «una responsabilidad de todos los países -sobre todo del gobierno de los Estados Unidos como principal potencia de la región-, con la salvaguarda de la democracia, so pena de perder todos y en muy poco tiempo, las libertades que sobreviven a duras penas».

Cinco años después el daño antropológico está hecho y la juventud cubana, palanca potencial para restaurar la Patria y la Vida, prefiere morir en el Estrecho de la Florida, en las selvas del Darién, en el Río Bravo o a manos de los traficantes de personas que enfrentando al castrismo, por lo que se hace imprescindible que quienes aún tienen voz y deseos de ver en Las Américas una comunidad de naciones libres y democráticas actúen lo más pronto posible con el objetivo de crear las alianzas necesarias y solicitar las ayudas imprescindibles para explosionar a la dictadura castrista y poder entonces comenzar, otra vez desde cero, a fundar pueblos que no sean comandados como regimientos. Esa es la cuestión.



[1] Cfr.: Toledo Valdés, Virgilio. 2009. El daño antropológico y los derechos humanos en Cuba. Madrid: Editorial Hispano Cubana.


ALMAS PARA SATURNO

Desde 1917, Vladímir dejó sentadas las bases de la vida y la muerte de las almas que le rodeaban, así que desde mi ignorancia del tema puntual que se trata, pero con el conocimiento de esas implacables degustaciones de Saturno a lo largo de más 63 años en Cuba, dudo mucho que el alma de un tipo de tanta importancia en el tablero hubiera gozado de su libre albedrío y no estuviera, desde el primer día, con el grillete electrónico atado a su pierna, y anotadas todas las jugadas posibles a cada marca del reloj. 

Así que me uno al grupo de los que dudan de la versión oficial y mucho más al sector que supone que esta oportuna o lamentable pérdida haya causado sorpresas tales que hagan temblar el pulso de quienes mantienen en sus manos los hilos del poder en Cuba. Él, quienes le precedieron en la partida y quienes le sucedan, correrán la misma suerte hasta que a Saturno le sea arrebatado el poder.

PD: Horas después del comunicado oficial se supo que el finado había sufrido una larga y penosa enfermedad.     

                                                                                            

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viernes, 11 de marzo de 2022

LA CANCIÓN TRISTE DE KUSEVITSKI EN TEMPO DE DANZÓN

Discos

Israel López (1918-2008), conocido como Cachao, nació, en La Habana, Cuba, en el seno de una familia de músicos en la que muchos de sus integrantes fueron contrabajistas; entre ellos, su hermano Orestes Macho (1908-1991) y su sobrino Orlando Cachaíto (1933-209).

Primera grabación de Canta Contrabajo
@ Fuente Externa

En 1940, la Orquesta Maravilla de Arcaño grabó para la Victor, en un disco de 78 rpm (V 83132), la pieza Canta contrabajo, canta, un danzón compuesto, según se acredita en el sello, por Orestes López. En la pieza, que conserva en su totalidad la forma rondó del danzón cubano, se sustituye el solo de violín que tradicionalmente se toca en la segunda parte (también conocida como segundo danzón o trío de violín), por un solo de contrabajo, que entonces interpretó Cachao.

La pieza está basada en la obra Canción Triste Opus 2, para contrabajo y piano de Serguéi Kusevitski (1874-1951), contrabajista, compositor y legendario director de la Orquesta Sinfónica de Boston entre los años 1924 y 1949. Si bien es cierto que este recurso de utilizar temas de obras del repertorio académico y arreglarlas para los danzones fue una práctica muy extendida entre los compositores cubanos, esta fue la primera vez, hasta pruebas en contrario, que se registró un danzón utilizando los temas de una obra del repertorio clásico para contrabajo.

En la primera grabación de Canta contrabajo, canta, realizada en 1940, el danzón conserva todas sus partes aunque el tempo es mucho más acelerado como demandaba entonces el danzón de nuevo ritmo que había puesto de moda la orquesta de Arcaño, pero cuando en 1959 Cachao volvió a grabar la pieza con su propia agrupación, suprimió el primer danzón y el tempo lo hizo más lento.

Ambas grabaciones muestran la maestría de Cachao como ejecutante y su capacidad como renovador de la música cubana. Esta segunda grabación, que se hizo en los Estudios de Radio Progreso, en La Habana, salió al mercado en el disco titulado Cachao y su típica Vol. 2 (Lp Duher 1611) y fue reeditado como Kubaney 254 y 393, según registra Cristóbal Díaz Ayala.

La tercera grabación de la pieza aparece en el disco Centenario del Danzón 1979-1979 Vol. I (LD-3715), de la Charanga Nacional de Concierto, una agrupación que fundó y dirigió Odilio Urfé (1921-1988). En el corte 3, de la cara B, aparece la pieza registrada con el título Canta contrabajo y esta versión la interpretó el contrabajista Orestes Urfé (1922-1990), quien fuera Principal de la Filarmónica de La Habana y de la Orquesta Sinfónica del Gran Teatro de La Habana.

La cuarta, y quizás la última grabación de esta pieza, data de 1982, y aparece en un disco del grupo Los Amigos, que dirigía Frank Emilio Flynn (1921-2001), y que salió al mercado bajo el título Los Amigos / Instrumentales cubanos (CD Egrem 0030). Esta versión la interpreta Orlando Cachaito López (1933-2009) y aparece bajo el título Como canta el contrabajo.

Orlando López, Cachaíto, realizó una carrera brillante, tocó con las más importantes agrupaciones de música popular en Cuba, y como su padre y su tío, fue contrabajista de la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba, llegando a ocupar durante varios años el puesto de Principal.

Cachaíto, quien se dio a conocer internacionalmente como contrabajista de la agrupación Buena Vista Social Club en 1997, tuvo en 2001 su disco en solitario, cuando Nick Gold le produjo el disco Cachaíto, un registro que alcanzó gran éxito de crítica y público.

La pieza, Canta contrabajo, canta, por sus dificultades técnicas, y, muy probablemente por no estar disponible las partitura en el mercado, no aparece con frecuencia en el repertorio de las agrupaciones bailables, ni en las salas de conciertos, ni en las producciones discográficas; sin embargo, es una obra de gran lucimiento y que mantiene el interés de principio a fin, por lo que muy probablemente, si los contrabajistas del siglo XXI la descubren, tendrán en este danzón de López-Kusevitski un sandunguero momento en sus conciertos.



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viernes, 4 de marzo de 2022

GRAN DÚO CONCERTANTE DE BOTTESINI

Una mirada a la Historiografía 

Según noticias publicadas en La Habana, el 27 de diciembre de 1846 se estrenó en el Gran Teatro de Tacón de la capital cubana, la obra Gran Dúo Concertante, que ejecutaron el violinista Luis Arditi y el contrabajista Juan Bottesini.

Arditi y Bottesini
@ Fuente externa

Lo interesante que tiene la Historia es que, como la escriben los seres humanos, es imperfecta, de tal modo que casi siempre es necesario ir y venir muchas veces a los documentos para acercarla a la realidad. Y digo esto porque el Gran Dúo Concertante para violín, contrabajo y orquesta, de Bottesini, según la historiografía, fue creado por Bottesini y Sivori, y que el primero compuso la parte de contrabajo, y el segundo la parte de violín; sin embargo, después de investigar en algunas fuentes primarias, pude llegar a la conclusión de que esa versión, pudiera estar errada. No voy a replicar aquí todo el ensayo que ya está publicado en mi blog, en academia.edu y en el diario Mundoclásico.com, pero sí compartiré mis dudas con los colegas del BassMagazine.online.

Según noticias publicadas en La Habana, el 27 de diciembre de 1846 se estrenó en el Gran Teatro de Tacón de la capital cubana, la obra Gran Dúo Concertante, que ejecutaron el violinista Luis Arditi y el contrabajista Juan Bottesini. Y para comenzar por el principio, diré que Juan Bottesini llegó a La Habana a bordo del bergantín Annibale el día 3 de noviembre de 1846, integrando una compañía de ópera italiana que el segundo tenor, director de escena y empresario del Teatro Principal de la capital cubana, Federico Badiali, a nombre Francisco Marty y Torrens, dueño del Gran Teatro de Tacón, había reclutado zancajeando algunas ciudades de Italia.

Junto a Bottesini, que en el elenco estuvo acreditado como primer contrabajo al cembalo, llegó Luis Arditi, consignado como director de la orquesta. Aquella troupe era una troupe completa, llevando al Tacón todo, desde la prima donna Fortunata Tedesco, hasta el apuntador Luis Severy, y se presentó por primera vez la noche del 18 de noviembre de 1846, estrenando en la Isla la ópera Ernani, de Verdi.  

No tardó la prensa cubana en notar a Arditi y Bottesini, siendo mencionados en muchas de las crónicas que se publicaron durante aquellas cinco temporadas líricas, en las que el dueño del Tacón pudo llevar a su teatro algunas de las mejores voces que resonaban en los más importantes teatros europeos y americanos. De tal modo, según anunció el Diario de la Marina, en las funciones del 27 y el 29 de noviembre de 1846, Arditi y Bottesini, se presentaron por primera vez como solistas ante el público habanero con una obra que se dio a conocer como Gran Dúo Concertante o la Fiesta de los Gitanos, y la tocaron al año siguiente en el teatro del Parque y en el Tabernáculo en New York, cuando la compañía italiana del Tacón, cumpliendo con la parte del contrato firmado con Marty Torrens, se presentó en varias ciudades de los Estados Unidos, de donde volvieron al Tacón para cumplir con su segunda temporada, el 28 de octubre de 1847.

En cuanto a Ernesto Sivori, mis dudas radican en que, si bien es perfectamente comprensible que cuando fue a editarse la obra por primera vez hubo que revisarla muy bien, y Sivori, como está acreditado, trabajó la parte de violín. ¿Cuánto quedó del original estrenado en La Habana y cuánto nuevo creó Sivori? Es una pregunta fácil con una respuesta difícil, o quizás improbable, porque entre otras cosas, según todas las evidencias, Bottesini conoció a Sivori en La Habana, más de un año después del estreno en el Tacón de la Fiesta de los Gitanos.

El violinista Ernesto Sivori y el pianista Henry Herz llegaron a La Habana el día 18 de enero de 1848 a bordo de la balandra-vivero Cometa, y dos días después se presentaron en un gran concierto en el Tacón, teatro en el que Bottesini había trabajado durante varios meses, así que entonces, sin dudas, fue en La Habana donde Bottesini y Sivori se vieron por primera vez y donde pudieron compartir en las tablas, las calles, los hoteles y los cafés de la ciudad.

Volviendo atrás, Sivori había nacido en Génova en 1815 y estudió con Paganini, y Bottesini había nacido en Crema en 1821 y estudió en Milán, por lo que una diferencia de edad de 6 años y una diferencia geográfica les separaba, y estas circunstancias sostienen mis dudas, por lo que, para disolverlas, sería deseable el descubrimiento de un documento capaz de confirmar que Bottesini y Sivori, antes de 1846, habrían trabajado y tocado juntos una obra titulada Gran dúo concertante para violín y contrabajo.

Así que hasta aquí, según los indicios, es posible afirmar que el Gran Dúo Concertante para violín, contrabajo y orquesta, de Bottesini, se estrenó en La Habana, y, que la parte de violín fue revisada por Sivori para su edición en 1880 en París, quien se basó en las versiones de Bottesini y Arditi. Pero esto pudiera tener aún muchos «bemoles». ¿O no?   

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