martes, 27 de julio de 2010

PERRO HUEVERO… AUNQUE LE QUITEN LA POSICIÓN COMÚN

Apoyo la solicitud hecha por los desterrados a la UE, aquí está mi firma.

Si para algún timorato o purpurino existieron dudas de que el castrismo no dará un paso atrás en su “lucha”, a las pruebas me remito. Las palabras y los hechos ocurridos en la celebración del 26 de julio en Santa Clara y otros sucesos, lo demuestran.

El acto, al igual que en la antigüedad, ha sido el oráculo de los Dioses de la revolución cubana de 1959, sitio en el que tradicionalmente se llevó al pueblo para que escuchara los augurios y ratificara en un torbellino las “palabras orientadoras” del “profeta”, donde se dieron por aprobadas y derogadas todas las leyes del Estado, donde se le “han cantado al enemigo las cuarenta”.

La lectura no se hace tan difícil. Lo primero que salta a la vista es el emplazamiento geográfico, en el centro de la isla: Ni en La Habana ni en Santiago de Cuba para que la ausencia del ex máximo líder no fuera demasiado evidente –porque a estas alturas nadie se cree el cuento de que cada provincia se gana la sede de la celebración según sus logros económicos-.

Los oradores y las palabras son más que definitorios, ni el uno ni el dos las usaron; sin embargo, para que nadie se sorprenda por “desinformado”, allí no se rinde nadie, según dijo el tres colocado en el lugar del uno… – ¿O es el cuatro? ¿Es el cinco?, cómo saber a estas alturas-.

Allí habrá cambios controlados, al ritmo que marquen los “revolucionarios”, al ritmo que marquen los “históricos de mil batallas”. No cambiarán por presiones externas, esa fue la idea, impecablemente inoculada en las mentes de millones de cubanos, ese fue el mensaje. Esa fue la esencia de un doble postulado: para los de afuera y para los de adentro, esa fue la manera de repetir que en Cuba no hay quien le tuerza el brazo al castrismo, que en Cuba no hay presos políticos, no hay oposición interna y todas las crisis son el fruto de “conspiraciones externas”, con la “complicidad” de algunos “mercenarios” -y ya todos saben lo que la “revolución” le hace a los “mercenarios”-, que en Cuba no se admiten observadores para que observen nada, que el régimen no se merece ningún reproche porque actúa igual que cualquiera de los que reciben ayudas de la UE.

Si timoratos y purpurinos tenían dudas, siento que se hace imprescindible empujar más duro y concentradamente, es necesario continuar apoyando a los que se quedaron en Cuba, a las pesos políticos que aun quedan en las cárceles, a los que estando en las calles tienen sobre sus cabezas la espada del castrismo, a las Damas de Blanco.

Hace unos días pude leer en la prensa que un grupo de desterrados cubanos, recién llegados a España, pedían a la UE que mantuviera (*) la posición común, pero esas voces, que al parecer claman en el desierto, fueron arropadas por las del Ministro de Relaciones Exteriores de España, el primer interesado en toda la intermediación, quien se bañará de gloria si nuestra patria se mantiene hundida en el estiércol.

Moratinos, en perfecta armonía con la dictadura, profirió a los cuatro vientos que ya no tiene sentido la posición común, porque en Cuba no pasa nada; vaya, como quien dice: “El castrismo es bueno, pero no le tienen paciencia”. La dictadura castrista, según Moratinos, sede y es santa.

Siento que se hace necesario apoyar la petición de los presos políticos recientemente desterrados, tiene que mantenerse la presión, que es en realidad la única manera en que los dictadores dan algún paso, por más trabajoso y perverso que este sea. Tengo el convencimiento de que hay que convertir esa petición de un grupo de excarcelados en una voz ensordecedora, en una condena a la conmutación de la cárcel por el destierro. Y si para estos fines fuera necesario, pueden contar con mi firma, que no es mucho, pero es todo lo que tengo.

(*) Petición de ex prisioneros de conciencia cubanos desterrados en España a los cancilleres de la Unión Europea sobre la "Posición Común con relación a Cuba"


Madrid, 19 de julio de 2010

Excelentísimos señores

Cancilleres de la Unión Europea

Nosotros, prisioneros de conciencia cubanos desterrados en España en los últimos días, conscientes de la voluntad manifiesta de algunos países europeos de modificar la "Posición Común" de la UE con respecto a Cuba, declaramos nuestro desacuerdo con la aprobación de esta medida, por entender que el gobierno cubano no ha dado pasos que evidencien una clara decisión de avanzar hacia la democratización de nuestro país.

Nuestra salida a España no debe ser considerada un gesto de buena voluntad, sino como una acción desesperada del régimen en la búsqueda urgente de créditos de todo tipo.

Es por ello que solicitamos a los países de la Unión Europea que no reblandezcan sus exigencias encaminadas a lograr cambios hacia la democracia en Cuba y a conseguir para todos los cubanos los mismos derechos que disfrutan los ciudadanos europeos.

Respetuosamente,

Ricardo González Alfonso
Mijail Barzaga Lugo,

Normando Hernández González,

Antonio Alonso Villarreal Acosta

Omar Rodríguez Saludes,

Luis Milán Fernández

Pablo Pacheco Ávila

José Luis García Paneque

Julio César Gálvez

Léster González Pentón

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