jueves, 30 de agosto de 2018

LA MUJER DE SU VIDA (*)

Por Roberto Sotolongo[1]

Es común el criterio de culpar de manera absoluta a Carmen Zayas Bazán por el creciente descalabro de sus relaciones con Martí. Sin embargo, no disminuye en nada las virtudes de este si llegamos a decir que ambos fueron responsables del fracaso. 

José Martí, José Francisco y Carmen
Unos dicen que conoció a la camagüeyana en un baile; otros señalan el momento del encuentro en la propia casa del padre de esta, durante una visita hecha por Martí. No importa en qué lugar, desde el primer instante Martí se vio invadido por un sentimiento nuevo, grato y avasallante. Ante ella experimentó una mezcla de admiración y deseo, que el tiempo haría crecer.

Fueron las circunstancias, originadas un tanto por la casualidad y la necesidad, las que pusieron en un mismo camino a Martí y a Carmen. Al morir Ana, hermana de Martí, su familia se vio precisada a cambiar de domicilio, residiendo a partir de entonces en la casa de don Ramón Guzmán. Precisamente gracias a esto es que Martí conoció a Francisco Zayas Bazán, un acomodado abogado cubano a quien no le importaba nada más que su fortuna, su familia y la paz que se había forjado.

En aquel remanso -una de las pocas y pequeñísimas treguas que le concedió el destino a Martí- el Apóstol anuló temporalmente sus desvelos por Cuba. Se le vio alegre en sus conversaciones con las hijas del abogado e inmerso en las partidas de ajedrez con don Francisco.

Y fue durante aquella breve intermisión el tiempo del nacimiento de los amores de Martí y Carmen. Primero Carmen se sintió atraída por la impresión que dejó en ella el hombre de «frente despejada, ojos soñadores y bigote romántico». Y luego la subyugó su voz apasionada, sus maneras galantes y su rara fe, tan rara como incomprensible para algunos.

La Zayas Bazán era una típica camagüeyana, de piel blanca sin exageración, pies pequeños, elegante, mesuradamente delgada, enérgica y dulce a la vez. Así la vio Martí: «tiene el color blanco anacarado, los labios de un punzó natural, con la suavidad del terciopelo, los ojos pardos y rasgados con mirada angelical, y el cabello de ese color castaño dorado, como lo pintaba Ticiano, muy apreciado y poco común»[2].

Pero también su exquisito espíritu quedó tocado por la «inteligencia natural y culta conversación de Carmen». Y allí quedó sellada la última relación amorosa de José Martí. Surgió en contra del padre de Carmen, para quien era una locura verla unida a un hombre sin futuro claro.

Lo curioso es conocer que esta vez Martí está pensando más en la definitiva construcción del hogar, su hogar, que en los destinos de Cuba. Así lo confiesa:

La voz de la mujer amada
habló de amor con sus acentos suaves,
y las rebeldes aves,
en trémula bandada
las alas que su cárcel fatigaron
en mi cráneo y en mi pecho reposaron.
Aquel noble intento habla de la grandeza de espíritu, tantas veces demostrada, de José Martí. Su afán por darle oportunidad a su vida íntima no respondía a la ambición natural de todo hombre de tener esposa, trabajar por ella y por sus hijos, y aspirar al progreso personal y al de su familia. Ese instante de vacilación, en que peligró su batallar por la patria, fue hijo del deseo de alegrar a sus padres -que tanto penaban por el incierto porvenir del hijo- y de satisfacer los deseos de Carmen. No hay dudas de que, de todas maneras, aún habiéndose anulado como luchador, Martí hubiera ocupado un lugar notable en la vida de América. Y no hay por qué no suponer que Carmen y él habrían sido felices. Entonces la historia no sería esta que hoy nos ocupa y no tendría sentido el interés de reflexionar sobre aquella relación inestable, maltratada, dolorosa y desafortunada.
No pudo Martí mentirse a sí mismo, no pudo impedir que las alas de las rebeldes aves batieran al viento. ¿Y cómo reaccionó entonces Carmen y qué esperaba de ella Martí? Aquella que, al decir de Toledo Sande, fue la mujer de su vida, ¿cómo se condujo ante la decisión de aquel que una vez llamaron Cristo inútil?
Es común el criterio de culpar de manera absoluta a Carmen Zayas Bazán por el creciente descalabro de sus relaciones con Martí. Sin embargo, no disminuye en nada las virtudes de este si llegamos a decir que ambos fueron responsables del fracaso. Veamos por qué, y hagámoslo señalando los momentos claves de aquel sendero de frustración.
-I-
Comienza a incubarse con la relación de Martí ante la amenaza anticonstitucional del general Porfirio Díaz. Desde 1878, cuando apareció en La revista universal la candidatura de Lerdo para la reelección, Martí se erigió, aunque de manera discreta, por su condición de extranjero, a favor del presidente mexicano y de la Constitución; los preferiría al militarismo ambicioso de Porfirio Díaz y cuando en noviembre el general entra triunfante en la ciudad de México, José Martí se proyecta prácticamente como un verdadero opositor: publica en El Federalista su artículo «La situación», que fustiga la conducta del nuevo gobierno, contrario a las libertades públicas. Y el 16 de diciembre de ese mismo año da a conocer su trabajo «Extranjero». En él da argumentos que justifican su decisión de abandonar México.
Y es aquí donde se inician las borrascas a que hacemos referencia: el hombre que había en Martí no podía convivir en aquel mundo de mando y tiranía; ni siquiera Carmen podía hacerle quedar callado y estático. Entonces asume a Cuba como su destino inmediato para después saltar a Guatemala. Terminó el equilibrio mexicano para ambos pretendientes. Y cuando enrumba a Cuba le acompaña un presentimiento: «la que ha de ser mi esposa ha comenzado a sufrir». En efecto, ella quedó con lágrimas en los ojos y con un brazalete, entregado por él, donde se podía leer: «Espérame».
-II-
Tras casi un mes de incansable peregrinar llega a Guatemala con el propósito de buscar trabajo y armar un apacible nido en esta tierra de cambios. Sueña con hacer feliz a Carmen brindándole la holgura y el sosiego que merece. Por ello se hace profesor de la Escuela Normal y catedrático de la Universidad de Guatemala. Su prestigio crece, su popularidad desborda las aulas, se extiende por toda la tierra del Quetzal. Su entusiasmo le hace optimista. Otra mujer se le instala, desde la belleza y la ternura, en sus sentimientos, abiertos siempre a lo hermoso y a lo grande. Pero lo que flamea en sus aires de hombre agradecido es la bandera de la amistad. Puede que María García Granados no lo comprendiera, pero él no olvida su compromiso con la camagüeyana. Por él regresa a México. Y el 20 de diciembre de 1877 la parroquia del Sagrario Metropolitano de México asume la responsabilidad del casamiento. Y hubo fiesta en casa de Mercado. José Martí y Carmen Zayas Bazán inician su trayecto matrimonial sin sospechar las sinuosidades del camino.
En enero del 78 ya está de vuelta en Guatemala, esta vez con su Carmen. La dicha le abre los brazos: él, adquiriendo cada vez más prestigio como maestro, escritor y orador; ella orgullosa de su hombre; ambos agradecidos de las bondades de aquel país… Sin embargo, el rebelde que nunca dejó de existir en él no duerme: el 8 de marzo tomó una determinación irreversible: se marchará del país porque en las esferas oficiales ya no es simpático. Y al ser destituido su amigo José María Izaguirre del cargo de director de la Escuela Normal, renuncia él mismo a las cátedras que atendía en dicha institución. Abandona Guatemala porque «con un poco de luz en la frente no se puede vivir donde mandan tiranos»[3]. Quedan rotos los sueños de estabilidad y ventura. El dolor lacera a Carmen; la amargura a él; mas aún ella le sigue.

-III-
Para entonces ya Cuba vivía la paz del Zanjón, que provocó el regreso a la patria de muchos cubanos que andaban desperdigados por Estados Unidos y el resto de América. Martí, entre ellos, se deja llevar por los ruegos de su esposa y obsequie a Cuba con su presencia. ¿Qué anidaba en el pensamiento del gran cubano en aquel instante de tristeza? No entraba a una tierra vencedora ni cagado él de glorias. Sin embargo, ya en suelo cubano se sabe que realizó las siguientes acciones en busca de trabajo:
-       Hizo una solicitud de habilitación para trabajar como abogado.
-       Presentó solicitud para dar clases de segunda enseñanza en colegios privados.

Sin duda tal manera de proceder expresa su voluntad temporal de consagrarse a su ideal matrimonial. Ahora no solo escucha el reclamo de Carmen: piensa también en su hijo, nacido el 22 de noviembre.

Pero al mismo tiempo el hombre público no se da tregua y por ese camino se adentra en el mundo de la conspiración contra la prepotencia española, que lo lleva a ocupar la vicepresidencia del Club Central Revolucionario Cubano, recién constituido, y la subdelegación del Comité Revolucionario de New York.

El 24 de agosto del 79 el Pacto del Zanjón se va a bolina: la Guerra Chiquita termina de hacerlo caer en el descrédito y la inutilidad. Veinticuatro días después un almuerzo entre Juan Gualberto Gómez, Martí y Carmen es interrumpido por la llegada de un hombre que habla a solas con el Apóstol. Y con él se marcha. Entonces se escuchan gritos desesperados de la camagüeyana: «Se lo llevan Juan; ¡se lo llevan, Juan; ¡se llevan preso a Pepe!»[4].

Y comienza así su segunda deportación. Carmen queda sola, con la carga de la ausencia inevitable y la presencia de un hijo sin padre. Un nuevo vacío, el mismo obstáculo, ahora más desgarrador e invencible.

¿Hacia dónde quedaron tiradas aquellas palabras escritas por Martí a Mercado?: «Casándome con una mujer haría una locura. Casándome con Carmen, aseguro nuestra más querida paz -la que a menudo no se entiende-, la de nuestras pasiones espirituales. Afortunadamente viviré poco y tendré pocos hijos: -no la haré sufrir»[5]. ¿Y qué no ha hecho hasta ahora Carmen sino sufrir?

-IV-

Este estuvo señalado por dos determinaciones. Por un lado, acosada por las circunstancias de su soledad y por la no armonía con la familia de Martí, Carmen decidió refugiarse en Camagüey, al abrigo del padre. Las cartas de ella al esposo han estado cargadas de un tono frío y reprobatorio, y esta manera de actuar agudiza el conflicto que ya es evidente, pues Martí se siente humillado. Por otra parte, a pesar de que le duele no poder cumplir con el deber de todo hombre de consagrarse a su familia, ha resuelto escapar a Estados Unidos para, desde allí organizar la batalla por Cuba. Ha encontrado una solución que le permite armonizar su vocación revolucionaria con su vida íntima: que los suyos vayan a él, que se reúnan con él para poder ayudarlos sin abandonar su obsesión por Cuba.

-V-

A partir de su estancia en Estados Unidos Martí insiste con denuedo en la esperanza de tener a Carmen y al hijo consigo. Mas ella no se apura en alcanzarlo, y el deseo de ver reordenada su vida conyugal se pospone una y otra vez, en tanto aumentan sus ajetreos independentistas. Tiene la delicadeza de enviar a José Francisco un abriguito y un sombrero; pero nada inmuta a la madre relegada. Así, nuevamente ella alimenta la frustración del hogar.
-VI-

Al fin, la orgullosa hija del Camagüey responde al llamado del esposo: el 3 de marzo de 1880 lo sorprende con su hijo en brazos. Él cierra en los suyos, «que quieren ser, a pesar de todo, fieles y leales»[6], a Carmen y a su José Francisco. En ese instante supremo de luz y esperanza, solo desea salvar la felicidad del hogar. Sin embargo, ya ella no es la misma y no ha venido a darle aliento a su lucha: persiste en apartarlo de esta, tratando de hacerle volver a Cuba. Su ideal se limita a la prosperidad del hogar y al futuro del hijo. Por eso experimenta celos de la Patria y de todo aquello que le rodea a su esposo. Está decidida: volverá a Cuba con o sin él.

Con amargura Martí se convence de la inutilidad del encuentro: sus almas son incompatibles. Se pregunta: «¿qué quieres tú, mi esposa?», ¿que haga la obra que ha de serme aplaudida en la tierra o que yo viva, mordido de rencores, sin ruido de aplausos, sin las granjerías del que se pliega, haciendo sereno la obra cuyo aplauso ya no oiremos». Y a Mercado le confiesa: «Carmen no comparte, con estos juicios del presente que no siempre alcanzan a lo futuro, mi devoción a mis tareas de hoy»[7].
Y más desgarradora es la verdad que se abre paso anunciando un insalvable fracaso. Él lo expresa así: «En el matrimonio en cuanto empieza la falta de identidad, ya no cabe felicidad. Nada menos que la identidad necesaria»[8].
Es lamentable, dura como piedra y cortante como cuchillo la diferencia entre esta conclusión a la que llega Martí y aquel criterio que tenía de su Carmen cuando pensaba: «¿Qué deber ha de estorbarme mi Carmen, ella que vive de mi misma clase de pasiones?»[9].
El 21 de octubre, vencida en su intento de arrastrar consigo a Martí, Carmen, con su hijo, regresa a Cuba, a refugiarse en la colonia. Pasarán dos años antes de volverlos a ver en la fría ciudad de Nueva York. No puede escapar a nuestra observación la buena voluntad de Carmen, quien permanece junto al esposo hasta el año 1885, momento en que nuevamente le abandona. Entonces serán seis años de ausencia, de separación doblemente dolorosa para Martí: la lejanía de «la mujer de su vida», y por saber que su hijo se educa según los preceptos de la metrópolis.
1891 es la fecha del último reencuentro. Durará dos escasos meses. Los reproches y exigencias de Carmen son desmedidas. ¿De qué valen los intentos de reconciliación? Chocan dos caracteres inflexibles, dos identidades opuestas, dos espíritus que jamás debieron unirse. ¿Alguien pudo pensar que el gozo de la paternidad lograría el milagro de aherrojar al redentor en la cárcel familiar? Sumo dolor, gran tristeza de hombre terrenal el estar alejado del hijo del alma y de la sangre; mas, su obsesión por Cuba no es un simple capricho, es una vocación sin límite sobre una fe en el triunfo.
Ya no hay oportunidad para el diálogo sensato; se ofenden y se separan. Martí hacia el franco refugio de Carmen Millares; Carmen hacia Cuba, ayudada por el desleal Enrique Trujillo, quien le gestiona un pasaporte emitido por el gobierno español.
El postrer encuentro sella el rompimiento: de una parte, ella y José Francisco; de otra, él sin ambos, «con el corazón que lleva rota el ancla fiel del hogar». En aquel momento oscuro y de golpes de martillo en el corazón, se le escapa este lamento: «Y pensar que sacrifiqué a la pobrecita, a María por Carmen, que ha subido las escaleras del consulado español para pedir protección de mí».
Mas, al instante reacciona como un relámpago en la noche, se repone, recobra su armonía anterior y se convence de que:
Cuando al peso de la cruz
El hombre morir resuelve,
Sale a hacer el bien, lo hace, y vuelve
Como de un baño de luz.

Y pensar que Carmen Zayas Bazán fue «la mujer de su vida».



(*) Tomado de La revista cultural de Cienguegos «Ariel». Año IX, No. 2-3 Cuarta época, 2006: 6-11

Roberto Sotolongo (1956)
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[1] Roberto Sotolongo (Aguada de Pasajeros 1956) Es graduado en Filosofía por la Universidad Lomonósov de Moscú. Narrador, poeta e investigador. Miembro de la Sociedad Cultural «José Martí». En 1976 Obtuvo el Premio Nacional de Narrativa. En 1987 obtuvo Primer Premio en el Concurso Provincial «Raúl Aparicio». Ha publicado cuentos, poemas y artículos en Conceptos, Creación, Revista cultural Ariel y en el Boletín Literario Mercedes Matamoros.
[2] Gonzalo de Quesada Miranda, Martí hombre, Seoane, Fernández y Cía., S. en C. Compostela, 1960. pág. 17.

[3] Obras completas, t. 20, p. 47
[4] Jorge Mañach. Martí, el Apóstol. La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1990, p. 65.
[5] Luis Toledo Sande. Cesto de llamas, La Habana, Editorial Ciencias Sociales, 1996, p. 98.
[6] Ídem al 1, p. 125.
[7] Ibrahím Hidalgo Paz. José Martí, Cronología, La Habana. Editorial de Ciencias Sociales, 1992, p. 48.
[8] Ídem al 1, p. 127.
[9] Ídem al 4, p. 97-98.

EL CÓLERA ESTÁ EN TUS MANOS

(Este artículo lo publiqué hace algunos años, pero por causas que aún no descubro se quedó fuera de este blog; sin embargo, como forma parte de la cotidianidad, debe ser recordado, así que ahí se los dejo)


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En pleno siglo XXI el cólera cabalga de nuevo en la República Dominicana y según los poco confiables dichos oficiales, se originó en Haití, de allá viene a paso lento y arrasador. Pero sea cierto o no, da lo mismo donde se haya localizado el primer caso de la fatal enfermedad, la realidad es que en la República Dominicana de hoy, con todos los avances de la industria química a la plena disposición de todos, la insalubridad compite con la del siglo XXVII, cuando Boukman, Mackandal, Louverture y Dessalines, para abolir la esclavitud e independizarse de Francia, destruyeron la más pujante colonia del nuevo mundo.

Desde entonces Haití se fue convirtiendo en uno de los países más pobres del mundo. Del lado oeste de la isla La Española nunca más volvió a existir un país viable, no volvió a existir un líder capaz. No lo fueron ninguno, ni aquellos que en 1791 ordenaron degollinas sin fin, ni este Preval inepto para administrar los multimillonarios fondos de ayuda que le llovieron desde el terremoto del pasado febrero.

Pero del lado oriental las cosas no anduvieron mucho mejor, y si nos atenemos al tema del encabezado, la insalubridad ha sido una constante hasta hoy, cuando los adelantos de la ciencia y la técnica están al alcance de la gran mayoría de los ciudadanos.

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Durante los últimos veinte años escuché a todos los síndicos del Distrito Nacional asegurar en sus consignas de campaña que podrían solucionar el problema de la “recogida de basura en la Ciudad Primada de América” y acabarían con los “apagones” (¡!), pero ninguno resolvió ni una ni otra cosa y los niveles de insalubridad de Santo Domingo, una de las más emblemáticas ciudades del Nuevo Mundo, compite fácilmente con los índices de insalubridad anteriores a la revolución industrial, cuando fueron inventados los principales productos para la higiene personal.

Cuando no es el dengue, es un ciclón, cuando no la amebiasis o el cólera, el caso es que nada es prevenible cuando la indolencia se empoza en las manos de los líderes políticos y para colmo en los de la llamada sociedad civil. Todas las catástrofes que afectan la salud de los Humanos pasa por los hábitos de higiene y en eso no existen en nuestro país ni las más mínimas normas de conducta y las leyes al respecto se violan olímpicamente.

Los alimentos se expenden por cualquiera, en cualquier lugar y sin observar ni las más mínimas normas de salubridad, y nos los comemos con las manos enchumbadas de las mil y una enfermedades, incluida el cólera. Las aguas negras se mezclan con las de consumo humano, la atención médica es deficiente y los laboratorios no cuentan con la rapidez necesaria para hacer frente a enfermedades en las que, como en el caso del cólera, el paciente puede morir al tercer día de presentarse los primero síntomas.

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Todo es politizado al oriente de La Española, los voceros oficiales de todos los partidos que tienen acceso a los medios lo hacen. Quienes están en el poder ocultan y minimizan el alcance tanto de un ciclón como de una epidemia, y la oposición arremete con todo lo contrario aunque ni unos ni otros hagan algo por mejorar la salubridad de todos. La ciudad se derrumba y ellos cantando, como dice la canción, la ciudad es un caldo de cultivo para cualquier pandemia.

Las intenciones de poner coto a las inconductas se ven frustradas, nadie tiene la capacidad de hacer valer la ley y sacar de las calles -y a veces de lujosos locales-, a quienes con la mala manipulación de los alimentos ponen en riesgo las vidas humanas, nadie tiene lo necesario para hacer valer el Estado de Derecho, pero eso sí, si se les califica de indolentes y lo más justo, si se califica al Estado como un Estado Fallido, pues allá va el coro de Tirios y Troyanos a poner el grito en el cielo, donde todos, absolutamente todos, corremos el riesgo de estar antes de tiempo si seguimos llevando el cólera de nuestras manos a la boca.

lunes, 27 de agosto de 2018

DESCARGA SOBRE UN DISCURSO HECHO COMO NUNCA

(Este artículo lo escribí en noviembre de 2012, pero se quedó fuera de este blog por algún motivo que aún no descubro; sin embargo, a la luz de los hechos, está tan actualizado como si lo hubiera escrito hoy, así que ahí les va) 

El expresidente Leonel Fernández por una cadena nacional de radio y Tv.

Dijo que Suecia y Finlandia tienen impuestos superiores a los de la República Dominicana, ya quisiera yo pagar lo que paga un sueco o un finlandés y que el Estado me devuelva en calidad de vida esos impuestos.


Foto: Fuente externa
Lo primero que me llamó la atención fue el anuncio de que el expresidente nos explicaría el asunto ese del déficit fiscal y de la Reforma Tributaria. Algunos para protestar contra la nueva carga impositiva llamaron a apagar los radios y televisores, pero como no me gusta que me cuenten, no hice caso al llamado, así que cuando el ex comenzó, yo lo estaba esperando, y justamente, como había trascendido que Fernández tendría en el estudio una claque partidaria para batir palmas, y nadie que le repostara, me conecté a la Internet y me dispuse a ir colocando mis comentarios en facebook y en twitter -porque desde que descubrí esos dos aliviaderos, ningún discurso me ha vuelto a dejar como antes, con la procesión por dentro y discutiendo con el radio o el televisor, con la pared o con el que más cerca me quedaba, ahora puedo responder en tiempo real y compartir mi opinión con miles de personas y leer lo que opinan esos miles-, así que ahí les va lo que fui tirando al ciberespacio durante los minutos que duró un discurso hecho como nunca.

Ya Leonel ha tratado de profanar mi inteligencia y no lleva ni 10 minutos hablando. Ya dijo que estamos confundidos, cuando lo que estamos es en contra de ese aumento desmedido de los impuestos. Ya dijo que Suecia y Finlandia tienen unos impuestos superiores a los de la República Dominicana, pues como alguien dijo, “las comparaciones siempre son odiosas" y esta no es la excepción, ya quisiera yo pagar lo que paga un sueco o un finlandés y que el Estado me devuelva en calidad de vida esos impuestos. Es deplorable que el ex presidente además ataque con descalificaciones a quienes se han opuesto al paquetazo afirmando que es una manipulación de la opinión pública. Entiendo que manipulación atroz es ese discurso con claque incluida en una cadena de radio y televisión, eso sí que es una manipulación de la opinión pública y sin derecho a réplica, en el más irreverente estilo de los regímenes totalitarios. Espero que esta no sea la primera escena de una tragedia de dimensiones inimaginables. Seguimos escuchando. Y siguen las comparaciones y justificaciones de los gastos en los que incurrió su gobierno.

Ahora Leonel hace una lista de las construcciones y las inauguraciones, algo que no es más que el deber de cualquier gobierno. "Por la cantidad de obras -.dijo- podrá advertirse que el déficit fiscal no es un delito, sino la obra de gobierno. Realizada en medio de una crisis mundial y en uno de los países más débiles en términos de recaudación fiscal". Entonces, si no es un delito y gastó más de lo debido, es una irresponsabilidad...

Ha dicho: "Hay en el país fuerzas que se dedican a la maledicencia, pero la calumnia no pasará, la mentira no encontrará terreno fértil", para eso están modificando el Código Penal incluyendo la figura de injuria a políticos. Esa es una amenaza rampante a todos los que estamos en contra de sus dichos y sus acciones.

El ex presidente de la República Dominicana Leonel Fernández, ha terminado un discurso sin precedente, ha ocupado el lugar del Presidente cuando ya no le corresponde, y si su objetivo era esclarecer a los que no estamos muy informados de los verdaderos números de la economía nacional, no lo consiguió pero sí ha conseguido con creces ponernos sobre aviso de sus dotes de demagogo, de político intolerante, ha conseguido dejar en claro su desprecio por los que se le oponen tratándolos de mentirosos, equivocados, y descalificándolos de manera amenazante, blandiendo una reforma en el Código Penal en el que esos calificativos pueden llevar a la cárcel a todo el que diga que no cree en su discurso”.

Después conseguí el discurso íntegro, el Proyecto de Reforma Tributaria -que como pasó sin discusión es lo mismo que la Ley que entrará en vigor a pesar de la oposición de la gran mayoría de los ciudadanos-, y mañana, con la fresca, comenzaré a leer despacio todo eso, pero lo que está más que claro para mi es que esta noche del martes 13 de noviembre de 2012, sucedieron en un día lo que nunca, o muy pocas veces, había sucedido en la República Dominicana.

sábado, 25 de agosto de 2018

YO ADMITO ¿y usted?

(Este artículo lo publiqué en 2014, pero por alguna causa que aún no descubro se quedó fuera de este blog; sin embargo, forma parte de la Historia y sus dichos deben ser recordados, así que ahí les va)

Mi opinión sobre las esgrimidas palabras entre Paquito y Céspedes

No diré nada raro si recuerdo que la Historia de la Música Cubana se cuenta en la isla con decenas de nombres omitidos, porque sus dueños emigraron.

Foto: Fuente externa
Trataré -a pesar de mi anonimia en su segunda acepción-, de hilvanar con 500 palabras mi sentir sobre este tema originado en las opiniones cruzadas entre Paquito D´Rivera y Miguel Ángel Céspedes, y que han convocado a grandes nombres de la Cultura Cubana:

En Cuba, «el arte es un arma de la revolución», «Cuba, es para los revolucionarios». Así nos lo enseñaron y así nos lo hacen saber ahora mismo quienes tienen en sus manos las riendas del poder en Cuba, donde esos preceptos y esas manos no han cambiado. Tanto es así, que los artistas que se apartan de los principios revolucionarios han estado y están ahora mismo marginados de todos los medios y de todos los espectáculos, dirán que por «falta de calidad artística», pero también dicen los medios en la isla que los opositores son “mercenarios”, que no existe la oposición política, que son un espejismo creado por el imperio.

No diré nada raro, si recuerdo que en el pasado reciente centenares de artistas, por haber tenido la idea de abandonar su país -Meme Solís me viene a la memoria-, debieron esperar la tramitación de sus documentos para emigrar, separados de todos los medios, expulsados de sus empleos habituales y castigados a trabajos vergonzosos. No diré nada raro si recuerdo que la Historia de la Música Cubana se cuenta en la isla con decenas de nombres omitidos, porque sus dueños emigraron –Paquito D´Rivera me viene a la memoria-.

A partir de estos datos, admito que esa llamada revolución se convirtió en una dictadura -no precisamente del proletariado-, que impide la unidad de los cubanos alrededor de un líder que esté dispuesto a ser el Presidente de todos los cubanos, y no solamente de los llamados revolucionarios. Admito que esa llamada revolución impide el libre flujo de ideas y bloquea toda posibilidad de emprendimiento individual y mantiene abolida la propiedad privada. Admito que los líderes de esa llamada revolución quebraron la economía, persiguen y encausan por delitos comunes a los llamados contrarrevolucionarios, quienes han sido y son ahora mismo fusilados, tanto en el paredón de concreto, como en el de papel, el virtual, el radial o el televisivo.

Si queremos salir del atolladero es imprescindible crear un clima de tolerancia y convocar un plebiscito para decir SÍ o NO al partido único, y según sean los resultados convocar a elecciones libres con todas las voces, como se prometió en el programa del M-26-7 y nunca, hasta ahora mismo, se cumplió. 

Admito que, en Cuba, desde 1959, existe una sola opinión y es la que emana del seno del Partido Comunista de Cuba y que ese sistema llamado de partido único es una dictadura sin apellidos, y que esa dictadura ha causado y causa la división de los cubanos, por lo que presentarse en un espectáculo o acto público en Cuba, desde 1959 hasta ahora, significa -quieras que no-, aplaudir a la dictadura cubana.

Artículos relacionados:

Profetas lejos de su Tierra /Paquito D´Rivera
MI RESPUESTA A LA CARTA MEZQUINA DE PAQUITO DE RIVERA / Miguel Ángel Céspedes.

Yo creo que no hay libertad de expresion y si mitines de repudio.

Paquito dediquese a tocar el saxofon magistralmente como lo hace, no a hablar mal de colegas y paisanos y si lo desea que lo haga con ex chivatientes y ex militantes que tiene a su alrededor. Ya es de forma raiterada en usted descalificar a colegas y a los propios cubanos.

Mi hermano jamas ha estado de acuerdo con la ignominia, jamas ha dicho a alguien gusano, escoria, apatrida ni hemos tirado huevos en aquella pagina bochornosa donde se vieron implicados tantos cubanos muchos de ellos ahora en el exilio.

Nuestra educacion la que recibimos de nuestros padres fue intachable, como se atreve a cuestionarla?

Parece que ahora se dedica a estas bajezas y se olvida del Sindicato, la Banda de Musica del Estado Mayor, Irakere, usted no es Celia ni Olga, usted vivio todo aquello.

Apunte su dardo venenoso con valentia a donde debe ir dirigido y no de lejos ni detras de una computadora, hay que tener vergüenza. Hay recalcitrantes, hay ex chivatientes, hay ex militantes, de todo y salen en la TV y los medios haciendose los paladines de la libertad y lo sabemos todos.

Tenemos mi familia y yo la conciencia muy tranquila pues jamas hemos participado de un abuso, de un mitin. Que me diga que hizo, que me desciba un dia, solo un dia en Villa Marista y los que me conocen saben de que hablo. Es una inmorlidad esa carta para despertar sentimintos mezquinos.

Respete la LIBERTAD DE EXPRESION, de viajar a donde cada cual desee, que miles y miles de cubanos emigrados regresan a Cuba diariamente a visitar a sus familiares y a su tierra natal.

Lavese la boca para hablar de mi familia y no se haga mas el patriota que mucho bajo la cabeza y callo en Cuba para venir a hacer esto y no es primera vez. Tenga el valor de decir las cosas a la cara y no como rata de computadora, la bronca es alla y no hay testiculos ni ovarios.

Lo seguire respetando como musico, como persona jamas.

Que la Virgen de la Caridad ampare a "todos" los cubanos, incluido usted Paquito de Rivera.

Tomado de la página de fb del autor.

viernes, 24 de agosto de 2018

NI UNA CORCHEA DE MÚSICA

(Este artículo lo publiqué en abril de 2012, pero se quedó fuera de este blog por algún motivo que aún no descubro; sin embargo, está tan actualizado como si lo hubiera escrito hoy, así que ahí les va)

Fernando Casado y Ghasmann Bissainthe basan sus tesis acerca de la música dominicana en la historiografía, desconociendo el análisis musical, por eso llegan a conclusiones erradas. El llamado cinquillo cubano y el ritmo de tango, de procedencia africana, están en las contradanzas cubanas y en el merengue dominicano, esa es una prueba documental imprescindible que ellos no toman en cuenta.


La música puede ser objeto de estudio de varias disciplinas; entre ellas, la sociología, la antropología, el mercadeo y la terapéutica. Algunas obras musicales alcanzan categoría de arte, otras de folclor, hay las que simplemente pretenden entretener y muchas que se realizan en el mercado como cualquier producto. La música tiene diversos usos y funciones.

El estudio de la música puede ser multidisciplinario; un sociólogo, puede analizar y llegar a conclusiones acerca del impacto que la música tiene en un conglomerado humano; un antropólogo, está en capacidad de emitir criterios acerca del origen y transformación de determinados instrumentos musicales y el valor de estos en ciertos contextos; un terapeuta, puede elaborar tesis acerca del uso de determinadas obras musicales en el tratamiento de trastornos conductuales; y un mercadólogo, está en capacidad de discernir el mejor o peor comportamiento en el mercado de determinadas piezas.

Sin embargo, el análisis musical, mediante el cual es posible determinar las esencias de la música de arte, folclórica, popular o comercial, el estudio mediante el cual es posible acercarse a los orígenes de los géneros musicales, e historiar la música, eso es de la sola incumbencia de los músicos académicamente aptos y entrenados.

Para hacer un análisis musical hay que conocer perfectamente la escritura musical, y además estar en capacidad de leer y descubrir el uso de cada uno de esos signos en las diferentes culturas; es imposible, absolutamente imposible emitir criterios musicales acertados si no se está en capacidad de leer el único documento que acredita la existencia de la música: la partitura. La historiografía viene a reforzar, no a sustituir la partitura.

Del mismo modo que saber leer y escribir es el requisito mínimo para iniciar un análisis cierto de cualquier obra literaria, para exponer una tesis o una hipótesis musicológica, hay que saber leer y escribir la música, y al igual que en la literatura, tener muchas competencias académicas que permitan la organización del pensamiento, la exposición metódica del tema que se trate y el uso adecuado de las fuentes.

Lo dicho hasta aquí puede parecer a muchos una verdad de Perogrullo, pero por lo que he leído en los artículos, los libros y las conferencias magistrales del cantante Fernando Casado, no lo es.

Todas sus fuentes son historiográficas, ninguna toma como objeto de estudio la música, no hay en sus análisis ni una célula rítmica, ni una armonía, ni un giro melódico, y eso es absolutamente inapropiado para emitir los criterios que emite y llegar a las conclusiones que llega, la música no se puede explicar con palabras.

Esta es la segunda oportunidad que escribo sobre este tema, pero esta vez tengo un nombre que agregar, alguien a quien no conozco, pero que tratando de polemizar con Casado incurre en los mismos errores que aquel. Ghasmann Bissainthe, en el artículo «El merengue en la isla Quisqueya», publicado en el suplemento Areíto del periódico Hoy el sábado 21 de abril escribe: «Insistimos con argumentos que ese género musical (el merengue) surge en África y llegó a Santo Domingo primero que a Haití y a Cuba, basándome en el hecho de que los colonizadores españoles fueron los primeros en traer esclavos africanos a la isla quisqueyana a partir de los años 1510 y 1520». El artículo es largo, pero se basa completamente en los dichos historiográficos, no analiza ni una corchea de música.

Los únicos argumentos que se pueden utilizar como válidos y demostrativos de que la música «fue», «estuvo», «vino», «se hizo» o «tornó» es la música misma y lamentablemente, con los conquistadores no viajó nadie que estuviera interesado en copiar los cantos y los toques de tambor de los esclavos, esclavos que además fueron cazados y llegaron al Nuevo Mundo con lo poco que tenían sobre sus cuerpos.

Existen estudios muy serios acerca del mestizaje de la música europea con la africana, tanto el que se produjo en la misma Europa como el que tuvo lugar en América, pero esos se basan completamente en el análisis de las células rítmicas utilizadas durante siglos por las diferentes culturas. Solamente el estudio de esos pequeños grupos de sonidos, de esas células que se transmitieron durante siglos de manera oral y que han llegado a nosotros gracias a las transcripciones hechas por decenas de musicólogos, es posible elaborar hipótesis y conformar tesis ciertas acerca del origen de tal o cual género musical.

El primer merengue dominicano se tocó en 1844, pero de aquel no se conservó nada, no fue sino años después que se vertió a la partitura; sin embargo, la historiografía recoge que ya en la tercera década del siglo XIX la prensa cubana, debido a la popularidad de la contradanza, publicaba partituras completas en las páginas de La Moda o el Recreo Semanal del Bello Sexo; entre ellas, La Matilde, que se publicó en 1829, y El abufar, de 1830, en las que se detectan células rítmicas de procedencia africana; entre ellas, el llamado ritmo de tango.

La música es un arte temporal, existe solamente mientras suena, y lo que no se recoge en el papel pautado se pierde y no existe para la Historia. Poco se sabe de los merengues que se tocaron hasta las primeras décadas del siglo XX, porque ni se escribieron ni se grabaron.

Tanto Casado -quien afirma que el merengue es auténticamente dominicano y de «insostenibles africanías»-(*), como Bissainthe -quien asegura que el merengue llegó de África en el siglo XVI-, cometen el mismo error al basarse en la historiografía, y no en la música escrita o transcrita.

El llamado cinquillo y el ritmo de tango están en los toques de procedencia africana, y aparecen, entre otros géneros, en contradanzas, danzas cubanas, habaneras, milongas, y tangos, y en casi todos los merengues dominicanos; entre ellos, Compadre Pedro Juan. Esta es una prueba documental de la africanía del merengue y de su nacimiento como consecuencia del mestizaje americano, que ni Casado ni Bissainthe toman en cuenta.


Digitado en Finale. ©ags


De tal modo, quien tenga oídos oiga -la música-, y quien tenga ojos lea -la música-.

(*) Cfr.: Tabloide Areito de 28 de enero de 2012. P. 4
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jueves, 23 de agosto de 2018

JOSÉ MARTÍ: EL ASTA CONTRA EL HACHA (*)


Por Roberto Sotolongo[1]

Donde nace una flor, nace el gusano; donde nace el entusiasmo, nace la censura; en cuanto se levanta un asta por el aire, ya están los hombres por todas partes buscando el hacha, pero en este combate quiere la naturaleza que las malas pasiones se cansen antes que la virtud, y que el hombre desdeñoso triunfe[2].

Monumento a José Martí en Cienfuegos, Cuba. ©ags
Así habló el más puro de los cubanos y tal parece como si predijera su destino iluminado. Nació flor y el gusano de la envidia mutiladora y la maldad enfermiza pretendió ensañarse con sus pétalos. El entusiasmo marcó su nacimiento y su vida toda, y la censura enervante quiso acallar su voz de profeta. En cuanto se erigió su espíritu como asta redentora, el hacha terrible de los hombres grises intentó partir en dos el corazón alumbrador de astas. Sin embargo, las malas pasiones agotaron sus recursos en el combate inútil en pro de la muerte. La virtud no conoció del cansancio y el hombre que despreció la inercia y la dictadura de la razón prepotente y aplastante triunfó por toda la vida y más allá de la muerte efímera.

Y como fue un espíritu iluminado genuino tuvo tendencia natural a la bondad y a la cultura, y en presencia de lo alto se alzó, y en la de lo limpio se limpió. Por eso en la búsqueda de sí mismo se confundió con el espíritu universal sin dejar de ser el grano fecundante que reposa inquieto en esta tierra tantos nacimientos y muertes.

Evocarle entraña más que una acción mimética un deber santo y una responsabilidad incondicional. Adentrarnos en su esencia para aquilatar su grandeza, penetrar su corazón para descubrir al hombre, atender a su palabra para aprender la lección: ese es el camino y no el de la repetición agotadora y vacía de sus más populares versos o de sus aforismos fuera de contexto o de fragmentos de sus más encendidos discursos. Quien fue desdeñoso y rebelde por excelencia no merece que lo abordemos con falsa devoción o que lo miremos como si fuera un Dios. No son los tiempos del politeísmo romano. Salvadores hay muchos, además de Jesús, y como salvador debemos tener a nuestro José: salvador de la bondad, de la verdad, de la nación nuestra, de Nuestra América, de la libertad, sagrada como la misma existencia, salvador del hombre y protector exquisito de la naturaleza, de esa misma de la que expresó en 1884:

la naturaleza no es más que un inmenso laboratorio en el cual nada se pierde, en donde los cuerpos se descomponen, y libres sus elementos vuelven a mezclarse, confundirse y componerse, pudiendo, en el transcurso de los siglos -que son instantes en la vida del mundo- volver a su antiguo ser, a colmar los vacíos que el hombre haya causado, por otra parte, imperceptibles en los inconmensurables depósitos del globo[3].

Hace 163 años emanó de la naturaleza con fuerza telúrica inusitada, le aportó su espíritu excepcional, transitó raudo y hondo por las entrañas hasta quedar confundido con el espíritu universal. Y así lo tenemos -a 120 años de su partida física- al alcance del corazón, cálido y humano, redivivo en cada instante, entrañable siempre, jamás desaparecido. Evoquémosle como flor nunca mustia, haciéndole la guerra a los gusanos, a los despreciables censores que aún hoy y aquí quieren ocultar las verdades que no les convienen; enterremos el hacha siniestra y levantemos el asta, persuadidos de que la naturaleza hará que las malas pasiones se agoten antes que la virtud, y que el hombre desdeñoso continúe triunfando.

(*) Tomado de la Revista Cultural de Cienfuegos Ariel. Año I, No. 1-2 Quinta época. 2015

Roberto Sotolongo (1957)
©ags

[1] Roberto Sotolongo (Aguada de Pasajeros 1956) Es Licenciado en Filosofía por la Universidad Lomonósov de Moscú. Narrador, poeta e investigador. Miembro de la Sociedad Cultural «José Martí». En 1976 Obtuvo el Premio Nacional de Narrativa. En 1987 obtuvo Primer Premio en el Concurso Provincial «Raúl Aparicio». Ha publicado cuentos, poemas y artículos en Conceptos, Creación, Revista cultural Ariel y en el Boletín Literario Mercedes Matamoros.

[2] José Martí: «Otros fragmentos» (Fragmento 128), en Obras completas, t. 22, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975, p. 77.


[3] José Martí / Obras Completas, t. 8, p 448.

BIENVENIDO GRANDA con el Septeto Nacional de Ignacio Piñeiro

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