“Traían camisetas con las fotos del Che, entonces pensé: son guerrilleros y vamos a seguir en cautiverio”. Ingrid Betancourt.
Si en octubre de 1967, el mundo asistió al nacimiento de un mito con el asesinato de Ernesto Guevara en Bolivia, en julio de 2008, con el rescate de Ingrid Betancourt y un grupo de rehenes en la selva colombiana, presenciamos la caída del ícono en que se convirtió el Che, y también al derrumbe de la ideología que sus acciones, discursos y ensayos propagaron por el mundo.
El rescate realizado por las fuerzas armadas colombianas, dejó de ser una misión militar brillante para convertirse, en la marca que muestra el fin de la lucha armada como única salida a los males de la humanidad.
En los años 60’s del siglo XX, el Che Guevara, se convirtió en el ícono de los desposeídos y amantes de la libertad, igualdad y fraternidad; sin embargo, sus seguidores todos, en los cuatro puntos cardinales se encargaron de demostrar lo errado y podrido del camino que trazó en su libro más leído: “La guerra de guerrillas”.
La dictadura de Fidel Castro y sus herederos, la más larga de América, ondea ante el mundo las banderas de una nación en ruinas, y la falta de libertades más prolongada de toda la historia de Cuba. En Colombia, las FARC, el último reducto de las ideologías castro-guevarianas, enarbola los degradantes blasones del narco-terrorismo.
Marat, Danton, Robespierre, Napoleón, Castro, Guevara, Marulanda, Reyes, todos van siendo colocados al margen de las idealizaciones, al margen de los mitos y han comenzado a andar, pero no con esta gran humanidad, sino en el bando de los que destruyen y matan, de los que mutilan la igualdad, la libertad y la fraternidad.
Los que construyen y fundan, ya no se detendrán hasta conquistar su verdadera libertad e independencia por la vía de la coexistencia pacífica, por la vía de la democracia, por las vías civilizadas que nos propone la historia. Los objetivos quizás quedarán intactos, pero los medios ya no podrán ser los mismos, porque el final del camino, el futuro que nos propusieron los íconos caídos, ya está a la vista, hoy es el mañana que nos prometieron y es demasiado cruel, no lo necesitamos, no lo queremos.
Si en octubre de 1967, el mundo asistió al nacimiento de un mito con el asesinato de Ernesto Guevara en Bolivia, en julio de 2008, con el rescate de Ingrid Betancourt y un grupo de rehenes en la selva colombiana, presenciamos la caída del ícono en que se convirtió el Che, y también al derrumbe de la ideología que sus acciones, discursos y ensayos propagaron por el mundo.
El rescate realizado por las fuerzas armadas colombianas, dejó de ser una misión militar brillante para convertirse, en la marca que muestra el fin de la lucha armada como única salida a los males de la humanidad.
En los años 60’s del siglo XX, el Che Guevara, se convirtió en el ícono de los desposeídos y amantes de la libertad, igualdad y fraternidad; sin embargo, sus seguidores todos, en los cuatro puntos cardinales se encargaron de demostrar lo errado y podrido del camino que trazó en su libro más leído: “La guerra de guerrillas”.
La dictadura de Fidel Castro y sus herederos, la más larga de América, ondea ante el mundo las banderas de una nación en ruinas, y la falta de libertades más prolongada de toda la historia de Cuba. En Colombia, las FARC, el último reducto de las ideologías castro-guevarianas, enarbola los degradantes blasones del narco-terrorismo.
Marat, Danton, Robespierre, Napoleón, Castro, Guevara, Marulanda, Reyes, todos van siendo colocados al margen de las idealizaciones, al margen de los mitos y han comenzado a andar, pero no con esta gran humanidad, sino en el bando de los que destruyen y matan, de los que mutilan la igualdad, la libertad y la fraternidad.
Los que construyen y fundan, ya no se detendrán hasta conquistar su verdadera libertad e independencia por la vía de la coexistencia pacífica, por la vía de la democracia, por las vías civilizadas que nos propone la historia. Los objetivos quizás quedarán intactos, pero los medios ya no podrán ser los mismos, porque el final del camino, el futuro que nos propusieron los íconos caídos, ya está a la vista, hoy es el mañana que nos prometieron y es demasiado cruel, no lo necesitamos, no lo queremos.
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